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Los Bustos de Tomás Bretón

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¡No es cierto! Tomás Bretón si tenía piernas:


Tomás Bretón

A la muerte del insigne músico salmantino Tomás Bretón, acaecida el 2 de diciembre de 1923, el Ayuntamiento de la ciudad se propone levantar una estatua en su honor. La baja recaudación obtenida en la suscripción popular efectuada a tal efecto, obligó a modificar la idea inicial de erigir una estatua de cuerpo entero por la mas simple y económica de un busto. El año 1925, en la Plaza de San Justo, fue inaugurado el busto en bronce obra de José Ortells López (Vila-real 7 de junio de 1887 - 26 de noviembre de 1961). Esta estatua fue, años después, retirada y descansa entre los fondos del museo de la ciudad.


Inauguración del busto a Tomás Bretón
en la Plaza de San Justo

La plaza de San Justo con el busto a Tomás Bretón

 El 8 de septiembre de 1947, se inaugura, en la Plaza de Bretón, otro busto (¿otra vez problemas económicos?), esta vez realizado en piedra de Novelda, obra del escultor bejarano Francisco Gonzalez Macías (Béjar,1901-Madrid 1982). En 1963 fue trasladado a la plaza entre la calle Azafranal y la Gran Vía, hasta que en 1981 se retiró de allí para ser devuelto a su ubicación original en la Plaza Bretón, sin embargo ya se había realizado el encargo de un nuevo busto (¡otro!) en bronce al escultor Damián Villar González (Salamanca, 1917-2003) que fue inaugurado el 17 de septiembre de 1982 y es el que actualmente se encuentra dicha plaza.


Busto a Tomás Bretón en La Plaza Bretón
de Damián Villar González

El busto anterior fue almacenado en alguna dependencia municipal hasta que se le reubicó, en el parque Tomás Bretón del barrio Puente Ladrillo, en 1994.

Busto de Bretón en el parque Tomás
Bretón del Barrio del Puente
Ladrillo de Francisco Gonzalez Macías
(foto: Wikisalamanca)

Plaza de la Merced

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Debe su nombre al Convento de los Padres Mercedarios que en su entorno existió. Al igual que el resto de la zona ha sufrido grandes cambios desde su probada antigüedad.

Guarda restos celtibéricos, romanos y plenomedievales. En ella probablemente estuvo el mercado judío y la Sinagoga Menor. Durante los siglos XVI-XVIII, ocuparon su espacio grandes construcciones eclesiásticas y universitarias: el Colegio del Rey, el Colegio Trilingüe y el Convento de la Merced. Padeció los estragos de la Guerra de la Independencia y el posterior abandono. Hoy, el área está totalmente recuperada para uso universitario.

Plaza de la Merced en el plano basado
en Francisco Coello de 1858 y en 2012




foto 1. Vista del Trilingüe y la Catedral.


foto 2. El edificio de la Merced. Fue escuela, Gota de Leche, almacén municipal y actualmente Facultad de Matemáticas.


foto 3. Niños jugando en la plaza de la Merced.


foto 4. Obras en el Trilíngüe.


foto 5. Obras en el Trilíngüe.


foto 6. Obras en el Trilíngüe.


foto 7. Obras en el Trilíngüe.


foto 8. Obras en el Trilíngüe.







El edificio de la Merced

Espacio converso...

El área urbana que hoy ocupa la Plaza de la Merced fue, durante mucho tiempo, parte constituyente de la judería salmantina que alcanzó categoría de aljama al disponer de la figura jurídica de Rabino. La aljama perduró hasta la expulsión de los judíos en 1492, si bien su decadencia venía produciéndose desde finales del siglo XIV. En su entorno y muy cerca unas de otras, se encontraban las tres sinagogas de las que se tiene conocimiento: la Sinagoga Vieja, junto a la  iglesia de San Millán, nombrada en 1257, fue tomada a la fuerza y consagrada bajo la advocación de San Salvador por el Obispo Juan Castellanos (1382-1385) obligando a la aljama a solicitar en 1389 licencia para edificar una nueva sinagoga; la Sinagoga Menor, en el Postigo Ciego, documentada en 1279, probablemente en la zona que hoy ocupa la facultad de matemáticas en el edificio de la Merced en cuyos sótanos parecen conservarse parte de las bodegas de la sinagoga y una red de pasadizos que los expertos creen que pudieran haber sido utilizados por los judíos para salir de la ciudad en caso de peligro; y la Sinagoga Nueva, construida en 1281 en la zona del jardín de La Merced y que, tras el decreto de expulsión de 1492, los Reyes Católicos donaron al Cabildo Catedralicio, en su solar el Cabildo construyó casas y debido a sus bajas rentas las vendió, en 1507, a Benito Castro por cuatro mil maravedís. 



Las predicaciones de San Vicente Ferrer, acaecidas en 1411, señalan el punto de inflexión de la convivencia pacífica entre judíos y cristianos en nuestra ciudad. El creciente clima antisemita  obliga al abandono de la ciudad de muchos judíos, lo que permite a la Universidad y al Cabildo hacerse con una parte importante de sus inmuebles. En este contexto, la Sinagoga Menor pasa a propiedad del Cabildo, probablemente por compra o permuta, y en ella González Dávila sitúa el milagro de la conversión de los judíos realizado por San Vicente Ferrer (hoy, hay dudas razonables para la localización de este hecho). 
En 1412, a petición de Fray Juan Gilabert, compañero de predicaciones de San Vicente Ferrer, el Cabildo dona la Sinagoga Menor a los Padres Mercedarios Calzados para el establecimiento de un Colegio-Convento que se llamaría de la Veracruz en recuerdo del milagro-tradición en ella acaecido. Con el paso del tiempo, el crecimiento del convento acabaría absorbiendo el solar de la Sinagoga Nueva cuyo espacio, al parecer, fue utilizado como refectorio por los monjes, en cuya puerta González Dávila recuerda haber visto una inscripción con caracteres hebreos cuya traducción sería “Esta es la puerta del Señor, por la que entran los justos”

La Merced...

En 1203, San Pedro Nolasco creó una asociación de varones con el fin de llevar una vida religiosa en común y poner todas sus posesiones, incluso su vida, en el propósito de la redención de cautivos cristianos. El 10 de agosto de 1218 la asociación fue solemnemente fundada como orden religiosa por el obispo de Barcelona, que les impuso el hábito y la Cruz de la Catedral barcelonesa. Jaime I, otorgó a la nueva Orden las insignias de la Casa Real de Aragón, elevándola al rango de Orden Militar. La cruz blanca y las barras aragonesas configuran el escudo de la Orden de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos que todavía podemos ver sobre la puerta de una casa particular a la entrada de la calle de la Veracruz  donde los monjes establecieron el convento. 

Escudo de la Orden de la Merced en la calle Veracruz



La expansión de la Orden de la Merced, provoca su llegada a Salamanca hacia el año 1331, estableciéndose en unas casas en el Arrabal del Puente. Allí permanecieron hasta el mencionado traslado de 1412 a la Sinagoga Menor. Un vez intramuros, el convento creció y llegó a convertirse en uno de los más poderosos de la ciudad.
En el siglo XVI, iniciaron la reconstrucción del convento dentro de un estilo desornamentado (herreriano) con volúmenes limpios, predominando el muro sobre el vano y la ausencia casi total de decoración. En el primer cuarto del siglo XVII se produce una ampliación con la oposición de su vecino Colegio del Rey. En 1705 se reforma la iglesia de una nueva fachada que se corona con una rica espadaña, además se le añade un cimborrio y nueva sacristía. La iglesia al igual que la nueva portería construida en esa misma época, debieron ser todo un alarde de barroquismo, lo que motivó a Ponz a escribir ““si la ridiculez de la arquitectura puede llegar a mas, a mas llegó en las malísimas portadas de dicha casa e iglesia de la merced”. Posteriormente se trabajó en la realización del claustro, del que se ha comentado su parecido con el del convento de la Dueñas. 
A fines del siglo XVIII, el convento se renueva de nuevo con trazas de Jerónimo García de Quiñones.

Hasta hoy..

El convento resultó muy dañado en 1812, durante la ocupación del ejército francés. La posterior desamortización y extinción de las órdenes regulares acabaron con la mayor parte de la construcción y el solar pasó a manos privadas a partir de 1840, sin duda dividido en varias parcelas. De esta época deben partir las construcciones que conocemos hoy día y cuya utilización desconocemos, salvo la instalación en 1891 de la fábrica de luz “la electricista salmantina” de D. Carlos Luna.

A primeros del siglo XX, el edificio de la Merced fue adquirido por el Ayuntamiento de Salamanca y en los pisos superiores quedaron instaladas, en 1912, las Escuelas Graduadas Anejas a la Normal de Maestras; y en 1919, en la planta baja, la fundación Gota de Leche encargada de la alimentación de lactantes.
En el Pleno Municipal del 15 de julio de 1949, el Ayuntamiento ofreció el edificio a la Universidad para alojar en él la Escuela de Comercio. Sin embargo la iniciativa no se llevó a cabo y el edificio tuvo que acoger diversos servicios municipales. El jardín occidental del edificio fue restaurado en febrero de 1973 por Fermín Querol e inaugurado junto al jardín de la Merced en Julio de 1974. El traspaso a la Universidad se hizo efectivo en 1974 y finalmente se destinó a la Sección de Matemáticas de la Facultad de Ciencias. La reforma, que alteró muy poco el aspecto exterior del edificio, fue dirigida por el arquitecto Antonio García Lozano y estuvo concluida en 1980, con un costo de 59.995.549 pesetas.




Los inicios de la Gota de Leche en Salamanca


Ce n'est qu'un fils de plus que le ciel t'a donné,
France, ouvre-lui tes bras sans peur, sans flatterie ;
Soulève doucement ta mamelle meurtrie,
Et verse en souriant, vieille mère patrie,
Une goutte de lait à l'enfant nouveau-né.

Alfred de Musset (Poeta romántico francés, 1810-1857)

(No es más que un hijo que cielo te ha dado, / Francia, abre los brazos hacia él sin miedo, sin adulación;/ Levanta suavemente el pecho herido, / Y paga sonriendo, antigua madre patria, /
Una gota de leche para el recién nacido.)


A fines del siglo XIX, con el fin de remediar la alta tasa de mortalidad  por desnutrición de los  lactantes que no podían ser amamantados por sus madres y cuya situación económica familiar no permitía la contratación de una “nodriza”, surgen en Francia (León Dufour, 1894) una serie de fundaciones que reciben el nombre común de “Gota de Leche”. Estas ofrecen una alimentación artificial basada en leche de vaca tratada con técnicas de “maternización” por medio de desnatadora, centrifugadora y esterilizadora , que las madres podían pagar en la medida de sus posibilidades.
Rafael Ulecia y Cardona funda en Madrid, en 1904, la primera Gota de Leche española y pronto aparecerán en otras provincias españolas: Sevilla (1906), Bilbao (1906), Málaga (1906).

En Salamanca la tasa de mortalidad entre niños menores de doce meses era una de las más altas de España. La falta de estructuras higiénicas en la ciudad y la casi inexistente red de alcantarillado, provocan la escasez y la falta de calidad del agua potable y la acumulación de inmundicias que se convierten en focos de infecciones. Estos problemas se ven agravados en la lactancia por otros como la falta de una cultura de higiene, la pobreza de la mayoría de la población, la mala vivienda e incluso los propios prejuicios maternales. El niño pobre privado de lactancia materna se ve sometido a una alimentación inadecuada y escasa, la mayor parte de las veces de malas condiciones higiénicas, que le conduce inexorablemente a la muerte o a un desarrollo deficiente. El niño rico, salvo los que disponen de lactancia mercenaria (el costo de una nodriza en España estaba entre seis y ocho duros al mes) no siempre de buena calidad, tiene pocas más esperanzas.
El 26 de julio de  1907, el concejal Andrés García Tejado presentó una proposición al Ayuntamiento de Salamanca para la implantación de un consultorio de niños con Gota de Leche en nuestra ciudad. El Sr. García Tejado estimaba el presupuesto de instalación en unas 3.651 pesetas de la época, toda vez que el Ayuntamiento disponía de locales vacios para instalar el consultorio. Su funcionamiento sería similar al resto de las Gotas de Leche, repartiéndose cartillas con consejos para las madres y vendiendo la leche esterilizada a diferentes precios según la situación económica de las familias, estableciéndose las categorías de clase rica, media, obrera y pobre. La Comisión de Sanidad del Ayuntamiento decidió aceptar la proposición, acordando destinar 5.000 pesetas con cargo a los presupuestos de 1908 para que comience a funcionar el 1 de enero. 

Dr Hipólito R. Pinilla (foto:
Semanario El Resumen 05/08/1911)
Sin embargo, no es hasta el 11 de octubre de 1908 cuando se realiza la inauguración del centro cuya dirección médica recaerá en el Dr. Hipólito R. Pinilla. Quedó establecido en el segundo piso de un edificio a la entrada de la calle Azafranal en cuyos bajos se encontraba la Casa de Socorro y en el  principal una escuela pública, con un horario de 8 a 12 de la mañana. En él se realizarán análisis de la leche de los biberones y de las madres que lo soliciten, se pesarán a los niños y se preparará a los padres en la crianza de los niños.  Desde el 1 de enero de 1909 el precio de la leche (en diciembre de 1908 se llegó a vender a 10 céntimos) se establece en un mínimo de 25 céntimos por litro, aunque para las familias acomodadas puede llegar a 75 céntimos. (Según la publicidad de los diarios salmantinos de ese año un litro de leche común podía ser adquirido por 30 céntimos en la vaquería de vacas suiza La Dalia, cuyo establo y despacho se encontraban en la avenida de Mirat, 41 con entrada principal por la calle Peña 2ª.)

Así mismo se crea un comité de damas que velarán por los servicios del centro y se encargarán de la recaudación de fondos. La composición de este comité en noviembre de 1908 es el siguiente:


Presidenta: Juana Primo de Rivera de Zapata
Vicepresidente: Rosa Secall de Rodríguez Miguel 
Secretaria: Emilia Bartol de Lasanta

Adela Peyra de Vildósola, Viuda de Iscar; Teresa Maldonado de Hurtado de Mendoza, Marquesa de Llén; Celia G. Domingo de Esperabé; Elvira Marche Si; Romana Valdés; Concepción González de Cuesta; Magdalena Mata de R. Pinilla; Concepción Lizárraga de Unamuno; Aquilina Rodríguez de García; Ángela Echeníque de Sánchez del Campo; Isabel García de Vázquez de Parga; Dolores Zorrilla de Yerro; Carolina Barrio de Plaza; M. Josefa Yaduque de Rodríguez Vega; Josefa Maldonado de O'Mulryan; Nieves Fabrés de Sánchez Tabernero; Luisa Ocampo de  Pequeño.

La provisión de leche, estimada en unos 30  o 40 litros diarios, se realiza mediante concurso al que pueden optar todas las vaquerías de la ciudad,  bajo las siguientes condiciones: 

1ª El solicitante ha de comprometerse a que las vacas en donde se surtirá «La gota», sufran la prueba de la tuberculina, desechándose su proposición si el ganado fuese tuberculoso ó diese la reacción febril. 
2ª El precio de la leche será igual á la que alcance en el mercado público, con la rebaja de un 40 por 100, por lo menos. 
3ª Una vez al mes, será analizado el producto en el Laboratorio municipal, y todos los días en «La gota de leche», no aceptándose la que contenga menos de 3 por 100 de manteca. 
4ª El pago de la leche consumida, se efectuará mensualmente. 
5ª En igualdad de condiciones, será elegido proveedor del establecimiento al que suministre la mejor calidad, según análisis de una muestra recogida por el señor director facultativo. Si todas las muestras fuesen buenas, serán proveedoras durante un mes, cada uno de los industriales concursantes. 
6ª Las proposiciones se admitirán hasta los ocho días siguientes a la publicación de este anuncio. 

La memoria que el Dr. Hipólito R. Pinilla redacta tras el primer trimestre de actividad, recalca en la imperfección del funcionamiento del centro, entre las dificultades señala la ubicación del local en un piso alto junto a una Casa de Socorro y un Colegio, la imposibilidad de conseguir un combustible barato y limpio como el gas, la fragilidad de los biberones de cristal que ha supuesto la pérdida de gran número de ellos e incluso la falta de agua limpia para la limpieza de los mismos. Aunque el problema económico es con mucho el más acuciante en su funcionamiento, aún con el alivio que supone el comité de Damas. El resumen establece en 49 niños asistidos con un desarrollo normal, 1 con desarrollo deficiente, 1 fallecido y 49 dados de baja por razones diversas (edad excesiva, paso a nodriza o no vuelven a la consulta).
Tras seis años de funcionamiento del centro, muchas veces puesto en entredicho unas veces por ignorancia y otras por mala fe (se vio acusada de que al amparo de la gratuidad o bajo precio de la leche acudían muchas madres que  llevaban la leche para casa y servía para todos menos para el niño), el Ayuntamiento elimina la subvención con la que se mantiene la Gota de leche, de la que también se retira la comisión de damas. 
Sin embargo la actividad del establecimiento continuará en manos de la Junta de Protección a la Infancia (creada a partir de la publicación el 24 de enero de 1908 de la Ley general de Protección a la Infancia) a la que pasan, por intervención del Dr. Pinilla, el mobiliario y las máquinas de las que disponían así como el derecho a utilizar el local. 
La nueva dirección facultativa recayó en el Dr. Enrique Nogueras que ayudado por la profesora de la Normal doña Concha López y varias mujeres voluntarias de la Junta de Protección de la Infancia tratan de dar un cambio significativo a la obra, incidiendo más en la educación de la madres que en la alimentación artificial de los niños, poniendo además en marcha un comedor para madres.

En el verano de 1915, se decide el traslado de la Gota de Leche y el comedor de madres al piso bajo del edificio de la Merced (hoy Facultad de Matemáticas) de propiedad municipal, en cuyo piso superior se encuentran ubicadas, desde 1912, las Escuelas Graduadas anejas a la Normal de Maestras, con cuya directora doña Natividad Calvo Montealegre surge un contencioso para la utilización del piso bajo, en el que le había sido concedido permiso anterior para la construcción de un gimnasio con comunicación interior con la escuela y que a juicio de la directora no perjudica en nada a las instalaciones planificadas para la Gota de Leche. Las obras se retrasan, de modo inexplicable, hasta que el 19 de marzo de 1919 se inauguran las instalaciones de la Gota de Leche en el edificio de la Merced.



Las Gotas de leche en España, mantenidas unas veces por iniciativa privada otras por organismos públicos como ayuntamientos y diputaciones, tuvieron una larga existencia, conociendo un fuerte auge durante la Segunda República y fueron de los pocos establecimientos que perduraron en época franquista, ¡tal era su benéfica labor!.






El jardín de la Merced

A principios de los años 70 del siglo XX, el solar, de propiedad municipal, entre la recién construida Facultad de Ciencias y el edificio de la Merced se encontraba en completo abandono a pesar de constituir potencialmente un mirador excepcional del rio Tormes y su vega. En 1973, para remediar esta situación el Ayuntamiento encarga al arquitecto Fermín Querol el trazado de este jardín que con pequeñas modificaciones podemos disfrutar hoy. 
El proyecto determinó dos zonas separadas: la primera al norte, el jardín propiamente dicho, de claro gusto claustral con un paseo perimetral rodeado exteriormente por cipreses e interiormente con parterres de césped con cedros, cipreses y otros arbustos entre los que se abrieron caminos hacia el centro en donde se ubicó un fuente de granito; la segunda al sur, el mirador sobre la muralla reconstruida, separado del jardín por un muro bajo con dos escaleras laterales de acceso (posteriormente esta situación se modificó, dotándole en su centro de rampas accesibles a personas con falta de movilidad). Los paseos están adoquinados con granito y canto rodado. 
El presupuesto de las obras fue de 6.250.023 pesetas y su inauguración tuvo lugar el 17 de julio de 1974.


El jardín de la Merced. Foto Google





La Biblioteca Abraham Zacut y el urbanismo romano

En la Plaza de la Merced, compartiendo con la Facultad de Físicas el viejo solar de 5.305 m2 que ocupara en tiempos el Colegio Trilíngüe, se encuentra la Biblioteca General de Ciencias Abraham Zacut realizada bajo un proyecto encargado el 30 de mayo de 1997 por la Universidad de Salamanca al arquitecto Carlos Puente Fernández.

El edificio, en el que se huyó de todo exceso constructivo buscando sobre todo la funcionalidad, es un sobrio paralelepípedo de tres plantas más sótano, con fachadas de piedra de Villamayor con vanos de madera en rojo almagre salmantino y perfectamente integrado en el entorno histórico. Las cubiertas son planas en contra de la normativa para el recinto histórico que las establece a dos aguas, aún así, con buen criterio, el proyecto fue aprobado por la Comisión del Patrimonio.

Previo a su construcción, cuyo presupuesto rondaba los 500 millones de pesetas, la Comisión de Patrimonio solicitó el estudio del solar en busca de restos arqueológicos. Estos trabajos comenzaron en 1998 y encontraron restos de indudable importancia.
zócalo de vivienda romana
en el Trilingue
La excavación arqueológica dirigida por Cristina Alario, Carlos Macarro y P. Perez halló restos de los muros de cimentación del Colegio Trilíngüe pero centraron la atención en niveles más antiguos de época plenomedieval, romana y celtibérica. La excavación, de unos 400 m2, puso al descubierto un espacio urbano de época romana en excepcional estado de conservación. Un vial empedrado en dirección noreste-suroeste, con un acueducto de agua limpia asociado, del que parte una calleja en dirección noroeste-sureste. En torno a estas calles hallaron varias manzanas de viviendas de planta cuadrangular o rectangular con varias estancias construidas con zócalos de mampostería y paramentos de adobes, algunos decorados con estucos. La datación de estos restos es muy amplia, entre el siglo I y el siglo V d.C.. Estos restos romanos se encuentran ubicados sobre otros vestigios muy deteriorados de ocupación celtibérica y dañados por los frecuentes silos (lugares de almacenamiento que se rellenaban de basura cuando se abandonaba su uso) de época plenomedieval.
A pesar de la importancia de los hallazgos (única muestra de urbanismo romano en Salamanca), la Comisión autorizó la construcción del edificio con la condición de integrarlos en el proyecto, para lo cual se configuró un pequeño museo en el sótano, donde hoy se pueden contemplar.
La Biblioteca General de Ciencias Abraham Zacut estuvo lista para su uso a principios del año 2001.

La biblioteca recibe el nombre del astrólogo y astrónomo judío salmantino Abraham Zacut, del que se recoge el breve semblante siguiente escrito por José M. Cobos para la página web divulgaMat de la Real Sociedad Matemática Española.






Testimonio de ex alumna

En el periodico escolar "Nuestro pequeño mundo" de junio de 2011 del CEIP León Felipe de Salamanca, encontramos el sentimental testimonio de la ex alumna Ángela Justa Rodríguez de las Escuelas Prácticas Graduadas anejas a la Normal de Maestras que estuvieron situadas en el edificio de la Merced, que nos permitimos reproducir


Soy una abuela de 92 años. Voy a retrotraerme a mi lejanísima infancia. A los tres años entré en la escuela pública de La Merced, en Salamanca. Era una escuela aneja a la Normal de Maestras.
Recuerdo a la directora, doña Natividad, y a mis cinco maestras por las fui pasando: Doña Máxima, doña Perfecta, doña Petra, doña Luisa y doña Vicenta. Empecé a leer en Rayas y a mis cinco años leía y comprendía lo leído. En mi querida escuela nunca se aplicó el feo dicho “la letra con sangre entra”, pues todo era afabilidad y cariño. Las aulas eran grandes y soleadas, a las que se accedía por una hermosa galería con varios balcones, que daban a unos preciosos jardines, en los que pasé deliciosos recreos. En la citada galería había armarios con puertas corredizas, donde guardábamos el delantal blanco o el impermeable, según la estación que correspondiera. Teníamos aseos, siempre limpios y cuidados. No puedo dejar de recordar a la amplia habitación que llamábamos museo. En ella había armarios con cristales, a través de los cuales se veían maquinas eléctricas, como la de Leclanché, pipetas, diversos higrómetros, balanza de precisión, hemisferios de Magdeburgo y más aparatos, todo ello usado por las señoritas de prácticas, que estudiaban Magisterio, pues la directora de la escuela era profesora de prácticas de la Normal de Maestras. En la misma habitación había una buena colección de mapas y en un arcón un planisferio de terracota en colores. Teníamos en la parte baja de la escuela un hermoso gimnasio, en el que las niñas hacíamos gimnasia rítmica dos días a la semana, bajo la dirección de un renombrado profesor de música.
La parte final del gimnasio estaba ocupada por un escenario, en el que se representaban pequeñas obras de teatro en dos días memorables: el primero de marzo y el veinticuatro de septiembre.
Yo hice de niña huérfana, de bruja y de princesa improvisada ¡Cuanta felicidad! Teníamos una bien surtida biblioteca. Me enamoré del libro Corazón del italiano Amicis. La jornada escolar era de nueve a doce y de tres a cinco. Los jueves por la tarde no había clase. Detalles de mi escuela: desde un amplio zaguán salían escaleras por la derecha y por la izquierda.
Había dos pasamanos, uno para los párvulos y otro para los mayores. Era obligatorio subir por la izquierda y bajar por la derecha. Reinaba el orden. A la hora de la salida, tanto por la mañana como por la tarde, cantábamos canciones, aún recordadas por mí. Estudiábamos en los diferentes grados de la enciclopedia de Dalmau Carlés. Doña Vicenta nos preparaba para el ingreso en el Instituto. Di en pensar que me gustaría ser maestra y lo conseguí. He sido maestra durante muchos años, lo que me ha proporcionado una gran felicidad, pues mis alumnos aprendían de mí y yo de ellos.


Ángela Justa Rodríguez




La Merced en el Facebook de Salamanca en el ayer































Parece ser que este cenotafio fue localizado durante la construcción de unos talleres o clases en el solar que fue del Convento de la Merced de Salamanca allá por 1912. Fue documentado como perteneciente a una "sobrina" de fray Francisco Zumel, doña Ana Zumel (Ana Çumel) y fue expuesto en aquel centro en su vestíbulo. Esa descripción es la que se da en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos editada en 1918. Más tarde debió ser adquirido por el artista José María Rodríguez-Acosta y González de la Cámara que lo colocó en su carmen-estudio granadino. Hoy sigue en el Paseo Funerario de la Fundación Rodríguez-Acosta de #Granada. Si conocéis más datos de la pieza estaría muy agradecido de conocerlos. Un saludo.

28 de mayo de 2014 a la(s) 16:46



























































Interesantísima la información sobre el viaje de esta tumba desde el salmantino convento mercedario, en el Colegio de la Veracruz, hasta el paseo funerario de El Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta de Granada. 

La Orden Mercedaria, establecida en Salamanca desde 1331, se trasladó en 1412 al solar de la antigua Sinagoga Menor, en el Postigo Ciego, tras las predicaciones antisemitas de San Vicente Ferrer. Durante 500 años sufrió numerosas reformas y ampliaciones durante las cuales atesoró, sin duda, numerosas obras artísticas.
En 1812 fue ocupado por el ejército francés y resultó seriamente dañado, aunque su mayor destrozo y expoliación vino tras la desamortización eclesiástica, a partir de la cual el solar pasó a manos privadas y fue dividido en parcelas.
A principios del siglo XX el Ayuntamiento de Salamanca adquirió el llamado edificio de la Merced, en la parte alta del antiguo solar del convento, y que aún contenía algunas ruinas del mismo. En 1912 (otra vez 12) se realizaron las obras para convertirlo en la Escuela Graduada Aneja a la Normal de Maestras. Durante ese verano fueron derribados los restos de la vieja iglesia del convento para convertir su solar en el patio-jardín de las escuelas, y apareció esta tumba que levantó mucha curiosidad en toda la ciudad durante unos días. En 1919 se instaló, junto a la escuela, la institución de la "Gota de Leche” y tras la guerra civil, el edificio fue utilizado como almacén y dependencias municipales hasta que pasó, en los años 70, a la Universidad para contener, desde 1980, la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Salamanca.

De la tumba, a parte de las dudas sobre la relación familiar de Ana Zumel, fallecida en 1648, con el que fuera general de la orden mercedaria y profesor de ética de la Universidad de Salamanca Francisco Zumel (1540 – 1607), sabemos lo que dejó escrito Fray Guillermo Vázquez Núñez:

"Consta de seis piedras: dos laterales, dos cabeceras, fondo y tapa, ésta representa en alto relieve una señora española con tocas y un rosario en mano. En la orla que rodea la estatua corre la siguiente inscripción:
D. ANNA CUMEL CLARA PIA PRUDENS VITAE INTEGRITATE MODESTA RELIGIOSIQ CULTIS CLARIOR.
En una de las cabeceras se lee:
D. ANNA CUMEL MATER AMABILIS PROPRIIS EXTRANEISQ CHARA. NON OTIOSA FILIORUM MAGISTRA, PAUPERUM ADJUTRIX.
Y en la otra cabecera :
"OBIIT ANNO M DC IIL DIE 28 JUNII LEONI ET IRINEO S. AETATIS SUAE LXXX."
En los costados tiene las armas de familia (partido cinco flores de lis y dos calderos de mesnada en palo), que pueden verse en la portada de los Comentarios de Zumel a la Prima Secundae."

La foto de la tumba es una captura de un video de la página de la Fundación Rodríguez Acosta, que sin duda merece una visita

30 de mayo de 2014 a la(s) 20:28












Calle de Veracruz

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Desciende desde la Plaza de la Merced hasta la calle Tentenecio. Recibe su nombre por el colegio-convento de la Veracruz de los Padres Mercedarios que existió en ella, edificado sobre una de las sinagogas que tuvo Salamanca en tiempos de la judería.
La Iglesia de San Millán, hoy convertida en Centro de Interpretación sobre el Patrimonio Arquitectónico y Urbano de la Ciudad, y la Fonda Veracruz, escuela de hostelería, son sus dos edificios más significativos.



Calle de Veracruz en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012




foto 1. La calle Veracruz.


foto 2. Iglesia de San Millán - Candido Ansede.


foto 3. De obras junto a Libreros.








Sobre la calle Veracruz....

Posiblemente, en su origen, esta calle formó parte del vial que unía la Puerta del Rio con el Alcázar y la Puerta de San Juan. Transcurría paralelo a la muralla recorriendo, por el sur,  toda la extensión de la judería salmantina, desaparecida tras la expulsión de los judíos en 1492 y de la que no queda ningún rastro urbano.

Sin embargo, de los judíos y sus qurralat “heredamos” las viviendas en corrales, agrupaciones de pequeñas casas con puertas a un patio interior con una única entrada común. De la existencia de estos corrales en la zona de la calle de la Veracruz, tenemos diversas pruebas documentales. Así conocemos el corral de Hércules, junto a la iglesia de San Millán; el de la Argamasa, cercano al anterior; el de la Sinagoga Vieja o el corral de Abolfaçen. Estas estructuras urbanas, propias de la idiosincrasia judía, permitían encerrarse con facilidad en caso de emergencia e incluso en ellos se agrupaban artesanos del mismo gremio utilizando el patio común para sus actividades comerciales.
En salamanca, este tipo de viviendas (corrales de vecinos o corralones), de gran diversidad edificatoria, tuvieron continuidad durante los siglos posteriores, aunque su objeto, lejos de la intención judía, era obtener viviendas humildes y en muchos casos cercanas al chabolismo. Tuvieron gran auge en el siglo XIX debido al aumento de la población y perduraron intramuros hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque no nos consta que haya sobrevivido ninguna. En unos casos, estos corrales o patios de vecinos antes de ser viviendas comunales fueron casas señoriales, conventos, palacios, almacenes, talleres, que aprovechando su estructura se modificaron como precarias viviendas; en otros, sin embargo, su construcción fue planificada.


 En el número 22 de esta calle, se encuentra la Fonda Veracruz que algunos creen, a nuestro modo de ver erróneamente, relacionada con los corrales de la judería. Se trata de una casona del siglo XIX, de indudable valor estético, con un hermoso patio rodeado de soportales y dos escaleras a los lados de la entrada principal. La casona albergó una posada de estudiantes hasta la segunda mitad del siglo XX. Fue expropiada por el Ayuntamiento en 1985 y se restauró y remodeló para albergar la escuela de hostelería “Fonda de Veracruz” dependiente del IES Vaguada de la Palma, su inauguración se produjo en noviembre de 1994.

Hoy la calle discurre entre Plaza de la Merced y la calle Tentenecio, en ella desembocan las calles de Libreros y Horno. En otros tiempos, la calle Libreros continuaba hacia el sur por la judía calle Baldresería que desembocaba en una de las puertas de la cerca vieja, que al ser cerrada se denominó Postigo Ciego. Hoy el espacio de lo que fue esta calle está cubierto por los cimientos y los escombros con los que se niveló el terreno para la construcción del convento de la Merced y luego por las edificaciones posteriores.  Esta pequeña puerta de la cerca vieja se erigía frente al puente romano y debió tener una gran importancia en su momento, determinando el trazado de la actual calle Libreros. Algunos historiadores han considerado que se trataba de la puerta de la Alcazaba que los mahometanos construyeron en Salamanca, tal vez por su ejecución en arco de medio punto y en ladrillo. Por documentos de compraventa sabemos que ya estaba sellada a fines del siglo XIII. 
Según Fernando Araujo, siendo gobernador de la ciudad, durante la ocupación francesa, el general Thibaut, artífice de la Plaza de Anaya, se propuso, aunque el tiempo de su gobernación no se lo permitió, trazar una calle en línea recta entre el Puente Romano y la calle Libreros, sin duda hubiera reproducido el trazado de la vieja calle Baldresería. Por cierto, Baldresería sería el lugar de trabajo de los baldreseros o curtidores de pieles finas y poco resistentes, propias para guantes y similares.

La calle de Veracruz está presidida por la iglesia de San Millán, de cuya existencia se tiene constancia en 1182, reconstruida en 1226, reformada hacia 1520 y en 1765 se le dió el aspecto actual según trazas de Jerónimo García de Quiñones. La parroquia fue suprimida y agregada a la Catedral en 1887 con la reforma parroquial del Obispo Cámara (1885-1904). Desde entonces y durante gran parte del siglo XX la iglesia fue atendida por la congregación de religiosas Siervas de María Ministras de los Enfermos, que construyeron su casa en los solares contiguos. Actualmente alberga el Centro de Interpretación sobre el Patrimonio Arquitectónico y Urbano de la Ciudad de Salamanca, Monumenta Salmanticae.

En tiempos de la judería, junto a la Iglesia de San Millán, se localizaba la Sinagoga Vieja, nombrada en 1257, fue tomada a la fuerza y consagrada bajo la advocación de San Salvador por el Obispo Juan Castellanos (1382-1385) obligando a la aljama a solicitar, en 1389, licencia para edificar una nueva sinagoga. Estos edificios, iglesia y sinagoga, sugirieron la  nomenclatura antigua de la calle, se la nombra cale de Sinagoga Vieya en 1265 y Cale que va de San Millán pora Puerta del rio en 1274. A principios del siglo XV (1413), la zona en torno a la  iglesia de San Millán fue conocida como Plaça de San Millán y durante el siglo XVII, la calle se denominó de San Millán.

En 1411, se producen las predicaciones de San Vicente Ferrer cuyo contenido antisemita marca un antes y un después en la convivencia pacífica entre judíos y cristianos. A partir de entonces se produce la marcha de gran cantidad de judíos y la aljama pierde población e incluso un desplazamiento en su situación hacia la zona oeste. Los bienes urbanos abandonados son adquiridos, por compra, permuta o donación, por el Cabildo Catedralicio y la Universidad iniciándose la desaparición y el posterior olvido de la aljama salmantina. La Sinagoga Menor, situada junto al Postigo Ciego en la calle Baldresería, es adquirida por el Cabildo y, en 1412, cedida a los Padres Mercedarios Calzados para la edificación de su colegio-convento que sería conocido como de la Veracruz.

La razón de este nombre se la debemos a González Dávila, que transforma esta “maniobra inmobiliaria”-”intolerancia religiosa” en un milagro de San Vicente Ferrer (nada de extrañar ya que al santo se le atribuyen 860 prodigios-milagros). Nos cuenta que San Vicente Ferrer consiguió entrar a predicar en una sinagoga portando una cruz en su mano, con dulces y piadosas palabras consiguió la atención de los judíos presentes y sobre sus ropas aparecieron cruces blancas. Ante tal prodigio, los judíos presentes se convencieron de cual era la verdadera fe,  cediendo su sinagoga al Cabildo y convirtiéndose al cristianismo.
Apenas quedan restos de la edificación del convento de la Merced en la calle, pero a su inicio, en la casa con el  nº2 de propiedad privada (Radio Salamanca), sobre su puerta aún podemos observar el escudo de la Orden. 
Tenemos constancia de que, en el siglo XVIII, la calle tomó el nombre actual de la Veracruz y así ha permanecido hasta hoy con la salvedad de la eliminación, en 1970, del ordinal de Veracruz 1ª, ya que existía otra calle de la Veracruz, Veracruz 2ª,  que actualmente es la calle Barbado Viejo.

Calle de Tentenecio

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Enlaza, en empinado trayecto, la Puerta de Carros del Claustro de la Catedral Vieja (por donde la tradición hacía salir a los estudiantes suspendidos) con la desaparecida Puerta del Río de la Cerca Vieja, comunicando el Teso de las Catedrales y la Ribera del Tormes.
Su irregular delineación aún evoca el laberíntico trazado de la desaparecida judería, cuyos ecos urbanísticos resonaron hasta bien entrado el siglo XX. La Puerta del Río fue, antaño, el principal acceso a la ciudad, hasta que el desplazamiento de las zonas mercantiles dio mayor importancia a la más cómoda y rápida Puerta de San Pablo. 
Documentos de principios del siglo XV, la nombran calle de Santa Catalina, nada extraño por la cercanía de la capilla del mismo nombre en el Claustro de la Catedral Vieja, fundada en el siglo XII y ampliada y reformada en el XV. 
La tradición señala esta calle como el lugar donde el agustino Fray Juan de Sahagún, a la postre santo y patrono de la ciudad, realizó el milagro de detener un toro desbocado con la frase “Tente, necio”. La fusión de las palabras de tan famosa frase, nombró la calle durante siglos; hasta que a mediados del siglo XIX, el Ayuntamiento decidió llamarla calle de San Juan de Sahagún y así permaneció hasta que el 4 de octubre de 1937 se le devolvió el tradicional nombre de Tentenecio.
Hoy la calle es recorrida por cientos de turistas que rememoran, con su trajín, el viejo deambular entre el Puente Romano y las Catedrales.


Calle de Tentenecio en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012





foto 1. Calle de Tentenecio.


foto 2. Calle de Tentenecio.


foto 3. Calle Tentenecio 1936. Núñez Larraz.


foto 4. Fotografía del frente exterior de la Puerta del Río de Salamanca.Enviada por el Ayuntamiento de Salamanca a la Real Academia de la Historia en 1894..


foto 5. Fotografía del frente interior de la Puerta del Río de Salamanca. Enviada por el Ayuntamiento de Salamanca a la Real Academia de la Historia en 1894..


foto 6. Calle Tentenecio. Joaquim Morelló 1910.En 1910, Joaquim Morelló i Nart (1858-1926), farmacéutico catalán muy aficionado al excursionismo, visitó durante unos días nuestra ciudad fotografiando sus monumentos y lugares más notables. Entre las fotografías que obtuvo destaca esta escena de la calle de San Juan de Sahagún, nombre que en esa época recibía la empinada calle de Tentenecio. Las imágenes e información que obtuvo sirvieron para realizar una conferencia, el 3 de julio de 1910, en el Centro Excursionista de Cataluña, al cual pertenece el original..









La Puerta del Rio


La Puerta del Río, abierta en la zona sur de la Cerca Vieja, tuvo un origen incierto. Fue también conocida como Puerta de Hércules y Puerta de Aníbal, la primera denominación está basada en la tradicional fábula sobre la fundación de la ciudad por el héroe mitológico griego y la segunda en la toma de la, todavía dudosa, ciudad de Salmántica por el Cartaginés Anibal, escrita por Plutarco muchos años después del supuesto hecho. Estas denominaciones confieren a la puerta una antigüedad que no parece adaptarse a los datos conocidos.

Puerta de Anibal 1889 , J. Laurent y Cia

A lo largo de su historia, la ciudad de Salamanca ha estado amurallada en sucesivas etapas, desde la época celtibérica hasta la época moderna. Los diversos recintos amurallados siempre parecen haber mantenido un trazado común en los escarpes de la ribera del Tormes al sur de la ciudad antigua, aunque no necesariamente superpuestos.
La vía de la Plata, o de Guinea en época medieval, atravesaba la ciudad de sur a norte, determinando durante siglos la mayor parte de la actividad económica y mercantil. Sobre cuál pudo ser el acceso principal a la ciudad por el sur, existen diversas hipótesis, intuyéndose incluso que fue variable en el tiempo, cambiando su posición de oeste a este. Así, en época celtibérica pudiera ser que la entrada principal estuviera establecida por la puerta que después se llamaría Puerta de San Juan del Alcázar, en la ladera de la Peña Celestina. En época romana, e incluso bajomedieval, en donde la calle principal era nuestra actual calle de Libreros, el ingreso más popular estaría probablemente en la puerta que posteriormente conocimos con el nombre de Postigo Ciego, que como sabemos ya estaba cegado en el siglo XIII, y establecería un acceso en línea recta entre el Puente Romano, la calle Libreros y la Puerta del Sol, situada en la actual confluencia de la calle de Serranos y la Rúa. En época altomedieval, la importancia cobrada por Santa María de la Sede y el Azogue Viejo probablemente trasladó el acceso principal hacia la Puerta del Río y es en esta época en la que podemos suponer la fecha de construcción de esta puerta. Por último, en época moderna, la construcción de la Catedral Nueva, que ocupó gran parte del espacio del Azogue Viejo, provocó el traslado del mercado a la zona exterior de la Cerca Vieja en las cercanías de la Puerta del Sol y más tarde a la Plaza de San Martín, lo que motivaría que cobrara más importancia, por rapidez y comodidad, el acceso a través de la Puerta de San Pablo y la calle Palominos.
Aún moviéndonos en términos de conjeturas, existen algunas pruebas que corroboran lo anterior. Así, refiriéndonos a la Puerta del Río, Gomez-Moreno determinó la construcción de esta sobre el siglo XII , al encontrar marcas de cantero en sus restos similares a las marcas encontradas en reparaciones del Puente Romano documentadas en esa época. Además, los análisis estratigráficos de los muros adyacentes a la Puerta del Río realizados recientemente, verificaron la existencia de  paramentos del periodo de fundación de la muralla medieval, asentados sobre la roca madre natural, y datados con posterioridad al siglo IX, lo que indica la imposibilidad de la existencia de la puerta con anterioridad.
En otro orden de cosas, la cercanía de la Puerta del Río al Azogue Viejo y la constatación, en época medieval, de una gran abundancia de tiendas y bodegas en sus inmediaciones son excelentes testimonios de su importancia.
A pesar de su pérdida de relevancia, la puerta resistió, aun con muchas modificaciones, hasta el inicio del siglo XX. Por el mal estado en que se encontraba en 1881, el Ayuntamiento de Salamanca especuló sobre su derribo, encargando a la Comisión Provincial de Monumentos la determinación de su valor histórico y estético. El dictamen emitido por esta el 6 de mayo de 1881 y firmado por D. Manuel Villar y Macías y D. Modesto Falcón se expresó en estos términos:

“La subcomisión nombrada por V.S. para informar sobre la proyectada demolición de la llamada Puerta del Río, debe manifestar con lisura que no halla razón alguna que oponer á la demolición intentada.
Ni consideraciones artísticas, ni recuerdos históricos abona la conservación de esa Puerta. Ella no es seguramente un modelo de buen gusto; y aunque una oscura tradición señala á esta Puerta, como el punto por donde el general Cartaginés, Anibal, hizo su entrada en la ciudad, después de haberla sometido; ni la tradición está confirmada, ni ella afirmó jamás, que sean contemporáneos á Anibal los muros y los arcos que actualmente forman este ingreso.
Todo por el contrario parece demostrar que la Puerta del Río, tal como hoy se encuentra, no alcanza una antigüedad mas remota que la de la repoblación de Salamanca en principios del siglo XII. Tiene á su parte exterior esta Puerta un arco ligeramente apuntado, formado por pequeñas dovelas de poca altura y menor espesor, cuya disposición y calidad de materiales hacen involuntariamente recordar las puertas que hasta hace algunos años hemos conocido con los nombres de Puerta de Toro y Puerta de Zamora. El interior de la del Río se cubre con una bóveda de medio cañón que en manera alguna puede atribuirse a los romanos del Imperio; pues como dice muy acertadamente el Sr. arquitecto del Municipio, ni los romanos emplearon en sus construcciones monumentales la piedra arenisca, ni fiaron á menudos dovelajes la subsistencia de sus obras que destinaban a la posteridad.
Esta bóveda debe ser de más moderna época que el arco exterior y probablemente se construyó para afirmar sobre ella la casa que mantiene encima, como lo indican los muros laterales que la sustentan por el lado de naciente y las impostas con que terminan estos muros.
No existe, por lo tanto, á juicio de esta subcomisión dificultad alguna en que se derribe la Puerta del Rio y desaparezca con ella uno de los vetustos ingresos que empobrecen y afean la población.”

En 1894, la Alcaldía de Salamanca informó a la Real Academia de la Historia sobre su intención y esta, tras solicitar fotografías y el informe de la Comisión Provincial de Monumentos, accedió al derribo.



Carta enviada por el Ayuntamiento de Salamanca
a la Real Academia de la Historia fechada el
13 de marzo de 1894.

El 18 de diciembre de 1901, tras un expediente de ruina el Pleno del Ayuntamiento acordó por unanimidad el derribo de la Puerta del Río, llevándose a efecto en agosto de 1902.

Otras notas:

  • Las referencias documentales (ACS, cajón 3, leg 3, n 45; AHN, Sec Clero, Carp. 1887, n 19) señalan la existencia de una fortificación en la Puerta de Rio, aunque las intervenciones arqueológicas de la zona no han podido corroborar este dato.
  • Algunos estudiosos han querido ver en el cercano solar del Corral de Hércules la preexistencia de un templo en honor al mítico Hércules, otros sin embargo lo niegan categóricamente. Muchas otras ciudades españolas reclaman el honor de ser fundadas por Hércules, sin duda en emulación de las clásicas ciudades griegas y romanas cuyos orígenes son generalmente atribuidos a seres mitológicos. Viejos tratados aseguran la existencia de cuarenta y tres Hércules, dos de los cuales estuvieron en territorio español, el Egipcio o Líbico y el Tebano y entre sus visitas una diferencia de mil años (¡!).






La Hostelería Salmantina

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Café de las Cuatro Estaciones, calle Toro,18


Cafe Terminus en calle Toro, 18

Hall de entrada del Hotel Terminus.
Mundo Gráfico 25-09-1912

Hotel café del Pasaje

Café Iris en la Calleja del Pinto

Parador del Clavel en la calle Consuelo, Venancio Gombau

Posada de la Cadena
Luis Gonzalez de la Huebra

Cándido Ansede

El hotel del Comercio, en la plaza de los Bandos

Vestibulo del Hotel del Comercio


Parador Santa Eulalia, en el lugar donde hoy
se encuentra el restaurante La Posada


Paradores en la Plaza de la Reina - Cándido Ansede


Fotografía de la web del Novelty


El Nacional (Novelty) en los años 40


Postal del Café Naciona l (Novelty) de 1945


Restaurant Español, plaza del Corrillo,26. Años
20 del siglo XX.

El Parador del Manco en la actual calle de San Juan de la Cruz

Bar del Armuñés en 1924. Casa funadada en 1877. Su propietario
era Felix Carbajosa Rico y estaba en la calle Doctor Riesco actual calle Toro.




Breves e incompletas notas sobre la hostelería salmantina

Salamanca siempre fue una ciudad hostelera, actividad que continuamente estuvo sometida a los vaivenes de su principal clientela: la Universidad.
Pupilajes, posadas, hostales, mesones, tabernas y luego cafés, cafeterías, restaurantes, hoteles, bares, discotecas, pub, bares de copas y otros garitos, estuvieron siempre a lo largo del tiempo a disposición de los estudiantes y profesores, al igual que de  propios y extraños, nobles y lacayos; prestos a cubrir sus necesidades de alojamiento, comida, bebida y diversión, cumpliendo con la perpetua misión de ser espacios de sociabilidad.

Perdida su condición de ciudad fronteriza y tras el relativo fracaso de la repoblación de principios del siglo XII, la pequeña ciudad de Salamanca vio nacer el Estudio General, germen de la Universidad y heredero de las anteriores Escuelas Catedralicias. Este significativo hecho convirtió Salamanca en una ciudad abierta y cosmopolita. La llegada de estudiantes generó un progresivo aumento de la actividad comercial que hizo crecer la ciudad en tamaño y servicios.

Durante la edad media, hostales y tabernas se repartían por la ciudad, sobre todo en el entorno de las puertas de la muralla donde el tráfico comercial era más fluido. La actividad del hostal generalmente iba más allá de proporcionar un lecho y viandas a los viajeros ya que, como en las tabernas, los moradores de la ciudad se mezclaban con los transeúntes y participaban en reuniones donde el juego, las apuestas y el consumo excesivo de vino eran habituales (tenemos constancia de la gran cantidad de terreno del Concejo destinado al cultivo de uva durante la edad media). En  algunos casos era posible satisfacer los deseos carnales  con las prostitutas que algunos hostaleros empleaban. Estas circunstancias convertían a los hostales y tabernas en lugares propensos a las discusiones y peleas violentas.
La  imagen anterior, sin duda favoreció la reprobación de la iglesia católica, como lo podemos vislumbrar en los sermones de Vicente Ferrer, actitud que se ha mantenido en el tiempo, sobre todo por parte de los sectores más integristas.
La actividad comercial fue otra de las funciones de los hostales medievales, continuada de diversas maneras por la hostelería posterior, no en vano en ellos se alojaban los mercaderes ambulantes que a menudo depositaban sus mercancías en los propios hostales y por tanto constituían lugares excelentes para cerrar tratos, en algunos casos intermediados por los propios hostaleros. Incluso se llegaba a vender al por menor las mercancías que entraban en el hostal, actividad que fue perseguida por la justicia no solo por intrusismo con otros oficios, sino por la falta de control sobre sus tributos. A pesar de todo lo expresado, no consta que los hostaleros y taberneros medievales fueran considerados ciudadanos marginales, salvo para ciertos sectores relacionados con la iglesia, aunque, al igual que otros comerciantes, su consideración dependía del valor y actividad de su negocio. Otro detalle de la hostelería medieval, también constatado en siglos posteriores, es la presencia de mujeres regentando estos establecimientos, único sector comercial que otorgó a la mujer cierta libertad.

Con el paso del tiempo, el esplendor de la Universidad, en consonancia con la expansión del imperio español, aumenta y diversifica el número de establecimientos hosteleros de Salamanca. Casas de pupilos, posadas, mesones, bodegones, etc. se encargan de alojar y alimentar, al margen de colegios mayores, menores, militares y religiosos y hospitales oficiales, el creciente número de estudiantes universitarios, así como a los alarifes, canteros y artesanos encargados de las innumerables construcciones relacionadas con la Universidad, el Cabildo Catedralicio y las distintas congregaciones religiosas. 

El mesón, al tiempo de disponer de cuartos para el alojamiento de clientes, tenía otros servicios para los individuos que sólo pretendían comer, beber o alimentar su caballerías, sus servicios eran equivalentes a los de las ventas pero estas sólo se encontraban en los caminos. Las Posadas a diferencia de los mesones, solo ofrecía estos servicios a sus huéspedes. 

En Salamanca el tipo más habitual de alojamiento para los estudiantes fue el pupilaje, tratado por la literatura picaresca siempre en tono peyorativo. Covarrubias define a los pupilos estudiantes como “los que están a la orden de un bachiller, que les dan lo que han menester para su sustento y gobierno por un tanto...", y que García Mercadal apostilla como los "acomodados en casa de un maestro de pupilos o pupilero, que les daba dos veces al día olla y pan duro, para que comiesen menos, y sólo los sábados poníales mondongo y fruta...". Según la ordenación de la Universidad de Salamanca, debían ser casas de recogimiento, atendidas por un bachiller, en la que se agrupaban escolares matriculados en la  misma facultad y que por lo tanto debían tener los mismos intereses educativos.
Gobernaciones, Repúblicas de estudiantes y camaristas, fueron otras formas de hospedaje estudiantil que sin duda trataremos en otro lugar.
Bodegones, tabernas y casas de vinos completan el panorama hostelero de la Salamanca de época moderna. 
Una hostelería que aún con el paso del tiempo, seguía teniendo las mismas connotaciones que en épocas anteriores como espacios de relación social en donde la conversación, los juegos, las canciones o los bailes e incluso el comercio sostenían un cómodo equilibrio con su condición de antros de perversión y de consumo de alcohol. Las ordenanzas municipales controlaban la actividad de estos negocios, regulando sus funciones y las condiciones higiénicas de los locales, prohibiendo el juego, salvo durante las ferias, y la prostitución, que solo es permitida en la Casa de la Mancebía establecida por el príncipe D. Juan en 1497 y después suprimida por Felipe IV en 1630, que a partir de entonces pasa a ser una actividad clandestina. La Casa de la Mancebía, construida por el regidor Juan Arias Maldonado se ubicó en el Arrabal Allende del Puente en el mismo lugar que el recinto ferial, por estar apartado del núcleo urbano y ser lugar de paso obligado para todos los que salían o entraban a la ciudad por el puente romano. Además, en el lugar radicaban varios mesones, entre ellos el de Gonzalo Flores, el de la Trinidad y el de la Portuguesa, lugares en donde la práctica de la prostitución era habitual.

La decadencia de la Universidad iniciada en el siglo XVII, que conduce hasta su práctica desaparición a mediados del XIX, trae consigo una decadencia pareja en la ciudad y con ella, la de sus establecimientos hosteleros.
Las tipologías de los establecimientos permanece, pero cada  vez es más borrosa; añadiéndose otras denominaciones como paradores, figones, fondas, botillerías, tiendas de vinos generosos, horchaterías o alojerías. Algunos establecimientos permanecen desde tiempos antiguos, como el mesón o parador de la Solana1el de los Toros o el del Rincón en la Plaza del Ángel.

La crisis tiene como consecuencia la aparición de una incipiente “cuestión social”. La élite de la ilustración, de la que nuestra Universidad es una fiel propagadora, considera los mesones, posadas y tabernas lugares donde el alcohol alimenta solidaridades poco del agrado de quienes mandan y difíciles de controlar. La aristocracia dispone de salones particulares donde celebrar bailes, tertulias, juegos, timbas y otros asuntos. Los  mesones y tabernas quedan para satisfacer la demanda del pueblo llano, continuando su función de espacio de sociabilidad que ahora podemos denominar popular, lejos del control de los poderes establecidos, lo cual origina en su contra vigorosos ataques que no sólo se explican por los peligros objetivos del consumo de alcohol, sino que también se derivaban de la recelosa actitud de las clases dominantes, no sólo la iglesia católica, hacia estos lugares difíciles de mediatizar.


Lo que escaseaba en Salamanca, eran lugares públicos refinados, poco asequibles económicamente y por tanto inaccesibles al empobrecido pueblo salmantino, lugares que la incipiente burguesía decimonónica, enriquecida por el comercio, la desamortización o la escasa industria y enfrentada con la clase aristocrática dirigente, hará escenario de tertulias, entretenimiento  y conspiraciones en busca de su cuota de poder.

Este escenario aparecerá con una  nueva tipología hostelera: EL CAFÉ.

Los primeros cafés abiertos en España, datan de la segunda mitad del siglo XVIII y, aunque de tardía introducción con respecto a Europa, prosperaron rápidamente y llegaron a ser numerosos a finales del siglo XVIII.
En Salamanca la cosa se demoró algo más, aunque la neblina del tiempo y lo poco investigado del tema no nos permite asegurarlo con certeza. Según José María Hernández Pérez, el primer café estuvo en el número 40 de la Plaza Mayor, debía por tanto estar muy próximo al parador de los Toros, y en él, en 1811, se celebraban bailes a 3 francos, en moneda francesa, por persona y noche. Sin embargo, la poca literatura sobre el tema otorga tradicionalmente el honor de ser el primer café, al menos el primer establecimiento con ese título, al del italiano Cechini que el 26 de Julio de 1812 pidió licencia al Ayuntamiento para la apertura de un café en la Plaza Mayor, desconociéndose su situación exacta. De nuevo Hernández Pérez nos asegura la existencia de otro café en la Plaza Mayor, el Café Nuevo, cuya techumbre se derrumbó en 1845 falleciendo en el siniestro su propietario Antonio Soriano Sánchez, peñarandino de 45 años. El investigador se atreve a conjeturar sobre su situación como la misma en la que antes estuvo el café de Cechini y en la que años después se establecería el café Novelty16, nada tendría de extraño dada la tendencia de los locales a perpetuar su actividad, que no sus negocios, nombres y propietarios. Tenemos también noticia de que en 1850, el Sr. Valentín Rochoni abre un café en la plaza del Corrillo, algunos años antes de que el café Suizo3 lo hiciera en la calle Zamora a espaldas de la Casa Consistorial o que el Cafe de la Perla4 y de la Nueva Iberia5 se establecieran en la calle del Prior, convirtiéndola en la calle del pecado.
Este fue el panorama cafetero que nuestros tatarabuelos disfrutaron hasta que en 1879, los Srs. Ansede y Compañía abrieron en el 18 de la calle Toro el café de las Cuatro Estaciones6 que luego se transformó, con el cambio de siglo, en el café Castilla7 y luego, en 1911, en el café Términus8, volviendo brevemente tras la Guerra Civil a la denominación de café Castilla hasta su cierre a principios de 1964, dejando el local para los muebles de González del Rey y acabar ocupado en la actualidad, en un nuevo edificio, por la moda de H&M.
Del café de las Cuatro Estaciones salió su cocinero Marcelino Chapado en 1890, dejando muy maltrecha la gastronomía de su antiguo café, para abrir el café-restaurant de la Universidad en el lugar donde estuvo desde 1885, calle de la Rúa esquina Palominos, el café de Oporto9. En 1895, D. Marcelino negoció con D. Bernardo Martín Pérez, propietario, maestro de obras y político municipal, la gestión del café, casino y hotel de 40 habitaciones que este había construido un año antes entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina. El pasaje abierto entre ambos viales dio nombre al complejo, gran hotel restaurant café del Pasaje10, de larga vida en nuestra ciudad.
La plaza del Liceo fue escenario de otra apertura en 1886, el café de Colón11, café temático de corta vida al que le sustituyó el café de París12 en 1890, de aún más corta vida, descubriéndonos para la posteridad que la plaza del Liceo no es sitio para negocios de hostelería.
El concepto de café teatro también tuvo su representante en Salamanca, el café del Siglo13. Abierto a mediados de la década de los 90 del siglo XIX en un espacioso edificio, en la calle del Prior 3-5, junto a la Plaza Mayor. Canción lírica, zarzuelas y funciones dramáticas eran asequibles por el módico precio de la consumición, lo que le hizo muy popular entre la clase obrera que no podía costear los altos precios de los teatros. Lo sustituyó a primeros de siglo el “Salón de Variedades” que añadió a sus espectáculos las representaciones cinematográficas y estuvo abierto hasta 1910, año en el que ocupó el local la sede de la empresa eléctrica “La Unión Salmantina”.
La situación de los cafés, en la Plaza Mayor o su entorno inmediato, buscaba la cercanía a su potencial clientela, la clase media-alta. A fines del siglo XIX y principios del XX, algunas familias acomodadas establecieron sus residencias fuera del casco urbano, aún definido por el trazado de la ya inexistente muralla. De esta manera aparecieron, en el incipiente ensanche de la ciudad, los llamados “hotelitos”, algunos de los cuales ha llegado hasta nuestros días. Esto dio lugar a la aparición, ya avanzado el siglo XX, del primer café de las “afueras”, el Sud-Expres, que como su ferroviario nombre indica estuvo en el paseo de la Estación, frente a la Alamedilla.


Las necesidades de alojamiento en la Salamanca de fines del siglo XIX, fueron cubiertas por paradores, fondas y casas-pensión, algunos de gran antigüedad. Estuvieron, los ya mencionados, parador del Rincón, de la Solana y de los Toros y otros como la fonda del Comercio, en la calle del Concejo; El parador de la Cadena, en el Pozo Amarillo; el parador de la Basilisa, en la Puerta de Zamora; el de los Caballeros, en la puerta trasera del Hotel Pasaje; el parador del Manco, en la plaza del Peso; el de la Reina, en la plaza de la Reina; etc.
Su falta de comodidad, de servicios e incluso, en muchos casos, sus malas condiciones higiénicas, fijó su clientela en las clases menos pudientes y estuvieron ocupados por arrieros, vendedores ambulantes, labriegos, gitanos, estudiantes, etc.
La exigencia de un alojamiento refinado para las clases más acomodadas, sobre todo tras la llegada del ferrocarril a la ciudad, fue satisfecha por el Hotel del Comercio14, construido alrededor de 1877 en la plaza de los Bandos, y más tarde por el hotel del Pasaje abierto a fines de 1899, además de los hoteles situados en algunos de los cafés mencionados, como el de las Cuatro Estaciones y sucesores o el del Colón.

En este repaso a la hostelería salmantina del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX, no hemos nombrado, lo cual sería poco menos que imposible, toda la hostelería. Una infinidad de pequeñas tabernas y bodegones, muchos sin nombre, salpicaban la ciudad atendiendo fundamentalmente a las clases populares. Así mismo, existieron otros tipos de hostelería más especializada: Salones de baile, donde no solo se bailaba sino que también se representaban obras teatrales, musicales e incluso espectáculos circenses, como fueron el Salón Oriental, frente al campo de San Francisco, el salón La Salmantina, ambos desde mediados del XIX, o el salón Artístico inaugurado en 1884 en la plaza de los Menores (Plaza de Colón), en él llegó a dirigir su orquesta D. Tomás Bretón; Pastelerías, como La Mallorquina que abrió despacho y tienda el 31 de mayo de 1908 en la calle Navio y Poeta Iglesias y que dispuso de un gran salón para el consumo, o la, mucho más antigua, confiteria, reposteria y chocolate al temple de Federico Sanchez Crespo instalada en 1858 en la Plaza Mayor 34, trasladada desde la calle de San Julián; o la confitería La Madrileña que desde 1870 todavía se encuentra en la Plaza Mayor 7; Chocolaterías; Horchaterías; etc. completaban un panorama sin duda digno de estudio. Se nos antoja añadir el Frontón de San Bernardo, en las afueras de San Bernardo, la zona en que hoy estan las añudas viviendas de la Caja de Ahorros (Grupo Mariano Rodríguez) entre el paseo de Carmelitas y la calle Filiberto Villalobos, que además de servir para el casi olvidado juego de pelota vasca, fue utilizado a menudo para la celebración de bailes, verbenas y representaciones cinematográficas, eso sí, en verano ya que se trataba de un espacio descubierto.


Cabe nombrar un último café, el café-restaurant Fornos abierto en las escalerillas del Pinto en 1912 por D. Victoriano Martín y trasladado a la Plaza Mayor 47 como Gran Fornos a principios de la década de los 20, en el lugar que hoy ocupa la cafetería Las Torres.

La modernidad fue poco a poco abriéndose paso en Salamanca y con ello la democratización de la hostelería, los cafés se convertirían en cafeterías e irían extendiendo su radio de ubicación a medida que la ciudad crecía, al mismo tiempo que extendían su clientela a todas las clases sociales. El término taberna fue quedando en desuso y nuevas tipologías de establecimientos aparecerían. El primer bar del que tenemos constancia en nuestra ciudad fue el bar Salmantino, abierto el 23 de junio de 1909 por el burgalés Valentín Gómez en la calle Concejo 12, cuando aún se llamaba calle de Pérez Pujol, y estaba destinado a la venta de refrescos espumosos ingleses. Así lo describió el periodista del Adelanto el día siguiente a la apertura:

“El nuevo establecimiento, único instalado de su clase en Salamanca, lo está con novísimos aparatos, destinados á la preparación del agua de soda, como los refrigerantes para obtener frescas las bebidas. Las maquinarias, pues, instaladas, son curiosísimas, y su funcionamiento merece verse. En el moderno bar, se sirven toda clase de refrescos (debidamente filtrada el agua), tales como fresa, limón, zarza, naranja, frambuesa, hoblou, kivas, crema , plátano y otros varios, á precios sumamente económicos, observándose singular limpieza e higiene. El bar iba siendo una necesidad en Salamanca, y a buen seguro que será muy visitado por el público. Deseamos á sus dueños muchas prosperidades.”

Abrió terraza en la inmediata plaza de la Libertad y ofreció veladas musicales al igual que los cafés de la época. El agua de Selz o Soda y las gaseosas eran conocidos y usados por la hostelería desde tiempo atrás, pero su especialización en un establecimiento fue singular. Las dudas de cómo se sostendría un bar de refrescos con la llegada del invierno en una ciudad tan fría como Salamanca, se solventaron de inmediato cuando el bar Salmantino inauguró su temporada de invierno con el servicio de café, licores, ponches calientes, vermouth, cerveza, sus refrescos espumosos y sobre todo los “aperitivos”.

Pronto la hostelería salmantina lo imitó.

Hoy, hoteles, hostales, residencias, bares, café-bares, cafeterías, cervecerías, pubs, discotecas, boîtes, clubs, night-clubs, chupiterías, bares de copas, coctelerías, restaurantes, pizzerías, bocadillerías, hamburgueserías, doner kebaps y otros garitos, se reparten por todo el casco urbano prestos a cubrir las necesidades de alojamiento, comida, bebida y diversión de una ciudad con cerca de 30.000 estudiantes y miles de visitantes, cumpliendo con la perpetua misión de ser espacios de sociabilidad.

Nada o casi nada ha cambiado.







La visión de un periodista de principios de siglo XX


“SALAMANCA POR DENTRO

LA  VIDA EN LOS CAFES 

Elogio del café. 


Indudablemente los cafés son, para la mayoría de los salmantinos, el obligado y confortable refugio donde se matan las enervantes y fatídicas horas de aburrimiento, tan frecuentes en provincias que, cual la nuestra, ofrecen tan pocos atractivos y tan contadas distracciones al vecindario. Después de ese otro eterno refugio de los salmantinos, la plaza Mayar, de la que quizás algún día escribamos algo, los cafés son para nosotros, un ameno lugar en el que se encuentran distracción, alegría, reposo y hasta. .. cultura... Claro es que esto de la cultura, en sentido bastante relativo. Para el repórter, los cafés son una codiciada é inagotable fuente de información; en los cafés todo se habla, todo se sabe, se critica, se despelleja... Y el periodista que tenga la mala ó buena costumbre de ir todos los días al café, con detrimento ¡ay! del bolsillo, raro será el en que no salga de estos populares establecimientos, con unas cuantas notas en su carnet. Tan cierto es esto y de tanta utilidad es para el periodista el café, que ganas me dan de hacer en esta información un inciso, pidiendo á las administraciones de todos los periódicos voten ó creen en sus presupuestos de gastos una nueva partida... para abonar á los redactores el gasto diario que estos hacen en tan populares establecimientos, gastos que la mayoría de las veces van en beneficio del periódico. Por lo menos á mí, el ir al café me ha dado motivo para llenar muchas veces algunas cuartillas, en días en que el espíritu ó la imaginación, ó lo que sea, no estaba para tafetanes... y las noticias andaban escasas. Y también ¡cuántas veces, en el invierno, sobre las mesas de mármol, cuando las puertas de la redacción no estaban abiertas y en la casa de la patrona faltaba el brasero, he hecho mi trabajo periodístico del día entre sorbo y sorbo de café; entre el monótono y seco ruido de las fichas del dominó al chocar contra las mesas, en medio del ir y venir del camarero, del sonar del piano, del confuso hablar de los clientes, del rumrum de platos y copas y del entrar y salir de parroquianos!... Sólo elogios puede tener el periodista para les cafés, y, aun cuando en Salamanca no tenemos ningún Fornos, ni ningún Lyon d'Or, no por ello vamos á decir, que nuestros cafés carecen de historia, no tan brillante como la de Fornos, ni tan inolvidable como la del Iberia, al que concurrían Fígaro y sus ilustres amigos, haciendo tertulias en las que se derrochaba ingenio, pero tampoco tan mezquina y tan insustancial que no merezca los honores del recuerdo cariñoso. Toda la vida de Salamanca, está indudablemente en el café y toda nuestra energía mental se disipa en diálogos de café. Aquí apenas se escribe y lo que tienen de mejor las almas de nuestros literatos lo guardan para el café. Pasa lo mismo que en Atenas, según ha contado Gómez Carrillo. En los cafés de Atenas "se adquieren los defectos nacionales y las virtudes locales. En los cafés de Atenas se hacen y se deshacen las famas. La Prensa, que tanta influencia tiene en las masas, es reflejo del café. En su recinto, todos los que creen tener derecho á intervenir en la vida activa del país, se embriagan día y noche, verbalmente; y cuando hablan durante un par de horas, se sienten brutalmente transformados y lo más quimérico se les figura cosa fácil...”, ¿Qué si no esto sucede en Salamanca? También en los cafés suele perderse el tiempo lastimosamente, y mirados bajo este punto de vista, si que pueden alegrarse esos eternos higienistas que acusan á los tan visitados establecimientos de perniciosos para la salud, atrofiadores de la inteligencia y de la voluntad y refugio obligado de gente ociosa, cuando no maleante, que critica de todo sin saber precisamente de nada . . . Ciertamente algo hay de esto, pero ¡señores míos, no vayamos á llevar las cosas tan á punta de lanza! Y si los cafés son en invierno para los salmantinos una diaria y cómoda distracción, en el verano, en este verano salmantino, calcinante, monótono, aburrido, no lo son menos. Nuestras playas son los acerones de Novelty y del Pasaje, el lindo patio de éste, cuando en serenas noches hay conciertos, y entre el patio del Pasaje y la Glorieta y la Alamedilla y las Carmelitas, componemos nuestros preferidos lugares en este tiempo de calores. Hagamos, pues, de estas líneas, un sincero elogio á los cafés, y apuntemos ahora unos cuantos datos, que hagan de este artículo un ameno pasatiempo... 

Que es lo único que el cronista se propone. 

Tertulias y partidas. 


¡No hay cosa más interesante que una tertulia del café! Los que las forman, en diversos turnos, son siempre los mismos señores, siempre se ven las mismas caras, acaso sus conversaciones, tras de ligeras variantes, giran siempre también sobre el mismo tema... Y á pesar de estas tremendas repeticiones de las cosas, hay tertulias interesantísimas, tanto más, cuanto que en su seno hay individuos vehementes, de esos que fácilmente se apasionan por las cosas más insignificantes y fútiles. En estas tertulias se ve; al modesto empleado de 6.000 reales con descuento, al grave señor que vive holgadamente de sus rentas, al jovial estudiante que tiene con el camarero una interminable tarja de débitos, al obrero serio y formal que juega todos los día su café, al periodista (¿cómo no estar un periodista?), al que todos son á darle formidables latas, hablándole de cosas que casi siempre nada le importan ó á rogarle la publicación de este ó aque sueltecito á cambio de un apretón de manos, no sin quedarle también eternamente agradecido... 

Diálogos de tertulia, ingeniosos unos, estupendamente brutales otros podría citar un sin fin. Recuerdo que no hace mucho, en cierta tertulia de la que yo formaba parte en un concurrido café, se hablaba de música. A las primeras de cambio (y conste que yo no soy ningún Mozart), vi que aquellos sujetos no sabían una palabra de estas cosas y además poseían un gusto exageradamente malo. Hubo una ronda de cigarrillos que galantemente nos ofreció uno de los contertulios. Y al sacar su caja de cerillas, vi que una de las vistas de ella era Beethoven. Sin poder contener mis ímpetus dije: —¡Hombre Beethoven, el gran Beethoven! ¿Me permite usted la caja?
 Y tomé la caja y me puse á contemplar la figura del gran músico.
 —¡Qué bien esta!— dijo uno con cierta halagadora ironía. 
— ¡Qué hombre más grande!— replicó otro. 
— !Qué buenos ratos de dolor del alma me ha hecho pasar!— repitó un tercero. — Esto no va mal— me dije—: Saben perfectamente quién fué Beethoven. No había yo terminado de hacerme estas reflexiones, cuando uno de la tertulia, me dijo ingénuamente: 
—¡Oiga usted! ¿Beethoven  no era... no era... pintor? 
¡Horror! Estupefacción general y el camarero que exclama irónicamente:— ¡Sí, Albarran.!... 

Para muestra basta un botón. Casi todas las tertulias, algunas cultas, pero créanme que son las menos, cuentan con un formidable analfabeto (digámoslo asi), capaz de sacar de quicio al mas pacifico... Serían interminables los diálogos que aquí estamparía, sobre todo de las tertulias donde se habla de toros, de periódicos, de política y... del Ayuntamiento... y que casi siempre terminan con la consabida fórmula de “se continuará”, para reanudar la conversación al día siguiente. Partidos de dominó (menos en Novelty , que allí no se juega nada más que á hacer frases), hay en cada Café tantas como mesas existen para poder jugar en el salón. Indudablemente Salamanca es una de las provincias en las que más y mejor se juega á este monótono jueguecito del dominó. Y siempre son los mismos contricantes; hay partidas interminables. Sobre todo los sábados, hay una de partidas que pone espanto en el alma, siendo mayor aun el número de estas, los domingos. ¡Como que hay partidas que principian á las dos de la tarde y terminan á las doce de la noche, cuando ya se cierra el café! A muchos jugadores— jugadores de café y cigarro y si acaso media copa de ojén— si les dejasen, continuaban con las fichas en la mano hasta el día siguiente. Y también para que los cafés presenten los sábados y los domingos un más pintoresco aspecto, se ven apacibles matrimonios que se juegan su cafetito con un interés de dos mil diablos... 

Música, literatura, etc. 
Generalmente en nuestros cafés por la noche se hace música y por la tarde se echa un cuarto á espadas á literatura. 
Son muy pocos los que al parecer se preocupan de estas cosas. Engolfados en la tertulia ó en el juego del dominó, no tienen tiempo para más. Por las noches se hace música en todos los cafés, música ligera, animadita, música para obreros y horteras que son los que llenan estos establecimientos á tales horas. Los pianistas tienen ya agotado el moderno repertorio de las últimas zarzuelas y desde El pollo Tejada a La alegre trompetería, pasando por el inevitable coro de Bohemios, todo... se lo saben de memoria nuestros joviales dependientes de comercio. Ellos echan su partidita; pero también quieren música, y no son alborotos y ovaciones los que promueven pidiendo esta ó aquella partitura de sandungueo. A veces, de tarde en tarde, hay un señor que se acerca al pianista y le pide una obra de Puccini ó de Saint-Sáens, ó de Mascagni; otro que pide Aires nacionales y un tercero que desea un pasodoble de Chueca... Y esta es toda la música que se hace en los cafés. Hagamos la excepción de la que se hace en Novelty y la que en este tiempo se hará en el patio del Pasaje. Aquellos son conciertos para los inteligentes, que aquí, ya lo saben ustedes, lo somos todos, absolutamente todos... 
De literatura estamos á la misma altura que de música. De cada 50 concurrentes al café se ve á uno con un libro en la mano y á 25 con periódicos. Entonces cree uno que se lee, aunque poco, pero que se lee algo. Y cuando una indiscreta mirada nos hace ver el título de los periódicos y el de los libros, llevamos una decepción. Los periódicos son absolutamente pornográficos, los más, y los libros de esas bibliotecas galantes en que se hartan á decir barbaridades unos señores que firman con estupendos pseudóminos. Hay dos vendedores de libros "de todas clases, precios y tamaños” y da pena preguntarles:
— ¿Se vende mucho?— porque tanto el simpático Fernando como el veterano Carranza, se quejan amargamente de que no se lee ó no se compra nada, y si se compra, ya se sabe: Carolina Invernizzo al canto ó Ponson du Terraill...
 Claro es que hay excepciones; pero la literatura del café, la que yo veo adquirir es ésta, esa lectura horripilante y sangrienta de la ilustre escritora italiana y del fecundo autor francés. Pero á pesar de estas desfavorables notas que el cronista aporta, hijas legitimas de una ligera observación hecha en ratos acaso de melancolía ó de aburrimiento, los cafés viven una vida que no será muy culta, pero es muy alegre, y esto es algo que se necesita para llevar la vida como Dios manda. 

El consumo. 


Tenemos en Salamanca cinco cafés, á cual mejores y más concurridos. Los cinco viven una vida holgada que les permite sostener á numerosa dependencia. Y Novelty, el Suizo, Pasaje, Castilla y La Perla, la celebérrina Perla, nido de tantos pasajeros idilios de gran parte de la generación de ayer, tienen sus asiduos parroquianos y sus diarias tertulias. Es difícil á ciencia cierta decir el número de cafés que se despachan al día en cada escablecimiento; pero pongan ustedes de 300 á 400 y aciertan, sin contar thes, chocolates, pasteles, copas, etc. El consumo de café es enorme, y los camareros, sobre todo los domingos, se ven y se desean para servir cumplidamente á los clientes.


Los camareros. 


El oficio de camarero tiene su intríngulis, y. para tener parroquia ha de resultar su trato en extremo agradable y á gusto de todos Su trabajo es un trabajo penoso, de muchas horas, en medio de una atmósfera asfixiante y de un continuo y monótono traginar. Sus sueldos escasísimos no les daría para vivir ni medianamente siquiera, á no ser por las propinas que reciben. . Los camareros carecen en Salamanca de una asociación de socorros ó de resistencia, y algunos de ellos son socios de Los Hijos del Trabajo. Los camareros establecen turnos para la limpieza de los cafés por las mañanas, y gracias á esto, su descanso es un poco mas largo. 


Final. 


Sólo ligerísimamente he dejado apuntadas algunas impresiones de la vida en nuestros cafés, que no tienen otro objeto que el de distraerte un poco, lector. Si lo conseguí, me doy por satisfecho."



Un Repórter. El Adelanto 20 de mayo de 1908






Bailar al son que nos tocan
por Enrique de Sena


 Un día del otoño de 1989 pasé por la calleja de Pinto y vi una puerta abierta. La curiosidad justificaba todo atrevimiento. Y entré. Unos hombres, entre ellos un viejo amigo, se afanaban en mover muebles nuevos. Algún detalle extraño en las paredes llamo mi atención... Y pronto volvieron a mi memoria recuerdos de la juventud lejana. Porque estaba en el «Iris». Si, el «Iris». Aquel baile que se saturaba de humanidad los domingos por la tarde en años que incubaban la Guerra Civil. El «Iris» al que fuimos alguna tarde de domingo, después de la guerra, cuando el baile de salón languidecía y a la orquestina sucedió el «pick-up», aquellos gramófonos con discos de baquelita de 78 revoluciones. Música en conserva. El «Iris» cayó pronto, como víctima abandonada a su suerte en la postguerra del hambre. Creo que sobrevivió el «Ideal», en la Cuesta de la Raqueta. Salón nuevo, que había visto diversificar su uso cuando hasta mítines se celebraron en él. O banquetes «monstruo» de paella y filete empanado que permitían que al menos la mitad se preparara la víspera.
La fotografía pertenece al «Iris», al único baile publico que nos queda, no como atractivo, sino su estancia hoy convertida en almacén de muebles González Rey. Tenía un cierto aire de cabaret modesto, algo moruno. La orquesta se ponía en una especie de escenario que parecía el ático de las mesas más distinguidas del local. Tema un patio, que se conserva y en él estaba el bar. Un bar de pocas complicaciones. Repertorio sencillo, cervezas, coñac, anís, «cointreau» y algún que otro jarabe que diluido en agua fresca adquiría «tridimensionales» sabores.
Nadie ha escrito la historia de los bailes salmantinos. Uno ha podido saber que en ciudades de poca monta como la nuestra también hubo bailes, pero ha echado las cuentas del danzarín y la proporción baile-habitantes le ha salido fenomenal en Salamanca. Lo bonito no son los bailes en sí, su estilo, su clase dentro de una sociedad que tuvo matices muy democráticos a contrapelo de la gente conservadora. Lo bonito son los nombres. Haremos un esfuerzo para complacer al lector. Digo lo anterior, porque si Salamanca tuvo desde muy antiguo el «Casino de los señores», el de la Perla, el Iberia, el Pasaje, los bailes de los casinos nunca fueron tan animados como los de Ramos del Manzano, Asadería, Calleja de Pinto, Cuesta del Carmen, Prior, Avenida de Campoamor, etc. En los casinos los bailes en fechas muy señaladas tenían mucho esplendor. No se bailaba, se andaba lentamente, aprisionados los danzantes como sardinas en lata. Pero fuera de Nochebuena, Carnavales y Ferias, los bailes de los artesanos se llevaban la palma de la animación. Dicen que los señoritos no iban  a los casinos, porque las señoritas eran muy aburridas y que en el Salón Artístico, en el Oriental, en el Variedades, las lozanas artesanas se mostraban más decididas.
No voy a seguir en esta ocasión un orden cronológico, que acaso utilice si la vida se dilata y acabo el baile de mi vida con tiempo para dejar constancia de lo danzantes que fueron los salmantinos de finales y comienzos de siglo. De ahí que la relación sea caprichosa.
 Aquí tuvimos el famoso Centro Salmantino de Espoz y Mina, con piano mecánico y ambigú selecto, que tuvo larga historia antes de empezar el siglo XX. En el Salón Artístico, un barracón que se montó en la plaza de Colón, se alternaba el baile con la zarzuela, los mítines
 y los banquetes. En la Casa de la Tierra que ahora está conociendo una enorme transformación hubo picadero, baile, escuela. De todo. Allí estuvo el Brillante. Luego cambió de nombre y surgió la sociedad de baile La Amistad. El Salón Oriental, cerca del Campo de San Francisco, ocupaba locales contiguos a la industria de Moneo. Más tarde se llamó Apolo.
Los dependientes de comercio de finales de siglo tenían la sociedad Unión Mercantil cuya única preocupación era la unión de las parejas para bailar al son de la orquesta que pudiera improvisarse. En Espoz y Mina. Claro que hubo tres «Uniones Mercantiles» para el baile. Otros bailes, como «La Lira», el «Kanaclub», el «Nuevo Salón Artístico», baile que inicia la tradición de la Cuesta del Carmen. Baile en el Corral de la Raqueta. Hasta en el Arrabal estuvo el Casino Centro del Tormes. En la calle Asadería nació el «Asadería» que  pronto cambió el nombre por «Nacional». Los estudiantes montaron en el Pasaje y en La Perla, el baile de la Unión Escolar. Al igual que la Unión juvenil que, cuando se extinguió, entregó las 13,50 pesetas que había en caja a las Hermanitas de los Pobres. Esto sucedía en 1905. En el salón del Café «El Siglo», Prior, estaba el salón de baile «El Recreo», como el «Recreo Salmantino» abría sus puertas en Zamora 26 en la casa palacio del Duque de la Roca. Y en la cuesta del Carmen tuvimos «El Estambul» y «La Gruta del Amor». El salón  «Triguero», «El Alhambra», «El Gran Kursal». El Niza, ¡Bueno!, el Niza fue el primer nombre que tuvo el Iris... Hasta la calle del Brocense tuvo su baile, «El Talismán», que empezó en 1911 y terminó en 1919. Ramos del Manzano, calle muy alegre, de casas de lenocinio y remanso de amores de tapadillo, conoció el «Salón Terpsícore». Otros, «El Lirio», «La Marina», «El Ramillete de Flores», «Juventud Artesana», «Two-Stop», en Ramos del Manzano, que sucede al «Salón París». El «The Sport», en Zamora 26. «Tupinamba», «Gran Vía», «La Parisién».
Cuando derribaron «El Estambul» en la cuesta del Carmen (la Cuesta del Carmen fue el Pigalle salmantino), enero de 1972, dediqué unas líneas al viejo caserón que nació como panera-baile, tuvo varios nombres, fue hogar del Frente de Juventudes, Gimnasio de la OJE, almacén de cosas diversas, etc. Germán Herrero contó toda la historia de aquellas paredes que albergaron el ocio, la distracción o el tedio de varias generaciones de salmantinos. Estaba el Estambul en la parte baja de la Cuesta del Carmen, esquina a Crespo Rascón y en la acera de enfrente, junto al Teatro Moderno, «La Gruta del Amor» y «El Alhambra».
Ya no eran bailes. Sus últimas historias fueron servir como almacenes de tiendas y comercios céntricos e importantes. Todos desaparecieron. Menos el «Iris», que aún conserva en sus paredes algún que otro modernista brochazo de los años de la postguerra.

Salón de Baile Estambul en la Cuesta del Carmen.
Un miembro de la Legión Condor a la puerta del Salon de Baile Estambul en el
invierno  de 1936/7. (Facebook-Carlos Vidriales Garcia-31/08/2014)





Capacidad hotelera de Salamanca en 1910

Diario El Adelanto 1910










Plaza de los Bandos

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Esta céntrica plaza es una las más queridas por los salmantinos después de la Plaza Mayor. Sus antiguos orígenes la conformaron como lugar de asentamiento de casas principales de los aristócratas que formaron la bandería de Santo Tomé. 
En el siglo XX se convirtió en el centro neurálgico de las actividades económicas y comerciales de la ciudad. Su futuro imediato parece dirigirse hacia la cultura.

Plaza de los Bandos en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012






foto 1. Vista del lado oriental de la plaza de los Bandos, dominada por el edificio del hotel de Comercio construido en 1877 y derribado en 1934 para la construcción de la delegación del Banco de España en Salamanca..



foto 2. Los jardines de la plaza de los bandos con el hotel del Comercio al fondo en 1910. Venancio Gombau.



foto 3. Durante años las diligencias para Béjar y Vitigudino tenía su salida y llegada en la plaza de los Bandos..



foto 4. Hotel del Comercio.



foto 5. Magnifica estampa de la calle Zamora a la altura de la plaza de los Bandos durante los años 20. Se aprecia perfectamente el edificio chaflán entre la calle Concejo y Zamora, anterior al actual de estilo racionalista y esquina redondeada construido por Francisco Gil Álvaro González para César Real de la Riva..



foto 6. Banco de España en 1960.



foto 7. Plaza de los Bandos, entrada calle Concejo. 1932 autor desconocido.



foto 8. Aspecto anterior a la reconstrucción de 1929 de la casa de los Solís.



foto 9. Palacio de Solís en 1928, la obras de construccion del edificio de la Telefónica habían comenzado. Plaza de los Bandos-Venancio Gombau.



foto 10. Edificio de Telefonica-Adolfo Mas.



foto 11. Casa de los Solis, a su lado el solar donde se construiría en 1932 el edificio de la Caja de Previsión.



foto 12. Extaordinario documento donde podemos apreciar, en primer plano a la izquiera, el estado de la casa de los Solís a finales del siglo XIX, la hermosa escalinata, hoy desaparecida,de la iglesia del Carmen y al fondo a la derecha, tras la casa de Dª María la Brava, el viejo edificio sobre el que terminó en 1908 el banquero Matías Blanco Cobaleda su casa hoy también desaparecida.



foto 13. Plaza de los bandos -1868.



foto 14. Casa de Dª María la Brava cuando funcionaba como el colegio "Liceo escolar" establecido en 1904. A la derecha se aprecia la verja de la casa del banquero Matías Blanco Cobaleda construida en 1908..



foto 15. Casa de doña María La Brava-Candido Ansede.



foto 16. Casa de Maria la Brava- Venancio Gombau - 1927.



foto 17. El banquero Matías Blanco Cobaleda se instaló, en el lado oeste de la plaza de los Bandos en la confluencia con la calle Peña Primera en mayo de 1908, en esta casa con fachada de estilo gótico diseñada por Santiago Madrigal y ejecutada por el marmolista Angel Seseña..



foto 18. Extraordinaria imagen de Cándido Ansede, donde podemos apreciar de izquierda a derecha, la iglesia del Carmen, la casa de doña María la Brava, el edificio de la banca de D. Matías Blanco Cobaleda, la casa de los Hidalgos, la casa de los Sánchez Fabrés, el edificio donde nació en 1925 Carmen Martín Gaite y el palacio de Garci Grande antes de la reforma de los años 60. El jardín mantiene las puertas puertas cerradas durante la noche desde la remodelación de 1917 y en su centro se observa el busto de Maldonado erigido en 1921..



foto 19. Imagen de los años 70, de la rinconada de la plaza de los Bandos en su acceso por la calle de Santa Teresa, la casa de los Sánchez Fabrés y el edificio de la librería de los Centenera y donde nació Carmen Martín Gaite desaparecieron en 1978 con la construcción del edificio de la Caja de Ahorros y el alineamiento y ensanche de la calle de Santa Teresa..



foto 20. Palacio Garcigrande anterior a la reforma de los años 60..



foto 21. La imagen más antigua del palacio de Garci Grande, se aprecia la escasez de ventanas añadidas con las reformas posteriores..



foto 22. Palacio de Garci-Grande (13-6-1918) Se aprecian las reformas de fines del siglo XIX realizadas por el banquero Florencio Rodriguez de la Vega que instaló su despacho en el palacio, adquirido al quinto vizconde de ese nombre D. José María Espinosa y Villapecellín tras el intento infructuoso de compra por el Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia. La Banca de D. Florencio permaneció allí hasta 1915..



foto 23. Esperando al Conde de Romanones. Luis Gonzalez de la Huebra.



foto 24. Palacio de Garcigrande-Georgina G. King. En la fotografía se aprecia la reforma de 1913 en la que se colocaron los miradores en los vanos de la calle de Zamora y se añadió el zocalo de granito en toda la fachada..



foto 25. Palacio de Garci-Grande-Candido Ansede.



foto 26. Palacio de Garcigrande.



foto 27. La plaza de los bandos nevada en el invierno de 1960..





La plaza de los Bandos


La iglesia de Santo Tomé de los Caballeros fue erigida en el siglo XII, durante la segunda repoblación de Salamanca que Alfonso VI encomendó a su yerno Raimundo de Borgoña.
Se situó fuera de la cerca vieja y muy cerca de la principal vía hacia el norte de la ciudad, la Vía de la Plata.
Tanto Santo Tomé como el resto de las parroquias establecidas en ese periodo, tuvieron un papel fundamental en la construcción del espacio urbano extramuros, al constituirse en centro de un barrio o colación y formar una red vial interparroquial que dio origen a muchas calles medievales, por alguna de las cuales todavía podemos caminar. En torno a las iglesias, incluso pegadas a ellas, se agolpaban la casas, corrales y talleres de la colación y a pesar de ser grande el número de parroquias y de encontrarse muy cercanas unas a otras, no fue posible conformar como urbano el espacio entre las distintas colaciones quedando mucho terreno baldío entre ellas, ocupar este espacio sería el objeto de la tercera repoblación.
Junto a Santo Tomé, como en otras muchas parroquias, se generó un espacio, sin duda irregular, que serviría de zona de relación social entre los habitantes de su colación. De esta forma, sin planificación como la entendemos hoy en día, nacería la primitiva plaza de Santo Tomé, ancestro urbano de nuestra plaza de los Bandos.
Las plazas medievales, generadas en el entorno de una parroquia o como confluencia de varias calles o por el simple engrosamiento de una de estas, además de centros de relación social y, en muchos casos, de relación comercial, tuvieron una importancia capital en la arquitectura de la urbe. Su mayor amplitud implicaba una mejor visibilidad de los edificios más ostentosos que la aristocracia edificaba como símbolo de su poder y riquezas.  
La plaza de Santo Tomé no fue una excepción y pronto dispuso en sus alrededores de muchas de las casas principales de la ciudad. 
En la provisión del príncipe Juan para el empedrado de las principales calles de la ciudad de 1497, se dice: e la calle de conçejo de ençima desde el meson de los toros hasta la plaça de Santo Thome, que es del cabo de la casa de Pedro Suares de Solis, en referencia a la casa que Alfonso de Solís, primer señor de la torre de Moncantar, levantó en las inmediaciones de la plaza de Santo Tomé en 1449. El rey Juan II, trató de evitar la construcción de este edificio, que más que casa debió ser fortaleza, para evitar enfrentamientos entre los bandos de aristócratas que en aquel momento disputaban el control de Salamanca. Solís ignoró la orden real y su ejemplo funcionó como norma, logrando que en época de los Reyes Católicos la plaza de Santo Tomé se encontrara rodeada de torres. Uno de estos bandos de aristócratas recibió el nombre de Bando de Santo Tomé, violentamente enfrentado al Bando de San Benito cuyas casas principales se encontraban en las inmediaciones de la plaza de San Benito en torno a la iglesia del mismo nombre, sin que se pueda demostrar que las alianzas se debieran a la proximidad urbana de los aliados o que la proximidad urbana de los aliados se debiera a la alianza entre los mismos.
Los restos de esa época se reducen a la portada de la casa conocida como de doña María la Brava, famosa por el episodio del enfrentamiento entre los Enríquez de Sevilla y los Manzano, a los pocos restos de la casa de Solís que se conservan en el edificio que ocupó su lugar en 1930 y a los también pocos restos del palacio de los señores de Zataraín o Zaratán, cuya primera construcción de estilo renacentista, tuvo lugar a mediados del siglo XVI y que en 1760 con la creación del vizcondado de Garci Grande en la persona de Alonso de Espinosa y del Castillo, señor de Zaratán, pasó a denominarse palacio de Garci Grande.
La plaza de Santo Tomé fue un espacio urbano privilegiado. Dispuso, en el siglo XVI, de una de la tres fuentes que existían dentro de la cerca nueva, las otras dos estaban en la plaza de San Martín y junto a la puerta de Villamayor (caño Mamarón). Durante siglos la fuente mantuvo esta ubicación y aún hoy, la plaza dispone de ella. Pero sobre todo la plaza actuó como una verdadera “plaza mayor”, celebrándose los eventos más notables, al menos los que no requerían una gran cantidad de espacio abierto. En ella se celebraron los actos del casamiento del príncipe Felipe, futuro Felipe II, con doña María de Portugal en el año 1543. La futura reina se hospedó en el palacio de los Solís, que en aquellos momentos pertenecía a María de Solís y Fonseca, casada con Diego Ruiz de Lugo, y el príncipe en la contigua de la calle Concejo que había erigido pocos años antes Cristóbal Suárez de Acebo, primer señor del Villar del Profeta, contador mayor y tesorero del emperador Carlos V. Otros autores afirman que el príncipe se hospedó en el convento de los Jerónimos (hoy Fábrica de Mirat).

Hacía 1581, los Carmelitas Descalzos, establecidos en Salamanca desde 1572 en el viejo Hospital de San Lázaro del Arrabal del Puente, se asentaron intramuros en el llamado “Carmen Viejo”, probablemente en la casa de Alonso de Monroy sobre la actual plaza de la Libertad con entrada por Espoz y Mina. Durante las siguientes décadas, adquirieron casas y propiedades en los alrededores, hasta hacerse con todo el terreno comprendido entre la plaza de los Bandos, la calle del Concejo y la calle de Espoz y Mina, incluyendo los solares en donde hoy está ubicada la plaza de la Libertad. En este espacio edificaron el convento de San Elías, en el que quedó incluida la casa de los Solís. Sobre el solar que fuera casa principal de los señores de Aldeanueva de Campo Mojado, construyeron la iglesia conventual, terminada en 1703 y dedicada a la Virgen del Carmen, único resto que ha llegado hasta nosotros.

La propiedad del convento pasó a manos del Estado tras su desamortización en 1821 y quiso donarlo al Ayuntamiento para que instalara en él la nueva cárcel, sin embargo el Concejo rechazó la donación alegando el mal estado en que se encontraba, pero sí aceptó el huerto y la zona sur, que urbanizó, inaugurando en ese espacio la plaza de la Libertad el 23 de febrero de 1842. El resto, salvo la iglesia, quedó en propiedad de particulares.

El estado ruinoso de la iglesia de Santo Tomé y la falta de intención y dinero para su reconstrucción, obligó a su derribo en 1856 (Villar y Macías, Araujo). Parte de sus escombros permanecieron en la plaza hasta que fueron retirados en 1861 y se procedió a allanar y nivelar el terreno que presentaba grandes socavones y desniveles. La parroquia y muchas de sus reliquias se trasladaron a la vecina iglesia del Carmen del desaparecido convento de Carmelitas descalzos, que a partir de ese momento recibió el nombre de su antecesora, iglesia de Santo Tomé, que no cambiaría por el de Iglesia de Nuestra Señora del Carmen hasta treinta años después (1887), tras grandes discusiones sobre la conveniencia del cambio de denominación. Tras el derribo de la primitiva iglesia de Santo Tomé de los Caballeros, la plaza, que durante siglos había sido denominada plaza de Santo Tomé, recibió el nombre de plaza de los Bandos que aún mantiene en la actualidad.
El arquitecto provincial, Sr. Secall, elaboró un proyecto para la urbanización de la plaza. Las obras comenzaron en julio de 1867 y el escombro del desmonte sirvió para rellenar los desniveles de la plaza de los Menores (Colón), también en vías de urbanización. La fuente fue colocada en el centro y se plantaron árboles y parterres a su alrededor.
La plaza continuó siendo centro de una gran actividad comunal, se continuó corriendo novillos (toro enmaromado), fue lugar de instalación de las casetas en las ferias de Botijeros y de septiembre y fue frecuente escenario de espectáculos populares y verbenas.
La construcción del hotel del Comercio en 1877, en el lado oriental de la plaza (calle Zamora), inicia el proceso de transformación de la plaza que la llevará a convertirse en el centro de la vida comercial y económica de la ciudad. La luz eléctrica llegó a la plaza en septiembre de 1889.

En septiembre de 1898, el banquero Florencio Rodríguez de la Vega instaló su despacho en el Palacio de Garci Grande, que adquirió al quinto vizconde de ese nombre D. José María Espinosa y Villapecellín tras el intento infructuoso de compra por el Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia. Fallecido D. Florencio en marzo de 1902, su banca, dirigida por su viuda e hijos, permaneció allí hasta el 31 de diciembre de 1914, fecha en que es liquidada. Sus negocios pasaron a su yerno, el también banquero Matías Blanco Cobaleda, que traslada las oficinas en febrero de 1915 a la casa que había edificado en el lado Oeste de la plaza, en la confluencia con la calle Peña Primera, en mayo de 1908, con fachada de estilo gótico diseñada por Santiago Madrigal y ejecutada por el marmolista Angel Seseña. En 1942, la banca de D. Matías Blanco Cobaleda, pasó a ser sociedad y se denominó Banco Matías Blanco Cobaleda S.A. y en 1957, se constituyó como Banco de Salamanca. Durante los años 60, sobre el solar del antiguo banco y del resto de las fincas del lado Occidental de la plaza de los Bandos hasta la calle de Santa Teresa, se construyó el edificio en cristal, hormigón y piedra franca que podemos contemplar en la actualidad. En 1972, ya en la órbita del Banco Popular, se transformó en Banco de Castilla para acabar totalmente absorbido por el Banco Popular en 2008.

El 13 de mayo de 1912, el Ayuntamiento de Salamanca aprueba la construcción, en el centro de la plaza de los Bandos, de un edificio destinado a Casa de Socorro y Laboratorio Químico Municipal. La decisión levanta un gran revuelo social oponiéndose a tal medida. Algunos concejales municipales también se muestran contrarios. Finalmente la decisión es revocada.
En enero de 1915, la Casa de Socorro comenzó a construirse en la plaza de Gabriel y Galán, donde se encuentra actualmente transformada en biblioteca municipal. El edificio, diseñado por el arquitecto municipal Sr. Secall, muestra líneas clásicas y severas ya que estaba previsto para armonizar con el entorno clásico de la plaza de los Bandos.
Las discusiones sobre la plaza se reavivaron someramente con la reforma de los jardines efectuada en 1917. Estos fueron vallados y cerrados por la noche y desapareció el urinario que desde fines del siglo XIX alivió las necesidades de muchos salmantinos; y continuaron, cuando en octubre de 1921 se instaló en la plaza un busto del comunero Francisco Maldonado, obra del escultor granadino Juan Cristóbal. La escultura, en mármol blanco, de más de medio metro y 250 Kg de peso, fue instalada sobre un sencillo pedestal de piedra franca. El busto, erigido por suscripción popular, fue seriamente criticado y calificado de bodrio. Hoy se encuentra instalado en la rotonda del Alto del Rollo, junto al desubicado rollo de las Bernardas. Ese mismo año comenzaron las obras para un nuevo urinario, esta vez soterrado, que permaneció en la plaza hasta finales del siglo XX.
Un par de años antes, en 1919, el recién creado Centro Farmacéutico Salmantino se instalaba en la casa de doña María la Brava. La casa había sido remozada en el siglo XIX, utilizando piedras del convento de San Bernardo que resultó destruido durante la Guerra de la Independencia, y fue utilizada para la enseñanza, inicialmente como “Colegio de 1ª y 2ª enseñanza San Ignacio de Loyola” y desde 1904 como “Liceo Escolar”.
En 1928, el edificio que fuera casa de Solís y que aún conservaba algunos restos originales, fue adquirido por la Compañía Telefónica Nacional para la instalación de sus oficinas en Salamanca. El proyecto fue realizado por José María de la Vega y Samper y aprobado en septiembre de 1928 con una modificación posterior para subir una altura. Fue terminado en 1929 y mostraba claras referencias al Palacio de Monterrey, en él se incluyeron los restos del viejo palacio: la portada principal y el balcón gótico de la calle Concejo.
Ese mismo año de 1928, la Caja de Previsión decide instalar su sede en la plaza de los Bandos, sobre un solar entre el nuevo edificio de la Telefónica y la iglesia del Carmen. El edificio de planta baja y tres alturas fue diseñado por Joaquín Secall rindiendo tributo al renacimiento, al barroco y al plateresco en una extraña mezcolanza que no restó armonía al edificio. Actualmente el edificio se encuentra en obras para albergar, después de haber sido durante muchos años la Sede de la Seguridad Social, el Centro Documental de la Memoria Histórica. 
El edificio de la Caja de Previsión fue terminado en 1932, el mismo año en que el Estado adquirió el solar del hotel del Comercio a la familia de Francisco Núñez con la intención de construir en él la nueva delegación del Banco de España en Salamanca.

Proyecto de fachada para
el Banco de España de
Romualdo de Madariaga
El derribo del viejo hotel del Comercio comenzó el 2 de enero de 1934, después de su cierre el año anterior. Comenzó a construirse en 1936, antes de iniciarse la Guerra Civil, por el arquitecto Romualdo de Madariaga Céspedes que siguió en su diseño las directrices de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en las que se sugería que se continuara construyendo con el estilo típicamente español de la época dorada de la arquitectura, que en Salamanca se asimiló al gótico del Palacio de Monterrey o la Casa de las Conchas.
Sin embargo su proyecto fue ligeramente cambiado por el arquitecto Guillermo Lindemann para adaptarlo al gusto neo-imperialista de la dictadura franquista. El edificio fue terminado en 1942. La delegación del Banco de España en Salamanca fue cerrada el 31 de diciembre de 2003, después de casi 120 años de presencia en la ciudad, desde que fuera abierta el 15 de septiembre de 1884 en el nº 21 de la calle Toro. El edificio fue vendido a Patrimonio del Estado y aunque en los últimos años se especuló sobre la instalación en el mismo del Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo, lo cierto es que el edificio continúa cerrado y esperando. 

En 1960, la Caja de Ahorros de Salamanca adquirió el Palacio de Garci Grande. El edificio había tenido distintos usos privados, tras el cierre de las oficinas de D. Florencio Rodríguez de la Vega en 1915 se instalaron allí las oficinas de la empresa de electricidad La Unión Salmantina y en 1918 lo hizo la Academia Salmantina. El encargado de la remodelación para adaptar el edificio como sede de la Caja fue Luis Gutiérrez Soto, que alteró la distribución de ventanas y balcones y añadió una galería sobre el tejado no muy de acuerdo con el estilo del edificio.

La rinconada noroccidental de la plaza desapareció a fines de los años setenta, 1978, con la alineación y ensanchamiento de la calle de Santa Teresa y la construcción del edificio de la Caja de Ahorros diseñado por Luis Gutiérrez Soto, cuya fachada principal recae en la Plaza de Santa Teresa. En esa rinconada estuvo la vivienda del notario José Martín López, padre de Carmen Martín Gaite nacida en 1925 en este mismo edificio, en cuyo bajos estuvo la librería de lance de los hermanos Centenera. El ensanche de la calle de Santa Teresa hizo desaparecer la vieja casona de los Sánchez Fabrés.

En el año 1997, vuelve la polémica a la plaza de los Bandos tras el anuncio, por parte del alcalde de la ciudad Sr. Lanzarote, de la construcción de un parking subterráneo. Desde el mismo momento del anuncio muchos grupos sociales y la oposición política desataron una ofensiva contra la propuesta. Manifestaciones, recogidas de firmas, concentraciones o mesas redondas fueron algunas las armas utilizadas por la oposición ciudadana, que contó además con el apoyo de diversas personalidades de la vida académica, profesional e intelectual –como la de la escritora Carmen Martín Gaite-, todo ello con una amplia cobertura mediática. Aparentemente el proyecto quedó paralizado.

El 8 de diciembre de 2000, se instala un busto de Carmen Martín Gaite, la insine escritora nacida en el nº 3 de la plaza y fallecida en julio de ese mismo año. La obra de la escultora Narcisa Vicente Rodríguez está realizada en bronce y granito.

El proyecto del parking se retoma en el año 2005 con grandes visos de salir adelante. De nuevo la oposición ciudadana vuelve a enfrentarse al proyecto con mayor intensidad si cabe. En el año 2006 se produce el levantamiento del suelo de la plaza con la intención de realizar catas arqueológicas que determinen el valor de los posibles restos enterrados. Las catas no encontraron restos significativos ni de la iglesia de Santo Tomé ni de la Vía de Plata. Nada parecía oponerse a la ejecución del proyecto. Todas las alegaciones fueron rechazadas. Sin embargo su puesta en marcha se retrasó, con un aparente desinterés en su realización, tal vez por las dudas sobre su viabilidad en una situación de crisis económica ya desatada. Sin haberse abandonado el proyecto, a inicios del  año 2012 la Unesco emitió un dictamen negativo sobre el mismo, “por los impactos negativos sobre el Valor Universal Excepcional del bien inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial”. A la vista de este informe el Ayuntamiento anunció en febrero de ese mismo año, a través de su alcalde Sr. Mañueco, el abandono definitivo del proyecto.





Lo que fué Santo Tomé de los Caballeros (1) 
Notas de don Jacinto Vázquez de Parga publicadas en 1920 por La Basílica Teresiana

La primitiva iglesia de Santo Tomás Apóstol de Salamanca, vulgarmente llamada Santo Tomé de los Caballeros, tuvo su asiento, que todavía alcanzamos a conocer, en el centro de la plazuela de los Bandos, en el mismo lugar, próximamente, que al presente ocupa sus jardines públicos. Era una de las más antiguas y más famosas de la capital; no escasa en mérito artístico para aquellos tiempos (2) y sobre todas ricas urnas cinerarias como luego veremos, las que pertenecían a distintas familias de la nobleza más clasificada de España (3) y a títulos de Castilla, cuya gran piedad consignaron en cien fundaciones, de las que al terminar el siglo xviii se registraban todavía unas setenta en los libros de visita. Sólo la ilustre casa de Almarza dotó catorce capellanías sin contar otras obras piadosas, así como las no menos ilustres de los Varillas y Villagonzalo, que se distinguió por sus cuantiosas donaciones a la Iglesia (4) que erigieran sus abuelos. Desgraciadamente toda esta riqueza ha desaparecido, corriéndo la misma suerte que el templo monumentos insignes de la piedad de otros tiempos por las vicisitudes porque ha pasado nuestra católica y desventurada Nación. 
Constituían el templo, dos magníficas naves de diferentes épocas (5), erigida la primera para parroquia por el Conde don Vela, segundo poblador de Salamanca y la segunda en 1345 por D. Gonzalo Rodríguez de las Varillas, quinto nieto del dicho D. Vela. 
Al folio 76 vuelto del libro de visitas de la parroquia, que principió en 1753, se halla una descripción muy prolija y detallada de lo que era esta iglesia y según ella el retablo de su capilla mayor, era el mismo que se conserva en su sucesora de Nuestra Señora del Carmen, sin dorar, con la imagen en talla del Santo Patrón a la derecha; a la izquierda con la de San Bartolomé, en el centro, en la ornacina principal, la Virgen del Carmen; todo él coronado por un Calvario pintado al óleo en lienzo, con las imágenes del Crucificado, Nuestra Señora y San Juan. El culto que en ella se daba era muy esplendoroso por los muchos capellanes y beneficiados de ella en sus respectivos altares de Atocha (6), del Santo Cristo de la Zarza, de San Miguel, de San Antonio, de Santa Lucía, de la Aparición de Cristo a Santo Tomás convenciéndole de que era él y había resucitado realmente, y el de San Francisco de Paula, conservándose aún en la nueva iglesia la mayor parte de ellos. Diez arcadas sepulcrales cobijaban la grandiosa bóveda con que el arte gótico sustituyó al rico artesonado antiguo al tiempo de su prolongación, cinco por cada lado. En el primero del lado del Evangelio, veíanse los sepulcros de la muy piadosa casa de Almarza y Cerralbo (7), ilustre por sus muchos títulos y mayorazgos de los Varillas, Fonsecas, Guzmanes, Ovalles, Monroyes, Nietos y Rodríguez, etc. Estos sepulcros aparecían blasonados por los escudos de los fundadores e inscripción de los Fonsecas. Los del segundo y tercer arco pertenecían a los mayorazgos de los Ruanos. El cuarto, con dos sepulcros sobrepuestos, era también de los Almarza, según su epitafio: "Esta sepultura es de D. Juan Ovalle y de D.a Isabel Ordóñez, su mujer, la que falleció en 22 de Agosto de 1509. El de más arriba, con letrero ilegible era de D. Rodrigo Pacheco, Marqués de Cerralbo. A la misma familia pertenecía por sus armas y blasones, el enterramiento del quinto arco, en que se veía escrito: "Sepultura de Juan de Urria y de D.a Leonor de Ovalle, su mujer, que finó año 1478. Al mismo lado del Evangelio y fuera de la capilla, se hallaba otro enterramiento sobre el altar de Nuestra Señora de Atocha, de que era patrono el Marqués de Coquilla (8), con las armas de los Vázquez Coronados, que eran las de sus fundadores y más abajo, en el altar de San Miguel, dos sepulturas de los Ordóñez de Málaga (9) también patronos del altar. Al lado de la Epístola veíase dentro de la capilla mayor, en primer lugar, el sepulcro de los Almaraces (10), con hermosa estatua yacente de caballero armado, con la espada en la mano y una inscripción en que se leía: "Aquí yace el honrado caballero Alvaro de Almaraz y su hijo Juan de Almaraz; falleció a 23 de Septiembre de 1533. Por bajo había otras dos sepulturas sin epitafio. En la segunda arcada, sepulcro también de Almaraz y Enríquez, aparecían dos estatuas de caballero y mujer con sus escudos. En la tercera se hallaba un enterramiento con bulto de caballero armado y epitafio con letras doradas, que decía: "Aquí yace el muy magnífico señor Iñigo (11) de Medrano y Grado, Comendador de León, Mayorga y Castrofuerte, Caballero de la Orden de Santiago, falleció a 13 de Agosto de 1558. El cuarto y quinto arco contenían los enterramientos sin blasones ni epitafios de los Condes de Villagonzalo (12). 
Y fuera de la capilla, en los números 1, 2 y 4, tres sepulcros bajo un solo arco con letrero, que decía: "Es propiedad del Doctor Don Juan de Grana y sus descendientes, (13) y en él estaba el altar de San Antonio, de que era patrono la Universidad. 

NAVE NUEVA
 Era la del Norte y en su capilla mayor, titulada de San Juan Bautista, estaba fundada la cofradía de Caballeros Escuderos. Tenía bóveda de piedra y cierre con verja; en medio de ella y próximo al altar, se hallaba el sepulcro de los fundadores don Gonzalo Rodríguez de las Varillas y de su esposa, fallecido en 1345 y por cuanto sus estatuas se hallaban gastadas por el tiempo, fueron mandadas retirar por el Juez eclesiástico en 1752 y en su lugar se colocó una lápida con la siguiente inscripción: "Aquí había un sepulcro con dos bultos de hombre y mujer, que por estar muy desfigurados e indecentes, vistos por el señor Juez eclesiástico, lo mandó quitar y poner para memoria esta losa. Año 1752„. Con éste eran siete los sepulcros, tres de cada lado, bajo sus arcos embebidos en el muro. Al lado del Evangelio se encontraba en primer lugar el de D. Juan Rodríguez de las Varillas, hijo del fundador, con estatua yacente de caballero armado y con los blasones de Solís, Varillas y banda que salía de la boca de dos serpientes en tres escudos. En el segundo arco el sepulcro de D.a Aldonza Suárez de Solís con tres soles por escudos, varillas y castillos y sobre él la estatua de dicha señora de los Condes de Montellano. En el tercero, el de D. Gonzalo Rodríguez, señor de Tornadizos, que falleció en 1600. Había otro además que salía de la pared a la izquierda de la capilla, todo de piedra, con cuatro escudos de los Varillas. Al lado de la Epístola se encontraba dentro de la capilla de  San Juan, en el primer arco, un sepulcro de caballero armado sin escudo ni epitafio. En el segundo arco un bulto de mujer en la misma forma. En el tercer arco, otro sepulcro con estatua de caballero armado sin escudo ni epitafio, todos ornados con diferentes figuras de relieve entero. 

FUERA DE LA CAPILLA. 
A la parte del Evangelio había cinco arcos; en los dos primeros adornados con escudos, se veía este epitafio: "Aquí yacen en estos arcos los honrados caballeros Antonio Flores, hijo de Diego Flores (14) e marido de Francisca Olivares; falleció en 1541. Estos eran de la ilustre familia de los Almaraces. En el tercero, sin blasones ni epitafio, estaba el altar de Santa Lucía. El cuarto estaba en blanco, es decir, sin ocupar. A la salida de la capilla se veía otro sepulcro con estatua de mujer que la tradición señalaba como de D.a María Rodríguez de Monroy; llamada la Brava, señora de Villalba de los Llanos, error que vino a deshacer el hallazgo de sus restos en sarcófago que tenía en la iglesia de dicho pueblo que recientemente ha sido enajenado por la familia de Coquilla. 


Jacinto VÁZQUEZ DE PARGA, 

Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

(1) Entre los papeles que el laborioso y erudito caballero salmantino don Jacinto Vázquez de Parga (q. e. p. d.), reunió con curiosas noticias e interesantes hallazgos arqueológicos, se encuentra esta descripción de lo que fué la famosa iglesia de Santo Tomé de los Caballeros de Salamanca. Obtenido el permiso de la publicación de su hijo, el ilustre ex- Alcalde de nuestra ciudad, nuestro querido amigo D, Ángel Vázquez de Parga, publicamos hoy las notas que aquel buen salmantino, de ilustre cuna y rara cultura escribió acerca de la iglesia que fué su parroquia. Quede aquí con nuestro agradecimiento para el hijo amigo, un piadoso recuerdo para la buena memoria de su entrañable padre.— (N. de la R.) 
(2) No obstante la reforma que sufrió en el siglo xiv, al admitir su ensanche podían admirarse aún sus rudos y apuntados arcos sus molduras de ajedrez, ménsulas y mascarones y un artesonado de madera muy bien labrado y de mérito. 
(3) Tales como los Suárez de Solís, Condes de Montellano, Figueroas y Maldonados., los Enríquez y Monroyes, Valderas y Quesadas, Rodríguez y Varillas, Sres. de Villagonzalo, Almarza y Cerralbo, los Godínez de Paz, señores de Gallegos, Avilas y Almaraces, Ovalles y Guzmanes, etc., caballeros que con motivo de desagradable suceso, se levantaron en los siglos xv y XVI, tomando el nombre de Bando de Santo Tomé en oposición al de San Benito.
(4) Entre otras donaciones, se conserva con las armas de los Varillas, la cajonería de la sacristía en la actual iglesia del Carmen su sucesora, las ampollas de los Santos Óleos, una capa casulla de brocado verde, cáliz y vinajeras de plata, etc. 
(5) Por el año de 1345 fué ampliada la antigua fábrica por la munificencia de D. Gonzalo Rodríguez de las Varillas, con cuyo motivo al removerse el altar de San Juan Bautista, se halló bajo de su ara una caja de madera de encina que contenía otra de la misma materia y en su interior un pergamino que fijaba el día de su consagración, diciendo: Hæc ecclesia consecrata est a Domino Berengario  Salmanticensi Episcopo in honore et titulo Sancti Thome Apostoli, Sancti Indaletii, Sancti Sebastiani et Sanctorum Justi et Pastori quorum quator ultimorum reliquias ibi possuit, quartuor Kalendas Julii. Era 1164, que equivale al año de J. S. 1126. La invención tuvo lugar a 15 de Octubre de 1752. 
 (6) Del altar de Nuestra Señora de Atocha era patrón el Marqués de Coquilla; del de San Miguel, los Ordoñes de Málaga; del de San Antonio, la Universidad por nombramiento del Dr. Grana Nieto, Catedrático de Prima de ella, oidor que fué de la Real Audiencia de la Coruña y fundador de tres capellanías en esta iglesia; en el altar del Santo Cristo de la Zarza, estaba fundada la cofradía de Animas de la parroquia. 
(7) Los Marqueses de Almarza eran presentadores y patronos de las Capellanías siguientes: De las dos tituladas de los Niños, fundadas por Ruiz González de Vega; de la del Dr. Polonio, sepultado en la capilla de San Juan sobre Tornadizos y Tordelalosa; de la de Juana Rodríguez de Arauzo; de las dos de Catalina de Paz, sobre Paradinas; de la de Pedro Sánchez Calzada; de la de Magdalena de Monroy; de la de Hernán Pérez de Monroy, sobre Carriel; de la de Diego Flores de Almaraz, sobre Parada de Rubiales; de la de Juan Girón Avila e Isabel Rodríguez; de la de D.a María de Guzmán, mujer de Pedro Zúñiga Palomeque; de la de González Yáñez de Ovalle Juan de Herrera, etc., y a sus casas estaban afectos los aniversarios de los Ovalles Arazos, María de Guzmán, Juan Girón de Avila, etc.
(8) El Marqués de Coquilla y Conde de Monterrubio, eran patronos de la Capellanía de Pero Vázquez y Juan Vázquez Coronado, sobre Veconuño y Alberguería, fundada en la capilla de San Juan. 
(9) Los Ordóñez tenían su sepultura también en la capilla de San Juan. 
(10) Los Almaraces, señores de Sanchón, fundaron capellanía en la capilla de San Juan y eran patronos los poseedores del mayorazgo de los Castres de Ciudad-Rodrigo. Había otra capellanía de los Almaraces fundada por Diego Flores de Almaraz, sobre propiedad en Parada de Rubiales, el cual fué oidor de la Audiencia de Granada. 
(11) Fundó misa de diez y once. Son patronos o eran de la Memoria que fundó Pedro de la Encina y sucesores en sus mayorazgos. 
(12) Los Sres. de Villagonzalo, eran patronos de algunas capellanías como la fundada por Pedro Sánchez Calzada (según se cree) y afectos estaban a sus mayorazgos de los Varillas el aniversario fundado por D. Gonzalo Rodríguez otro de Monroy de Antonio Maldonado, Rodríguez de las Varillas el de Peranríquez, etc., además de la capellanía que fundó Juana Rodríguez, abuela de López de Sosa. 
(13) Catedrático de Prima de la Universidad y oidor de la Coruña, fundó diez capellanías en esta iglesia de que tuvo por patrón al Rector y Claustro de la Universidad.
(14) Diego Flores de Almaraz fundó una capellanía en esta iglesia que dotó con censos y bienes de su propiedad en Parada de Rubiales.

Artículo publícado por La Basílica Teresiana Tomo VI Epoca Tercera Año VII Número 68 - 1920 febrero 1





La Iglesia del convento de San Elías o de Nuestra Señora del Carmen (Iglesia del Carmen de Arriba)


Hacía 1581, los Carmelitas Descalzos, establecidos en Salamanca desde 1572 en el viejo Hospital de San Lázaro del Arrabal del Puente, se asentaron intramuros en el llamado “Carmen Viejo”, probablemente en la casa de Alonso de Monroy sobre la actual plaza de la Libertad con entrada por Espoz y Mina. Durante las siguientes décadas, adquirieron casas y propiedades en los alrededores, hasta hacerse con todo el terreno comprendido entre la plaza de los Bandos, la calle del Concejo y la calle de Espoz y Mina, incluyendo los solares en donde hoy está ubicada la plaza de la Libertad. En este espacio edificaron el convento y colegio de San Elías. Sobre el solar que fuera casa principal de los señores de Aldeanueva de Campo Mojado, construyeron la iglesia conventual, terminada en 1703 y dedicada a la Virgen del Carmen, único resto que ha llegado hasta nosotros.





La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen conocida hoy popularmente como Iglesia del Carmen de Arriba, para distinguirla de la Iglesia de la Venerable Orden Tercera del Carmen o Iglesia del Carmen de Abajo, responde al sencillo gusto carmelita y a las formas estilísticas barrocas.
Fue proyectada por Fray Antonio de Jesús María, construyéndose entre los años 1690 y 1703. Dispone de tres naves separadas con cuatro arcos de medio cañón y cúpula barroca sobre el crucero, siendo la nave central de bóveda de medio cañón. Sus bóvedas están adornadas con tarjetones y lunetos, todo blanqueado. La fachada presenta sobre el ingreso semicircular un frontón partido y la imagen de San Elías en una hornacina almohadillada, más arriba una ventana, también almohadillada, está flanqueada por dos escudos y en el  frontón de remate un escudo de la orden. A sus costados dos espadañas-campanarios laterales completan la fachada.
El retablo es barroco del siglo XVIII.

La propiedad del convento pasó a manos del Estado tras su desamortización en 1821 y quiso donarlo al Ayuntamiento para que instalara en él la nueva cárcel, sin embargo el Concejo rechazó la donación alegando el mal estado en que se encontraba, pero sí aceptó el huerto y la zona sur, que urbanizó, inaugurando en ese espacio la plaza de la Libertad el 23 de febrero de 1842. El resto, salvo la iglesia, quedó en propiedad de particulares. Los Carmelitas Descalzos, sin casa, abandonaron la ciudad.
El estado ruinoso de la iglesia de Santo Tomé, situada en el centro de la plaza de los Bandos, y la falta de intención y dinero para su reconstrucción, obligó a su derribo en 1856 (Villar y Macías, Araujo). La parroquia y muchas de sus reliquias se trasladaron a la vecina iglesia del Carmen del desaparecido convento de Carmelitas descalzos, que a partir de ese momento recibió el nombre de su antecesora, iglesia de Santo Tomé, que no cambiaría por el de Iglesia Nuestra Señora del Carmen hasta 1883, tras grandes discusiones sobre la conveniencia del cambio de denominación. 

Según Jacinto Vázquez de Parga, aunque dorado, el retablo barroco de la iglesia del Carmen es el mismo que estaba situado en la capilla mayor de su predecesora como parroquia, la iglesia de Santo Tomé, hasta su derribo en 1856. Según el autor el retablo disponía de una talla del San Elías a la derecha; a la izquierda la de San Bartolomé, en el centro, en la hornacina principal, la Virgen del Carmen; todo él coronado por un Calvario pintado al óleo en lienzo, con las imágenes del Crucificado, Nuestra Señora y San Juan. Hoy día dispone a la derecha de una talla de San José, en el centro de la Virgen del Carmen y a la izquierda de Santa Teresa.

Los Carmelitas Descalzos regresaron a Salamanca 27 de agosto de 1894, cuando el obispo Padre Cámara dio el consentimiento para que fundaran convento en la ciudad, “viendo, dice, en esta obra un nuevo auxilio que Dios nos depara para el cuidado de nuestra grey y el adelantamiento espiritual del pueblo”. 
Adquirieron una casa en la calle de Zamora contigua a la parroquia de la Magdalena, que les fue entregada por el obispado para la celebración de sus cultos. El convento de nuevo recibió el nombre de San Elías. 
La iglesia de la Magdalena había sido fundada en 1182 por los repobladores castellanos y durante la tercera repoblación fue adjudicada a la Orden de Alcántara. Reedificada en 1796 con trazas de Jerónimo García de Quiñones, época de la que conserva la fachada. En 1917, el interior se reforma en estilo neo-plateresco por Joaquín de Vargas.



Centro Documental de la Memoria Histórica
Antigua sede de la Seguridad Social en Salamanca
Antigua sede de la Caja de Previsión


En 1928, la Caja de Previsión decide instalar su sede en la plaza de los Bandos, sobre un solar entre el edificio de la Telefónica, terminado en 1929 sobre los restos de la casa de Solís, y la iglesia del Carmen. El edificio de planta baja y tres alturas fue diseñado por Joaquín Secall Domingo rindiendo tributo al renacimiento, al barroco y al plateresco en una extraña mezcolanza que no restó armonía al edificio. Durante los años de su construcción su fachada permaneció oculta tras una valla, lo que motivó que los salmantinos comenzaran a llamarla la linda tapada en referencia a la celebre zarzuela. Actualmente el edificio se encuentra en obras para albergar el Centro Documental de la Memoria Histórica, después de haber sido durante muchos años la Sede de la Seguridad Social. 







la casa de doña María "la Brava"


Aunque se trata de la casa principal de los Enríquez de Sevilla, es más conocida como la casa de doña María “la Brava”, por el gran enraizamiento en la memoria de los salmantinos de la violenta venganza de Doña María de Monroy a la muerte de sus hijos, Pedro y Luis, a manos de los hermanos Manzano, Gomez y Alonso, encuadrada entre los hechos de la llamada guerra de los Bandos.

Doña María de Monroy era hija de D. Hernán Pérez de Monroy y Dª Isabel de Almaraz, nacida en la Casa de las dos Torres, casa solariega de la familia de los Monroy en Plasencia. 
Casó en 1422 con Enrique Enríquez de Sevilla, señor de Villalba de los Llanos, regidor de Salamanca y nieto de Fernando III el Santo. Pasó a vivir a Salamanca en las casas principales de los Enríquez de Sevilla, linderas a la Iglesia de Santo Tomé. Tuvo cinco hijos, Alonso, Pedro, Luis, María y Aldonza. Fundó junto a su marido el mayorazgo de Villalba el 26 de julio de 1454, Enrique Enríquez de Sevilla murió poco después. La Sentencia de Muñodono certifica que era viuda en 1456 y que Alonso, Pedro y Aldonza vivían en esas fechas. Hay pruebas fehacientes de que Dª María aún vivía en la casa en 1463. El suceso de la muerte de sus hijos ocurrió siendo viuda pues la real cédula dictada por Enrique IV se fechó en Madrid el 28 de marzo de 1465 (V y M), confiscando para su cámara los bienes de los Manzano. Teniendo en cuenta la rapidez con que se sentenciaban estos casos en aquella época, la violenta muerte de Pedro y Luis a manos de los Manzano debió de ocurrir en 1464 o bien al inicio de 1465. Algunos años antes del suceso (el 16 de noviembre de 1457 según Villar y Macías), Alonso, el primogénito, había fallecido. María Enríquez de Monroy, hija de la Brava, casó con su primo Alonso Rodríguez de la Varillas y de ambos nació Gonzalo Rodríguez de Monroy que heredó el mayorazgo de Villalba, fallecido en 1502, que casó con doña Inés Maldonado de Monleón. Este matrimonio explica la presencia del escudo Maldonado en la casa, ya que D. Gonzalo, señor de Villalba, debió reconstruir la casa o bien reformar la fachada para adecuar la heráldica de la misma a la nueva situación.  El profesor Julián Álvarez Villar, defiende este último supuesto estimando la construcción del edificio en la primera mitad del siglo XV, cuyos caracteres corresponden a esa época.

Del edificio original apenas queda nada tras las muchas reformas a las que ha sido sometida durante siglos. El amplio zaguán y una escalera parecen corresponder a reformas del siglo XVII. Según Cuadrado fue reedificada “a lo moderno” en la primera mitad del siglo XIX, utilizado para ello piedra del convento de San Bernardo que había resultado destruido durante la Guerra de la Independencia. Fue utilizada para la enseñanza, inicialmente como “Colegio de 1ª y 2ª enseñanza San Ignacio de Loyola” y luego desde 1904 como “Liceo Escolar”. El Centro Farmacéutico Salmantino se instaló en el edificio en 1919 y estuvo allí gran parte del siglo XX.
La casa fue adquirida por Caja Duero por 14 millones de euros en 2007 y utilizada efímeramente como espacio expositivo. Se llegó a hablar en 2009 de la instalación del Museo de las Culturas Americanas de la Fundación Gabarrón (del escultor Cristóbal Gabarrón), sin embargo las serias dificultades financieras de Caja Duero y su incierto futuro tiene hasta la fecha todos los proyectos paralizados.

Escudo de Monroy
Escudo de Maldonado
Todo el interés del edificio recae en su fachada de piedra franca, de gran armonía a pesar de sus pequeñas dimensiones. Sobre la puerta de arco de medio punto con grandes dovelas, un balcón posible modificación de un ajimez y sobre este un hermoso dintel o toza de piedra labrada que muestra frondosas hojas de cardo (cardinas), sobre las que descansa el escudo de los Enríquez de Sevilla con corona real abierta, en recuerdo de su origen, a la izquierda del balcón para el observador, el escudo de los Monroy, las mismas armas que pertenecieron a doña María, y a la derecha el de los Maldonado, presumiblemente de doña Inés Maldonado, correspondiendo por tanto la heráldica a la casa de Gonzalo Rodríguez de Monroy. Un alfiz gótico quebrado y con bolas, parte de los salmenes de la puerta y rodea todos los elementos decorativos.

Escudo de Enriquez de Sevilla

Se desconoce la fecha de la muerte de doña María la Brava. Durante la existencia de la iglesia de Santo Tomé, se consideraba por tradición que un enterramiento con estatua yacente sin epitafio, sito en dicha iglesia, era el enterramiento de doña María. Se sabe, sin embargo, que se encuentra enterrada en la capilla mayor de la iglesia de Villalba, junto a su esposo. No existe noticia fidedigna sobre el lugar del enterramiento de Pedro y Luis Enríquez de Sevilla.

Pequeños escudos de Monroy y Enríquez
de Sevilla en una pared renovada del edificio
de la casa de María "la Brava"


Relato de la muerte de sus hijos y la venganza de doña María "la Brava" de Alonso de Maldonado, el mas antiguo y, acaso, correcto al tratarse de un escritor coetáneo.

« y porque viene ahora a propósito, quiero contar un hecho romano que hizo una destas señoras, que se llamaba doña Maria de Monroy. Como esta fuese casada en Salamanca con un caballero que se llamaba Enrique Enriquez de Sevilla, señor de Villalba, y como este muriese, y quedase doña Maria harto moza y hermosa, y quedase con dos hijos y una hija, supo dar tan buena cuenta de sí, que fué ejemplo maravilloso su vida. Pues siendo sus hijos de doña Maria Monroy, el uno de diez y nueve anos (Pedro) y el otro (Luis) de diez y ocho, asaz eran dispuestos. Estos Enriquez tomaron estrecha amistad con otros dos caballeros de la ciudad, hermanos, que se llamaban los Manzanos (Gomez y Alonso), y como Enriquez el menor estuviese un dia jugando, vinieron sobre porfias a reñir y echar mano a las espadas, de donde sucedió que como los Manzanos y sus criados estuviesen juntos, mataron al Enriquez, que solo estaba, y como los Manzanos lo vieran muerto, hobieron consejo, que se temieron de Enriquez el mayor, que le conocian por muy buen mancebo, y dijo el uno dellos que sería bien que lo enviasen a llamar que se viniese a jugar, y que venido le matarian, y así fué fecho, porque no tuviesen de que temer. Venido que fué el Enriquez, le mataron en un corredor, y andándose paseando el uno con el otro, Manzano le hirió de gran herida con una chuza. El Enriquez echó mano a la espada, como hombre de buen corazón, pero poco le aprovechó, porque luego le mataron; los Manzanos se fueron a Portogal. Sabida esta nueva por toda la ciudad, luego sus parientes trajeron estos dos hijos delante de su madre, que tan regalados los había criado, haciendo esquivos llantos. Todos pensaron que doña Maria perdiera la vida de pesar, según los queria, y, ciertamente, el aspecto de los mancebos enternesciera a quien quiera. Doña Maria les ponía los ojos sin echar una lágrima, ni hacer ningún acto mugeril, mas estaba con el corazón tan fuerte que ningún varón romano se le igualaba; asaz se parescia en su gesto la ferocidad de su ánimo, y todos tomaban espanto de vella con tanto sosiego. Los parientes de los mancebos muertos le dijeron que los enterrasen: dona Maria respondió: que ellos hiciesen dellos lo que quisiesen; y, en siendo noche, doña Maria cabalgó, y se fué a Villalba, y llevó consigo veinte de a caballo muy bien armados : diciendo que no quería que la matasen a traición, como habían hecho a sus hijos. Como doña Maria llegase a la mitad del camino, juntó los suyos, y hízoles una habla, en la cual les muestra como su corazón es vuelto todo a la venganza de sus hijos y que no quería vivir sino para esto. En gran manera espantados los suyos le respondieron, que los Manzanos estarían ya en alguna fuerza de Portogal, a donde por entonces no podían ser habidos: dona Maria respondió no haber cosa más fuerte que el corazón del hombre, y queste queriendo, todo era suyo, y que ella quería dejar su hábito allí y usar el oficio de buen capitán ; que en los peligros les prometía ser la primera ; y diciendo esto, se fue a Portogal, y envió sus espías, a saber dellos ; y dióse tan buena maña, que antes de un mes, como supo el logar donde estaban, se fué una noche a más de media noche a la posada de los Manzanos, y con un vigon que llevaban los veinte escuderos, y ella delante con sus armas, del primer golpe dieron con las puertas en el suelo, y no eran bien caidas en el suelo, cuando doña Maria estaba dentro con diez escuderos, y los otros diez quedaban guardando la puerta y unas ventanas. Los Manzanos, como los vieron ante si, comenzaron a pelear y a llamar en su ayuda a los del logar, de manera que la cosa se hizo tan animosamente, que los portogueses por priesa que se dieron no llegaron a tiempo, porque las cabezas de los Manzanos cuando ellos llegaron estaban ya en la mano izquierda de doña Maria de Monroy. Ella y los suyos cabalgaron a priesa en sus caballos y se fueron ; y llegaron un dia a medio dia a Salamanca, que todos pensaban que estaban en Villalba, y fuese a apear derecha a la Iglesia donde estaban sus hijos enterrados, y puso las cabezas que traia sobre las sepulturas de sus hijos, y de ahí se vino a su casa. Gran espanto puso este hecho en toda la tierra.” 






El palacio de Garcigrande

"Abandonado de sus dueños, fue casa de banca y hoy sirve de abrigo á varios vecinos á la vez, pero no ha logrado perder su prestancia y su alegría y desde la mañana á la noche recibe los besos y las caricias del sol, que lo ha dorado y enrojecido."

JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS, 1930



Las diversas reformas efectuadas en el palacio, sobre todo desde que dejó de pertenecer al vizcondado de Garcigrande, han cambiado enormemente la fisonomía de esta casa erigida a mediados del siglo XVI para los señores de Zaratán. Mantiene, aún así, la línea de calle, la portada renacentista y varios huecos de ventana. El vizcondado de Garcigrande fue creado en 1761 en la persona de D. Carlos Espinosa Castillo y Mendoza, señor de Zaratán, por lo que el edificio recibió el nombre de palacio de Garcigrande. No se dispone de documentación sobre su autor, pero ha sido atribuido, por su estilo constructivo, a Rodrigo Gil de Hontañón.

En septiembre de 1898, el banquero Florencio Rodríguez Vega adquirió el edificio al quinto vizconde de Garcigrande, D. José María Espinosa y Villapecellín, para instalar su despacho, tras un intento infructuoso de compra por parte del Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia. La reforma efectuada afectó fundamentalmente al número y tipo de ventanas en los muros y a su interior. La banca de D. Florencio permaneció allí hasta 1915. A partir de entonces ocuparon el edificio un rosario de inquilinos. En 1915 la empresa de electricidad La Unión Salmantina y en 1918 lo hizo la Academia Salmantina, etc. Hasta que en 1960 el edificio fue adquirido por la, entonces, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca1. Luis Gutiérrez Soto fue el encargado del proyecto de remodelación del edificio para su adaptación a Sede de la Caja, que alteró la distribución de ventanas y balcones y añadió una galería sobre el tejado no muy de acuerdo con el estilo del edificio.

Lo más notable del edificio es su portada, cuya entrada se decora con columnas de fustes estriados terminadas en hermosos capiteles platerescos que soportan un sencillo entablamento. Dos magníficos medallones se sitúan en las enjutas del arco de entrada. Sobre el acceso se abre la ventana principal flanqueada de pequeñas pilastras en arista, que partiendo de ménsulas soportan un sencillo entablamento, a juego con el anterior, sobre la que se encuentra su escudo principal, partido con los apellidos Espinosa y Santiesteban. Completan la decoración otros dos escudos, a la derecha, para el observador, el partido de Brochero y Santiesteban y a la izquierda el partido de Girón y Guzmán.
Muy interesantes resultan también la ventana y balcón en ángulo, cuyas jambas y arcos sobre impostas muestran una característica decoración del siglo XVI. Son únicas en la ciudad, ya que solo podemos citar la de la Casa de los Niños del Coro y se encuentra tapiada.

Fue declarado monumento nacional en 1961.
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El edificio fue comprado por la Caja de Ahorros en 1960 a D. Florencio Rodríguez Rodríguez-Vega, hijo de D. Baldomero Rodríguez Campal de Dª Luisa Rodríguez-Vega, hija de D. Florencio Rodríguez Vega y Buffin y de Dª Sergia Brusi Crespo.





El palacio de Solís
Edificio de la telefónica



En la provisión del príncipe Juan para el empedrado de las principales calles de la ciudad de 1497, se dice: e la calle de conçejo de ençima desde el meson de los toros hasta la plaça de Santo Thome, que es del cabo de la casa de Pedro Suares de Solis, en referencia a la casa que Alfonso de Solís, primer señor de la torre de Moncantar, levantó en las inmediaciones de la plaza de Santo Tomé (Plaza de los Bandos) en 1449. El rey Juan II, trató de evitar la construcción de este edificio, que más que casa debió ser fortaleza de grandes torres, para evitar enfrentamientos entre los bandos de aristócratas que en aquel momento disputaban el control de Salamanca. Solís ignoró la orden real y su ejemplo funcionó como norma, logrando que en época de los Reyes Católicos la plaza de Santo Tomé se encontrara rodeada de torres.
El 26 de diciembre de 1477 fue fundado el mayorazgo de esta casa en el que se vincularon las casas y torres de cal y canto que edificó Alfonso de Solís. 
En la plaza de Santo Tomé se celebraron los actos del casamiento del príncipe Felipe, futuro Felipe II, con doña María de Portugal en el año 1543. La futura reina se hospedó en el palacio de los Solís, que en aquellos momentos pertenecía a María de Solís y Fonseca, casada con Diego Ruiz de Lugo, y el príncipe en la contigua de la calle Concejo que había erigido pocos años antes Cristóbal Suárez de Acebo, primer señor del Villar del Profeta, contador mayor y tesorero del emperador Carlos V. Otros autores afirman que el príncipe se hospedó en el convento de los Jerónimos (hoy Fábrica de Mirat).
La casa, o lo que quedaba de ella, formó parte en el siglo XVIII del convento de San Elías 
de los Carmelitas Descalzos, hasta que su desamortización en la primera mitad del siglo XIX la hizo pasar a manos privadas. La gran variedad de inquilinos y las continuas reformas, acabaron de desvirtuar totalmente el edificio que a principios del siglo XX sólo conservaba de su antiguo esplendor, la portada principal y el balcón gótico de la calle Concejo.
En 1928, el edificio fue adquirido por la Compañía Telefónica Nacional para la instalación de sus oficinas en Salamanca. El proyecto fue realizado por José María de la Vega y Samper y aprobado en septiembre de 1928, con una modificación posterior para subir una altura. Fue terminado en 1929 y mostraba claras referencias al Palacio de Monterrey.



En el nuevo edificio se incluyeron los restos del viejo palacio. En la calle Concejo, la ventana gótica cuadrada sobre la que una toza labrada con motivos vegetales contiene el escudo del apellido Rodríguez, bajo la ventana, otra toza contiene tres escudos, en el centro, la posición principal, tiene el escudo del apellido Solís sostenido por dos sirvientes, todo muy deteriorado, a la izquierda, para el observador, el escudo del apellido Monroy y a la derecha el de Rodríguez de las Varillas o Villafuerte rodeados ambos con motivos vegetales. El conjunto está rodeado por un alfiz quebrado completo. La presencia de estos apellidos es debida a diversos entrecruzamientos familiares. Así, en Pellicer podemos leer “En Juan Alfonso de Solís muerto en 1641 como obispo de Puerto Rico, se quebró la varonía primogenia de la casa de los Rodríguez, que unida con la de Solís y con este apellido avia durado casi trescientos años desde Pedro Rodríguez de las Varillas ( hijo segundo de D. Juan Rodríguez de las Varillas y doña María Fernández de Monroy) y de Dª Aldonza Suárez se Solís su muger”, párrafo en el que encontramos mención a los cuatro apellidos. En la plaza de los bandos, el acceso del siglo XVI con arco de medio punto flanqueado por columnas estriadas sobre fustes. 
En la reconstrucción, sobre la puerta se abrió un balcón rematado en frontón y en las enjutas del arco de acceso se labraron medallones que representan a un charro y una charra.




Los escudos de la Caja de Ahorros




Flanqueando la puerta principal del edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca (actualmente Caja España de Inversiones Salamanca y Soria, CEISS) abierto a la plaza de los Bandos, podemos observar dos hermosos escudos nobiliarios, cuya antigüedad es mucho mayor que el edificio sobre el que se encuentran. ¿Cual es su procedencia?


Estos dos escudos se encontraban en la Plaza de Santa Teresa, colocados sobre las puertas de una tapia que servía de cierre a un taller de cerrajería. A finales de los 70, con la urbanización de la plaza y la construcción del edificio de la Caja de Ahorros, los escudos fueron retirados y luego colocados en su ubicación actual. Pero esta no era la situación original de los escudos, ya que que provenían de una casa gótica, situada en la calle Toro esquina con la calle Brocense frente al teatro Liceo. La casa presentaba una puerta con grandes dovelas y un alfiz quebrado que contenía un balcón, posible modificación de una ventana o ajimez, y tres escudos en triángulo. 

Casa de Rodríguez de las Varillas, en la
calle Toro. Derribada.

El escudo principal, sobre el balcón, pertenecía a la conocida familia salmantina Rodríguez de las Varillas o Villafuerte, razón por la cual la casa era conocida como casa de Rodríguez de las Varillas, este escudo se conserva en el Museo de la Ciudad. A la izquierda, para el observador, se encuentra el escudo partido de lo que parece ser el apellido Urrea y el de Ovalle y a la derecha el partido de Paz y de Enríquez de Salamanca. Al derribo de esta casa, los escudos serían trasladados a la plaza de Santa Teresa, aunque lo más razonable hubiera sido colocarlos en el edificio que la sustituyó. 

Escudo Urrea (?)- Ovalle

Escudo Paz - Enríquez de Salamanca






La casa de banca de D. Matías Blanco Cobaleda

A mediados del siglo XIX (1850), D. Florencio Rodríguez Vega, funda una modesta casa de banca, cuyas oficinas instala en la plaza del Corrillo. Se dedicaba a la compraventa de valores de la Deuda Pública, industriales y mercantiles, descuento de letras, expedición de giros y cartas de crédito sobre pueblos y capitales de la península y del extranjero, cambio de oro, billetes y monedas extranjeras y descuento de cupones y cuentas de depósito con interés.
La prosperidad del negocio le permite trasladarlo al nº1 de la plaza de los Bandos, palacio de Garcigrande, en 1898. Adquirió el edificio al quinto vizconde Gracigrande, D. José María Espinosa y Villapecellín, tras el intento infructuoso de compra por el Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia.
Después de su muerte ocurrida en marzo de 1902, la banca continuó funcionando bajo la dirección de su viuda e hijos.

D. Matías Blanco Cobaleda era hijo de D. Manuel Blanco, rico propietario, ganadero y ex diputado provincial y Dª María Antonia Cobaleda. En 1902 contrajo matrimonio con Laura Rodríguez Brusi, hija de D. Florencio. Se hizo cargo de la gerencia de la casa de banca, tras la muerte prematura de Miguel Rodríguez Brusi y del abandono de la empresa de Ignacio Rodríguez Brusi, que instaló por su cuenta, la casa de Banca “Hijo de Florentino Rodríguez Vega”, en el nº32 de la Plaza Mayor, en la casa que el señor Zabala poseía en la acera de Correo.
La casa de banca de D. Florencio fue liquidada el 31 de diciembre de 1914, y a partir del 1 de enero de 1915, D. Matías Blanco Cobaleda abrió su propia casa de banca, continuando los negocios de su suegro. Permaneció en las oficinas del palacio de Garcigrande, solamente un mes ya que las trasladó a la casa que había edificado, en mayo de 1908, en el lado Oeste de la plaza de los Bandos, en la confluencia con la calle Peña Primera. La fachada de estilo gótico fue diseñada por Santiago Madrigal y ejecutada por el marmolista Ángel Seseña.


Sus funciones continúaron siendo las  propias de una casa de banca: compra y venta de valores, cambio de moneda y billetes extranjeros, descuento de Letras sobre España y extranjero, descuento y cobro de cupones, giro sobre plazas nacionales y extranjeras, cartas de crédito, depósitos de valores, cuentas corrientes abonando intereses, cuentas corrientes a plazo interés convencional, cuentas de crédito con garantía personal, cuenta de crédito con garantías de valores. Además de la habituales funciones de representación y corresponsalía de diversos bancos nacionales. 
El negocio prosperó y pronto tuvo una gran influencia en la vida económica y comercial de la ciudad. Se convirtió en accionista mayoritario de la compañía salmantina de Almacenes Generales de Depósito, inaugurada el 1 de noviembre de 1916 y fue miembro del consejo de administración de la Caja de Ahorros de Salamanca. A pesar de esta última circunstancia, decidió dar un paso más hacia su constitución como banco comercial, instalando, en 1920, una sección de caja de ahorros para el crédito popular, para lo que reformó sus oficinas con las correspondientes taquillas de reintegros e imposiciones.
Interior de la banca de Matías Blanco Cobaleda

Ventanillas de reintegros e imposiciones

La Gaceta Regional de Salamanca nació el 20 de agosto de 1920, siendo su mayor accionista D. Matías a través de la compañía “Editorial Castellana S.A.”. El periódico nació con tendencia conservadora y afín a los fundamentos ideológicos de la CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas, de D. José María Gil Robles. Con la llegada de la República, D. Matías Blanco Cobaleda cedió, el 8 de septiembre de 1933,  la presidencia de la empresa editora a José María Gil Robles, dejando en el consejo de administración a su sobrino e hijo político D. Andrés García Blanco, su mano derecha.
En 1927, adquirió el control de la distribuidora eléctrica “la Unión Salmantina” que en 1933 fusionó con el resto de empresas del sector de Salamanca para constituir “Electra Salmantina”.
La banca de D. Matías Blanco Cobaleda, pasó a ser sociedad en 1942 y se denominó Banco Matías Blanco Cobaleda S.A. y en 1957, se constituyó como Banco de Salamanca.

Banco de Salamanca, constituido en 1957

Durante los años 60, sobre el solar del antiguo banco y del resto de las fincas del lado Occidental de la plaza de los Bandos hasta la calle de Santa Teresa, se construyó el edificio en cristal, hormigón y piedra franca que podemos contemplar en la actualidad. En 1972, ya en la órbita del Banco Popular, se transformó en Banco de Castilla para acabar totalmente absorbido por el Banco Popular en 2008. 



J. Laurent & Cie. en Salamanca

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SALAMANCA EN EL CATÁLOGO J. LAURENT & CIE. 1879

Guide du touriste en Espagne et en Portugal, ou itinéraire à travers ces pays, au point de vue artistique, monumental et pittoresque, Madrid, Paris, Stuttgart, J. Laurent et Cie., 1879.
Alfonso Roswag





Números des planches.
La collection n'est compléte que dans le grand format de 0,26 m x0,35 m environ; les numéros précédés d'une * exístent aussi pour stéréoscope; ceux suivis d'une * peuvent s’obtenir également en format carte-album.
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     * 362  La Plaza Mayor.
                   La Plaza Mayor.

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        1831  L’Hótel de Ville ou Ayuntamiento.
                   El Ayuntamiento

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        1893  Portail de l’église de Saint Martin.
                   Portada de la iglesia de San Martín

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     * 1885  Porte de l’église de Saint Martin.
                   Iglesia de San Martín

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        1884  Porte de l’église de Saint Just.
                   Puerta de la iglesia de San Justo.

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        1881  Porte de Sainte Marie de las Dueñas.
                   Portada de Santa Mª de las Dueñas

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Église et monastère de Saint Dominique

     * 369  Vue générale de l'église de Saint Dimanche
                   Vista general de la iglesia de Santo Domingo

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        369bis  Vue de la facade de l'église de Saint Dimanche
                   Vista de la fachada de la iglesia de Santo Domingo

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        1874  Détail de la façade de l'église de Saint Dimanche, en hauteur
                   Detalle de la fachada de Santo Domingo

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        1875  Détail de la façade de l'église de Saint Dimanche, on travers
                   Detalle de la fachada de Santo Domingo

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        1876  Vue du choeur de l'église de Saint Dimanche
                   Vista del coro de la iglesia de Santo Domingo

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    Tipo de etiqueta: 1875-1900
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     * 1877  Vue intérieure de l’église.
                   Vista interior de la iglesia

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    Tipo de etiqueta: 1875-1900
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    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
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        A 1798  Fresque du choeur, peint par Palomino.
                   Fresco del coro, pintado por Palomino

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02964_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        1878  Vue intérieure de la sacristie de Saint Dimanche
                   Vista interior de la sacristía de Santo Domingo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08264_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08005_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        1879  Porte du salón de conférences de Saint Dimanche
                   Puerta del Salón de Conferencias de Santo Domingo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07971
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09443_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 1880  Galerie du cloître de Saint Dimanche
                   Galeria del claustro de Santo Domingo

    Fuente: L'Institut national d'histoire de l'art INHA
    Referencia de fuente: PH-11689
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07988_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08006_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17305_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 370  Vue générale du cloître de Saint Dimanche
                   Vista general del calustro de Santo Domingo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08017_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-32475_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14054_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17524_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02946_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 370bis  Cloître de Saint Dimanche
                   Claustro de Santo Domingo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07900_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17388_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02947_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado



Musée provincial de Saint Dominique

        B 822  Modèle d’un petit autel ou temple, pour la cathédrale, dessiné par M. Manuel Rodríguez, architecte du XVlIe siècle.
                   Modelo de un pequeño altar o templo, para la catedral, diseñado por D. Manuel Rodríguez, siglo XVlIe arquitecto.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02953_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        B 823  Statue en argent, qui représente Saint Michel en terrassant le démon, oeuvre de J. de Arce.
                   Estatua de plata, representando a San Miguel matando al demonio, obra de Juan de Arce

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08010_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        B 827  Fauteuil de Fray Antonio de Sotomayor.
                   Sillón de Fray Antonio de Sotomayor

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07959_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        B 828  Statue de La Vierge de la Vega
                   Estatua de la Virgen de la Vega

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07887_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07826_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado



_____________

     * 1839  La tour du Clavero.
                   Torre del Clavero.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09437_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17602_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08843_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-24026_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17257_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02322_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1836  Façade de la maison de Salinas
                   Fachada de la Casa de Salinas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05720_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06270_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14012_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1882  Cour de la maison de Salinas
                   Patio de la casa de Salinas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07894_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1883  Détail de la maison de la Salina
                   Detalle de la casa de la Salina

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07895_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08012_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06267_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1887  Porte de l’église de Saint Benito
                   Puerta de la iglesia de San Benito

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-04183_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17896_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08024_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado



Maison des Coquilles, ou de las Conchas

     * 367  Façade principale de la maison des Coquilles
                   Fachada principal de la casa de las Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14009_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17924_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06477_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05728_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1861  Porte de la maison des Coquilles
                   Puerta de la casa de las Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14011_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05729_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1862  Grille de la maison des Coquilles
                   reja de la casa de las Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08604_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07896_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-13986_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1863  Balcon et grille d'une fenêtre de la maison des Coquilles
                   Balcón y reja de ventana de la casa de la Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09430_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05725_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1864  Grillage d'une fenètre de la maison des Coquilles
                   Reja de la casa de las Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07898_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08011_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 1865  Vue générale de la cour.
                   Vista general del patio de la casa delas Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17256_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-04382_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1866  Détail de la cour.
                   Detalle del patio de la casa de las Conchas

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07437_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09264_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado



Séminaire de Salamanque.

        1837  Vue générale.
                   Vista del Seminario

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058797
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado


     * 1867  Vue prise du collège des Irlandais.
                   Vista del seminario de los Irlandeses.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05422_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-16104_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-04216_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1868  Salle du Chapitre.
                   Sala Capitular del Seminario

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06286_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05433_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05726_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        B 824  Le Christ flagellé, statue en bois, oeuvre dee Louis Carmona.
                   Jesús Flagelado, estatua en madera de Luis Carmona

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-04144_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        A1799  Abraham en offrant le pain et le vin à Melchisedech le pain et le vin, tableau de P P. Rubens.
                   Abrahan ofrece el pan y el vino a Melchisedech, cuadro de P.P. Rubens

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08678_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        A 1800  La reine de Saba visitant Salomón, tableau du méme peintre.
                   La reina de Saba visitando Salomón, retrato del mismo pintor



Université de Salamanque

        1828  Statue de Fr. Luis de León.
                   Estatua de Fr. Luis de León

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05721_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07954_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06288_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1829  Petites Écoles (Escuelas Menores).— Vue génerale de la façade
                   Escuelas Menores - Vista general de las Escuelas Menores.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14014_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17164_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05722_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1854  Petites ecoles(escuelas menores).— Détail de la façade
                   Escuelas Menores - Detalle de la fachada

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08643_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 1830  Petites ecoles(escuelas menores).— Porte des archives.
                   Escuelas Menores - Portada de los archivos

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17287_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09434_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07294_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        364  Petites ecoles (escuelas menores).— Entrée de la cour.
                   Escuelas Menores - Entrada del patio

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07949
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07293_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1832  Petites ecoles(escuelas menores).— Porte intérieure.
                   Escuelas Menores - Puerta interior

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02849_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07946_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 365  Petites ecoles(escuelas menores).— Vue de la cour.
                   Escuelas Menores - Vista del patio

    Fuente: L'Institut national d'histoire de l'art INHA
    Referencia de fuente: PH-4872
    Tipo de etiqueta: 1868-1874
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08841_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17906_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17904_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        365bis  Petites ecoles(escuelas menores).— Autre vue de la cour.
                   Escuelas Menores - Otra vista del patio

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08844_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09441_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 1827  Vue générale de l’Université.
                   Vista general de la Universidad.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-35228_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-35227_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17709_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-03951_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        363  Façade de l'Université.
                   Fachada de la Universidad

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000020775
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: L'Institut national d'histoire de l'art INHA
    Referencia de fuente: PH-4874.
    Tipo de etiqueta: 1868-1874
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08626_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-01981_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06287_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        363bis  Détail de la façade.
                   Detalle de la fachada


        1855  Détail de la partie inferieure de la façade de l'Université
                   Detalle de la parte inferior de la fachada de la Universidad

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05736_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1856  Détail de la partie supérieure de la faça de l'Université
                   Detalle de la parte superior de la fachada de la Universidad

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05724_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1840  L’escalier de l'Université.
                   Escalera de la Universidad

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09325_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17254_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-32005_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1857  Galerie intérieure de l’Université.
                   Galería de la Universidad

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07860_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07824_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17275_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado



Université.

     * 1858  Porte de la Bibliothéque de l'Université.
                   Puerta de la biblioteca de la Universidad

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-03950_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08836_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17893_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14023_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1859  Vue de la Bibliothéque.
                   Vista de la biblioteca

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09428_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17516_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06321_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1860  Retable de la chapelle de l'Université.
                   Retablo de la Capilla de la Universidad

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14022_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17217_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 366  Partie arrière des petites écoles (Université).
                   Parte trasera de las Escuelas Menores (Universidad).

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058794
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05714_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17695_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado



_____________

     * 377  Le vieux collège, actuellement le siège de la Députation provinciale.
                   Colegio Viejo, hoy Diputación Provincial.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06266_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17124_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado



Cathédrale de Salamanque

     * 1833  Vue de la Cathédrale depuis le Séminaire.
                   La Catedral vista desde el Seminario.

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058798
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-29713_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05713_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17900_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 1834  La cathédrale par le levant.
                   La catedral por el levante

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07947_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05573_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17699_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 1841  Tour de la Cathédrale.
                   Torre de la Catedral.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17908_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05330_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 373  Cathédrale. Porte des Rameaux.
                   Catedral. Puerta de Ramos

    Fuente: L'Institut national d'histoire de l'art INHA
    Referencia de fuente: PH-4875
    Tipo de etiqueta: 1868-1874
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06262_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09438_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-13985_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17177_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 373bis  Une autre vue de la Porte des Rameaux.
                   Otra vista de la puerta de Ramos

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07295_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07295_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09431_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17935_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 1842  Façade principale de la Cathédrale.
                   Fachada principal de la Catedral

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-03955_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05738_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17850_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


        1843  Porte de Saint Clément.
                   Puerta de San Clemente

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07953_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05572_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14010_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        374  Cathédrale - Vue générale de la porte dite de la Naissance de Christ.
                   Catedral- Vista general de la puerta del Nacimiento de Cristo

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000020774
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05727_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        374bis  Cathédrale - Porte de la Naissance.
                   catedral- Puerta del Nacimiento

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05574_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09385_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-13975_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-13306_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-24015_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


        1844  Cathédrale - Porte latérale droite ou de l'évêque.
                   Catedral-Puerta lateral derecha o del obispo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08560_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07822_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05734_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 375  Porte de la petite cour.
                   Puerta del Patio Chico

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05432_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17686_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 376  Cathédrale - Tour du Coq.
                   Catedral. La Torre del Gallo.

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058802
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06285_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-10345_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17076_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06054_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 376bis  Cathédrale - Tour du Coq.
                   Catedral.-La torre del Gallo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07872_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07872_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07871_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-10344_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        1894  Chapelle mudéjar, dans le cloître de la Cathédrale.
                   Capilla mudéjar en el claustro de la Catedral

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07874_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1895  Chapelle de Sainte Barbara, dans le cloître de la Cathédrale.
                   Capilla de Santa Barbara en el Claustro de la catedral.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07870_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1845  Nef principale de la Cathédrale Vieille.
                   Nave Mayor de la Catedral Vieja

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06284_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17194_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 1846  Cathédrale vieille.—Nef du transept.
                   Nave del Crucero de la Catedral Vieja

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06564_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17547_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


        1847  Tombeaux de la Cathédrale vieille.
                   Sepulcros de la Catedral Vieja

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02979
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05430_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1848  Cathédrale vieille.- Entrée de la chapelle de l’évêque de Séville D. Diego de Anaya.
                   Catedral Vieja.-Entrada de la capilla del obispo de Sevilla D. Diego de Anaya

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14016_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17218_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


        1849  Cathédrale vieille.—Coupole de la Tour du Coq.
                   Catedral Vieja-Cúpula de la Torre del Gallo

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07893_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1850  Nef principale de la Cathédrale.
                   Nave principal de la Catedral

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058795
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07948_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05040_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17174_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-31093_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado


        1851  Vue du transept de la Cathédrale.
                   Vista del Crucero de la Catedral

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05737_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1852  Vue intérieure de la sacristie.
                   Vista interior de la sacristía

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07897_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09397_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado



_____________

        B 825  La Vierge soutenant le corps de son Fils Divin, groupe sculptural en bois par L. Carmona.
                   La Virgen sostiene el cuerpo de su Hijo Divino, grupo escultórico de madera por L. Carmona.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05308_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


        B 826  Le Christ des Batailles; crucifix en bois avec lequel on haranguait les troupes du Cid; ce dernier portait l’autre crucifix plus petit, sous son armure.
                   El Cristo de las Batallas, crucifijo de madera con el cual sermoneaba las tropas del Cid, este último llevaba el otro crucifijo más pequeño, bajo su armadura.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08009_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        B 829  Un fauteuil et une table de la salle du Chapitre de la Cathédrale.
                   Una silla y una mesa en la sala capitular de la Catedral

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07873_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08606
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09432_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        A 1801  L'égorgement de Saint Jean Baptiste, peinture de Jac. Gerónimo Espinosa.
                   la degollación de San Juan bautiste, pintura de Jac. Gerónimo Espinosa

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05576_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado



_____________

     * 1853  Vue extérieure de la cathédrale, côté du levant.
                   Vista exterior de la Catedral, parte de levante

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07888_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17698_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05434_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 372  Vue extérieure de la cathédrale, côté du midi.
                   Vista exterior de la Catedral, parte del mediodía.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09440_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: L'Institut national d'histoire de l'art INHA
    Referencia de fuente: PH 4876
    Tipo de etiqueta: 1868-1874
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05056_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado



_____________

     * 1889  Porte de la rivière par laquelle Annibal a pénétré dans la ville.
                   Puerta del rio por la que Anibal entró en la ciudad.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05420_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


     * 1890  Ancienne muraille de la ville.
                   La muralla antigua

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07821_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17018_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 478  Pont romain sur le Tormes.
                   Puente romano sobre el Tormes

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09232_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17864_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 478bis  Vue genérale du pont sur le Tormes.
                   Vista general del puente sobre el Tormes


        378  Vue générale de Salamanque, en 2 morceaux.
                   Vista general de Salamanca, en dos fragmentos

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-02949_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07899_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07901_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 381  Vue générale, en un morceau.
                   Vista general, en un fragmento

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06320_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07418_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07865_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17223_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1891  Cloitre des ruines de la Escuela de la Vega.
                   Claustro de las ruinas de la Escuela de la Vega

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08013_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-19601_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1892  Vue de Salamanque, prise de la Escuela de la Vega.
                   Vista general, tomada desde la Escuela de la Vega

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09229_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 368  La paroisse de Sancti Spiritus.
                   Parroquia de Sancti Spiritus.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05047_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17350_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14008_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 368bis  Portail de Sancti Spiritus.
                   Portada de Sancti Spiritus

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058793
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09339_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1835  Maison de las Muertes, ou des Crimes.
                   Casa delas Muertes, o de los Crímenes

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-14050_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17898_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        371  Maison de Monterrey.
                   Casa de Monterrey

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07825_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-06271_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-13984_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-30711_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        371bis  Autre vue de la dite maison.
                   Otra vista de dicha casa

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058791
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07891_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1886  Tour de la maison de Monterey.
                   Torre de la casa de Monterrey.

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058752
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07892_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07430_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-05057_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado



_____________

     * 1888  Le Champ de San Francisco.
                   El Campo de San Francisco

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07823_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17247_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1838  Église du troisiéme ordre de San Francisco.
                   Iglesia de la tercera orden de San Francisco

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07955_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado



_____________

        1869  Façade du collège des Irlandais.
                   Fachada del colegio de los Irlandeses

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058755
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09433_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07869_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1870  Portail du collège des Irlandais.
                   Portal del colegio de los Irlandeses

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07960_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07956_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17492_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1871  Vue genérale de la cour du collège des Irlandais.
                   Vista general del patio del colegio de los Irlandeses

    Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
    Referencia de fuente: 0000058756
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Positivo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07864_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1872  Détail de la cour du collège des Irlandais.
                   Detalle del patio del colegio de los Irlandeses.

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07868_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07950_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado


        1873  Portail de la chapelle du collège des Irlandais.
                   Portada de la capilla del colegio de los Irlandeses

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07866_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07867_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado



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     * 1896  Vue genérale du collège de Calatrava.
                   Vista general del colegio de Calatrava

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07935_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17389_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


     * 1897  Escalier du collège de Calatrava.
                   Escalera del colegio de Calatrava

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07855_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17851_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


     * 1898  Cour du Gouvernement de la province.
                   Patio del gobierno de la provincia

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07863_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08607_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado


        1899  Maison de Dª Maria la Brava
                   Casa de Dª Maria la Brava

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07951_P
    Tipo de etiqueta: Sin etiqueta
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-07856_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
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    Tipo de etiqueta: 1875-1900
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suplementos

     * T 175  Tombeau de l'évêque Anaya, dans la chapelle du elitre de la Cathedrale vieille
                   Sepulcro del Obispo Anaya.- Catedral Vieja

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17761_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


        A 798  J. Rivera.- La Concepción de la Vierge, tableau de l’église des Agustins
                   J. Rivera.- La Concepción de la Virgen, cuadro de la Iglesia de los Agustinos


     * 478  Port romain sur le Tormes
                   Puerto romano sobre el Tormes

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-09232_P
    Tipo de etiqueta: 1875-1900
    Negativo digitalizado

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-17864_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
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     * 478bis  Port romain sur le Tormes
                   Puerto romano sobre el Tormes


        1974  Charro ou paysan de Salamanque
                   Charro o campesino de Salamanca

    Fuente: Fototeca del Patrimonio Nacional
    Referencia de fuente: VN-08831_P
    Tipo de etiqueta: negra-sin firma
    Negativo digitalizado


José Oliván

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José Oliván y Cabrero nació en 1842. 
Dispuso de estudio fotográfico en Madrid en el número 14 de la calle Principe, en donde los trabajos de Holgado Brenes le sitúan hacia 18701.




Contrajo matrimonio con Vicenta Gombau. En 1879, cuando contaba 36 años, su situación financiera debió ser delicada y tuvo que ceder, al menos, una parte de su estudio fotográfico a D. Vicente Gombau Labad2, de 62 años, propietario de una conocida fábrica de naipes madrileña y originario de Zaragoza3, para el pago de una deuda contraída. D. Vicente se encargó de la venta del estudio Oliván a Antonio Fernández Soriano, que lo compró para su hijo Napoleón Francisco Fernández Tiffon. El 1 de enero de 1880,  el estudio cambió el nombre de "Oliván" por el de "Napoleón". 
Desconocemos la relación familiar que unía a Vicente Gombau y Vicenta Gombau, si es que había alguna, si bien nos parece realmente increíble que sea casual que compartieran nombre y apellido. Hemos de descartar que se tratara de su padre puesto que, según Maite Conesa en "La Salamanca de los Gombau" los padres de Venancio Gombau, y por tanto de Vicenta Gombau, fueron Valentín Gombau, natural de Vinaroz, y Leonarda Santos, de Cabanillas de la Sierra(Madrid).


En enero de 1881 estaba establecido en Salamanca y ocupaba el estudio que el fotógrafo Francisco Pertierra tuvo en el Paseo de Carmelitas y es aquí donde, probablemente, un veinteañero Venancio Gombau vino a vivir con su hermana Vicenta y a asistir a su cuñado, dando comienzo la saga de fotógrafos más importante de Salamanca, los Gombau.



Ejerció como corresponsal en Salamanca de la revista ilustrada madrileña La Ilustración Española y Americana, pero su dedicación fundamental fue el retrato, ocupación que mantenía económicamente a la mayoría de fotógrafos de la época.  Oliván fue testigo de los cambios en la técnica fotográfica, como la utilización de clichés de gelatino-bromuro más sensibles que se generalizaron en 1883 y permitían realizar retratos a niños revoltosos y objetos en movimiento, también promocionó el retrato mignon, fotografía barata con múltiples copias.

Retrato de soldado- J. Oliván

La partida del fotógrafo francés Jean Poujade a Burgos, permitió a Oliván ocupar en 1884 el estudio de aquel en la Plaza de la Cruz Verde,1.
La muerte a Oliván le sorprendió el 27 de enero de 1888. Continuó el negocio su mujer Vicenta, con la dirección técnica de Venancio Gombau, bajo el nombre comercial de "Viuda de Olivan". Y así permaneció hasta el 14 de febrero de 1890 cuando, después de quince días de obras, abrió al público el gabinete del paseo de Carmelitas con la denominación social de "Viuda de Oliván y Hermano". 



Este nombre se mantuvo hasta que, en 1904, Venancio se instaló independientemente en la calle del Prior. Vicenta permaneció al frente del estudio, como "Viuda de Oliván", hasta su muerte en 1924, estando situado entonces en la calle Doctor Riesco, 29 (calle Toro).


Sala de espera del estudio de Viuda de Oliván. Probablemente en la calle Toro.









1 Miguel Ángel Yáñez Polo, Luis Ortiz Lara y José Manuel Holgado Brenes (eds.), “Historia de la fotografía española 1839-1986”, Sevilla, Sociedad de Historia de la fotografía española, 1986.
2 " María de los Santos García Felguera . “Anaïs Tiffon, Antonio Fernández y la compañía fotográfica «Napoleon»".. U.C.M. La escritura de venta del estudio aparece otorgada por José Oliván y Vicente Gombau Labad a favor del comprador. Madrid, AHP, notario Mariano Demetrio de Ortiz y Gálvez, 1879, escritura de traspaso, 12 de diciembre de 1879, tomo 33611, nº1214, folios 3507r.-3516v.
3Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración, 1881.

Otras fuentes:
Diarios salmantinos de la época:
El Fomento : revista de intereses sociales
El Progreso : periódico político bisemanal
El Eco de Salamanca : revista semanal de ciencias, artes, literatura, administración e intereses materiales
La Estrella de Alba : boletín del tercer centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes
La Liga de Contribuyentes de Salamanca : paz, justicia, buena administración, trabajo, economías
La Semana Católica de Salamanca

Plaza de Colón

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Al igual que otras parroquias salmantinas, la desaparecida iglesia de San Adrián generó un espacio urbano de relación social en su derredor conocido como plaza de San Adrián. Esta plaza pronto fue ocupada por casas principales civiles y religiosas, alguna de las cuales aún permanecen en el entorno.
La demolición de la iglesia de San Adrián y del vecino convento de los Clérigos Menores de San Carlos Borromeo a mediados del siglo XIX, dio lugar a una explanada yerma, de variopinta utilización, que fue conocida como plaza de los Menores; hasta que en 1892, con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América, se erigió el monumento a Colón y se configuró el jardín que lo guarda, tomando entonces el nombre de plaza de Colón que todavía conserva.


Plaza de Colón en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012





foto 1. Plaza de Colón- Venancio Gombau.



foto 2. Estatua de Colón. Foto Ansede, publicada en Salamanca y sus alrededores su pasado, su presente y su futuro de Eleuterío Toribio Andrés.



foto 3. Plaza de Colón nevada-Luis González de la Huebra.



foto 4. Palacio de Orellana- Venancio Gombau.



foto 5. Plaza de Colón.



foto 6. Plaza de Colón.



foto 7. Torreón de los Abrantes, hoy torre de los Anayas - Venancio Gombau.



foto 8. Palacio de Orellana.



foto 9. Plaza de Colón- Cándido Ansede.



foto 10. Calle de San Pablo, frente a la plaza de Colón - Guzmán Gombau.



foto 11. Calle de San Pablo, frente a la plaza de Colón - Francisco Ruano.



foto 12. El edificio central de esta foto de Guzmán Gombau es obra del arquitecto Santiago Madrigal, se construyó en 1919 y albergó durante muchos años la Comisaria de Policía.



foto 13. Plaza de Colón nevada- Luis González de la Huebra.



foto 14. Postal Torre del Clavero.



foto 15. Torre del Clavero, imagen publicada en el Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca de Manuel Gómez-Moreno.



foto 16. Torre del Clavero - Venancio Gombau.



foto 17. Salamanca. Torre del Clavero 1905 fondos de Miguel de Unamuno.



foto 18. Torre del Clavero.



foto 19. Torre del Clavero.



foto 20. Torre del Clavero.



foto 21. Torre del Clavero. Postal colección Nuñez.



foto 22. Torre del Clavero, Portfolio fotográfico de España 19--, Rocafort, Ceferí (1872-1917).



foto 23. Torre del Clavero-Kurthielscher.



foto 24. Torre del Clavero.Foto Aledo.



foto 25. Torre del Clavero- Guzman Gombau.








La plaza de Colón

A principios del siglo XII, los repobladores bregancianos edificaron las parroquias de San Adrián, San Justo y San Román en el terreno donde se asentaron en la ciudad. Habían llegado a la casi despoblada Salamanca persiguiendo los beneficios de la repoblación que D. Raimundo de Borgoña dirigió por mandato de su suegro Alfonso VI. Ninguna de las tres iglesias ha llegado hasta nosotros, desapareciendo tras lograr la hazaña de sobrevivir hasta el siglo XIX.

En torno a la iglesia de San Adrián se generó una plaza pública que alcanzó gran relevancia urbana, como corrobora la orden de empedrado del príncipe Juan, Señor de Salamanca, dada en febrero de 1497, mandándola empedrar solo después de la vía más importante de la ciudad, la rúa de San Martín. Gran parte de su importancia se debió a la traslación del mercado medieval hacia la Plaza de San Martín, que hizo aparecer determinados circuitos comerciales dentro de la ciudad, sin duda uno de ellos, tal vez el más importante, fue el que atravesaba el espacio de San Adrián que comenzando en el puente, ingresaba en la urbe por la puerta de San Polo, se dirigía hacia el arco de San Esteban, giraba hacia la izquierda para alcanzar la plaza de San Adrián y se encaminaba por la calle Alabarderos (San Pablo) hacia la plaza de San Martín. La importancia de la vía y el espacio abierto que constituía la plaza atrajo un buen número de casas principales, donde sus señores encontraron el lugar adecuado para mostrar su poder y su riqueza. Las casas de Abrantes, de los Anaya, señores de Sancho Gómez, de los Sotomayores, de los Silveiras o de los Fonsecas rodearon y vigilaron la iglesia. 
Las altas torres de los palacios perduraron al igual que el importante tránsito comercial durante los siglos XVI y XVII, para ir poco a poco cediendo el sitio a las poderosas órdenes religiosas y a otros circuitos de entrada a la ciudad. Los clérigos menores y los trinitarios descalzos ocuparon con sus colegios grandes parcelas de terreno a costa del caserío de la zona, algunas casas principales y otros edificios públicos como el Hospital de San Ildefonso, fundado a mediados del siglo XIII, cuyo solar quedó incluido en el convento de la Trinidad.

La Universidad también tuvo su parte en la feligresía de San Adrián. En sus cercanías, en 1386, fue fundado, por Don Gutierre de Toledo, el primer colegio que hubo en la ciudad, el Colegio Viejo de Oviedo o de San Adrián conocido popularmente como Pan y Carbón. Más tarde, en 1544, fundó Doña Isabel de Ribas el colegio menor de Santa Cruz de Ribas o Santa Cruz de San Adrián. También tenemos constancia de que antes de la construcción del edificio del colegio mayor de Cuenca, sus colegiales habitaban en casas alquiladas frente a la parroquia de San Adrián, en la casa de Placentinos.

La llegada del siglo XVIII marcó el inicio de la decadencia de la parroquia. La guerra de sucesión (1705-1714), entre el pretendiente francés, Felipe de Borbón, y el archiduque Carlos de Austria, de graves consecuencias en Salamanca, dejó maltrecho el colegio de San Carlos Borromeo y tal vez la zona, que fue ofrecida para la construcción de la Plaza Mayor de la ciudad que estaba siendo proyectaba en el primer cuarto del siglo. Los propietarios, sobre todo los trinitarios descalzos, cederían el terreno para su construcción a cambio de edificios con fachada a la nueva plaza. Como sabemos, el ofrecimiento no fue aceptado y después de valorar las posibles ubicaciones, la plaza se construyó segregando la plaza de San Martín, con un primer diseño del arquitecto Alberto de Churriguera.

Plaza de San Adrián en 1784, Plano de Jeronimo García de Quiñones.

La familia Churriguera se asentó en la zona de los Menores, o al menos la tradición hace llamar taller de los Churriguera a la casa, de indudable antigüedad, que, bajo la torre del clavero en la esquina entre las calles Caldereros y Consuelo, ejerce actualmente de sede del colegio de abogados.
La guerra de la Independencia acabó por sumir al colegio de San Carlos Borromeo de los Clérigos Menores en la ruina total y tras su desamortización, los restos se derribaron en 1841, quedando abierta una gran área al norte de la iglesia de San Adrián, que a partir de entonces sería conocida como plaza de los Menores. Los fuertes desniveles y la presencia de escombros se perpetuaron en ella, incluso después del derribo de la iglesia de San Adrián en 1853.

Casa Taller de los Churriguera
No fue hasta 1867, cuando el arquitecto provincial Sr. Secall elaboró un proyecto de urbanización de la plazuela con el principal objetivo de regularizar el terreno, para lo cual se levantó un terraplén que se apoyó sobre un muro de contención, frente al que fuera convento de los trinitarios descalzos, y se rellenó con materiales del desmonte de la plaza de los Bandos, también urbanizada en esos momentos. La plaza de los Menores quedó convertida en una espaciosa y hasta amena plataforma donde los carboneros depositaban sus negros costales, razón esta por lo que de forma oficiosa se la conoció como plazuela del Carbón. Al contrario que en los Bandos, la plaza de los Menores no pudo ser dotada de jardines debido a la falta de fuentes o canalizaciones de agua para su riego, pero se plantaron algunas filas de árboles.
El aspecto de tan yerma plaza no debió mejorar mucho, e incluso aún debió de empeorar, con la reforma de 1879. El muro de contención fue derruido al determinarse la difícil defensa que tendría el cuartel de la Guardia Civil, establecido en el que fuera convento de los trinitarios descalzos, en caso de que en alguna escaramuza o motín popular fuera atacado desde la plataforma.
Sin uso fijo, la plaza tuvo diversas ofertas de utilización que iban desde la construcción de un bonito barrio obrero hasta la ubicación de un mercado del grano. Sin embargo, sólo se establecieron en ella efímeros puestos callejeros, carboneros y la fila de tiendas oscuras de los zapateros de viejo, localizadas desde la esquina con el palacio de la Salina hasta la torre del Clavero.
En 1883, comienza la construcción del Ateneo Salmantino colegio de 1ª y 2ª enseñanza, al sur de la plaza, que promovido por su director D. Manuel Durán y Araujo fue edificado siguiendo los planos de Cecilio González-Domínguez, perdiéndose los últimos vestigios que quedaban en el solar que había sido casa de Abrantes.
Al año siguiente, 1884, el Ayuntamiento concede licencia para la construcción de un barracón de madera que recibirá el nombre de Salón Artístico, que marcará el aspecto y uso de la plaza de los Menores en los siguientes años. El edificio, situado aproximadamente en el solar que ocupara la iglesia de San Adrián, era “todo de madera, tendrá una fachada con un ingreso principal y dos despachos de billetes á los lados; un vestíbulo de 13 metros de longitud por 3 de ancho; una grada con 160 asientos y 20 delanteras; un espacioso pasillo en el centro del salón frente al escenario con 104 sillas por banda, y otra grada á los lados con 64 asientos y 46 delanteras; este pasillo forma cruz con otro delante del cual habrá otras dos secciones de 56 sillas de cada lado, dejando en el centro paso para la orquesta, á cuyos costados quedarán 6 espaciosas plateas. El escenario tiene 8 metros de ancho por 9 de largo, con o cuartos para vestirse los actores. En las fachadas laterales lleva otras dos puertas de salida y el área total del Salón artístico ocupa una superficie de 31 metros de largo por 43 de ancho, teniendo 4,4 de altura, y estando presupuestado en 42.000 pesetas.” (El Progreso, 13 julio 1884).
El salón, de techo de zinc, se inauguró con representaciones de Zarzuela y a lo largo de su existencia albergó conciertos, funciones teatrales, bailes de artesanos, etc. Está no fue la única construcción “provisional” autorizada en la plaza, en 1886 se concedió licencia para el establecimiento del Salón Español de similares caracteristicas.

La Cámara de Comercio propuso en 1889 la construcción de unos almacenes de mercancías y cereales y de una bolsa de comercio en la Plaza de los Menores. La expedición y recepción de productos se realizaría a través de una línea de tranvía, que también trasladaría personas, entre las estaciones de ferrocarril de Salamanca y de Tejares con parada en la plaza de los Menores. Los gastos de las instalaciones y maquinaria se sufragarían con la emisión de acciones y el Ayuntamiento cedería todo el terreno de la plaza gratuitamente durante 99 años, tras los cuales todo pasaría a su propiedad.
A pesar de lo atractivo del proyecto, el Ayuntamiento no acepta la propuesta y decide convertir la plaza en jardines y arbolado, acordando el plazo del 31 de diciembre de 1889 para que los comerciantes instalados en casetas, cajones, tiendas y otros artefactos lo desalojen. 
Antes de la presentación del proyecto de reforma de la plaza, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca solicitó terreno para la instalación de su sede. El terreno solicitado alcanzaba los 1109 m2 y muchos concejales estaban de acuerdo con la propuesta. Por si fuera poco, el obispado también solicitó el terreno de la que fuera su iglesia de San Adrián, lo que acabó convirtiendo al, de por sí, poco operativo Ayuntamiento, en una guerra de oposiciones entre los que defienden una u otra salida.

Intentando poner luz, en 1890 llega la eléctrica, instalándose una lámpara de arco voltaico. Y en río revuelto, las casetas y otras tiendas seguían allí cuando se principiaba el año 1892.
La redonda cifra del cuatrocientos aniversario del descubrimiento de América pone fin a la cuestión. La propuesta de la Diputación Provincial de erigir una estatua a Colón en la plaza es secundada unánimemente por el Ayuntamiento. En marzo de 1892, tras más de dos años de intentos, se logra desalojar de la plaza al Salón Artístico.
El acto de colocación de la primera piedra tuvo lugar el 18 de septiembre de 1892 y en ella se colocó un ejemplar del Adelanto de esa fecha. La plaza recibió el nombre de plaza de Colón aquel otoño y casi un año después, el 9 de septiembre de 1893, tuvo lugar la inauguración. La escultura de Cristóbal Colón fue obra del escultor zamorano Eduardo Barrón, ganador del concurso público celebrado en agosto de 1892. Muestra al descubridor sujetando un globo terráqueo con su mano derecha, apuntando al oeste con la izquierda y a sus pies libros y cartas de navegación. Su postura pronto sugirió el chascarrillo salmantino  “¿A dónde apunta Colón? A la calle Pan y Carbón”. La figura de bronce mide tres metros y 25 centímetros y fue fundida en los talleres Masriera de Barcelona. No le falta arte al pedestal con los medallones laterales de Diego Deza y la reina Isabel la Católica y al frente la dedicatoria y el escudo de Salamanca. La altura del conjunto ronda los nueve metros.

Hasta 1898 no se proyectó un nuevo muro de contención de tierra, frente al cuartel de la guardia civil, que permitiera el nivelado de la plaza. El muro se presupuestó en 812 pesetas y en su construcción se le dotó de una escalera pero no de pretil de protección que sería muy reclamado en los siguientes años.

Los jardines y parterres no impidieron que durante los primeros años del siglo XX se instalaran casetas de baratijas, cinematógrafos y otras atracciones para las ferias de Botijeros y de Septiembre. El primer cinematógrafo instalado en la plaza de Colón, propiedad de Matías Sánchez y León González, se inauguró en abril de 1906 para la feria de Botijeros. En Agosto de ese año se instaló el denominado “Palacio Luminoso” de los señores Agar y Minuesa, para las ferias de septiembre y tuvo tanto éxito que en noviembre fue trasladado al Salón Variedades en la calle del Prior para continuar sus funciones. Otros cinematógrafos fueron instalados en años sucesivos.

De nuevo en 1918, planea la sombra de la desaparición como plaza-jardín, al proponerse este espacio urbano como lugar para construcción del Instituto General y Técnico. El proyecto fue presentado durante la alcaldía del Sr. Iscar Peyra con planos del Sr. Secall. La estatua de Colón pensaba trasladarse a la rotonda que se proyectaba en la afueras de la puerta de San Pablo.
Finalmente el proyecto no se ejecutó y en su lugar fueron replantados los jardines y parterres que habían llegado a 1920 con serios problemas de deterioro. En este tiempo fueron retirados de la Plaza Mayor los bancos tipo canapé con respaldo de hierro que rodeaban el jardín, algunos de ellos fueron colocados en la plaza de Colón a lo largo de la calle San Pablo. 

Hoy el caserío ha sido renovado, el pavimento mejorado, los jardines reorganizados, el equipamiento urbano modernizado, pero el aspecto general de la plaza de Colón ha permanecido reconocible para las últimas generaciones de salmantinos.






La iglesia de San Adrián

Sin duda, a mediados del siglo XIX, el trazado de la carretera nacional de Villacastín a Vigo por la actual calle de San Pablo, que exigía su ensanche ya que apenas permitía el paso de un carro al estar estrangulada por el arco de la torre de la iglesia de San Adrián, inclinó la balanza del lado de los que pretendían la demolición de esta iglesia aduciendo su mal estado, su escaso valor artístico, las necesidades del ornato público y la llegada del progreso a la ciudad, frente a los que aspiraban a su arreglo y conservación apelando a su gran valor artístico e histórico y a su buen estado, a pesar de sus 700 años de existencia. Una polémica similar había terminado con la demolición de la torre almenada del puente romano el 18 de noviembre de 1852. El proyecto de carretera, atravesaba la ciudad por su centro, discurriendo por las calles San Pablo, Poeta Iglesias, Plaza Mayor y bajo el Ayuntamiento a la calle Zamora, hasta la puerta de Zamora, cuya puerta de la muralla, adosada a la iglesia de San Marcos, también fue derribada.

Dibujo atribuido a Valentín Carderera y al año 1850. la mujer con el niño observa
la escena desde el desaparecido atrio de la capilla de la Orden Tercera Trinitaria
(actual iglesia de San Pablo), el caballista avanza por la calle de San Pablo y se
dispone a atravesar el arco de la torre campanario de la iglesia de San Adrián
que lo une con el palacio de Orellana.


La parroquia de San Adrián fue fundada, durante la segunda repoblación, por el caudillo breganciano Pedro de Anaya y aunque se desconocen las fechas de su construcción y consagración, se sabe por documentos que ya existía en 1150.
Su arquitectura, inicialmente románica, fue transformada en sucesivas reformas a gótica; algunos testimonios la situaban entre las más bellas muestras del arte ojival de la ciudad. Disponía de tres naves de planta cuadrangular con dos portadas y una torre campanario de ladrillo con ajimeces románicos sobre un arco elevado, por debajo del cual discurría la calle. En las enjutas de este arco destacaban dos fantásticos monstruos y la imposta que corría bajo la bóveda del arco, era de prolija labor románica y nada tenía que envidiar a las más delicadas platerescas, según dice el señor Quadrado que conoció la iglesia aún en pie. Su ábside poligonal tenía ventanas ojivales flanqueadas por altas columnas, con canecillos y cornisa ajedrezada. La puerta de mediodía desplegaba en los capiteles y en las decrecientes dovelas de su medio punto las galas del siglo XII, mientras que la del norte, que fue construida a finales del siglo XV, lucía crestones y copiosos follajes del gótico tardío, con sus jambas llenas de delgados junquillos que corrían por el arco escarzano que la coronaba, exteriormente se revestía de dos elegantes agujas levantadas sobre zócalos angulosos, repletas de crestería y hojas de acanto, las cuales hacían juego con el arco conopial recreado en el exterior de la puerta. Entre las agujas se situaban dos escudos con las armas de los duques de Abrantes, sucesores de los Enríquez de Anaya.

Puerta Norte de San Adrián,
dibujo de Joaquín de Vargas tomado
en el Hospital General de la Trinidad
donde fue trasladada.

Puerta Norte de San Adrián,
Grabado de Cabracán.
Aparecen los escudos de Anaya
y Enríquez de Salamanca.


Del mismo estilo y de la misma época (hacia 1480) que la puerta norte era la capilla que fundó en el interior de la iglesia, bajo la advocación de San Pedro, D. Alfonso Enríquez de Anaya, Regidor de Salamanca y Asistente de Sevilla, y su mujer Isabel Enríquez, cuarta señora de Villalba de los Llanos y nieta de doña María la Brava, para servir de enterramiento a la familia de los Enríquez de Anaya y sus descendientes. La capilla contenía sepulcros con estatuas de caballeros recostados en camas imperiales bajo arcos góticos cubiertos de fina arquería con bajorrelieves de esculturas de santos y otros adornos.

Capilla de San Pedro o del Ecce Homo de la iglesia
de San Adrián, dibujo de Joaquín de Vargas
basado en el cuadro de Celaya

En 1645, su descendiente Alfonso Enríquez de Sotomayor colocó en la capilla la imagen de un Ecce Homo y fundó una capellanía y los misereres de las Dominicas de Cuaresma que aún después del derribo de la iglesia continuaron celebrándose en la Capilla de San Lorenzo de la Catedral Nueva, donde fue trasladada la imagen.
En el siglo XVIII, según el historiador Ceán Bermúdez (Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España de 1800),  el escultor Alejandro Carnicero (Iscar,1693- Madrid, 1756) fue fundador y hermano mayor de una cofradía de pintores y escultores, la Congregación de San Lucas Evangelista, establecida en la Parroquia de San Adrián, dedicada a defender y reivindicar los derechos gremiales de arquitectos, pintores, escultores, ensambladores, tallistas, doradores y estofadores con el fin de conseguir una serie de privilegios, como por ejemplo exenciones fiscales o que los miembros solteros no fueran a quintas. Rafael Manuel López-Borrego en su trabajo “Aportaciones a la vida y obra de Alejandro Carnicero, escultor del siglo XVIII”, mantiene esta afirmación basándose únicamente en el testimonio de Ceán Bermúdez, ya que indica que tanto en los libros de fábrica como en los de cofradías de la parroquia de San Adrián, no se menciona la existencia de esta cofradía.

Según Quadrado, en 1852 todavía era fácil restaurar la iglesia, pero se prefirió consumar su ruina. Fue derribada en 1853 y su parroquia anexionada a la cercana iglesia de San Justo.
La fecha fijada para su derribo pudo ser retrasada tres días para que un grupo de estudiantes de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid, dirigidos por el señor Francisco Jareño, pudieran tomar apuntes de la iglesia. La demolición se llevó a cabo con doscientos presos de la cárcel de Valladolid que el Gobernador Civil de Salamanca había solicitado para este fin, amén de otras obras. La desaparición de la torre, que se encontraba unida al palacio de Orellana, motivó una ampliación de este palacio en 1856, copiándose en la nueva zona la arquitectura original del edificio.

Paradójicamente, el trazado de la carretera nacional de Villacastín a Vigo fue modificado, eliminando su paso por la calle de San Pablo, sin que fuera, por tanto, necesario el ensanchamiento.

Además de las pinturas de Isidoro Celaya que guarda el Museo Provincial, realizadas cuando no se pensaba en la demolición de la iglesia y de los apuntes de los alumnos de arquitectura madrileños tomados días antes de su desaparición, quedan para el recuerdo algunos restos localizados de la iglesia y, sin duda, existen otros cuyo destino es desconocido. 
En 1892, durante las obras de cimentación de la estatua de Cristóbal Colón que iba a ser erigida en la entonces plaza de los Menores y a partir de ese año plaza de Colón, aparecieron los restos de la cripta de San Adrián y allí permanecen pacientemente enterrados esperando un futuro estudio arqueológico. De la capilla del Ecce Homo se conserva la verja, que se colocó en la capilla de Santa Catalina de la Catedral Vieja. Sus sepulcros y los escudos de la iglesia fueron devueltos, según los cronistas, a los descendientes, ignorándose su paradero. La portada norte fue desmontada y trasladada al antiguo Hospital de la Trinidad para servir de puerta al cementerio que las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, encargadas del cuidado de los enfermos, disponían en el recinto. Este hecho es corroborado por Villar y Macías incluso Joaquín de Vargas asegura que realizó un dibujo de la puerta en el lugar donde fue trasladado. Sin embargo, podemos asegurar que, en el hoy Colegio de las Siervas de San José, no se encuentra dicha puerta.

Puerta Norte de San Adrián fotografiada por
Francisco Pertierra en el Hospital General de la
Trinidad donde fue trasladada.

Por último, como ya hemos indicado, el Ecce Homo fue trasladado a la capilla de San Lorenzo de la Catedral Nueva tras la demolición de San Adrián. Juan Antonio Vicente Bajo en su Guía descriptiva de los monumentos arquitectónicos de Salamanca (1901) explica además que en dicha capilla de San Lorenzo “dos lámparas arden perpetuamente a los lados de la efigie, costeadas por los sucesores del Duque de Abrantes además de los sermones de todos los viernes de cuaresma y el Miserere que se canta a continuación”. Hoy, sin embargo el Ecce Homo no está en la capilla de San Lorenzo, sino en la capilla del Presidente. sin que la acompañen lámparas ni se efectúen actos religiosos. La imagen ha sido atribuida al escultor salmantino Pedro Hernández (1585-1665).


Gracias a la valiosísima información de nuestro amigo Roberto García podemos mostrar las siguientes fotografías de la iglesia de San Adrián realizadas por Charles Clifford en 1853 durante la expedición de los alumnos de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid, la misma expedición que logró retrasar tres días el derribo de la iglesia.





Estas fotografías se encuentran recogidas en el álbum  Charles Clifford (1819-1863) [ Salamanca y Ávila: expedición de 1853] de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.





El Palacio de Orellana



Nada relacionado con este palacio parece ofrecer certezas, ni sobre su pasado ni sobre su  futuro.
Esta falta de certezas comienza con su promotor, que se sortea entre D. Francisco Pereira y Anaya, señor de Herreros de Peñacabra y de Sancho Gomez, fallecido en 1576, y su hijo D. Alonso de Anaya Barrientos, canónigo de la catedral de Toledo, presidente de la Chancillería de Valladolid y miembro del Consejo de Castilla. Tampoco se constata la fecha de su construcción, ni la identidad del arquitecto que imaginó sus trazas, que sin rigor documental se ha aventurado a decir que podría ser Juan de Ribero Rada o Rodrigo Gil de Hontañón o incluso el propio Juan de Herrera. Tampoco su estilo es fácil de encajar, recuerda las soluciones constructivas del palacio de Monterrey pero realizadas sin motivos ornamentales, acercándose al clasicismo renacentista pero alejado aún del estilo herreriano.

Patio Palacio de Orellana
El edificio está estructurado en tres pisos y una torre. Ligeras cornisas y delgadas pilastras toscanas cuadriculan la fachada de la calle San Pablo. Todos los huecos son adintelados y los del piso principal son balcones coronados de frontispicios alternativamente triangulares y curvos, dos sencillos escudos de mármol se sitúan sobre el balcón principal. El piso superior es una galería adintelada sostenida por pilares sobre los que se apoyan zapatas, similar a la galería que remata la torre, que dispone además de dos ventanas y el escudo de los Anaya sostenido por dos angelotes.

El patio tiene forma de ele y es de dos plantas, la  inferior con arcos de medio punto en cuyas enjutas hay óculos en lugar de los más salmantinos medallones y en la superior una galería adintelada con pilares sobre los que se apoyan zapatas decoradas, las columnas de los dos pisos son toscanas.

Tras el derribo de la  parroquia de San Adrián, cuya torre campanario se hallaba unida a este palacio, se añadió en 1856 una parte del ala derecha, a partir de la segunda puerta que se encuentra tapiada, copiando fielmente la arquitectura del edificio y en ella se dejó indicado otro torreón semejante al antiguo que no se llegó a construir.
Tampoco conocemos el procedimiento por el que el palacio quedó ligado al marquesado de la Conquista, otorgado al conquistador de Trujillo Francisco Pizarro y que pasó de manera indirecta a la familia de los Orellana-Pizarro. Esta familia, a lo largo del tiempo, logró reunir otros títulos como el vizcondado de Amaya, el condado de Padúl, el marquesado de la Liseda o el marquesado de Albaida con grandeza de España. Algunos de estos títulos dieron nombre al palacio, siendo conocido como palacio de la Conquista, palacio de Albaida, palacio de Liseda o palacio de Orellana. Actualmente el propietario del palacio es Ramón Pérez de Herrasti y Narváez Orellana y Ulloa, marqués de la Conquista, nacido en Madrid en 1927, cuyo hijo primogénito varón es Iñigo Pérez de Herrasti y Urquijo, nacido en 1957, conocido por sus actividades en grupos ultraderechistas y que cuenta con un amplio historial delictivo que le ha llevado a permanecer en prisión durante varios años.


Tampoco la heráldica aclara, si es que no confunde, los orígenes del palacio. El escudo principal de la fachada parece ser Anaya, al menos la versión reducida del escudo sin los armiños, aunque cabría la posibilidad, al desconocer los esmaltes (colores), de interpretarlo de otras formas, incluso, aunque forzadamente, como Pereira, como lo podemos ver en la fachada del palacio de las Leyes de Toro donde aparecen los apellidos Ulloa y Pereira.

Palacio de las Leyes de Toro

Escudo Pereira


Sobre el balcón principal aparecen otros dos escudos, en la posición principal, a la izquierda para el observador, está indudablemente Anaya, con armiños, y a la derecha, Bazán que bien podría tener otra interpretación ya que este apellido no tiene relación historiográfica con el palacio.

Anaya
Bazán



Existen, en la calle del Jesús, otros tres escudos que por su forma gótica podrían ser heredados de alguna construcción anterior, uno de ellos, el central, es a nuestro entender Paz y los otros dos, que son idénticos, son de difícil interpretación.

Escudos del palacio en la calle Jesús

Escudo Paz flanqueado por dos otros dos escudos


Lo que sí nos asegura la heráldica es la relación entre el  palacio de Orellana y el edificio vecino en la calle San Pablo, separados por la calle del Jesús. Este edificio que habíamos conocido erróneamente como torre de Abrantes, quizás por su cercanía con la torre de la desaparecida casa de Abrantes situada frente a ella, y que hoy el Ayuntamiento de Salamanca denomina torre de los Anaya, muestra los mismos escudos que el palacio de Orellana lo que en principio tendría que bastar para asegurar que los dos edificios pertenecen a un mismo solar.

Tampoco aparece muy claro su futuro.
Corría el año 1998 cuando el Ministerio de Cultura, dirigido por Esperanza Aguirre, encargó al Ayuntamiento de Salamanca, que a su vez dirigía Julián Lanzarote, la negociación de la compra del palacio de Orellana para la instalación en él del Centro de Estudios y Documentación sobre la Guerra Civil, el edificio fue tasado por los técnicos municipales en 371,3 millones de pesetas (2.232.082 €). Las negociaciones parecieron alcanzar un principio de acuerdo, pero no de compra sino de cesión del inmueble durante 99 años, quedando claro que la familia propietaria no tenía intenciones de perder la propiedad del edificio. Los pocos “flecos” que quedaban para la firma, fueron suficientes para que el acuerdo no se llegara a consolidar.
Como medida de presión a los propietarios, el palacio fue declarado BIC con categoría de Monumento el 16 de marzo de 2000. Tras dos años de espera, la Junta de Castilla y León, animada por algunos grupos de presión y el evidente estado de abandono del edificio, obligó a la familia Pérez de Herrasti a ejecutar obras de mantenimiento y restauración. Con un presupuesto de 280.000 euros, un proyecto aprobado en 2003 por la Comisión Territorial de Patrimonio y la licencia municipal del mismo año comenzaron los trabajos de restauración por parte de la empresa Restaura.
Ante la lentitud de los trabajos, en 2005 el gobierno de Zapatero declaró el Centro de Estudios y Documentación sobre la Guerra Civil como Proyecto de Utilidad Pública, como primer paso para ejecutar la expropiación del palacio. Como contrapartida los dueños presentaron el proyecto (más bien la idea) de convertir el palacio en una casa museo y espacio hostelero y reiniciaron la restauración proyectada. Nuevas ofertas de compra, que alcanzaron los 3,6 millones de euros, y su rechazo, condujeron a la formalización del expediente de expropiación forzosa en el año 2005 y la consabida oposición de los propietarios en los tribunales. Durante el tiempo de resolución del pleito, el Ministerio de Cultura reorganizó el Centro Documental de la Memoria Histórica, que quedó dividido en tres sedes, la del Archivo General de la Guerra Civil, las antiguas instalaciones de la Seguridad Social en la Plaza de los Bandos y el Palacio de Orellana.
Por fin en abril de 2011 el Tribunal Superior de Justicia dictaminó la anulación del expediente de expropiación forzosa del palacio de Orellana por no justificar «suficientemente la necesidad y proporción de la expropiación y ocupación del inmueble». El Ministerio no apeló la resolución.

Pasados casi tres años de esta sentencia, nada se sabe el palacio, ni de los proyectos de sus propietarios. El edificio continua esperando y deteriorándose.



Torreón de los Anaya
(antes de 2006, conocida como Torre de Abrantes)



En la calle de San Pablo, esquina del Jesús, se encuentra esta casa-torreón cuya puerta, de arco de medio punto de grandes dovelas, y cuyo hermoso ajimez, con aspillera, mainel y toza en la que lucen los escudos de Anaya y de Bazán, la relacionan con la arquitectura de casas y palacios del siglo XV.
Las reformas efectuadas en el s. XX recuperaron su supuesta altura original y en parte su antigua condición de torre defensiva, característica que ocultaba el desmoche al que fue condenada en tiempos de las Comunidades por orden de Carlos I.

La heráldica, en el interior y exterior de la torre, muestra los mismos escudos que el palacio de Orellana y sirve para asegurar que ambos son edificios de un mismo solar. Por tanto, esta torre, que durante años conocimos erróneamente como torre de Abrantes, merece el nuevo nombre, torre de los Anayas, con el que ha sido bendecida por el Ayuntamiento de Salamanca  y que también podría haber sido nombrada torre de los Anayas de Sancho Gómez, añadiendo el señorío de los fundadores del palacio.

Ajimez del torreón de los Anayas,
con el mainel recompuesto por
Joaquín Vargas en 1919
El apelativo de Abrantes fue debido al equivoco de indentificarla con la torre de la desaparecida casa de Abrantes que existió frente a ella. Jacinto Vázquez de Parga, en el Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones nº 38 de 1906, nos sitúa la casa,  “Frente a la iglesia de San Adrián y ocupando todo el lienzo al sur de la misma, se asentaba el amplio y suntuoso palacio de los Duques de Abrahantes (sic), del cual no hemos conocido más que el solar cercado de altas tapias y el fuerte y adusto torreón que flanqueaba su lado oriental frente de la esbelta y graciosa torre del Clavero,......, su fachada la transportaron a una finca suya sus próximos parientes los marqueses de Castellanos y el solar se halla hoy convertido en un colegio de primera y segunda enseñanza”, y añade diferenciando ambas torres, “Como guardando con su compañero el del marqués de La Liseda la sombría entrada de la calle de Jesús... se levanta aunque desmochado casi en su mitad el fuerte macizo del torreón de los Anayas, señores de Sancho Gómez“. Vázquez de Parga amplia la misma información en la entrevista del Adelanto del 17 de septiembre de 1917, “en el hoy ateneo estaba el palacio de los duques de Abrantes con un torreón soberbio y una primorosa fachada de granito. Fachada que desmontó el abuelo de los actuales marqueses de castellanos para su solar de la Maza” y también añade al hacer la enumeración de los edificios en la plaza de Colón,“el torreón desmochado de los Anayas, señores de Sancho Gómez (hoy casa de los Sres. Clairac)”

Poco o nada sabemos de los dueños y de los usos de la torre hasta el siglo XX, al que, como nos asegura Vázquez de Parga, llegó como propiedad de la familia Lamamie de Clairac. 
De 1919 data la primera reforma que conocemos1, D. Joaquín de Vargas recibió el encargo de D. Juan Sánchez, dueño de la torre en esa fecha, de reformar la ventana bajo la toza en la calle del Jesús, que en ese momento se encontraba cegada por ladrillos como podemos apreciar en las fotografías de la época. De su reforma, la ventana sale dotada con un mainel que D. Joaquín añade, tal y como parece solicitar la toza. La inspiración para el mainel debió de encontrarla Vargas en los ajimeces de la casa de las Conchas, de los pocos, sino los únicos, que sobrevivían en aquel tiempo. 
Sin poder establecer una fecha concreta, se instaló una celosía para cubrir el balcón sobre la puerta. Debió de ser instalada en torno a la misma época que la reforma de Vargas, ya que no aparece en las fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX, pero si lo vemos en algunas fotografías de Venancio Gombau, que evidentemente ha de ser anteriores a 1929.

El mal estado del edificio obligó a una restauración en los años 70, cuando todavía el edificio estaba en manos privadas. La polémica restauración fue gestada en 1972 por el arquitecto Fernando Pulín Moreno, en ella se recreció la altura de la torre utilizando materiales modernos, claramente diferenciados de la construcción anterior, sin falsear nada que pueda inducir a confusión, sin destrozar nada que pueda conservarse y sin dañar nada que pueda quedar como fue y sin inventar nada para que parezca “antiguo”, siguiendo a rajatabla las directrices para la conservación y restauración del patrimonio cultural, expuestas entonces en la Carta de Venecia y hoy en la Carta de Cracovia.

Distintos aspectos de la reforma de Pulín



Sin embargo la reconstrucción no fue del agrado del público en general  ni de la Dirección General de Bellas Artes en particular, que dirigida entonces por Fernando Chueca Goitía obligó en 1976 a sustituir los paramentos de vidrio diáfano por paramentos pétreos, análogos a los de la construcción anterior y la cornisa de hormigón visto cambiada por la tradicional de madera y tejado a cuatro aguas, violándose algunos de los preceptos de la Carta de Venecia.

En 1985, el Ayuntamiento de Salamanca con la ayuda de la Diputación, adquirió el edificio por 21 millones de pesetas, en el marco de un convenio por el que el M.O.P.U. se comprometía a su rehabilitación. El traspaso de competencias del Estado hace que finalmente fuera la Junta de Castilla y León la encargada de llevar a cabo la rehabilitación. Los arquitectos elegidos fueron Emilio Sánchez Gil y Jesús Marcos Nevado, su proyecto incluía la rehabilitación de la torre, la reconstrucción de la escalera en granito, piedra franca y madera, la retirada del balcón con celosía y la restauración de la ventana dañada por su instalación, la restauración del patio y la construcción del edificio con galería superior en la calle de San Pablo anejo a la torre. La rehabilitación fue del agrado general, aunque, también en este caso, dejaba de lado alguna de las directrices para la conservación y restauración del patrimonio cultural en vigor.

Los propietarios del edificio, Ayuntamiento y Diputación de Salamanca al 50%, llegaron en 1992 a un acuerdo con la Universidad para la utilización del edificio, que constituyó en él la sede del Instituto de Iberoamérica y Portugal. Al término del acuerdo, en 2006, el Ayuntamiento recuperó el edificio con la intención de instalar en él el Museo del Traje Charro, que no se llevó a efecto. Los vítores de la fachada, que habían sido concedidos por el Instituto universitario fueron eliminados, causando un gran malestar entre la comunidad universitaria que tachó de irrespetuoso a Julián Lanzarote, alcalde de Salamanca. 
Del Sr. Lanzarote sería también la idea de instalar en el edificio, que ya había cambiado su nombre por Torre de los Anayas, el Museo de Arte Oriental, formado por piezas de una colección particular de dudosa credibilidad. A pesar de la dudas fueron gastados 1,2 millones de euros en cinco exposiciones en que tomaron parte las dudosas piezas, muchas de las cuales aún permanecen en el edificio a pesar de la renuncia del Ayuntamiento a la instalación del museo como anunció el alcalde Alfonso Fernández Mañueco en septiembre de 2011. 
Nos consta, por informaciones de prensa de marzo de 2013, la inundación de varias salas de la torre de los Anaya, dedicando los bomberos cinco horas para achicar el agua. Confirmándose que esta situación se ha repetido en diversas ocasiones y que las piezas de arte oriental aún continúan en el inmueble almacenadas sin ningún tipo de cuidado, en un edificio que no ofrece, y esto es lo preocupante, ninguna seguridad.

1“El Taller del Arquitecto. Dibujos e Instrumentos. Salamanca 1871-1948” editado en 2001 por el Colegio Oficial de Arquitectos de León




La Casa de Abrantes


En el lado sur de la plaza de Colón, se asentó el solar de la familia fundadora y protectora de la iglesia de San Adrián, los Enríquez de Anaya. Del solar, que más tarde ocuparon sus sucesores los duques de Abrantes, apenas quedan noticias y estas las resume Jacinto Vázquez de Parga, en el Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones nº 38 de 1906:
Frente a la iglesia de San Adrián y ocupando todo el lienzo del Sur de la misma, se asentaba el amplio y suntuoso palacio de los Duques de Abrahantes; del cual no hemos conocido más que el solar cercado de altas tapias y el fuerte y adusto torreón que flanqueaba su lado oriental, frente de la esbelta y graciosa torre del Clavero, que a su vez defendía  el sombrío solar de los Sotomayores.
No habiéndole conocido en pie, y no encontrando noticia ninguna de la arquitectura que tenía, nada  podemos decir de él; aunque por la del torreón y ser contemporáneo por lo menos, sino más antiguo, que la iglesia de San Adrián es de presumir  le informase  el gótico de los  siglos XIV y XV.  Su fachada la transportaron a una finca suya sus próximos parientes los marqueses de Castellanos, y el  solar se halla hoy convertido en un Colegio de 1ª y 2ª enseñanza.

Torreón desaparecido, último resto de la Casa de Abrantes

El torreón, del cual es copia el adjunto dibujo,  le hemos  contemplado íntegro muchos años.  Era de fuerte mampostería y gruesos muros, aristas redondeadas y sin más ornato que un ajimez en la parte de la fachada, cuya toza estaba decorada con hojas de apio delicadamente talladas y enlazadas a dos escudos de los Abrahantes, faltándole  la columnita de en medio. Los demás que con algunas aspilleras o saeteras le daban luz y aire eran de suma sencillez. Le terminaba una simple cornisa, realzada de un rosario de gruesas perlas de resalto, aunque  sospechamos que en tiempos más lejanos, debió de  tener una corona de almenas.”
Vázquez de Parga amplia la misma información en la entrevista del Adelanto del 17 de septiembre de 1917, “en el hoy ateneo estaba el palacio de los duques de Abrantes con un torreón soberbio y una primorosa fachada de granito. Fachada que desmontó el abuelo de los actuales marqueses de Castellanos para su solar de la Maza

Disponemos de una representación del Palacio de Abrantes en un dibujo que Pérez Villaamil realizó en abril de 1849, en cuya descripción se denomina plaza de la Leña a nuestra actual plaza de Colón.

Plaza de la Leña, Catedral, Iglesia de San Adrián y palacio de Abrantes.
Esbozo de Pérez Villaamil realizado el 12 de abril de 1849

Detalle del dibujo anterior (eliminando el color)

La fachada, que parece de estilo barroco, fue la que, según Jacinto Vázquez de Parga, se trasladó  a una finca de los marqueses de Castellanos (¿dónde andará?) y la torre, seguramente gótica del siglo XIV o XV, difiere bastante del dibujo que presentaba D. Jacinto en 1906 basado en sus recuerdos, rematándose, en el dibujo de Villaamil, por una galería bajo teja, con seguridad de factura posterior y muy similar a la torre del Aire. La imagen se encuentra alojada en el Museo Nacional de Escultura y de su existencia nos informó nuestro amigo Roberto García.

El solar ocupado por el palacio lindaba por el oeste y el sur con el convento de las Dueñas. El convento fue fundado sobre el solar de unas casas que mandó construir Juan Sanchez de Sevilla, donado para este fin por su viuda Juana Rodríguez Maldonado a principios del siglo XV. En 1512 la monjas dominías interpusieron una demanda judicial contra María de Sotomayor, que actuaba en nombre y representación de su hijo Alonso Enríquez, señor de Villalba de los Llanos, por entender que los vanos de la torre del palacio que estaban construyendo invadían la clausura de sus huertas y jardines.
En 1881, D. Manuel Durán y Araujo, adquirió el solar, de 30.000 pies, de la vieja casa señorial, para el traslado de El Ateneo Salmantino, colegio de 1ª y 2ª enseñanza. Este colegio fue fundado por D. Manuel en 1874 e inaugurado el 15 de octubre de 1875 en la calle Caldereros nº3. El nuevo edificio de El Ateneo en la plaza de los Menores fue proyectado por Cecilio González-Domingo, obteniendo licencia municipal en 1883, para su financiación se emitieron acciones de 1000 reales hasta completar el gasto total.



A lo largo de los años compartió existencia con las escuelas graduadas municipales instaladas en el edificio en 1911, las oficinas de telégrafos e incluso con el gobierno militar de la provincia. Una placa en la fachada recuerda el homenaje realizado en noviembre de 1919 a D. Jose Antonio Jauregui Perez, acuadalado industrial vasco de orígenes salmantinos que había sido un gran benefactor de la infancia salmantina y que había fallecido en el mes de septiembre.
El Ateneo Salmantino acabó siendo trasladado, después de la Guerra Civil, a la entonces calle del Generalísimo (Calle Toro) en el edificio del Banco Mercantil.


En 1943, la Institución Teresiana adquirió el edificio para instalar en él un centro-residencia femenino, primero en Salamanca de esta naturaleza, que sería conocido como colegio de las Teresianas del Padre Poveda. Se realizaron grandes obras de adaptación, elevándose la altura del edificio un piso más, para reunir en él todos los estudios que tenían repartidos en las diferentes casas que ocupaban, estudios de Enseñanza Media, Magisterio, etc.  En un departamento independiente, se estableció una residencia para señoritas universitarias. De esta época todavía conserva el vítor que conmemora la proclamación de Santa Teresa de Jesús como doctora de la Iglesia en 1970.


En los últimos años, antes de convertirse en el edificio privado y de oficinas que es hoy, fue sede de la Academia Antonio Machado, de confuso recuerdo.





Convento de los Clérigos Menores de San Carlos Borromeo

La Orden Regular de Clérigos Menores, fue fundada en Nápoles a finales del siglo XVI por los sacerdotes Agustín Adorno y Ascanio Caracciolo, quien más tarde cambió su nombre por el de Francisco. Según Pedro de Quirós, dos veces Prepósito del colegio de la orden, la congregación llegó a Salamanca en 1613. Se establecieron en el Hospital del Rosario, local que antes habían ocupado las Carmelitas Descalzas y que después de la marcha de los Menores, ocuparon los Padres Basilios en 1621 (Plaza de los Basilios y calle del Rosario).
Después de permanecer un tiempo en una casa de la calle de Serranos, los P.P. Menores se establecieron en las proximidades de la iglesia de San Adrián, donde fundaron el Colegio de San Carlos Borromeo. Colocando solemnemente el Santísimo en la iglesia del nuevo edificio, el 29 de julio de 1670.


Convento de los Menores, dibujo de Joaquin de Vargas

A decir de los cronistas de nuestra ciudad, el conjunto de la iglesia y el convento de los Menores no estuvo carente de cierta grandeza. La iglesia, de planta de cruz latina, presentaba una alta torre rematada en una elegante cúpula sólo inferior a las de la Catedral y de la Compañía, según apunta Joaquín de Vargas que nos dejó el dibujo que acompaña, aunque no nos informa de donde lo copió ya que no pudo verlo personalmente.  
La portada de la iglesia estaba flanqueada de pilastras dóricas que parecían soportar el entablamento sobre el que se situaba una hornacina con la figura de San Carlos, más arriba, una ventana que iluminaba el coro completaba el cuerpo central de la fachada rematada con frontón. Otros dos cuerpos laterales más pequeños terminaban la fachada.
Según Vargas, “en el interior aparecía la cúpula decorada con áticas y cornisamentos dóricos. que corrían a lo largo del templo, pero las bóvedas disentían del resto por la abundancia de hojarasca y cartoncillos con que se había exornado”. Los retablos eran del peor gusto churrigueresco, cuajados de cornisamentos partidos, columnas salomónicas, molduras aglomeradas y derroche desordenado de pámpanos, de uvas y relumbrones.
A juicio de Ponz, el convento albergaba poco de valor y junto con otros edificios de Salamanca, decía, “han sido gastaderos de dinero sin ninguna significación ni venir al caso”. Aún así, fue capaz de destacar la estatua (de vestir) del escultor Manuel Álvarez que representa a San Francisco Caracciolo, el enorme cuadro del altar mayor, cuya figura central es San Carlos Borromeo durante la peste de Milán de Francisco Camilo (Madrid, 1615 - Madrid, 1673), que hoy se encuentra en la Catedral Nueva en el crucero norte y mide 6.5 metros por 6.5 metros, y una pintura razonable de nuestra Señora y el Ángel Custodio. 
El edificio del convento estaba estructurado en dos plantas, con un torreón en uno de sus ángulos, decorado en su parte superior por cuatro estatuas colocadas en sus aristas sesgadas.
El claustro, siguiendo a Vargas, era espacioso con columnas de granito y arcos de medio punto, recargados, al igual que la bóveda del templo, con gran cantidad de molduras y ornatos que le quitaban gracia y esbeltez.
El convento sufrió grandes daños durante la Guerra de Sucesión en el año 1706 y aún más durante la de la Independencia. Años después el convento fue abandonado, probablemente como consecuencia de la desamortización eclesiástica, sufriendo a partir de entonces una continua degradación, lo que llevó al Ayuntamiento a tener que derribarlo en 1841. En su lugar se abrió una gran plaza que recibió el nombre de Plaza de los Menores, que aún sería ampliada con el derribo de la Iglesia de San Adrián en 1853, y que hoy conocemos como plaza de Colón.




Convento de los Trinitarios Descalzos




Clemente VIII validó con el breve Ad militantes Ecclesiae de 1599 la reforma, promovida unos años antes por San Juan Bautista de la Concepción, para devolver el rigor a la regla establecida por San Juan de Mata y San Félix de Valois, a finales del siglo XII, con el principal objetivo de redimir cautivos y que fue conocida como Orden de la Santísima Trinidad o de los Cautivos o simplemente trinitarios.
Los hermanos reformados y descalzos de la Orden de la Santísima Trinidad, en su expansión, llegaron a Salamanca sin que se sepa con certeza el año. Quadrado lo fija en 1611 y nos consta que el 30 de Marzo de 1612, el cabildo nombró al arcediano de Salamanca y otros dos prebendados para que dijesen la misa y asistiesen el domingo de Lázaro o domingo de Pasión, que ese año debió de celebrarse el 8 de abril, a la traslación de los religiosos trinitarios descalzos y colocación del Santísimo en la antigua iglesia de San Miguel Arcángel, situada en la vega del Tormes, por lo que era conocida como San Miguel de los Huertos. En ese mismo lugar se estableció la Confraternidad Trinitaria formada por laicos, que acompañaba a la orden desde su fundación. La parroquia mozárabe de San Miguel había sido fundada en 1198 y quedó destruida el 26 de enero de 1626 por la riada de la noche de San Policarpo. La nombrada riada se llevó la casa, los ajuares y las huertas del convento de San Miguel de los trinitarios descalzos, todo por valor de más de doce mil ducados. La huerta donde estuvo San Miguel fue llamada de la Trinidad, parece que era lindera con la esgueva que se mete en el río y estaba entre Nuestra Señora de la Vega y la huerta que fue San Juan el Blanco, y a finales del siglo XIX pertenecía al asilo de San Rafael.
Los Trinitarios Descalzos pasaron provisionalmente a vivir en unas casas en la calle de Serranos cercanas a la Universidad y propiedad del Convento de los Agustinos. En septiembre de 1628, el Cabildo les donó dos casas en la plaza de San Adrián para establecer su convento y pronto ampliaron el solar con la casa principal de los Sotomayores, señores de la Maza de Alba y la Alcubilla y aún más con la donaciónque los Señores de San Quintín, don José de Paz y Silveira y su prima y esposa doña Beatriz de Silveira, les hicieron del solar de su palacio y de una considerable renta para su mantenimiento.

Dibujo del convento de los trinitarios descalzos de Joaquín de Vargas.

Sobre el solar de los Barones de San Quintín, edificaron la iglesia barroca conventual. Las obras comenzaron en 1645, poniéndose la primera piedra el 8 de junio. El 15 de junio de 1667, con gran pompa, se colocó el Santísimo con la asistencia del Cabildo en pleno con el obispo D. Gabriel Esparza a la cabeza. El carmelita fray Alberto de la Madre de Dios parece haber sido el autor de las trazas de la iglesia, que muestra el sencillo estilo barroco carmelitano. La iglesia ha llegado a nuestros días sin grandes modificaciones, significándose solamente la pérdida del atrio que disfrutó.


Fachada de San Pablo

La Trinidad

Resto del atrio
Escudo de Silveira
Escudo Trinitarios

La fachada dispone de tres puertas con arcos de medio punto fuertemente almohadillados, sobre las que se dispone un relieve de la Santísima Trinidad, que sobresale de la hornacina en la que se encuentra y nos hace pensar en un cambio en la ejecución prevista, acompañada lateralmente de otras dos hornacinas con las esculturas de San Juan de la Mata y San Félix de Valois, más arriba una ventana con vidriera, que ilumina el coro, se acompaña de dos escudos de Silveira (tres fajas de gules en campo de plata). Las esquinas de la fachada están canteadas con aparejo de sillería almohadillada hasta el frontón que la remata, en cuyo interior se abre un óculo. Sobre las puertas de las fachadas auxiliares laterales encontramos los escudos con la cruz de la Orden Trinitaria.
La iglesia dispone de tres naves, estando la central cubierta por bóveda de cañón y lunetos, y las laterales con bóvedas de aristas. Dispone de un cimborrio sobre el crucero que se alza sobre pechinas y de una espadaña-campanario lateral.

Imagen del besapiés. fotografía obtenida de
pasos-palios.blogspot.com.es
En su interior se encuentra una imagen de Jesús Rescatado que cada año, el primer viernes de marzo, recibe la visita de multitud de devotos que participan en el besapiés de la imagen. La estatua es una imagen de las denominadas de vestir, ya que solo tiene esculpidas las partes del cuerpo que la ropa deja ver. Representa un Cristo en pie, solemne, con las manos atadas, rostro ensangrentado y corona de espinas, ataviado de túnica morada, cíngulo y escapulario.
Su origen, así como el de su cofradía, se remonta a finales del siglo XVII.
En 1681, Muley Ismail ataca y conquista la plaza fuerte de La Mámora en el reino de Fez, que había sido ocupada por los españoles en 1614, siendo rebautizada como San Miguel de Ultramar. El año siguiente, los Trinitarios Descalzos lograron rescatar a 241 cristianos y 17 imágenes  entre las que se encontraba el Cristo de Medinaceli que la Orden de los Trinitarios acogió como propia y extendió su devoción por todo el mundo, mandando esculpir diversas imágenes del Jesús Nazareno durante el siglo XVIII y fundando diferentes cofradías para su culto, dando un nuevo sentido a las antiguas Confraternidades Trinitarias. Una de estas imágenes mandadas esculpir fue el Jesús Rescatado de la iglesia de la Trinidad.


Interior de la iglesia de San Pablo.
fotografía de wikipedia

Jesús Rescatado. fotografía de
nazarenosdeltormes.blogspot.com.es

Interior de San Pablo. fotografía de
nazarenosdeltormes.blogspot.com.es

Juntamente con la Orden, la cofradía va perdiendo relevancia, tal vez debido a la extinción de su principal actividad, el rescate de cautivos. De hecho no existe documentación escrita sobre su actividad hasta que en 1796, los miembros de la Cofradía de Jesús Rescatado solicitan la autorización del rey Carlos IV para restaurar la Confraternidad, que desde entonces pasó a denominarse "Congregación de la Santísima Trinidad, bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús Divino Redentor Rescatado". Se inicia entonces un nuevo periodo de gran actividad.
En 1836, con la desamortización eclesiástica, los Trinitarios Descalzos abandonaron Salamanca. El convento pasó a ser propiedad del estado y lo cedió en 1845 al Ayuntamiento a condición de mantener un cuartel en el recinto y si esto no se cumplía, la propiedad recalaria de nuevo en el estado; la iglesia pasó a pertenecer al obispado, que mantuvo la iglesia de la Trinidad abierta para dar culto a Jesús Rescatado bajo la custodia de su Congregación.
En 1886, el derrumbe de la torre y el coro de la iglesia de San Justo (a la que se había trasladado la parroquial de San Adrián trás su derribo en 1853) provocó que esta parroquia tuviera que ser trasladada a la iglesia de la Trinidad. La demolición de la iglesia de San justo dio lugar al nacimiento de la actual plaza de San Justo.
Además, en septiembre de 1892, se produjo el regreso de los dominicos a su convento, este había sido desamortizado y sus monjes exclaustrados, siendo utilizado como cuartel y enfermería y, desde 1840, su iglesia ejerció como parroquia por el traslado de la parroquial de San Polo (San Pablo), que se encontraba en una penosa situación; se hizo, por tanto, necesario desplazar la parroquia de San Polo a una nueva ubicación, la iglesia de la Trinidad, que a partir de entonces tomó el nombre de Iglesia de San Pablo. Reunió, por lo tanto, en el mismo edificio las parroquiales de San Adrián, San Polo y San Justo, desaparecidas durante el siglo XIX. Actualmente el templo es parroquia diocesana, junto con la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, formando conjuntamente la Parroquia de San Pablo y Santo Tomás Cantuariense.
El solar del convento de los Trinitarios Descalzos, tuvo diversas utilizaciones a partir de su desamortización. Fue Prisión Correccional hasta su traslado a Valladolid, algunos edificios del solar, ubicados entre las calles de Juan de la Fuente, Arroyo de Santo Domingo y Caldereros, utilizados para diversos servicios municipales (tahona municipal, perrera, mendicidad y comidas para pobres, etc,..) mantuvieron la denominación de "correccional" durante mucho tiempo. Sobre estos solares. concretamente en el ángulo que forma la plaza de Colón y la calle Caldereros, se proyectó en 1898 la construcción de un nuevo edificio para la Audiencia con un costo estimado de 300.000 pesetas. La obra no se llegó a ejecutar, volviendose a ella en 1906 con también negativo resultado.
La parte del convento cuya fachada estaba en la Plaza de los Menores se utilizó primeramente como cuartel de Carabineros y después de la Guardia Civil sin que se pueda precisar la fecha. El documento más antiguo data del 1 de marzo de 1876 y se trata de un contrato de arrendamiento entre el Ministerio de la Gobernación y el Ayuntamiento, en el que se establece el pago mensual de ciento cuatro pesetas y noventa y dos centimos condicionado a construir pabellones y embellecer la fachada, este contrato fue confirmado con otro del 31 de agosto de 1894. Muy pronto comenzó la Guardia Civil a quejarse del deplorable estado del cuartel, amenazando al Ayuntamiento con abandonarlo y repartir sus fuerzas por los cuarteles más cercanos, con lo que la propiedad del solar pasaría de nuevo al estado. Sin embargo estas amenazas no llegaron a materializarse hasta 1925, cuando se recibió la autorización real para abandonar el cuartel del antiguo convento de los Trinitarios y distribuir las fuerzas por los cuarteles de la provincia. Quedando en Salamanca los puestos del Arrabal y de los Pizarrales. En junio de 1926 el edificio quedó completamente desocupado, llevandose a cabo el acto de entrega al Ayuntamiento. Los terrenos fueron incautados mediante una resolución del día 3 de febrero de 1927, por los Ministerios de Hacienda y de Gobernación que abandonaron la idea de la construcción del nuevo cuartel, que ya había sido proyectado y presupuestado en 2 millones de pesetas, y se limitaron a instalar las oficinas de la Comandancia por la cantidad de 50.000 pesetas y reabrir el cuartel. Posteriormente se construirían dos pabellones en el recinto.
La función de cuartel de la Guardia Civil se conservó hasta finales del siglo XX. En 1993, se inicia la construcción de las nuevas instalaciones de la comandancia de la Guardia Civil en la calle Juan Carlos I, las obras concluyeron en 1997, completándose el traslado en enero de 1998.


Patio del Cuartel de la Guardia Civil, Guzmán Gombau.
En la foto de la derecha publicada por D'Gratis
podemos ver el patio interior que antes constituyó
el claustro del convento de los Trinitarios
descalzos y que ha sido conservado
en la actualidad dentro del edificio de los
juzgados foto mas abajo.


Por esos años se desató una polémica entre los políticos locales sobre la posible construcción de un teatro lírico en el solar de las antiguas dependencias de la Guardia Civil, cuya resolución se produjo con la restauración del teatro del Liceo (2002), un plan menos ambicioso pero mucho más racional y dimensionado a la ciudad.
Actualmente el solar se encuentra recuperado como edificio de los Juzgados, la actuación de 2004 proyectada por Primitivo González, mantiene las pocas y poco valiosas estructuras originales que quedaban, entre estas parte de la fachada de la Plaza de Colón y algunos muros. Sin embargo, el edificio de nueva planta construido retranqueado en el solar, ha sido criticado por carecer de la suficiente integración en el entorno, sobre todo por la utilización de piedra arenisca gris que dota al edificio de un tono, cuando menos, chocante, volviendo a la discusión sobre las directivas actuales de recuperación y rehabilitación de edificios históricos.


foto http://primitivogonzalez.e.telefonica.net/

foto http://primitivogonzalez.e.telefonica.net/



1 No solo fueron donaciones, las que consiguieron los solares en donde se edificó el convento de los trinitarios descalzos, sino que éstos efectuaron la compra de algunas casas y así, en una escritura de compra, de la que nos informa Bernardo Dorado, se puede leer, y dichas casas lindan a su frente con casa llamada de Santo Domingo.
Asegurando, que en su tiempo existía una casa que era “conocida como casa de Santo Domingo en la calle de caldereros linda al sur (mediodía) con la alberca que viene de San Justo (Arroyo de Santo Domingo) y al frente y poniente con corrales del convento de la trinidad”. Recibía ese nombre porque se suponía que era la casa que habitaba Santo Domingo de Guzmán en sus visitas a Salamanca y para demostrarlo aseguraba que dicha casa era propiedad de la familia de los Maldonados, condes de Villagonzalo, que consideraban a Santo Domingo pariente suyo.





La torre del Clavero


Presidiría la plaza de Colón si la frondosa vegetación del jardín lo permitiese. Incluso en invierno, cuando los árboles caducifolios han perdido su hoja, resulta difícil de localizar.
Desgraciadamente no es el único caso de ocultación vegetal en la ciudad, basta recordar que muchos salmantinos no hemos visto nunca el puente romano.


La visión de la torre, que ha de hacerse desde la calle Consuelo, evoca ineludiblemente la imagen legendaria de un castillo medieval. Confiriéndole un carácter militar que nunca disfrutó, pues no era más que torre de casa civil y urbana, eso sí, señorial y de una época en que los señores, mal avenidos, discutían sobre quien la tenía más grande, hablamos de las torres.

La falta de documentación es la razón de la existencia de, al menos, dos conjeturas sobre el fundador de esta casa señorial, construida a finales del siglo XV. La primera y más aceptada señala como constructor a don Francisco de Sotomayor, hijo de don Juan Gómez de Sotomayor, señor de Baños (de Ledesma) y clavero de la Orden Militar de Alcántara. El gran parecido con la torre del homenaje del castillo cordobés de Belalcázar, imitado a propósito según los expertos, refuerza la teoría de un fundador del solar de los Sotomayores, a lo cual colabora la presencia de los escudos de la familia Sotomayor, aunque en ninguno de los dos testamentos conocidos de don Francisco, el último de 1508, menciona la casa. La segunda opción designa a don frey  Diego de Anaya, clavero de la Orden de Alcántara y luego comendador mayor de ella, teoría sustentada por su rango de clavero en la Orden Militar y los escudos de la familia Anaya en la torre. Sea un clavero u otro, es esta dignidad o rango en la Orden la que da nombre a la torre. La misión del clavero era guardar y defender el castillo y convento mayor de la Orden, es decir, su sede y actuar como lugarteniente del maestre, la máxima autoridad.
Durante muchos años fue conocida como torre del Clavel por corrupción.

Escudo Sotomayor. En plata,
tres fajas jaqueladas en oro
y gules, y en el centro de cada
una un ceñidor o raya de sable


Escudo Sotomayor en la Torre del Clavero





Castillo de Belalcázar.
foto: cordobapedia.wikanda.es
Pocos datos sobre la torre han llegado hasta nuestros días, los mejores proceden del siglo XVII, cuando el Ayuntamiento intervino ante la amenaza de ruina de la casa y realizó importantes obras de restauración que permitieron alquilarla por 550 reales, cifra al parecer muy importante en la época1. En 1867, la casa era propiedad del marqués de Santa Marta, aristócrata y político republicano, que inicia sobre el solar la construcción de una nueva casa que actualmente es utilizada por la Diputación de Salamanca como Instituto de las Identidades, y procedió a recalzar los cimientos de la torre, este recalzo da forma de pirámide truncada a la base de la torre. En ese momento todavía se conservaba la puerta y un muro de la fachada principal de la casa. El Marqués de Santa Marta era propietario también de los Baños de Ledesma (balneario), el cual debió de adquirirlos junto con la casa tras las desamortizaciones civiles y religiosas de mediados del siglo XIX.



La linterna de la torre del Clavero


La Torre del Clavero con la linterna superior.
Martínez de Herbert ¿? 1868 ¿?


A principios del año 1867, el propietario de la torre de Clavero, el marqués de Santa Marta[1], comenzó las obras para su conservación y restauración[2]. Además, se inició la construcción de un nuevo edificio sobre el solar de la antigua casa del que la torre formó parte[3]. Como parte de la actuación, fue colocada una linterna sobre la plataforma superior de la torre, la estructura permitía mediante ventanales la iluminación  y ventilación de la construcción. La Comisión Provincial de Monumentos de Salamanca[4],  en junio de 1867, instó al Ayuntamiento[5]a solicitar al propietario la demolición de la linterna por afear y deslucir la hermosa obra de la torre. La providencia dictada a tal efecto fue reclamada por el propietario, amparándose en el derecho de propiedad[6]. La reclamación fue atendida en favor del propietario, por lo que la linterna permaneció en la torre, emborronándola artísticamente.
Pedro Antonio de Alarcón en sus artículos "Dos días en Salamanca", que describen su viaje a Salamanca durante octubre de 1877 con motivo de  la inauguración de la nueva línea de ferrocarril de Medina de Campo a Salamanca, hace constar la presencia de la linterna: "[....] hoy pertenece al señor Marques de Santa Marta. -Recientemente han construido en lo alto de ella una especie de templete u observatorio de pésimo gusto; y, pues me honro con la amistad de dicho señor Marques, atrevome a suplicarle que mande derribar aquel detestable apéndice, por muy asombrosas que sean las vistas que desde el se disfruten."
El señor marqués[7]se hizo eco de la reclamación de D. Pedro y comunicó que tenía decidido hacer desaparecer tan ingrato apéndice, que afirmaba se había construido sin su consentimiento. La delicada operación, con objeto de no dañar la torre, comenzaría nada más que sus obligaciones le permitieran acudir a Salamanca. La prensa salmantina[8] recogió este anuncio en septiembre de 1879 y la madrileña lo había hecho en abril de ese mismo año.
Sin embargo, muchas debieron ser las obligaciones del señor marqués, puesto que la linterna continuó en su lugar hasta que, en septiembre de 1885, se produjo el hundimiento del piso alto de la torre del Clavero con el mirador[9]allí instalado. Afortunadamente el hundimiento no causó la ruina total de la torre.




[1] La prensa salmantina habla de un copropietario el Sr Valero, La Provincia 14 de abril de 1867
[2] El estado de la torre no era bueno como ya unos años antes habían constatado los alumnos de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid, que en el año 1853 realizaron estudios y mediciones de la torre, el fotógrafo Clifford que acompañó a la expedición dejó constancia de este estado con la primera fotografía conocida de la famosa torre.
[3] El edificio que hoy es sede del Instituto de las Identidades.
[4] La Comisión Provincial de Monumentos de Salamanca  había sido creada por una Real Orden del Ministerio de la Gobernación del 13 de junio de 1844, al igual que el resto de las comisiones Provinciales de Monumentos y como todas ellas estaba integrada por cinco personas de "reconocida afición a las bellas artes y a los estudios arqueológicos, que reúnan un celo acreditado por el bien público"(RD 15-11-1854 del Ministerio de Fomento). Estas comisiones se constituyeron como un órgano consultivo de los gobernadores civiles para la defensa del Patrimonio Histórico. Fueron suprimidas en 1970, sustituyéndose por las Comisiones Territoriales de Patrimonio Histórico.
[5] La Provincia : revista salmantina Año I Número 30 - 1867 junio 23
[6] La Provincia : revista salmantina Año I Número 49 - 1867 agosto 29
[7] La Ilustración española y americana. 30/4/1879, página 2.
[8] Adelante : revista salmantina de ciencias, artes, literatura é intereses materiales Año XII Número 774 - 1879 septiembre 28
[9] El Progreso: periódico político bisemanal Año II Número 150 - 1885 septiembre 27. El jueves se hundió con estrépito el piso alto de la famosa torre del Clavero, con el mirador en él instalado, sin que se sepa á qué atribuir tan inesperado hundimiento. Se teme que el golpe sufrido por la caída de este piso sobre el inferior ocasione también la ruina de éste.







La base de la torre tiene una leve forma de pirámide truncada, debido al recalzo de los cimientos mencionado, realizado en piedra arenisca basta, procedente de las canteras del camino de Carbajosa junto al Matadero de reses de esta ciudad (Pedro Vidal), para retornar a su primitiva forma cuadrada, con sillares de arenisca de Villamayor en esquinas y recercado de ventanas y mampostería en el resto. A los dos tercios de su altura total, toma forma de prisma octogonal, totalmente construido en sillería de piedra franca, con la cornisa decorada con arquillos ciegos y alguna gárgola superviviente, en cada lado del octógono luce un garitón cilíndrico que comienza en un trenzado espiral mudéjar y termina en un capacete semiesférico rematado con una bola. Cada garitón mostraba un escudo familiar de Sotomayor o Anaya. Su interior está constituido por cinco pisos comunicados por una escalera de caracol vaciada en los muros. La altura total de esta construcción es de veinticuatro metros aproximadamente.

D. Alfonso Pérez de Guzmán, marqués de Santa Marta de turno, cedió la torre de manera gratuita al Ayuntamiento de Salamanca en 1943, tras haber sido declarada monumento por decreto el 3 de junio de 1931.
En octubre de 2002, tras años de abandono y esporádicas utilizaciones, el Ayuntamiento inició los trabajos de restauración y rehabilitación de la torre con el apoyo económico de la Junta de Castilla y León y un presupuesto de 468.836 euros. Sin embargo a pesar de algunos intentos de utilización, nada se ha concretado y la torre continúa vacía y sin uso.



 1(LÓPEZ BENITO, CLARA ISABEL, “Don Francisco de Sotomayor, Clavero de Alcántara, un prototipo de caballero en la temprana Edad Moderna”, Studia Historica, Historia Moderna, vol IX, (1991))



Lugares cercanos

El Hospital de San Ildefonso
Situado en la inmediaciones de la iglesia de San Adrián, en la calle Pocellín. Fundado a mediados del siglo XIII. Estaba destinado a la curación de enfermos pobres de ambos sexos y era regido por una cofradía formada por nobles de la ciudad. Del siglo XIV se conservan distintas mandas destinadas a su sostenimiento como la que en 1318 otorgó doña Inés de Alimoges, esposa de Alfonso Godínez, señor de Tamames, y aya de Alfonso XI, en la que dona 200 maravedís. Fue clausurado antes de la reforma hospitalaria de Felipe II. Su solar quedó incluido en el convento de los Trinitarios Descalzos.

El Colegio de Santa Cruz de Ribas
Fundado, en 1544,  por doña Isabel de Ribas, esposa en segundas nupcias del Dr. Tapia, catedrático de Prima de cánones y en primeras con el comunero Rodrigo Rodríguez de Ledesma, cuarto señor de Muchachos. También fue conocido como Santa Cruz de San Adrián por estar en su feligresía. Se situó en la calle Albarderos, parte de la actual de San Pablo. Sus colegiales vestían manto pardo cerrado y beca negra.Fue anexionado en 1624 al colegio de Santa Cruz de Cañizares.





Francisco Pertierra

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Este fotógrafo, discípulo de Hebert, disponía de estudio en Madrid en 1864.  Estaba situado en la calle Barcelona, 13 y allí Pertierra se dedicó al retrato en negro y pintado, tarjetas de visita y miniaturas además de otras actividades más relacionadas con el dibujo y pintura.




En 1867, se trasladó a Salamanca en donde, este hombre inquieto con formación artística y aficiones como prestidigitador y gimnasta, instaló su estudio en la propia casa de huéspedes donde eventualmente habitaba, en el número 48 de la Plaza Mayor. Su visita se hizo definitiva, convirtiéndose en el primer fotógrafo establecido en Salamanca, pronto le  encontramos instalado en la Plaza Mayor, 21, para luego trasladarse a la calle de Arriba,9 y al paseo de Carmelitas,3.
Además de su trabajo como fotógrafo, en diciembre 1870, puso en marcha su Academia de Gimnasia Higiénica, el primer gimnasio del que tenemos noticias en Salamanca, que comienzó a funcionar en la calle de Tahonas Viejas, 8 para, al año siguiente, ser trasladado a la calle del Prior.

Con la llegada a Salamanca del ferrocarril en 1877, también llegó, para establecerse definitivamente, el fotógrafo francés Jean Poujade, que había pasado por Salamanca en varias ocasiones anteriores como fotógrafo transeúnte. Ambos fotógrafos inician una confrontación personal y profesional que se manifiesta intensamente en los periódicos de la época a través de artículos y anuncios publicitarios. Pertierra defiende en su anuncios su españolidad, declarando su gabinete como "fotografía Española", negando la superioridad francesa en este arte y contraponiéndose enérgicamente a la publicidad de Poujade, que evidentemente se define y anuncia como parte de la cultura francesa, muy en boga en aquella época.

A finales de 1879, Pertierra tuvo la intención de renovar su estudio con una reforma completa en la galería, talleres y demás dependencias. La reforma se encargó a Anselmo Pérez Moneo. Sin embargo los problemas, que el fotógrafos achaca a la climatología, retrasan considerablemente el proyecto, teniendo que abrir el estudio sin haber terminado totalmente las obras. Probablemente su situación financiera quedó mermada, obligándole durante 1880 a liquidar muebles y enseres del estudio de Paseo de Carmelitas y, durante ese invierno, a traspasar el estudio a José Oliván, que también acababa de perder su estudio madrileño.

Oliván comienzó a trabajar en el estudio de Paseo de Carmelitas en enero de 1881, para ayudarle llegó, también de Madrid, Venancio Gombau, hermano de su esposa Vicenta, iniciándose la saga familiar de fotógrafos más importante de Salamanca, los Gombau.

Pertierra continuó atendiendo en su casa de la calle de Arriba, pero pronto por inquietud o tal vez por problemas económicos marchó de la ciudad, probablemente en 1883.













En 1885 recala en Manila (Filipinas), en donde además de montar un estudio en la calle del Carriedo número 2, se dedica a labores de reportero gráfico trabajando para importantes revistas ilustradas madrileñas, Fue también pionero en introducir en Filipinas el cinematógrafo. 









Vista de Cebú desde la Catedral. Pertierra. La Ilustracion Artistica 28-03-87


Playa de Cebú. Pertierra. La Ilustracion Artistica 28-03-87

Murallón de la Cota o cárcel de Cebú. Pertierra. La Ilustracion Artistica 28-03-87

Caseta de Carabineros y muelle en la playa de Cebú. Pertierra. La Ilustracion Artistica 28-03-87




Fuentes:

La iberia Madrid 21/04/64 

Guía oficial de España. varios años

Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración.  varios años 

prensa salmantina de la época
   Adelante : revista salmantina de ciencias, artes, literatura é intereses materiales 
   La Tertulia : semanario de ciencias, literatura é intereses morales y materiales 
   El Eco de Salamanca : revista semanal de ciencias, artes, literatura, administración e intereses        materiales 
   Rochefort : periódico republicano democrático federal 
   El Tamboril : periódico joco-festivi-satiri-seri-diavolici-literari-cómici-polítici-burlesco. Chanzon y Camorrista 
   La Provincia : revista salmantina 

El imaginario colonial. Fotografía en Filipinas durante el periodo español 1860-1898

MUNDOS DE LA FOTOGRAFÍA EN EL SIGLO XIX Selección y textos:Francisco Crabiffosse Cuesta.









Plaza del Mercado

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Nacida de la escisión de la plaza de San Martín tras la construcción, en parte de su solar, de la actual Plaza Mayor.
Fue conocida como plaza del Caño, del Carbón o Carboneros, del Comercio y posteriormente de la Verdura, estableciéndose en ella numerosos puestos o cajones de venta de muy diversas mercancías. A fines del siglo XIX, el Ayuntamiento decidió edificar un mercado cubierto que, diseñado por Joaquín de Vargas, fue inaugurado en 1909. Desde entonces se la conoce como plaza del Mercado.


Plaza del Mercado en el plano basado en
 Francisco Coello de 1858 y en 2012







foto 1. Casa de los Flores, desde la escalera de Pinto.



foto 2. Edificio Borrego construído en 1909. Se aprecia el muro construido para la igualación de rasantes en la plaza del Mercado tras la construcción del Mercado de Abastos, también se percibe la diferencia de nivel entre el edificio de Domingo Borrego y el inmediato igualmente obra del arquitecto Cecilio González Domingo y contruido entre 1906 y 1907, esta diferencia de nivel fue salvada con un molesto escalón. Foto Cándido Ansede.



foto 3. Construcción del Mercado - Venancio Gombau.



foto 4. Mercado central de abastos-Venancio Gombau.



foto 5. Charlatán ambulante en la Plaza del Mercado- Cándido Ansede.



foto 6. Postal de la Plaza del Mercado.



foto 7. La plaza de la Verdura con el paso de San Julián en Semana Santa, aún no se había comenzado a construir el mercado de abastos. Foto Angel Vázquez.



foto 8. La plaza de la Verdura en Semana Santa. Foto Angel Vázquez.



foto 9. Mercado Central-Ruth M. Anderson.



foto 10. Plaza del Mercado (Trasera de la antigua Audiencia Provincial)- Cándido Ansede.



foto 11. Plaza del Mercado (Trasera del Gran Hotel).



foto 12. Portales de San Antonio -Cándido Ansede.



foto 13. Portales de San Antonio. Fondos Miguel de Unamuno 1905.



foto 14. Mercadeando en la plaza del Mercado..



foto 15. Portales de San Antonio..



foto 16. Parada de taxis del Villarrosa-Guzman Gombau.



foto 17. Escaleras de San Fernando o del Toro por la cabeza de toro que aparece en lo alto del arco exterior a la plaza del Mercado, Se construyeron en 1888 siendo antes una simple rampa de tierra. Entre 1916 y 1964, las escaleras albergaron un urinario público (foto) y después una caseta de turismo hasta 1995, fecha en que se reformó..



foto 18. Tomando café en los soportales de San Antonio - Cándido Ansede.



foto 19. Portales de San Antonio - Cándido Ansede.



foto 20. Taxis frente a los portales de San Antonio.



foto 21. Soportales de los Buhoneros (Portales de San Antonio)-Cándido Ansede.



foto 22. Limpiabotas - Felipe Torres.









Del Caño al Mercado


Las ferias anuales, el mercado semanal de los jueves, y el mercado diario de tiendas, conocido como azogue, eran las tres manifestaciones de la actividad comercial de Salamanca que perduraron desde la edad media hasta los albores de la edad contemporánea.

En los alrededores de la Catedral Vieja se situó en el siglo XII y XIII, el Azogue Viejo, que con la construcción de la Catedral Nueva se fue desplazando hacia las afueras de la Puerta del Sol y más tarde a los alrededores de la iglesia de San Martín, en un gran espacio baldío que acabó convirtiéndose en la Plaza Mayor de Salamanca, también llamada plaza de San Martín del Mercado o simplemente plaza de San Martín. La aparición de la plaza mayor como un nuevo tipo de escenario urbano es generalizable a otras ciudades medievales en las que el crecimiento de la población y la pérdida del carácter defensivo, provocó el desbordamiento de las viejas murallas y la aparición, a la salida de la ciudad, de una plaza mayor, que con el tiempo se convertiría en el centro urbano y el escenario de las principales actividades sociales de carácter cultural y lúdico y el principal lugar de intercambio comercial de la urbe. 

La Plaza de San Martín albergó, durante toda la edad moderna, la mayor parte de la actividad artesanal y comercial de Salamanca.
Constituía un enorme espacio abierto en el centro del nuevo recinto amurallado, hacia donde confluían los principales caminos o calles de Salamanca, la calle del Concejo (camino de Zamora), la calle Herreros (camino de Toro), la  calle de la Rúa (hacia la ciudad vieja) y calle de Alabarderos (hacia la puerta de San Pablo).


Hasta el siglo XVI

Siglo XVII-XVIII

Siglo XIX

Siglo XX

El caserío que rodeaba la plaza de San Martín no guardaba ninguna simetría y al igual que la mayoría de las calles de la ciudad se mantuvo terrera y con serias alteraciones de nivel, como los resaltes de arenisca de tal dimensión que se había llegado a excavar en ellos pequeñas cuevas denominadas "covachuelas" y  que se utilizaban como puestos de venta. Había covachuelas en el ángulo noroeste de la actual plaza del Mercado y en la plaza de la Yerba, al comienzo de la calle de la Rúa que fueron recordadas durante mucho tiempo con el topónimo de "isla de la Rúa". 

Aunque las covachuelas desaparecieron, dejaron su nombre a las tiendas o casetas que fueron adosadas a los bajos de las Casas Consistoriales en la plaza de San Martín. Inicialmente fueron desmontables y luego fijas, disponían de un único hueco de ventilación, la puerta de entrada, por lo que el término “covachuela” no les era impropio. Fueron también conocidas como islas de las Consistoriales y de la Cabestrería. El Ayuntamiento las alquilaba para el despacho de mercancías. 

El mercado en la plaza de San Martín no fue un espacio unitario sino que se conformaron diversos subespacios más o menos especializados que recibieron el nombre de corrillos o portales, según su morfología.  De esta manera se mencionan los portales del pan, del trigo o del vino y los corrillos de la yerba, de las sardinas o de los molletes según la naturaleza de su principal producto. 

Aunque otras ciudades castellanas ya disponían de plazas mayores regulares al iniciarse el siglo XVII, sobre todo a partir de la intervención en 1561 de Felipe II en la plaza mayor de Valladolid, en Salamanca el enorme espacio de la plaza de San Martín permanecía sin regularizar, aunque fue objeto de varios intentos fallidos entre 1619 y 1691. A partir de esta última fecha se creó la isla de los cajones fijos, situados aproximadamente donde hoy se encuentran los soportales de San Antonio y que dividió la plaza de San Martín en dos mitades, al oeste quedó la Plaza Mayor propiamente dicha y al este la llamada plaza del Caño, por la fuente que estaba situada en ella, y que posteriormente recibiría el nombre de plaza del Carbón o Carboneros, relacionándola con el negocio del carbón vegetal que los carboneros serranos vendían como combustible, y más tarde fue llamada del Comercio. Esta parte constituyó el origen de nuestra plaza del Mercado.

Dibujo de Antonio Seseña Arévalo de la isla de los cajones fijos con sus dos tipologías, a
la izquierda de 1691 a 1695 y a la derecha de 1695 a 1729 fecha, esta última, de la
construcción del Pabellón Real o de San Fernando.

Para la Salamanca de principios del siglo XVIII, resultaba una necesidad el contar con una plaza mayor regular desde el punto de vista urbanístico. Según el regidor Rodrigo Caballero y Llanes,  promotor de nuestra plaza barroca, era una necesidad en primer lugar por razones de ornato, en segundo por la utilidad pública y en tercero por el bien común, relacionando esta última circunstancia con la mejora del comercio,  al pretenderse, sin conseguirlo, que la plaza mayor alojara el mercado de la ciudad, con los soportales protegiendo los puestos de las inclemencias meteorológicas.

Entre 1729 y 1735 se realizaron las obras del Pabellón Real, primera fase de nuestra actual Plaza Mayor. El fuerte desnivel entre los portales de Petrineros o Guarnicioneros, al oeste de la plaza de san Martín llamados así por instalarse allí gran número de artesanos del cuero, y la Plaza del Carbón (Plaza del Mercado), requirió el transporte de materiales para el allanado del suelo y dio lugar a la solución constructiva de los portales de San Antonio. 
Nuestra primitiva plaza del Mercado empezaba a quedar configurada, al oeste quedaba delimitada por los mencionados soportales de San Antonio que recibieron el nombre de "zapateros de viejo" por haberse situado allí un buen número de estos artesanos.  Al norte, desde la calle Herreros (calle Toro) hasta la Bajada de San Julián (calle del Obispo Jarrín), se disponía una sucesión de casas sin ninguna simetría, penetrando hacia la plaza o retrocediendo de ella aleatoriamente y aunque tampoco mostraban uniformidad en sus  alturas, casi todas disponían de soportales que utilizaban algunos vendedores para su actividad comercial (Recibía el nombre de portales del Pan de los Villares por venderse allí, algunas veces fueron nombrados portales de los Villares y las más, del Pan a secas). Una gran cantidad de estas casas pertenecían a la Universidad y a diferentes capellanías y mayorazgos.  Allí estaba situada, a la entrada de la calle Pozo Amarillo, la Casa de los Flores, señores de Calzadilla. El lado este estaba formado por una hilera de casas más uniforme, entre las que figuraba la casa de los Ordóñez Villaquirán, Señores de Riolobos, situada a la entrada de la calle medieval de Lobohambre (actual Hovohambre). Al sur, la plaza se remataba con la rinconada que formaba la plaza del Ángel y la trasera de las Casas Consistoriales, más tarde Lonja y Audiencia, con sus cajones-covachuelas.

En este espacio urbano se instalaron multitud de puestos de venta, inicialmente al aire libre y luego en cajones, más o menos fijos, cuya disposición y control quedaba a cargo del Ayuntamiento. La plaza comenzó a ser conocida como plaza de la Verdura.
En 1788 el caño de la plaza, que había quedado muy cerca de los soportales de San Antonio tras su construcción, se trasladó al centro de la plaza en forma de fuente monumental (eliminada en el siglo XIX, dejando un simple caño entre las calles Varillas y Lobohambre) y ese mismo año se edificó la casa, cuyo arco (Arco del Pinto) separó definitivamente nuestra plaza de la Plaza Mayor.

Las ideas higienistas del siglo XIX,  impusieron la necesidad de un edificio especializado para la venta de  productos alimenticios, lejos del insalubre mercado de cajones en que estaba convertida la plaza de la Verdura, que había llegado a ser calificado de "aduar marroquí que se levanta entre tronchos de berzas sobre el lodo y los guijarros de la plaza de la verdura" , o de "tinglados pintorescos, con sabor histórico y local". No todo el mundo compartía esta idea, como veremos.
En varias capitales españolas ya se habían edificado grandes espacios cubiertos, realizados con modernas estructuras metálicas. En 1870 había sido levantado el mercado de La Cebada y en 1875 el de los Mostenses, ambos construidos en Madrid por el arquitecto Mariano Calvo Pereira e inspirados en el mercado de "Les Halles" (1854-1866) de Baltard en París. 
Zaragoza, Valladolid, Sevilla, Cádiz, Burgos, Santander y otras capitales siguieron el ejemplo.

En el año 1879 se comenzaba a hablar en el Ayuntamiento sobre  la construcción de un edificio cubierto para Mercado y aunque la siempre nefasta situación económica no lo va a permitir de manera inmediata, se comienzan a dar pasos para lograrlo, al año siguiente, diciembre de 1880, se hace público el plano de alineaciones de la plaza de la Verdura y se trabaja en los planos de un mercado cubierto en ella.

Plano de 1881, para el emplazamiento del un Mercado cubierto
firmado por el arquitecto municipal José González Altés

Sin embargo la única intervención urbanística reseñable en la plaza de la Verdura, durante  la siguiente década, fue la polémica construcción en 1888 de las escalerillas del Pan (o del Pinto).  El uso de piedra artificial en lugar de granito las hacía muy resbaladizas y peligrosas durante las heladas invernales. Unos acusaban al arquitecto municipal, Sr. Pérez González, cuya reciente llegada a Salamanca le hacía desconocedor de nuestro riguroso clima invernal, mientras que otros culpaban a su antecesor, D. José González Altés, como autor del proyecto aunque sólo sabemos con certeza que fue autor de la alineación que afectaba a la zona de los portales del Pan. Sea como fuere, no hubo más remedio que sustituirlas para evitar desgracias.

No fue hasta Abril de 1899, cuando el  Ayuntamiento acordó sacar a concurso la construcción del nuevo mercado con planos del arquitecto provincial, Joaquín de Vargas (el proyecto y la memoria descriptiva estaban fechados en 1898, parece ser que previamente había trabajado en unos planos el arquitecto municipal, Pedro Vidal, pero por circunstancias que desconocemos fueron ejecutados los del Sr. Vargas). El tipo de licitación era de 433.635,81 pts. y la duración de las obras se estableció en dos años.

Portales de San Antonio. Postal editada en 1906

Comercios en los Soportales de San Antonio de Otto Wunderlich (Fototeca del Patrimonio Nacional)


La fecha de la subasta se fijó para el 5 de agosto de 1899. A pesar de haberlo aprobado, el alcalde y  parte de los concejales pretendieron anular la subasta y que el proyecto volviera a la comisión de obras, por considerarlo inviable en dos aspectos: uno higienista, al entender que no sería posible la limpieza del edificio hasta que no estuviera garantizado el suministro de agua y por tanto proponían que se pospusiera la construcción del mercado a la terminación de la traída de aguas, y la otra económica, al considerar que el Ayuntamiento no tenía medios para financiar un proyecto que consideraban ruinoso al valorar el coste de la obra en 600.000 pts. y el de las expropiaciones necesarias para su ejecución en 250.000 pts. Sin embargo la votación en la sesión extraordinaria convocada para tratar la anulación del concurso dio el triunfo a quienes querían continuar con la construcción, y la perdieron los  señores Cuesta (alcalde y médico), Revillo, Iscar y Brozas.

Presupuesto detallado de la subasta para la
construcción del Mercado Central aparecido
en la Revista de Obras Públicas  1899, 46, tomo II: 254


La subasta se celebró el día señalado en el salón de sesiones de la Casa Consistorial a las doce y media de la mañana. Se presentaron tres propuestas suscritas por los señores D. César Santos Alien, en representación de  Moneo, hijo y compañía valorada en 429.298 pts., por D. Juan de la Rosa cuya propuesta alcanzaba las 420.000 pts. y por don Santiago Flores García por un valor de 381.599 pts. Simultáneamente se celebró en Madrid otra subasta que resultó desierta. El concurso fue adjudicado definitivamente el día 15 de agosto de 1899 al Sr. Flores como mejor postor.

A primeros de octubre los cajones de la plaza comenzaron a desmontarse y se diseminaron por otras plazas de la ciudad, principalmente en la plaza de San Julián, donde se colocaron los puestos de verduras y hortalizas, y en la plaza San Justo, donde se situaron los de pescados, el resto de los puestos se acomodaron fundamentalmente en la plaza Santa Eulalia, en la de  la Libertad y en la de Anaya. Otras plazas como la del Peso, la de Fray Luis de León, la de San Isidro, la de Monterrey y la de don Mariano Solís dispusieron de algunos cajones de venta.
El 10 de noviembre, una vez finalizada la retirada de cajones, una cuadrilla de empedradores comenzó a desenguijarrar el suelo de la plaza de la Verdura y el 19 de noviembre comenzaron los trabajos de nivelación y preparación del terreno. 

Era el principio de una larga espera de casi 11 años. 

Los problemas comenzaron de inmediato cuando se trabaja en el alcantarillado y los cimientos. 
A principios de 1900, el Ayuntamiento había llegado a un acuerdo amistoso con los vecinos para la expropiación de las casas del lado norte de la plaza que molestaban el emplazamiento del nuevo edificio. Pero ante pasividad del Ayuntamiento en la ejecución de la expropiación, varios vecinos de las fincas afectadas presentaron recurso ante la Comisión Provincial contra el emplazamiento del mercado, pretendiendo que la expropiación se realizara antes de iniciar la construcción y que en caso contrario se suspendiera la misma, ya que la calle que separaba sus casas del mercado no tendría la anchura mínima que marcaban las ordenanzas. La sentencia inicial fue dictada a favor de los vecinos y el Ayuntamiento optó por desplazar el conjunto tres metros hacia sur, comenzando de nuevo la cimentación el 26 de abril de 1900. Esto no terminó con el pleito, que se alargó en el tiempo, sin que el gobernador se decidiera a dar la razón a alguna de las partes, por un lado Ayuntamiento y el interés comunal y por otro los vecinos, con quienes parecían tener intereses algunos miembros de la Diputación.

Durante la construcción del mercado.
foto Venancio Gombau
Sin haberse solucionado el conflicto, en febrero de 1901 un nuevo pleito sacude los incipientes cimientos del nuevo mercado, Don Santiago Flores García, contratista de las obras en construcción solicita la rescisión de su contrato por no haber satisfecho el Ayuntamiento el importe del primer plazo de las obras. Este pleito se extiende hasta finales de 1902, mientras que el de los vecinos no encuentra solución hasta agosto de 1903, cuando un nuevo gobernador con menos apego a las cosas de Salamanca obliga al Ayuntamiento a expropiar inmediatamente las casas implicadas. Tras duras negociaciones, entre Ayuntamiento y vecinos, se alcanzaron acuerdos de expropiación por valor de 190.000 pts. que sin embargo el Ayuntamiento  no llegó a hacer efectivos por falta de fondos, por lo que, en mayo de 1904, el gobernador suspendió la construcción del edificio por su lado norte hasta la ejecución de la sentencia. 
En los siguientes meses, el Ayuntamiento llegó acuerdos individuales con cada unos de los vecinos,  estableciéndose el pago en 5 anualidades con el 5% de interés. Con los primeros pagos se resuelve la expropiación de las viviendas nº 19, 21, 23 y 25 de la plaza de la Verdura, a las que se añadió posteriormente el nº 27 y 29.
Estas casas comenzaron a derruirse en abril de 1905 (los Sres. don Segundo Gómez y don Demetrio Gómez se hicieron cargo del mismo, abonando 500 pts. por los materiales recuperados).

Resueltos los pleitos, los trabajos de construcción del mercado pudieron avanzar considerablemente.

Durante aquellos primeros seis años, la actividad de la plaza de la Verdura, o del Mercado como ya empezaba a conocerse, continuó a pesar de la construcción del edificio.  Los comercios de su entorno, las buñolerías y  las covachuelas de la Lonja siguieron su actividad aún con las normales molestias. Durante los grandes parones constructivos se utilizó la plaza, llegándose a instalar un cinematógrafo y puestos de baratijas para la feria de Botijeros y, como cada año, la congregación de Jesús Nazareno de la iglesia de San Julián, continuó recorriendo la plaza en sus procesiones. Las críticas sobre su construcción no escasean, Unamuno critica abiertamente lo que para él es el mal gusto en las construcciones realizadas en los últimos años, Casa de Lis y Mercado y en particular censura la construcción del mercado en la plaza de la verdura acusándole de hacerle perder el carácter a la antigua plaza y se lamenta de unas ordenanzas municipales que lo subordinan todo a la línea recta y a la uniformidad.

Para las ferias de 1907, el edificio del mercado era perfectamente utilizable aunque tardaría dos años más en inaugurarse. En él se montó parte de la Exposición Regional de Salamanca e incluso se celebró en su interior una gran verbena. Se expusieron maquinarias agrícolas e industriales, herramientas, fundidos y forjados, vitrinas con abonos químicos, almidón y pastas para sopas, harinas, aceites, muebles, automóviles o esculturas y pinturas . Entre las empresas expositoras estuvieron Moneo Hijo y Cía, Gros, de Barcelona, Bomati-Maldonado Afonso, Maculet, Huebra, don José García Martín, Mirat, Rebollo, Modelo de París y otras. (ver Museo del Comercio. Exposición Regional de 1907 )

A pesar de que en abril de 1906 habían quedado marcadas las nuevas alineaciones de la plaza de la Verdura, se iniciaron, tras las ferias de 1907, gestiones para la expropiación amistosa de las casas que D. Ildefonso Borrego poseía en la plaza de la Verdura y que el Ayuntamiento consideraba indispensables para la correcta alineación de la plaza, pero las fuertes condiciones económicas exigidas por el Sr. Borrego no pudieron ser asumidas por la precaria economía municipal. Tras el fallecimiento del Sr. Ildefonso, se reanudaron las negociaciones con D. Domingo Borrego, su hijo y heredero, llegándose a una acuerdo en 1908 en el que se valoraba en 70.000 pts. la expropiación, correspondiente a la parte necesaria para el alineamiento, de las casas números 2 y 4 del Pozo Amarillo, y 15 y 17 de la plaza de la Verdura que incluía el caserón renacentista de los Flores cuyo derribo levantó muchas voces de protesta en la ciudad. En el resto del solar, D. Domingo Borrego, construyó el edificio con mirador circular y cúpula en el ático, que hoy hace esquina con la calle Pozo Amarillo, fue diseñado en 1909 por D. Cecilio González Domingo y la distribución interior la realizó D. Joaquín de Vargas tras la muerte de D. Cecilio.

Plano de fachada de la casa de Domingo Borrego, 
realizado por Cecilio Gonzalez Dominguez 
en 1909. fuente www.gonzalezcobos.es/


Para agosto de 1908, el Sr. Flores había dado por concluida la obra del mercado e invitaba al Ayuntamiento a recibirla y a pagarla. En enero de 1909, el arquitecto municipal presentó las cantidades que se adeudaban al constructor, el total del montante de las diferentes certificaciones resultaba ser de 392.792,49 pesetas y 19.058,53  de intereses, de ello se habían abonado 354.692,29 pesetas y 18.027,31 pesetas de intereses, quedando una deuda pendiente de 39.131,42 pesetas, aunque al parecer la liquidación finalmente presentada por el Sr. Flores y aceptada por el Ayuntamiento fue de 465.348 pts.

El edificio del mercado tiene planta rectangular de 40 metros, en el lado norte y sur, por 44 metros, en el este y oeste, las líneas de fachada están quebradas con salientes en las esquinas y puertas. Se conforma en dos plantas; la baja, exteriormente de altura variable para salvar las diferencias de nivel de la plaza y se compone de un zócalo de granito, sobre el que arranca la planta superior formada por una armadura de vigas metálicas de celosía, que parten de las esquinas y puntos intermedios de las fachadas y convergen en un cuerpo rectangular elevado a modo de lucernario, apoyado sobre doce columnas de fundición. A partir de ese cuerpo otras vigas finalizan en otro cuerpo rectangular techado de menores dimensiones. La estructura metálica fue realizada por la empresa madrileña Sociedad española de Construcciones Metálicas.

Los paramentos exteriores están realizados en ladrillo visto y albergan arcos de fundición con cierres acristalados y persianas metálicas fijas, que garantizan la iluminación y la ventilación. La cubierta a cuatro aguas está formada por planchas de zinc acanaladas. 
La decoración recurre al clasicismo tan arraigado en la ciudad, así la puerta principal evoca un arco de triunfo, y los vanos del piso principal resultan de medio punto.


Dibujo aparecido en la prensa del 15/04/1909

El resultado final omitió algunas propuestas del proyecto inicial de Vargas, como el colorido en la cerámica y una fuente con estatua. 
El tiempo efectivo de construcción no había superado los tres años.
El edificio hunde sus raíces en la primera arquitectura del hierro, pero la tardía fecha de su construcción, podría explicar el limitado uso de cerramientos metálicos en beneficio del granito y el ladrillo, pues en aquellos años se empezaba a cuestionar la eficacia del hierro desde el punto de vista higiénico. Algunos estudiosos creen que este mercado marca un punto de inflexión en la arquitectura española de este tipo (NAVASCUÉS PALACIO, P. y QUESADA, M. J. (1992): El siglo XIX. Bajo el signo del romanticismo, Madrid: Sílex, pp. 126-128.) .

Interior del mercado
No hubo nada parecido a una inauguración. El Ayuntamiento en un bando firmado por su alcalde D. Manuel Mirat Domínguez comunicó la apertura del mercado el 7 de abril de 1909, previamente deberían haber quedado subastados, aunque al final fueron sorteados, todos los puestos y anuladas todas las licencias de venta en la vía pública. El mercado se gobernaría según un reglamento de régimen interior que había sido aprobado el 11 de noviembre de 1908. El piso superior dispondría de 124 puestos cuyos precios de alquiler diario variaba desde 0.25 pts. hasta 2.25 pts., quedando el piso bajo para las ventas al por mayor de toda clase de productos y para vendedores ambulantes. El Mercado se abriría en todo tiempo una hora antes de la salida del sol, y se cerraría á las diez de la noche en verano y á las nueve en invierno.

El día 15 de abril de 1909, con una semana de retraso, abrió sus puertas una hora antes de amanecer.


Vendedores del Mercado agraciados
con la lotería de Navidad 22/12/1917
foto Ansede y Juanes
La urbanización de la plaza del mercado se completó con el proyecto de rasantes o niveles que quedó resuelto y expuesto al público en noviembre de 1909 y con el proyecto de  pavimentación unos meses después. Con objeto de acomodar rasantes se construyó un muro de contención y una escalinata frente a los primeros números de la plaza (posteriormente la solución consistió en una escalinata más amplia que, con modificaciones, es la solución que presenta actualmente). La construcción de la casa de Domingo Borrego, mencionada anteriormente, provocó una brusca variación de nivel en la rasante con el edificio contiguo, también obra de Cecilio González Domingo que fue construido entre 1906 y 1907. Esta brusca variación tuvo que ser salvada con un molesto escalón en la acera, ambas casas existen hoy en día y el escalón ha desaparecido, prefiriendose la solución de disminuir la altura de la planta baja del edificio Venecia.

El último gran cambio urbanístico en la plaza del Mercado, se produjo con la construcción del Gran Hotel en el solar de la vieja Audiencia, inaugurado el 1ª de mayo de 1930. Cambió enormemente la fisonomía de lado sur de la plaza, a lo que contribuyó también la renovación del caserío de la plaza del Ángel a partir de los años 60 del siglo XX.
El Gran Hotel fue derribado, con gran polémica y culebrón urbanístico incluido, el 27 de febrero de 2007, en su lugar se construyó un moderno edificio con 70 apartamentos y plazas de garaje subterráneas (denominado Edificio Gran Hotel), que no supuso un gran cambio visual ya que adoptó una imagen similar a la del  Gran Hotel.
En el resto de la plaza se ha reconstruido o restaurado casi todo el caserío de los siglos XVIII, XIX y principios del siglo XX, por lo que hoy mantiene una imagen similar a la que presentaba hace 100 años. 
El edificio del mercado, uno de los mejor considerados del estilo en Castilla y León, ha corrido el peligro de desaparecer en varias ocasiones a lo largo de su vida, cuestionado por varios planes urbanísticos, la última ocasión fue durante las primeras elecciones municipales de la democracia. Finalmente no se derribó, siendo rehabilitado en 1993 durante la alcaldía de Jesús Málaga Guerrero.
En 2010 la plaza del mercado fue parcialmente peatonalizada, dejando circulación solamente en la conexión de la calle Pozo Amarillo y Plaza del Poeta Iglesias, fueron asimismo colocadas, en el edificio del mercado, rampas de acceso para  personas de movilidad reducida.





El Coso Blanco

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Importado de otras ciudades europeas como París o Niza y españolas como Valencia o Alicante, el Coso Blanco fue una innovación festiva en la Salamanca de 1902 que, alejada de tradición local y de la participación popular, no cuajó en el programa festivo de años sucesivos. Consistía en un desfile de carrozas engalanadas y una batalla de confeti y serpentinas con el denominador común del color blanco en los adornos de carrozas, edificios y personas.
El 16 de septiembre, la Plaza Mayor lució engalanada por el artista soriano Torrejón y en el desfile participaron solamente dos carrozas, la de la señorita Teresa García, con un carruaje con forma de media luna, y la carroza del Jurado. La ganadora resultó, evidentemente, la carroza de la señorita García.

La Plaza Mayor engalanada para la fiesta del Coso Blanco. Luis Gonzalez de la Huebra

Paso de un carroza del Coso blanco. Luis Gonzalez de la Huebra. 16-09-1902


Tribuna del jurado del Coso Blanco. En ella Carlos Luna, vestido de blanco,
y a su izquierda Luis González de la Huebra. 16-02-1902

Las carrozas del Coso Blanco. 16-09-1902 Foto Luis Huebra

Aspecto de la Plaza Mayor
poco antes de empezar el
 Coso Blanco. Alrededor
del mundo 260902
(Foto Justo Gonzalez).
Coso Blanco. La carroza del
urado (Foto. Justo Gonzalez)
Alrededor del mundo 260902.
Coso blanco. Primer premio
carroza de la señorita Teresa
 García.  Alrededor del mundo
260902 (Foto. Justo Gonzalez).

Los Sucesos del 2 de abril de 1903

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A Eduardo Huebra que me obligó
a conocer esta historia.



“El recuerdo de los escolares muertos se va esfumando, poco á poco, en nuestro corazón. ¡Pobrecillos! Dentro de algunos años, cuando otra generación pueble la tierra, serán dos nombres sin contenido, dos cadáveres más del cementerio, los nichos número tantos de tal fila ó dos lápidas que se encuentran en tal sitio…”
JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS




Uno de los escenarios de los hechos. Foto Luis G. de la Huebra




En abril de 1903, una manifestación estudiantil originada por un asunto sin importancia, provocó una desmedida respuesta de la Guardia Civil actuando bajo las órdenes del gobernador provincial. Como resultado de las descargas de fusilería de la Benemérita, resultaron muertos dos estudiantes universitarios y varios heridos de diversa consideración. La ciudad condenó unánimemente la agresión pidiendo el cese del gobernador y los jefes de la Guardia Civil.El entierro de los estudiantes fue la mayor manifestación de duelo nunca vivida en las calles de nuestra ciudad. Sin embargo el suceso tardó poco tiempo en olvidarse, sin duda porque los graves sucesos fueron utilizados como arma política de resultados imprevisibles.



La política…

Mientras avanzaba tímidamente hacia la modernidad, la España de 1900 se encontraba sumida en una profunda crisis económica agravada, si cabe, por los últimos acontecimientos del siglo XIX: la derrota en la guerra contra Estados Unidos y la pérdida de las últimas posesiones coloniales. El régimen de monarquía parlamentaria establecido desde la restauración, que alternaba en el gobierno a los partidos conservador y liberal, acusaba síntomas de descomposición ante la falta de apoyo social y el empuje cada vez mayor de partidos republicanos, anarquistas y de izquierdas relacionados con el movimiento obrero.
Tras el turno liberal en el gobierno, en diciembre de 1902, tocó formar gobierno al conservador Silvela con Fernández Villaverde en la cartera de Hacienda y Antonio Maura en la de Gobernación, el equivalente actual al ministerio del Interior. Maura era un político de oratoria brillante pero de carácter soberbio lo que le aportó no pocos enemigos, venía de las filas del partido liberal al que había renunciado tras la toma de posiciones anticlericales de los liberales, lo que le proporcionó la acusación de estar manejado por los Jesuitas.
Villaverde, máximo representante del sector aristocrático de los conservadores, y Maura resultaron incompatibles en la gestión del gobierno al competir enconadamente por el liderato del partido conservador, ante la apatía de Silvela. En marzo de 1903, Villaverde dimite de su cargo ante un desacuerdo con Silvela y Maura por el equilibrio del presupuesto nacional, estos eran partidarios de ampliar los gastos de defensa y renovar la marina de guerra arruinada tras las derrotas sufridas, mientras que Villaverde pretendía atender la liquidación económica.
La dimisión del ministro de Hacienda, dejó a Maura como el ministro más fuerte del gobierno, más incluso que el propio Silvela que demostraba día a día más debilidad.
Pero sus problemas empezaron muy pronto con los sucesos de Salamanca.

D. Raimundo F. Villaverde foto Franzen
D. Francisco Silvela
D. Antonio Maura. Foto Kaulak

La educación……

La intelectualidad española consideraba la ignorancia y el atraso como las principales causas de la penosa situación en la que se encontraba el país y exigían al gobierno un mayor apoyo en materia educativa. En esta línea, aunque con actitud más reformadora, surgieron a finales de siglo las primeras “Unión Escolar” cuya afiliación republicana resultaba más que evidente.
La creación del ministerio de Instrucción Pública, en abril de 1900 durante un gobierno anterior de Silvela, pareció una concesión al cambio. Tras el breve paso por el ministerio recién creado de  Antonio García Alix, el cargo fue ocupado por Álvaro de Figueroa y Torres, I conde de Romanones. Durante su mandato se aprobó la mayor reforma educativa desde la ley Moyano de 1857, el Real decreto de 26 de octubre de 1901. A partir de esa ley, el sueldo de los maestros corrió a cargo de los presupuestos estatales y no de los Ayuntamientos.
A pesar de este gran cambio, la dotación económica para la educación continuó siendo insuficiente.

En marzo de 1903, el ambiente estudiantil se encontraba alterado por las protestas de los alumnos de las facultades españolas de Medicina que intentaban la supresión de las cátedras de especialidades, incorporadas a los estudios de medicina por el Real Decreto del 30 de septiembre de 1902.
El ministerio Instrucción Pública, cuyo titular era D. Manuel Allendesalazar, aplicó inicialmente con dureza los castigos previstos en los códigos escolares, cerrando facultades y expulsando alumnos, siendo reprimidas con violencia inusitada las manifestaciones de los estudiantes en algunas ciudades, es el caso de Valencia cuando el 13 de marzo su gobernador ante la negativa de deponer su actitud ordenó a la Guardia Civil cargar contra los manifestantes. El grave apaleo complicó el conflicto escolar que pasó a tener un trasfondo político, uniéndose a los estudiantes de Medicina los alumnos de Derecho y Ciencias y añadiendo a sus pretensiones la dimisión del gobernador.
A pesar de las promesas del ministro de instrucción pública de suspender los castigos impuestos, los disturbios se reproducen en Barcelona, Madrid y otras ciudades y se agravan considerablemente con el bautizo del infante Fernando hijo de María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena, hermana de Alfonso XIII.

El conflicto, que se preveía largo y difícil, finalizó contra pronóstico rápidamente con la claudicación del ministerio y la publicación en la Gaceta de Madrid del día 17 de una Real Orden en donde se indica que una vez restablecida la disciplina académica, se resuelven en estricta justicia las peticiones formuladas por los alumnos, y de acuerdo con los informes favorables de los jefes de los establecimientos se conceda indulto a los alumnos de las cátedras clausuradas.
La rápida resolución se debió muy probablemente a una decisión política ante el temor a la deplorable imagen que podría generar el conflicto en el extranjero en vísperas del Congreso Internacional de Medicina que se celebraría en Madrid.
Sin embargo, la fuerte represión inicial hizo correr el rumor de que el propio Maura había dado la orden de no limitar el uso de armas para sofocar motines y protestas. Maura siempre lo negó, pero El Heraldo madrileño le bautizó como “Antonio Mauser”.
A pesar de la resolución del conflicto estudiantil, en Valencia se siguió pidiendo la destitución de su Gobernador Sr. Martos.


La Salamanca de 1900…..

Los problemas de la ciudad, amplificados por la crisis, dividían profundamente la Salamanca letrada de principios de siglo. Problemas endémicos unos, como la situación higiénica de una ciudad carente de alcantarillado, y otros de reciente discusión como la “cuestión social”. Los enfrentamientos dialécticos entre, por un lado conservadores y católicos, más o menos integristas, y por el otro, liberales, republicanos y representantes obreros, son intensos y a veces extravagantes.
Mientras tanto, las clases menos favorecidas padecían los rigores de la crisis: paro, hambre y una alta tasa de mortalidad.

En aquellos momentos, en la Universidad de Salamanca sólo era posible cursar las licenciaturas de Derecho y de Filosofía y Letras, siendo las enseñanzas de Medicina y Ciencias impartidas por las Facultades Libres que mantenían económicamente la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Salamanca.
Los estudiantes salmantinos de Medicina secundaron las huelgas de marzo dirigidos por la recién creada Unión Escolar de Salamanca que presidía el joven estudiante de medicina  D. Filiberto Villalobos, más por apoyar solidariamente a sus compañeros de Madrid, Zaragoza, Santiago y otras ciudades españolas, que por propio convencimiento.
Otros problemas como el intento de anulación de la libertad de cátedra, la posible supresión de las Facultades Libres, e incluso el temor a la desaparición de la Universidad ante un proyecto de reducción del número de estas en el país mantuvo en vilo a la comunidad universitaria salmantina que apoyada por la mayor parte de la ciudadanía utilizó todos los recursos a su disposición para conseguir sus objetivos. La manifestación en las calles de la ciudad fue uno de estos métodos usados para llamar la atención de los dirigentes de la centralizada educación española, sin embargo el orden público nunca se resintió gravemente.

Nada hacía presagiar los luctuosos hechos que sucederían y que contribuyeron a la caída del gobierno de Silvela en julio de 1903.
Los motines y revueltas estudiantiles de ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona o Zaragoza, en donde se llegó a poner en discusión la monarquía, la propiedad privada e incluso la patria, no alcanzaron el nivel de represión de lo ocurrido en Salamanca, suceso que además fue originado por un tema menor.
La extralimitación de la Guardia Civil en la represión a los estudiantes de Salamanca no hubiera bastado para forzar la dimisión de Maura, ya que desgraciadamente la violencia era un fenómeno común en esos años, pero generó una mala opinión pública que unida a su sincera intención de acabar con el caciquismo imperante para garantizar la limpieza en las elecciones que se celebrarían a finales de abril, le llevó al borde de la destitución, tras la acusación, por parte de sus correligionarios, de que tales ideas habían provocado la victoria republicana en algunas ciudades. La destitución finalmente se produjo en el mes de julio por decisión real, tras el manejo de la voluntad del todavía adolescente Alfonso XIII, por el grupo de los aristócratas conservadores de Villaverde en lo que se dio en llamar la “Crisis Oriental” (Por el Palacio de Oriente). Inmediatamente, tras la destitución de Maura, el débil gobierno de Silvela cayó y Villaverde fue encargado de formar gobierno.
La derrota de Maura no fue definitiva y volvió al gobierno en diciembre, y esta vez, como Presidente del Consejo de Ministros, pero esto es otra historia.

D. Alberto Aparicio- foto ABC.
D. Joaquín Velasco
D. Miguel de Unamuno en 1903

Los hechos….

La noche del martes 31 de marzo de 1903, el estudiante aventajado de derecho D. José Mariano Laita y de la Rica, discutió con un mozalbete (varios jovenzuelos según El Lábaro) en un altercado en el que se llegó a las manos. El carácter violento de la pelea provocó la detención de los implicados, siendo citados para comparecer ante el inspector de vigilancia D. Serapio Benito a la mañana siguiente.

A las 11 de la mañana del miércoles día 1, se presentó el Sr. Laita al interrogatorio. Las versiones sobre lo sucedido varían según la fuente que consultemos. Según el diario El Lábaro, el Sr.Laita al salir del interrogatorio comenzó a cantar, acto que al Sr. Benito debió de parecerle mal, pretendió detenerle y encontrando resistencia por parte del estudiante, fue golpeado y, al parecer, recluido en el calabozo. Según El Adelanto, el Sr Laita se quejó ante el inspector que este no hubiera requisado una navaja de muelles al individuo con el que tuvo la discusión, cuando la ley prohíbe ese tipo de armas y el inspector conociera su existencia. El Sr. Benito replicó que conocía muy bien las leyes y cuál era su obligación, excitándose los ánimos. En vista que la discusión no llevaba a conclusión alguna, el estudiante decidió marcharse. Cuando llegaba al patio fue detenido por un ordenanza de telégrafos y el inspector que corría tras él le propinó algunas bofetadas 1.

La noticia llegó rápidamente a los ambientes universitarios y los alumnos organizaron una reunión inmediata con el objeto de exigir una reparación.
Esa misma tarde los estudiantes acudieron frente al Gobierno Civil en la plaza de Anaya para pedir la destitución del inspector de vigilancia. Las comisiones organizadas para parlamentar con el gobernador no parecieron alcanzar buen puerto y los ánimos se encresparon produciéndose griteríos y apedreamientos sobre el edificio del gobernador y sus defensores. Las cargas de la Guardia Municipal y de la Benemérita provocaron carreras y sustos, logrando disolver a los manifestantes que fueron convencidos por el rector de deponer su actitud, dándoles palabra de solucionar el conflicto.
De los hechos, el gobernador, D. Joaquín de Velasco y Rodríguez Vera, informó al ministro de la Gobernación, Sr. Maura, mediante el siguiente telegrama:

Pongo en conocimiento de V. E. que efecto detención de un estudiante por escándalo y riña en la vía pública, se han alborotado sus compañeros, silbando al inspector de vigilancia, situándose frente al Gobierno civil. A una comisión que se me presentó pidiendo castigo del inspector por maltratar al estudiante detenido, ofrecí obrar en justicia, pero exigiéndoles la inmediata disolución de la manifestación, sin lo cual no podía acceder a sus deseos. Al saber los manifestantes, el resultado de la conferencia lanzaron piedras contra el Gobierno civil, y la policía dispersó a los alborotadores, que serían en número de 300. Entregaré a tribunales autores de la algarada. Reina la tranquilidad.

El Sr. Maura contestó en estos términos:

Recomiendo a V. S. que ponga idéntico esmero en sostener con firmeza el principio de autoridad y en hacer justicia si resultare bien comprobada alguna culpa imputable al inspector o cualquier dependiente de su autoridad. Mientras la animosidad sólo provenga del penoso cumplimiento de sus deberes, débesele de pleno derecho y con estrechísima obligación todo el apoyo; pero si hubiera incurrido verdaderamente en alguna culpa, de la cual no hallo mención en referencias de V. S. debierase aplicar proporcionado correctivo. Espero que estudiantes se, aquietarán ante recto proceder de V. S., sea cual sea la determinación justa; pero si persistieran caprichosamente en el disturbio, procure V. S. cooperación de autoridades académicas y vigile la vía pública para impedir desde los comienzos cualquiera asonada midiendo según necesidad estricta, la energía con lo cual evitará que sobrevenga trance de mayor rigor.

José Sánchez Rojas en carta remitida a El Adelanto y publicada por este el 8 de abril, nos dio la versión de la reunión con el gobernador desde el punto de vista de los estudiantes.

José Sánchez Rojas. Foto de
Entre el Tormes y Butarque
Fui comisionado en la primera visita que los estudiantes hicimos a... Velasco. Acompañaba a los señores Peñuela, San Segundo, Martín Lázaro y González Cobos. Le saludamos haciendo esa ceremonia de doblar el espinazo, que está al uso entre la gente oficialesca. No contestó al saludo. Le expusimos el objeto de la visita y nos replicó aquel tirano infame, con el gesto que pudiera hacerlo cualquiera de esos que usan las navajas que en su provincia se estilan, en estos términos: "No tengo que darles cuentas de nada. Ustedes no son más papistas que el papa “. Como alguno de nosotros, me parece que el señor González Cobos, le replicase en muy buenas formas, que podría suponerse el espíritu de clase que entre nosotros existe y la protesta que formularíamos por los medios legales, volvió a replicar: « Que con nosotros no ventilaba nada. Que subiera el atropellado señor Laita. Subió Laita y subimos nosotros. Ni nos mandó sentar ni cruzó ninguna palabra cariñosa. Entonces ese desdichado Velasco la cogió con el atropellado en tales formas, que tuvimos que despedirnos violentamente. Visitamos al señor Unamuno acto seguido, y le pedimos la clase de Fray Luis de León (cuya alma estará protestando ahora ante el trono del Altísimo), para formular una solemne protesta. Se interesó vivamente y nos concedió la clase. Nos hablaba como un padre a sus hijos. Cuando al día siguiente le vi cruzar impávido entre las balas, pensé que era enorme la diferencia entre una autoridad académica y una autoridad gubernativa. ..........Esto es lo que aconteció con las dos primeras comisiones. De la tercera tengo noticias que no se la recibió siquiera. Yo no formé parte de ella. Y como entiendo que el único, que el exclusivo origen del motín del miércoles y de los asesinatos del jueves, ha sido la descortesía y destemplanza del Gobernador destituido, no me parecen pruebas inútiles los hechos que en estas líneas consigno..

Las gestiones del rector que, acompañado del Sr. Pinilla, realizó en la visita al gobernador, tampoco lograron alcanzar ninguna solución y los estudiantes volvieron a las ocho y media de la mañana del jueves 2 de abril a la plaza de Anaya, exigiendo la destitución del inspector y explicaciones del Sr. gobernador. El griterío y el apedreamiento continuaron a pesar del intento de disuasión del rector Unamuno desde las mismas escalinatas del palacio, donde corrió el riesgo de ser malherido.
Del patio del gobierno civil salieron las fuerzas municipales dirigidas por D. Serapio Benito para cargar sobre los estudiantes que huyeron en desbandada, muchos se refugiaron en el edificio de la Universidad. A las fuerzas del Sr. Benito se unieron piquetes de la Guardia Civil y una sección de infantería con la intención de cargar sobre los manifestantes.
Los guardias a caballo penetraron en los claustros y azuzaron a los estudiantes allí donde se habían refugiado. Según El Lábaro desde el piso superior de la universidad se arrojaron lluvias de piedras sobre las fuerzas del orden, mientras que el Adelanto sostuvo que, con las ventanas cerradas, algunos alumnos presenciaron las carreras y las cargas de los civiles.  Sobre esas ventanas se produjo una descarga cerrada de los fusiles de la Guardia Civil, que se había colocado en el atrio de la Catedral. Poco después una nueva descarga se abate sobre los alumnos que se encuentran a las puertas del Instituto, en el Patio de Escuelas. Hay dos estudiantes muertos, varios heridos y, sobre todo, mucha confusión.

En el piso superior de la Universidad murió el alumno de preparatorio de la facultad de Derecho, Federico García Gómez y en la carga del Instituto cayó muerto Hipólito Vicente, alumno de segundo curso de Medicina. En el vestíbulo de la Universidad resultó herido gravemente con un balazo en el estómago el estudiante de cuarto curso de Medicina, Emilio Carreras, además de diversos heridos de menor gravedad. Algunos profesores se encontraban con los alumnos a las puertas del Instituto cuando se produjo la carga, el Sr. Boyer, cuya capa recibió cuatro balazos, el Sr. Reimundo, y Navarro, el decano de Ciencias Sr. No, el director del Instituto Sr. González Domingo, etc.
Además el decano de Letras, Sr. Miral y el rector de la Universidad Sr. Unamuno se encontraron junto a los estudiantes durante todo el tumulto, tratando de evitar el conflicto.

La ciudad conoció rápidamente la noticia y la repulsa a la desmedida respuesta al motín es unánime. Pronto toda ella pedirá la destitución del inspector D. Serapio Benito y la del gobernador D. Joaquín de Velasco.
Una calma tensa se apropió de la ciudad. Mucha gente visitaba los lugares donde habían sucedido los hechos, mientras las instituciones de la ciudad se reunían para analizar la situación.
El Ayuntamiento se encontraba reunido en sesión permanente, llegando a diversos acuerdos resumidos en el siguiente telegrama enviado a Madrid.

Alcalde de Salamanca, Sr Cuesta al Presidente Consejo Ministros y Ministro Gobernación: Por consecuencia de los tristes sucesos de que ha sido teatro esta población, mañana de hoy, convoqué Ayuntamiento sesión extraordinaria permanente, acordándose por unanimidad, después de oír Gobernador y referencias imparciales, elevar a V. E. respetuosa y enérgica protesta por las imprevisiones que han originado desgracias que lamentamos, y en evitación de mayores males, dada excitación opinión pública destitución Gobernador e inspector primero vigilancia, rogando V. E. ordene se depuren responsabilidades.

Así mismo, se nombró una comisión para viajar a Madrid para pedir justicia y explicaciones.
En el edificio del Gobierno Civil, protegido por la Guardia Civil, se hallaba constituida desde las tres y media la Junta Magna de Autoridades, compuesta por el presidente de la Audiencia, el gobernador militar y el alcalde, sin que trascendiera nada de lo tratado allí, salvo el hecho de haber celebrado una larga conferencia con el ministro de la Gobernación, luego se supo que durante la conferencia el ministro había aceptado la dimisión del Sr. Velasco, nombrando gobernador interino a D. Alberto Aparicio, presidente de la Audiencia, comunicándolo posteriormente por telegrama a las autoridades locales.

Comisión conjunta del Ayuntamiento y Universidad que
acudió a Madrid, la fotografía fue obtenída en la sede
madrileña de la Unión Escolar por el fotógrafo Candela .

A las cinco, se reunió el Claustro Universitario en sesión extraordinaria para ratificar los acuerdos a los que se había llegado en una reunión de urgencia celebrada por la mañana tras los sucesos. Entre estos acuerdos estaba solicitar la destitución del gobernador y del comandante de la Guardia Civil y la intención de ejercer la acción popular en la querella judicial que habría de iniciarse con motivo de los lamentables sucesos. También se acordó costear el entierro de las víctimas junto al Ayuntamiento y que el rector reclamase los restos de las víctimas tras la autopsia y los requerimientos de rigor. Al igual que lo había hecho el Ayuntamiento se nombra una comisión para viajar a Madrid esa misma noche para explicar al Gobierno lo ocurrido y pedir justicia. La comisión nombrada la formaron los señores Mirat, Partearroyo y Boyer como testigos presenciales y los señores Concha Alcalde y González Domingo.
Tras la reunión, el rector se dirigió a los alumnos pidiendo prudencia e indicándoles que la Universidad hacía suya la ofensa recibida por los estudiantes.

“Hoy es un día de luto para nuestra Escuela, atropellada, y para la ciudad toda de Salamanca. La gravedad misma de los sucesos, la sangre derramada y los infelices que han perdido la vida, os exigen la mayor prudencia. El Claustro General extraordinario de esta Escuela se ha reunido esta mañana y ha tomado sobre sí, por acuerdo unánime, el doloroso deber de exigir las reparaciones y responsabilidades conducentes. Mas para ello es menester que procedáis con la más exquisita prudencia y demostréis con vuestra serenidad lo torpe que es hacer fuego sobre todos. Yo, que solo tengo recibidas de vosotros pruebas de cordura y que he visto esta misma mañana como cesabais en vuestra actitud con solo mi presencia, y sin más arma que ella, os ruego depongáis toda actitud levantisca y confiéis en nosotros, vuestros profesores, que  como a hijos os consideramos, y tomamos como nuestra ofensa que habéis recibido. Retiraos a vuestras casas, ya que mañana mismo, viernes de Dolores, empiezan aquí por antiquísima costumbre las vacaciones de semana de Pasión, que para vosotros ha empezado ya.
Vuestro Rector, Miguel de Unamuno. “

Esa misma tarde se reunieron los estudiantes y acordaron costear una corona a los compañeros muertos, ostentar lazos negros durante ocho días, asistir al entierro con las banderas de las Facultades enlutadas, ordenar se saquen mascarillas de los estudiantes fallecidos para colocarlas en el Paraninfo de la Universidad o en los lugares donde cayeron, darse de baja en todas las sociedades de recreo donde un oficial o jefe de este cuerpo sea socio y no haya sido expulsado e invitar a los vecinos a colgar en ventanas y balcones crespones negros en señal de luto. Seguramente también quedaron en ir a protestar a la plaza de Anaya pero esto no lo hicieron público.
La Cámara de Comercio, varias agrupaciones obreras y otras entidades populares celebraron también sesiones en vista de la gravedad de los sucesos.

Al obscurecer se había reunido mucha gente en la plaza de Anaya. Junto a los estudiantes se encontraban ahora grupos de obreros con objeto de protestar por los hechos acaecidos por la mañana. Se inició un apedreamiento que acabó con los pocos cristales que quedaban en el palacio, se dieron muchos mueras y silbidos y se oyeron algunos disparos de arma de fuego contra el Gobierno Civil. Esto provocó la carga de la fuerza del orden y las carreras consiguientes. Resultó herido por impacto de una piedra el teniente de la Guardia Civil Sr. Torrens y varios miembros más del cuerpo.
Poco después salió del cuartel del Trilingüe un escuadrón de Lanceros, que se retiró inmediatamente por orden de D. Alberto Aparicio, presidente de la Audiencia Provincial, ejerciendo ya como gobernador provincial interino. El Sr. Aparicio ordenó la retirada de toda fuerza de la Guardia Civil y decretó la suspensión del inspector de Vigilancia don Serapio Benito. Tan pronto como la muchedumbre conoció estos acuerdos cesaron las hostilidades y arrancaron los aplausos.

Sobre las siete de la tarde, con la retirada de la Guardia Civil aprovecharon los Señores Velasco y Benito para acompañarla, saliendo por una puerta accesoria del Gobierno Civil en la calle Palominos. Junto al comandante de la Guardia Civil, al capitán, a varios oficiales y unos cuarenta individuos se dirigieron hacia el cercano cuartel, donde el gobernador destituido permaneció hasta la una y media de la mañana cuando salió en coche hacia Alba de Tormes, acompañado de una pareja de civiles, con intención de tomar el tren de las siete de la mañana para Madrid. El suspendido inspector de vigilancia, aprovechando la noche se encaminó hacia su casa, pero fue reconocido y al acudir gente a increparle se refugió en una posada de la calle Varillas de donde fue sacado por la fuerza y conducido a empellones hasta la Plaza Mayor donde pudo refugiarse en la farmacia de Urbina con la ayuda de algunas personas que trataban de evitar una tragedia, de allí pudo salir, protegido por el Sr. Aparicio, cerca de las doce de la noche para huir de la ciudad.

Tras la noche de vigilia, la ciudad amaneció desierta.Sus habitantes temieron que se repitieran los sucesos violentos del día anterior. Las campanas de la Universidad sonaron a duelo. Las banderas de los centros oficiales de enseñanza ondearon a media asta y con crespones negros. Muchos balcones del centro lucían colgaduras de luto. Los estudiantes llevaban trajes negros. Para las diez de la mañana, la hora en que ocurrieron los sucesos, estaba previsto el cierre de los comercios. Era Viernes de Dolores. 
Los cadáveres que habían sido trasladados al anfiteatro del hospital después de haber cumplimentado las diligencias obligadas en el lugar de los hechos, fueron, sobre las diez de la mañana, sometidos a una autopsia cuyo resultado determinó en el cadáver de Federico García una herida de bala que penetró por la parte anterior e inferior de la región mamaria izquierda, destrozando completamente el corazón y saliendo por la región escapular derecha. En el de Hipólito Vicente se apreció una herida también de bala que penetró por la región trocantérea izquierda, saliendo por la parte superior del muslo derecho. Ambas heridas fueron pronosticadas de mortales por necesidad. Tras la autopsia los cadáveres quedaron todo el día expuestos al público en la sala de disección de la Escuela de Medicina, desfilando ante ellos miles de personas.

Reportaje de un recién fundado semanario ABC del día 09/04/1903 pág 7

La reacción….

Apenas conocidos los hechos en Madrid, los estudiantes de las distintas facultades se reunieron con el objeto de iniciar acciones de apoyo y de protesta. Una comisión formada por los señores Antonio Rodríguez Cid , José Martínez de Elorza, Carlos Lama y Feito y Enrique Martínez y Ruiz Delgado fue encargada de viajar a Salamanca para asistir a los funerales costeando el viaje de su propio bolsillo, se invitó a los estudiantes a depositar donativos en una suscripción abierta por la Unión Escolar para comprar una corona de flores que sería llevada por la comisión. Acordaron solicitar el procesamiento del dimitido gobernador de Salamanca y no asistir a clase hasta que se confirmase el procesamiento y pedir el apoyo de todos los estudiantes de España.
La Junta directiva de La Unión Escolar acordó ejercer la acción popular en el proceso contra el ex gobernador de Salamanca.
Terminada la reunión de los estudiantes, se dirigieron en manifestación hacia las dependencias gubernativas en donde se produjeron gritos y apedreamientos que fueron sofocados por los miembros de las fuerzas de orden público. Repitiéndose en varios lugares de la capital.

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Fotografías publicadas en la revista Nuevo Mundo el 11 de febrero de 1903.
1. Manifestación frente a la sede de la Unión Escolar en Madrid. Foto Rivero.
2. La manifestación en la plaza de Santo Domingo. Foto Rivero.
3. La Guardia Civil en la calle Embajadores. Foto Baglietto.
4. La bandera de la Universidad Central a media asta. foto Rivero.
5. El Gobernador de Madrid intentando hacer desistir de su actitud a los universitarios madrileños. foto Rivero.
6. Estudiantes madrileños con la corona enviada a Salamanca. Foto Rivero.
7. Algarada en la Puerta del Sol. Foto Rivero.
8. La manifestación detenida por la policía en la plaza de Isabel II. Foto Rivero.

En el Consejo de Ministros celebrado en Palacio, el señor Silvela informó a S. M. de los sucesos ocurridos en Salamanca y los desórdenes en Madrid. Se leyeron algunos telegramas del Gobernador señor Aparicio elogiando la prudencia y energía con que el rector y los catedráticos habían procedido y se expresaron los temores de que ocurrieran más desórdenes en Madrid y que se repitieran en otras Universidades.

También los decanos de todas las Facultades de la Universidad Central, acordaron unir su protesta a la del Claustro de Salamanca, y pedir un rápido y enérgico castigo de los culpables.

Las comisiones del Ayuntamiento y de la Universidad enviadas a Madrid fueron recibidas por el presidente del Consejo y el ministro de la Gobernación y les dieron seguridades de justicia, ordenando el nombramiento de un juez especial para depurar responsabilidades. En estos mismos términos, mediante un telegrama del ministro de Gobernación, el gobierno informa al Sr. Aparicio de la destitución definitiva del gobernador que era de Salamanca, señor Velasco y los nombramientos de jueces especiales para la depuración de los hechos y castigo de los culpables.

Una avalancha de telegramas de condolencias comenzó a llegar a la ciudad, los Ayuntamientos de Madrid, Zaragoza, Béjar, Ávila, Bilbao y Oviedo solo son los primeros de una interminable lista de Ayuntamientos, Universidades, corporaciones, asociaciones o agrupaciones de toda España además de personalidades individuales de la vida nacional.


El entierro….

Poco después de producirse los luctuosos sucesos del 2 de abril, Universidad y Ayuntamiento se ofrecieron para costear el entierro, que se celebraría el sábado día 4. Para este fin fue nombrada una comisión que estaba formada por los señores Gil Robles y Calzada por la Universidad y García Romo, Abarca e Íscar por el Ayuntamiento, que se encargaron de organizar y financiar el entierro.
Concentración en la plaza de Anaya.
foto Luis G. de la Huebra

Concentración en la plaza de Anaya.
foto Luis G. de la Huebra

Desde primeras horas de la mañana se vio mucha gente por las calles en actitud correcta y silenciosa. En el balcón del Ayuntamiento ondeaba el pendón de la ciudad a media asta y en la Universidad, la Audiencia, la Normal de Maestros y en la Unión Escolar lucía la bandera nacional también a media asta y con crespones negros. Muchos balcones amanecieron con colgaduras enlutadas, uniéndose a los que ya lucían el día anterior.

En los primeros trenes de la mañana llegaron las representaciones de la Universidad de Valladolid, formada por los catedráticos señores García Amado de la facultad de Derecho y Sierra de Medicina, junto con unos treinta escolares de todas sus facultades, y de la Universidad Central de Madrid con los señores Martínez Elorza, Llana y Benito y Dalama de la facultad de Medicina; de la de Derecho, Rodrigues Cid; de la Escuela de Arquitectura, Cuadrillero Sáez, de la Farmacia Rubio; de la Escuela Superior de Industrias, Colomer y Pérez de la Fuente, en representación de la Unión Escolar de Madrid llegó su presidente señor García Moreno, trayendo todos coronas de flores dedicadas a las víctimas.
También lo hizo el ilustrado redactor del Diario Universal señor Contreras, que trajo en nombre de aquel periódico una bonita corona de plumas dedicada a los estudiantes muertos.

Concentración en la plaza de Anaya.
foto Luis G. de la Huebra

Sin fuerza pública en las calles, tal como había dispuesto el Sr. Aparicio y a las diez y media de la mañana se celebró en la Catedral Vieja el solemne funeral. El duelo estuvo presidido por los señores rector de la Universidad señor Unamuno, gobernador señor Aparicio, alcalde señor Cuesta, presidente de la Diputación señor Alonso, catedrático señor Rodríguez Miguel, decano de Derecho señor Peña, decano de Ciencias señor Eduardo No, don Valentín Cáceres y el señor García Calama en representación de la familia de Federico García Gómez, don Tomás Rodríguez por la familia de Hipólito Vicente y D. Filiberto Villalobos por la Unión Escolar Salmantina.
Ofició la ceremonia el licenciado Tomás Redondo vicesecretario de cámara del Obispado, asistido por los alumnos de la Universidad, presbíteros don Sebastián Pacheco y don Luis Contreras. La muchedumbre abarrotaba la catedral y en las calles de la Universidad y García Barrado esperaba la salida un gran gentío. Terminada la misa de funeral todo el acompañamiento se dirigió a la Facultad de Medicina donde se encontraban los cadáveres, al pasar la comisión del Claustro por la plaza de Colón frente al cuartel de la Guardia Civil, formada en el patio, muchos curiosos que se encontraban en el lugar dieron vivas a la Universidad y mueras a la Guardia Civil provocando unos minutos de tensión.
La comitiva se reunió en la plazuela de San Román y hacia la una menos cuarto se puso en marcha para recorrer las calles de Bretón, Murillo, Ramos del Manzano, San Justo, plazuela del Poeta Iglesias, Plaza Mayor, calle del Prior, Agustinas y Campo de San Francisco, hasta la Puerta de San Bernardo.
Tras la Cruz alzada, acompañaban a los féretros que portaban sus compañeros de estudios, el Ayuntamiento en pleno, el Claustro Universitario, los representantes de las Universidades de Madrid y Valladolid, de La Unión Escolar de Madrid y de Salamanca, de la Cámara de Comercio de Salamanca, de la Escuela de San Eloy, colegios de abogados y procuradores, organizaciones de obreros y la práctica totalidad de asociaciones y  agrupaciones de la Ciudad. Cerrando la comitiva el pueblo de Salamanca 2.

Cortejo fúnebre por la Lonja, foto Luis G. de la Huebra

Al parecer, al llegar a las cuatro calles (aproximadamente nuestro actual cruce entre San Justo y Gran Vía), se empeñaron los obreros, que en aquella zona eran muchos, el hacer pasar a la comitiva por la plaza de Colón. Sin embargo tras algunos momentos de discusión imperó la cordura y continuó por la calle de San Justo. Las casas del tránsito lucían colgaduras de luto en sus balcones y desde ellos las señoras presenciaban el paso de la comitiva. A la una llegaba a la Plaza Mayor y desde algunos de sus balcones se arrojaban flores naturales, alcanzándose los momentos más álgidos de emotividad. Continuó la comitiva por la calle del Prior cuya estrechez era incapaz de contener la multitud que se apiñaba y luego por el más espacioso Campo de San Francisco. Al llegar el cortejo a la puerta de San Bernardo, los féretros fueron depositados en el suelo para rezar un responso y despedir el duelo.

El cortejo fúnebre en la puerta de San Bernardo. Foto Luis G. de la Huebra

Comisiones del Ayuntamiento, del Claustro Universitario y un buen número de estudiantes de Madrid, Valladolid y Salamanca acompañados del gobernador Sr. Aparicio, llegaron hasta el cementerio para realizar el enterramiento de los finados. A las dos de la tarde recibió sepultura Hipólito Vicente García en el nicho número 51 de la galería de San Antonio y Federico García Gómez fue llevado al depósito para ser enterrado al día siguiente, en el número 59 de la galería interior central. Alrededor de los nichos fueron depositadas las coronas de flores.

Se estimó que unas quince mil personas formaron el cortejo fúnebre que acompañó a los cadáveres de los estudiantes. El resto de la población lo contemplaba en calles y balcones.
Toda Salamanca estuvo allí.

Las Causas Judiciales….

Durante la mañana del entierro, día 4 de abril, se habían establecido las bases de las causas judiciales sobre los sucesos. La primera civil, para la que la Junta de Gobierno de la Audiencia Provincial, por solicitud de la Audiencia Territorial de Valladolid, ya había nombrado como juez especial al magistrado don Antonio Casas y contra la que el ministro de la Gobernación D. Antonio Maura dirigió una Real Orden al fiscal del Tribunal Supremo a fin de que reclamase la instrucción de la misma, entendiendo que en caso de que se encontrasen indicios de acusación contra el ex gobernador sólo el Tribunal Supremo estaría capacitado para juzgar a funcionarios de esa categoría. El Tribunal Supremo decidió no avocar la causa y dictó un auto manifestando al juez de Salamanca, que si en las actuaciones que se seguían por los sucesos ocurridos aparecían cargos contra el ex gobernador, señor Velasco, elevase al Supremo las referidas actuaciones judiciales.
La segunda militar para dirimir la actuación de la Guardia Civil, ya que desde el mismo día de los hechos se encontraba en Salamanca el señor Brasa, coronel del 2º tercio de la Guardia Civil con el fin de depurar las responsabilidades que pudieran tener los miembros de la Benemérita relacionadas con los hechos y había solicitado a la autoridad militar de Salamanca el nombramiento de un juez militar instructor de la causa, que recayó en el coronel del Regimiento reserva señor Roldán. Esa misma tarde del día 4 a las tres y media, tomó declaración al Rector, señor Unamuno.

Durante la mañana del entierro se produjeron disturbios en varias ciudades españolas protestando por los sucesos de Salamanca. Pero ninguno fue tan grave como los ocurridos en Madrid, que se saldaron con un muerto y varios heridos, todos por herida de bala. La versión oficial que llegó telegráficamente al Gobernador salmantino dice así:

 “En previsión de que se reciban ahí noticias exageradas o alarmantes sobre el orden público en Madrid, aténgase V. S. a la versión siguiente que es la verdad de lo ocurrido. Disueltos ayer tarde sin grave resistencia grupos alborotadores, transcurrió noche completa tranquilidad. En la mañana de hoy reuniéronse algunos estudiantes cercanías Universidad. Un grupo recorrió calles y habiéndoseles, en la de Toledo, unido elementos extraños, que agredieron agentes, haciéndoles disparos revólver, éstos rechazaron agresión en igual forma, resultando un paisano muerto y varios heridos de ambas partes. Hecho ocurrió próximamente mediodía, restableciéndose orden sin que alboroto trascendiera centro población, donde no se ha interrumpido vida ordinaria, ni ayer ni hoy hecho uso Guardia Civil.”

Madrid amaneció el día siguiente tomada militarmente en previsión de nuevos altercados y así lo estaría durante los días siguientes.

El día 5 de abril regresaron, en el primer tren de la mañana, las comisiones enviadas a Madrid por las autoridades locales, muy satisfechas de los resultados obtenidos y del trato recibido. Durante ese mismo día se conoció que los jefes y oficiales de la Guardia Civil residentes en Salamanca habían presentado la baja en las sociedades lúdicas a las que pertenecían, por ser trasladados a otros destinos de manera preventiva, al parecer este traslado se debió a la promesa que en este sentido el Sr. Maura había hecho a las comisiones enviadas a Madrid.
En la edición de esa jornada, El Adelanto inició una suscripción popular de ayuda para las madres de las víctimas, ambas viudas. La suscripción se dio por concluida el 24 de mayo de 1903, fecha en que se hizo entrega de lo recaudado, seis mil trescientas sesenta y cinco pesetas con dos céntimos. La donación se hizo ante el notario Don Marcelino Estébanoz Nanclares por Don Luis Caballero Noguerol director de El Adelanto.

Multitud de telegramas de condolencias y apoyo de toda España siguieron recibiéndose en los distintos estamentos de la ciudad. Mientras, continuaba el luto declarado y aunque las vacaciones de Semana Santa han hecho ausentarse a muchos de los estudiantes universitarios (domingo de Ramos, 5 de abril-domingo de Resurrección, 12 de abril), la Unión Escolar de Salamanca acordó aconsejar a todos los compañeros que no asistieran a los bailes que en esos días se celebrasen y declarar indigno de pertenecer a la clase estudiantil a los que faltasen a este acuerdo.

Mediante un Real Decreto del 6 de abril es nombrado D. Alberto Aparicio gobernador civil de Salamanca en propiedad, de este modo el gobierno reconoció su brillante actuación en la rápida solución del conflicto.

La prensa de toda España dirigió severas críticas contra el Gobierno, culpándole de los graves sucesos ocurridos en Salamanca y las secuelas en Madrid y en otras poblaciones donde se había alterado el orden público. Los incidentes de Salamanca resultaron muy aprovechados por las organizaciones republicanas, la prensa liberal y los propios correligionarios conservadores enemigos de Maura para atacar al gobierno de Silvela, generando la sensación de desorden que influyó muy negativamente en la estabilidad del ejecutivo.

Sin embargo, la prensa nacional conservadora afín a los sectores militaristas pronto comenzó a defender la actuación de la Guardia Civil en los sucesos de Salamanca, inicialmente de manera tímida, para luego hacerlo de forma contundente. Lo hizo argumentando los muchos heridos del cuerpo durante los altercados o la gran cantidad de casquillos de bala recogidos por la Benemérita en la Universidad, acusando de ello a la supuesta participación de elementos subversivos en la manifestación. La reacción de la prensa salmantina es contundente y unísona, negando las pedreas desde el edificio de la Universidad y los disparos por parte de estudiantes o infiltrados, además de asegurar que los heridos de las fuerzas del orden lo fueron 8 horas más tarde de los sucesos en la manifestación de protesta de la tarde-noche.

José Sánchez Rojas, estudiante presencial, escribió en El Adelanto del 8 de abril

 “...El jueves puedo jurar que no vi una pedrada ni un tiro dentro de la Universidad. Anduve en la refriega con un arma, digo mal, con dos, un pito y el Derecho político del señor Gil Robles, mi querido maestro. Todos los estudiantes teníamos armas semejantes...”

A medida que pasan los días, los apoyos a la actuación de las fuerzas del orden van en aumento y también, aunque en menor medida, en la defensa del ex gobernador. La prensa salmantina tampoco baja la guardia, Leopoldo Lomba en el Noticiero Salmantino del día 18 resume en gran medida los argumentos utilizados en defensa de los estudiantes salmantinos

............ No es cierto, es completamente falso que la Guardia Civil de guarnición en Salamanca hubiese tratado de evitar el derramamiento de sangre. Algunas cargas sable en mano; un toque de atención, dos, tres; fuego al aire, hubiesen sido medidas más que suficiente para que los indefensos estudiantes huyesen despavoridos, llenos de temor y miedo, a sus domicilios, evitando en lo sucesivo toda algarada, toda manifestación desagradable, todo grito subversivo.  A fin de que los ilustrados lectores puedan formar juicio del artículo a que me refiero, copio a continuación el siguiente párrafo (de El Imparcial) ‘Del expediente instruido por las autoridades resulta probado que la Guardia Civil fué hostilizada, no sólo con piedras, sino a balazos desde la misma Universidad. Resultó herido el primer teniente don Fernando Torrens, y con heridas o contusiones graves el sargento Sánchez, el cabo Vicente y los guardias Cuadrado, Rivas, Boada, Encinas, de Cano, Casado, Colorado y Díaz Cabezas. Nueve caballos de la sección montada fueron heridos también.’ Concedemos que la Guardia Civil haya sido hostilizada desde la calle con alguna pedrada, no negamos que su presencia en la plazuela de Anaya fué acogida con gritos, imprecaciones y silbidos, pero que desde la misma casa de la ciencia, que desde las ventanas de la Universidad se hizo frente a la benemérita, no sólo con piedras, sino a balazos, es completamente falso, semejante afirmación está destituida de fundamento. ¿Pruebas?... los cristales oradados, las vidrieras perforadas, las fallebas destruidas, y la circunstancia de hallarse todos los estudiantes en los claustros que existen. a la entrada del sagrado recinto, demuestran elocuentemente que no podía haber agresión. ¿Hubo tiros?... de seiscientos escolares estaría compuesta aquella manifestación, y sin embargo nadie puede afirmar, a no ser que intente desfigurar los hechos, que se haya oído un solo disparo, que los estudiantes hiciesen uso de las armas. Y esto que vengo sosteniendo, no solamente puedo afirmarlo yo, que estaba  muy próximo a la Guardia Civil, cuando ésta hacía fuego contra las paredes y ventanas de la Universidad, sino todo el pueblo salmantino que presenciaba tan triste espectáculo desde las bocacalles que existen en la Plazuela de Anaya, que, con las lágrimas en los ojos, maldecía a los causantes de aquellas inolvidables escenas…..

No sólo los estudiantes son presa de acusaciones, también el propio Ayuntamiento de Salamanca es acusado de animosidad contra la Guardia Civil por una simple cuestión dineraria como la supresión del pago del alquiler del cuartel de la Benemérita

En la sumaria que instruye la jurisdicción militar se pondrá de manifiesto la verdad de lo ocurrido, y quizá algo más que no convenga al Ayuntamiento de Salamanca, que venía demostrando animosidad contra la Guardia Civil, porque estando alojada ésta en un edificio del Estado, cobraba escandalosamente alquiler aquella Corporación con el compromiso de construir pabellones y realizar obras que no se han llevado a cabo, no obstante estar percibiendo el Ayuntamiento aquel dinero por un edificio que no es suyo.  Porque se suspendió el pago de los alquileres, el Municipio ha pretendido que la Guardia Civil abandone el local y hay quien relaciona esto con ciertas excitaciones hechas en la opinión con motivo de recientes sucesos.  (De La Correspondencia Militar, número 7.690 correspondiente al día 11 del actual).

Y más aún las acusaciones alcanzan a toda la población salmantina:

Desde los últimos sucesos provocados por los estudiantes en dicha capital castellana Salamanca, la cruzada emprendida por los elementos todos de dicha población contra la Guardia Civil es sencillamente infame. Si el Gobernador civil, persiguiendo una popularidad incompatible con su autoridad y con los prestigios de que esa autoridad está formada, hace la vista gorda y no acaba con tal situación, los elementos militares todos deben unirse en estrecho abrazo contra las demasías de un pueblo desprovisto de juicio,.... (De El Ejército Español, número 4-872 correspondiente al día 13 del actual).

La prensa salmantina, con poco peso específico sobre la opinión pública española, es incapaz de acallar estos comentarios que podían sembrar una duda sobre lo ocurrido en Salamanca y aunque la Salamanca de 1903 estaba segura de lo que ocurrió, el asunto pertenecía ya a la política nacional y aquí jugaban otros intereses a los que se someten ciertas interpretaciones que no tardaron en provocar mella en esa seguridad.

Tras la Semana Santa, el día 16, unos 300 estudiantes se reunieron en la Universidad acordando iniciar una suscripción para levantar un mausoleo que cobijara las sepulturas de los dos estudiantes muertos el día 2 y publicar un folleto historiando los sucesos, protestando de los artículos que aparecen en las publicaciones La Correspondencia Militar y del Ejército Español y, por último, acuerdan celebrar un funeral el 2 de mayo. Se nombra una comisión compuesta por los señores Urizar, Villalgordo, Durán, Flores, Acebedo, Riesco, Onís, Bedmar, Martín González, Cebrián, Camarasa, Canto, Reymundo, Calvo, González Sánchez, Alonso Hernández, del Río y Villalobos para llevar a cabo los acuerdos.
D. Miguel de Unamuno aceptando el cargo de tesorero para el que la comisión de estudiantes le había propuesto, inició las gestiones para la erección del monumento previsto proponiendo al escultor D. Agustín Querol la realización del mismo. El señor Querol aceptó gustoso renunciando a cualquier tipo de retribución.

En el mes de mayo, el regreso a sus destinos de los jefes y oficiales de la Guardia Civil que participaron en los hechos del 2 de abril y que habían sido trasladados preventivamente, sorprende a la ciudad. El Ayuntamiento protestó está situación ante el ministro de Gobernación, al entender que el retorno era una falta al compromiso que el Sr. Maura realizó de que no regresarían. Con este fin se organiza una comisión que viaja a Madrid para obtener el cumplimiento de la promesa o en caso contrario dimitir en pleno. Los estudiantes también tienen intención de protestar la decisión, pero retenes policiales vigilan todo grupo formado por los estudiantes, excitándose mucho los ánimos. La intervención del rector pidiendo prudencia se traduce con facilidad en calma. La comisión de Madrid nada obtiene de Maura que negó haber hecho tal promesa y argumentó que impedir que regresen los guardias civiles sería como reconocer su culpabilidad, culpabilidad que de ningún modo está probada. La situación de Maura es precaria y aunque ha logrado salvar su destitución tras las victorias de los republicanos en las elecciones de finales de abril, no podía permitirse ninguna concesión ante la declarada inquina del sector aristocrático de los conservadores.
Ante la negativa del ministro no todos los concejales municipales dimitieron, lo hicieron 9 republicanos y un romerista, el resto excusó su dimisión.
Las pocos reproches que se alzan son acallados al grito de ¡Resignación y Prudencia! El pueblo se ha vuelto dócil. Apenas quedan restos del primer arranque de indignación y protesta, que de una manera espontánea y sincera surgió del espíritu de los salmantinos.

Las actuaciones judiciales tampoco conducen a resolución alguna y se teme, e incluso se desea, que queden cubiertas con un manto de olvido.

Una vez terminado el curso escolar, en la mediodía del 3 de julio un nuevo golpe sacude la ciudad. Como resultado del sumario incoado por las autoridades militares, ocho estudiantes son encarcelados mediante una orden de prisión dictada por el juez militar. Los presos son D. Federico Onís Sánchez, de Letras; Filiberto Villalobos González, de Medicina; Leopoldo Villalgordo Collado, de Derecho; Juan Crespo Estévez, de Letras; José García Peñuela, de Derecho; Teodosio de la Fuente Carrasco, de Medicina; Leopoldo Pollo Hoyos, Licenciado en Medicina y Luis Hortal Aparicio, de Medicina. Todos habían sido conducidos a la cárcel con el pretexto de que el gobernador les esperaba para darles novedades y una vez allí eran detenidos y encarcelados. Todos ellos habían prestado declaración por los sucesos del día 2 de abril, Teodosio de la Fuente había sido herido de un sablazo y lucía aún la cicatriz sobre la frente y Federico Onís era uno de los tres que se encontraba en el aula donde cayó muerto Federico García y se le consideraba un alumno ejemplar. La orden de detención abarcaba un total de 16 personas, sin embargo no todos pudieron ser detenidos.
El rector acudió inmediatamente a visitarlos al igual que sus familias, al parecer ocupaban una habitación decorosa y estaban alejados de los demás reclusos, guardándoles un trato de consideración el director del establecimiento y demás personal, recibieron también la visita del gobernador y del alcalde. Mientras, la asamblea de estudiantes había acordado visitar al gobernador para solicitar la libertad para sus compañeros y en caso contrario el encarcelamiento de todos ellos.
Los estudiantes detenidos enviaron telegramas a los señores Maldonado y Pulido, representantes provinciales en Madrid, y a Salmerón, presidente de los republicanos españoles. De todos reciben rápidos mensajes de apoyo, comunicándoles inmediatas reuniones con el presidente del Congreso y el ministro de la Guerra para lograr su libertad, aconsejándoles que ellos mismos apelasen a su excarcelación mediante un escrito. Los estudiantes haciendo caso a la recomendación, envían la súplica al capitán general de Valladolid.

El asunto se trató en la sesión de tarde del día 4 en el Congreso. El Conde de Romanones, tras la lectura de una carta del presidente de la Unión Escolar de Salamanca, Villalobos, informando de su detención y la de otros siete compañeros, interpela al Sr. Silvela sobre el asunto, pero el presidente alega desconocer los detalles y se compromete a contestar, tras solicitar datos, en la próxima sesión, estando en su deseo el hacer eficazmente justicia. Una nueva interpelación esta vez del Sr Muro, republicano representante de Valladolid, es contestada en los mismos términos por el Sr. Silvela, posponiéndose para el lunes 8 el tratar el tema extensamente.

Los senadores y diputados por Salamanca y los catedráticos señores Tormo, Gil Robles, Jiménez Miral y Maldonado pidieron al señor Silvela la excarcelación de los estudiantes. En caso contrario amenazaron con que carlistas y republicanos promoverían un enérgico debate, se reunieron también con los señores Maura, Linares y Allendesalazar esperando una respuesta definitiva para el lunes en la tarde.

La respuesta de la ciudad, si tomamos la de la prensa como significativa de ella, no es tan uniforme como los fue de los hechos del 2 de abril, El Lábaro, que como sabemos representaba los intereses del obispado, duda de la culpabilidad de los estudiantes

 “Deseamos el cumplimiento de las leyes, iguales para todos, y si hay alguien que ha faltado a la ley, sea quien sea, debe ser sometido a la justicia. No obsta ese concepto para que roguemos a quien corresponda, con todo el respeto y todo el interés posibles, que se vea el medio de volver la tranquilidad á las familias de los estudiantes, siquiera de aquellos contra quienes resulten cargos de menor importancia”(El Lábaro : diario independiente Año VII Número 1930 - 1903 julio 4)

Sin embargo, el resto de la prensa salmantina, Noticiero Salmantino y El Adelanto, manifiestan abiertamente su estupor, si bien, no su extrañeza, ya que la justicia militar habitualmente muy rápida había tardado demasiado tiempo en dar una resolución y ya que la culpabilidad de la Guardia Civil había quedado disculpada por las autoridades militares y Gobierno, anunciando desde muy al principio que el cuerpo armado había cumplido con su deber, la culpabilidad sólo podía recaer en los estudiantes y la solución únicamente se había demorado en espera del fin del curso escolar para evitar altercados. Anuncian, por tanto, que no les extrañaría que fuesen condenados.

Sin embargo, sin que sepamos con seguridad si se trató de una solución política con intención de evitar un nuevo frente de discusión a un gobierno que ya se encontraba agonizante o si fue un asunto pactado y que tratase solamente de dar un golpe de fuerza de la autoridad militar, el recurso presentado por los estudiantes fue estimado y se ordenó su puesta en libertad. La orden firmada por el Sr. Aparicio y se comunicó a las 12 de la mañana del día 7.

La interpelación del Sr. Muro...

A pesar de la puesta en libertad de los estudiantes, el diputado republicano por Valladolid Sr. Muro decidió interpelar al ministro de la Gobernación durante la sesión del Congreso del día 8 de Julio. El Sr. Muro expuso los acontecimientos con claridad, centrándose principalmente en determinar las responsabilidades en los hechos del propio ministro, al que culpaba fundamentalmente de no destituir inmediatamente al gobernador y esperar a que este presentara su dimisión para aceptarla, del ex gobernador y por último de la Guardia Civil.
Con fina oratoria el Sr. Maura defendió su actuación en ese día, asegurando que la sustitución del gobernador no pudo hacerse de forma más rápida, exponiendo que tras los sucesos el ex gobernador se vio completamente solo, las demás autoridades hicieron el vacío a su alrededor y el Sr. Velasco se consideraba desprovisto de toda autoridad y todo prestigio para continuar ejerciendo el mando. Ante esa situación Maura decidió su sustitución, pero el admitir una dimisión en la Gaceta de Madrid hubiese implicado prejuzgar la conducta del gobernador y lo que hizo fue destituirle para no prejuzgar nada. Juicio acertado a su parecer, ya que aunque inicialmente muchas voces se alzaron como acusación particular, ninguna lo había hecho, dejando que la justicia ejerciera en solitario. Así lo hizo el Tribunal Supremo dictando un auto comunicando al juez nombrado en Salamanca, sin restarle jurisdicción, que si en las actuaciones seguidas aparecían cargos contra el ex gobernador las elevase al Supremo, pero en cuatro meses nada había aparecido imputable al Sr. Velasco.
Reconoció la dificultad que tienen las situaciones en que hay que sofocar alteraciones de orden público, “en una situación como la de Salamanca era casi imposible el acierto por la precipitación de los acontecimientos, por la falta de medios adecuados, por la carencia de elementos poco peligrosos en sus efectos para reprimir el desorden, le obligó, cual siempre ocurre y tiene que ocurrir, a requerir el concurso de la Guardia Civil. De todo este cúmulo de accidentes ajenos a la voluntad del ex gobernador señor Velasco, surgieron aquellas lamentabilísimas desgracias, las cuales no pueden imputarse al gobernador de Salamanca, sino a la fatalidad que por igual alcanza a todos.”
Aseguró por último, que según las leyes las acciones posteriores de la Guardia Civil no puedan ser atribuidas de ninguna manera al gobernador, estando el mando de la fuerza militar íntegro en manos de sus jefes.
Por último, liberó de toda culpa a la Guardia Civil por estar cumpliendo su deber. Aun así, habría que esperar el resultado de las actuaciones judiciales militares, que se encaminaban a la culpabilidad de otros elementos, aludiendo a la detención de los estudiantes ya puestos en libertad.
Se defendió así mismo de las acusaciones de ordenar utilizar las armas para disolver las manifestaciones que alteren el orden público, "Lo que hay que examinar cada vez que la fuerza pública tenga que intervenir, es si ha habido motivo para ello, si se han guardado todos los preceptos legales, todos los requisitos y todas las medidas de prudencia; eso en cada caso, pero lo que yo, en general, dije, fué, que el Estado no pone las armas en manos de la Guardia Civil, ni de una fuerza pública, para que se deje apedrear, desarmar, envolver y arrollar, y no consiga el fin que le está encomendado de hacer respetar el derecho; eso es tan trivial, que ni el señor Muro, ningún señor Diputado, más aún, ningún hombre que esté en su sano juicio, lo podrá contradecir.”

El Sr. Muro no quiso o no supo poner en más complicaciones al Sr. Maura, que con estas débiles argumentaciones pero con buena retórica, dio por terminado el tema de los incidentes de Salamanca.

El asunto terminó en el Congreso y, con los estudiantes liberados, también terminó en la calle. Sólo hubo algunas débiles reacciones de periódicos republicanos.

 “¡El muerto al hoyo y el vivo al bollo! He ahí la síntesis suprema del ideal humano supeditado a la grosera fórmula de la autonomía individual, de la soberanía del Yo, de la funesta autocracia individual que no tiene más Dios que el estómago.
Los catedráticos siguen aquí en sus cátedras; la Diputación actúa normalmente; el Ayuntamiento, si se prescinde del alarde digno de los concejales republicanos, marca el paso ordinario; la Cámara de Comercio tiene bastante que hacer, indignándose por eso de la escuadra; los gremios y las asociaciones, el comercio y la industria y todas las fuerzas vivas continúan viviendo y comiendo, en paz y en gracia de Dios” El Porvenir : periódico republicano Año I Número 2 - 1903 julio 19

Tras la caída de Maura y del gobierno de Silvela, los republicanos también acabaron dando por terminado un asunto del que habían sacado pingües beneficios.

Solo restaba resolver el juicio militar en marcha. El día 25 de julio el juzgado militar que instruye las diligencias tomó de nuevo declaración a los estudiantes implicados. Al mismo tiempo, la Guardia Civil inició una campaña para contrarrestar su desprestigio en la ciudad, auxiliando y premiando a los ciudadanos que prestaron su ayuda a miembros del cuerpo durante los incidentes3. El 19 de septiembre, una vez completado, el sumario se remitió al Capitán General de Castilla la Vieja y, dos días más tarde, fue sobreseído.

Solo quedaba olvidar.


El Mausoleo…

Aunque política y judicialmente el asunto del 2 de abril estaba cerrado, restaba el proyecto de construcción del mausoleo que algunos estudiantes consideraban una cuestión de honor. De nuevo reunidos en noviembre de 1903, bajo la presidencia de Villalobos, y tras haber dedicado sus esfuerzos a conseguir que por fin fueran declaradas oficiales las facultades de Medicina y Derecho, nombraron una junta organizadora para tratar de llevar a cabo la misión de construir el mausoleo en memoria de sus compañeros muertos. La junta tendría por misión recaudar fondos y para conseguirlo organizarían actividades lúdicas, teatro, veladas musicales, etc. Concretaron, además, una cuota de 10 céntimos semanales cada estudiante hasta final de curso.
Los esfuerzos se unirían a una suscripción nacional organizada por la Unión Escolar de Madrid con representantes de todas las universidades, cuyo tesorero general sería también el Sr. Unamuno. Por esas fechas los estudiantes Valencianos habían recaudado 1500 pts., la misma cantidad que para febrero de 1904, llegaron a reunir los salmantinos.
En vísperas del primer aniversario, los estudiantes se afanaron en celebrarlo con un programa con las siguientes propuestas:

1° Abrir una suscripción en el comercio del señor Pozueta para costear los funerales.
2° Dirigir una proclama al pueblo de Salamanca para que los vecinos cuelguen de luto los balcones de sus casas el día 2 de Abril.
3° A partir de esta fecha (2 de Abril) llevar los estudiantes durante nueve días un distintivo de luto.
4° Pedir que el 2 de Abril, de diez á doce de la mañana, doblen a  muerto los relojes de la Universidad, Ayuntamiento y que las banderas de estos centros ondeen a media asta.
5° Rogar á los directores de los periódicos locales que el día 2 publiquen sus diarios con orla negra.
6º Celebrar el jueves 7 de Abril los funerales por los estudiantes muertos y que el acto tenga lugar, contando con el asentimiento del señor Obispo, en la Catedral.
7º Poner al terminarse los funerales las coronas en un coche, y dirigirse desde la iglesia y en manifestación silenciosa al cementerio, para colocarlas sobre las tumbas de los malogrados compañeros Hipólito Vicente y Federico García y rezar un responso por sus almas.
8° Solicitar encarecidamente del Comercio que dicho día 7 de Abril cierre sus puertas durante algunas horas en señal de duelo.
Y, finalmente, reiterar en nombre del cuerpo escolar de Salamanca la expresión de sentimiento á las desconsoladas madres de los estudiantes muertos.

Sin embargo, no se cumplieron muchos de estos acuerdos, los balcones de muchas casas ostentaron colgaduras con crespones negros, y también muchos estudiantes llevaron lazos de luto. Pero solo en la Normal ondeó la bandera nacional a media asta. Los periódicos recordaron la efemérides con cierta indiferencia y dedicando poco espacio, lamentando sólo las pérdidas de las vidas humanas sin entrar en otras consideraciones. En la prensa nacional, silencio. Ni siquiera se cumplió el día concretado para los funerales, que fue retrasado al día 12; ni la iglesia en que celebrarse, que finalmente resultó ser la iglesia de San Esteban. La concurrencia fue, eso sí, muy numerosa. Ofició el presbítero D. Francisco Morán, asistido por los Sres. Pacheco y Arnés, y la capilla de música de la Catedral cantó la misa de réquiem. Presidieron  el duelo el Alcalde, D. Cecilio G. Domingo, D. Isidro Segovia, D. Valentín Cáceres, el estudiante Figuerola, el Sr. Soler, presidente de la juventud republicana, y Sr. Elorza de la agrupación escolar republicana. Muchos catedráticos, sacerdotes, señoras y estudiantes ocupaban los asientos. Se notó la falta del rector cuya militancia anticatólica era más fuerte por aquellos días. La prensa católica más que la ausencia del rector, criticó la presencia del Sr. Elorza al que El Lábaro dio el apelativo de propagandista revolucionario. Tras la exequias se organizó una manifestación de duelo hasta el cementerio donde se colocaron las coronas fúnebres.

Las buenas intenciones iniciales para la suscripción del mausoleo cayeron pronto en el olvido. La suscripción nacional se paralizó. Los estudiantes valencianos, los más implicados, decidieron adquirir una lápida con su suscripción y entregarla en Salamanca. Una delegación llegó, el 2 de abril de 1905, para asistir a los actos del segundo aniversario, e hizo entrega de la misma para que fuera colgada en el Claustro o en una plaza pública de la ciudad. La lápida era de mármol blanco, tenía esculpidos los escudos de Valencia y Salamanca, un ángel con las alas plegadas en actitud llorosa y la siguiente inscripción: "A la memoria de los estudiantes víctimas de los sucesos de Salamanca en dos de Abril de 1903, dedican este recuerdo, los estudiantes valencianos. 1903.”
Lápida de los estudiantes Valencianos.
Foto García para ABC

Los actos programados para el  2º aniversario, fueron los siguientes:

Día 2. — El reloj de la Universidad doblará en señal de duelo, colocándose en la fachada de la misma la bandera a media asta. A las siete de la tarde velada necrológica en el Paraninfo, en la cual harán entrega de la lápida los estudiantes de Valencia.
Día 3. — A las diez de la mañana se celebrarán en la capilla de la Escuela solemnes funerales por el eterno descanso de Hipólito Vicente y Federico García. Después, en manifestación pacífica, se dirigirán al cementerio a visitar las sepulturas de las víctimas y a colocar sobre ellas ramos de flores naturales.
Durante los días 2, 3 y 4 de Abril, todos los estudiantes llevarán botones de luto, con el distintivo de la Facultad en la solapa de la americana y se rogará a los periódicos locales que salgan el día 2 con orla negra.

Casi un año después, en enero de 1906, todavía no había sido elegida una localización para la lápida de los valencianos. Al acercarse el 3º aniversario, una propuesta de los estudiantes de colocarla en el Patio de Escuelas es aceptada y el 2 de abril de 1906, dentro de los actos convocados para la conmemoración, se colocó en el ala derecha del Patio de Escuelas, mirando desde la Universidad, entre los dos primeros balcones que están situados frente a los de la Secretaría de la Escuela. La lápida se colocó a dos metros y medio de altura aproximadamente. Estaba cubierta con una cortina negra, con un cordoncillo para su descubrimiento.

Ceremonia de descubrimiento de la lápida de los estudiantes de Valencia
conmemorativa de los sucesos del 2 de abril de 1903. Foto García para ABC

El señor rector de la Universidad, don Miguel de Unamuno, recibió el honroso encargo de la comisión organizadora de descubrir la lápida. Para este acto los estudiantes habían organizado, tras la misa en la capilla universitaria, una procesión cívica que reuniéndose en la plaza de Anaya se encaminaría por las calles de García Barrado, Estafeta y Conde de Romanones hasta el Patio de Escuelas. La muchedumbre congregada fue tal que apenas pudieron ser escuchados los conferenciantes convocados, en último lugar habló el Sr. Unamuno que esforzando la voz dijo: Salmantinos, Escolares, en conmemoración de los sucesos del 2 de Abril de 1903 venimos a descubrir la lápida, regalo de los estudiantes valencianos. Hay quien cree que esta fecha y estas cosas deben olvidarse, y no es fuente de verdad el olvido Hay que conservarla siempre para recibir, pasando el tiempo, las enseñanzas que aquellos sucesos nos envíen. Temo que las expansiones de alguna gente del pueblo, acabe con lo artístico y lo humano de la lápida, llenándola de pegotes y haciendo chocar contra ella alguna que otra piedra… El señor Unamuno, dio por terminado su discurso dado las dificultades para hacerlo y descubrió la lápida.
Posteriormente tendría lugar una velada necrológica.

Modelo de Petit
Para esa fecha la cantidad en poder del rector para la construcción del mausoleo era de 2000 pts. Había quien pensaba que, ante la imposibilidad de juntar los fondos necesarios para su construcción, debería repartirse el dinero entre las madres de los fallecidos y olvidar el proyecto. Sin embargo el éxito en el acto de descubrimiento de la placa animó a redoblar esfuerzos en busca de financiación. Sin embargo las acciones emprendidas no lograron aportar ningún capital. El estudiante José María de Onis propuso, en octubre de 1906, que por las 2000 pts. disponibles, podría aceptarse uno de las tres diseños que el marmolista Seseña estaba dispuesto a realizar y que una vez decidido, podría ser colocado el 2 de abril de 1907, durante la conmemoración del 4º aniversario. Antes de alcanzarse una decisión, en noviembre de 1906, se recibió una propuesta del joven escultor salmantino Alejandro Petit, profesor de la escuela de artes y oficios, para realizar la escultura de forma gratuita. Esta propuesta fue aceptada por los estudiantes y se obtuvo permiso del alcalde Sr. Pérez Tabernero para instalar la obra en la plaza de la Libertad, incluso se acordó el día 8 de diciembre para el acto de colocación de la primera piedra. Otro tema fue la financiación de los materiales que se estimaba en 15.000 pts. Para la financiación se acordó sacar fotos al proyecto modelado por el Sr. Petit con el objeto de enviarlas a todas las universidades del país para iniciar una suscripción y diseñar tarjetas postales de cuya venta se obtendrían fondos. D. Venancio Gombau fotografió el modelo y regaló a la comisión cien tarjetas al platino para ayuda del proyecto. A pesar de las buenas intenciones  iniciales, la cosa quedó muy corta, llegándose al 4º aniversario sin poder incluir la inauguración del monumento entre los actos previstos, el desánimo fue tan grande que por apremios de tiempo y otras dificultades estos actos no pudieron celebrarse hasta el día 2 de mayo de 1907. Una misa en la capilla de la universidad y una velada necrológica en el Paraninfo de la Universidad presidida por el rector Sr. Unamuno y el doctor Pulido, fueron los actos organizados, ambos estuvieron muy poco concurridos. Fue la última celebración organizada del aniversario.
Para mayor desolación, el proyecto del mausoleo del Sr. Petit terminó definitivamente con la prematura muerte del escultor, el 17 de diciembre de 1907.

Durante más de un año el proyecto del mausoleo estuvo parado y muchos lo dieron por terminado, sin bien disponían aún de 1600 pts. y por esa cantidad, en marzo de 1909, el escultor Sr. Folia se ofreció a realizar, con proyecto del señor Madrigal,  una obra modesta aunque de buen gusto. Así la describía el Adelanto del 17 de marzo de 1909.

El proyecto es un obelisco de elegante y severa sencillez, el cual será exornado con los bustos en alto relieve de los dos estudiantes, víctimas de aquella deplorable tragedia. La inauguración del monumento, que será emplazado en la plaza de la Libertad, se verificará el día 2 del próximo Mayo, celebrándose el día del sexto aniversario, la colocación de la primera piedra.
El Adelanto : Diario político de Salamanca Año XXV Número 7592 - 1909 marzo 17

El proyecto se expuso en el escaparate de la librería de la Sra. Viuda de Calón y aunque el Sr. Unamuno no era muy partidario de la idea, fue aceptado por los estudiantes el 2 de abril. La primera piedra se colocó el 19 de abril de 1909 y la inauguración tuvo lugar el domingo 2 de mayo de 1909 a las 12 de la mañana.

A las doce salió del Ayuntamiento la comitiva, compuesta por el alcalde. el rector señor Unamuno , los catedráticos señores Pinilla, Sanz, Segovia, Diez (don R y don A.), Hernández Sanz y Requejo, el doctor Villalobos en representación de los estudiantes de la época de 1903, y el señor Prieto Carrasco, alumno de Medicina y presidente de la Comisión organizadora del sentido homenaje á sus infortunados compañeros. El señor Unamuno descubrió el monumento, ante el que todos se descubrieron. Este es un sencillo obelisco, en cuya cúspide se lee: "2 Abril 1903”. A los lados laterales del obelisco aparecen los bustos de Federico García Gómez y de Hipólito Vicente, y entre ambos el escudo de la Universidad. En la parte frontal del pedestal se lee la siguiente inscripción: “A sus compañeros, víctimas de los sucesos del 2 de Abril de 1903, dedican este monumento, costeado por suscripción, los estudiantes de Salamanca.— 2 Mayo, 1909”. El señor Prieto Carrasco pronunció breves y sentidas frases, alusivas al acto, y dando gracias á todos los que á él habían asistido. El doctor Villalobos dijo unas cuantas palabras, agradeciendo la representación que se le había conferido, dedicando un recuerdo á las víctimas y dando gracias á todos por ver terminada una obra que él y los de su tiempo comenzaron, y también al señor Unamuno, porque en aquellos luctuosos sucesos supo imponerse y prestar el apoyo moral que los escolares necesitaban. El señor Unamuno: Al cabo de ocho años-dijo entre otras cosas— se erige por los estudiantes este monumento de piedad. Y es aquí, en la plaza de la Libertad de la monumental Salamanca. Pasarán los años, vendrán otras generaciones, y de aquellos sucesos quedará un recuerdo vago y un monumento, vago también. Esto será un monumento más, y ojalá sea una amonestación sobre el recuerdo de lo que sucedió. Y con esto se dió por terminado el acto.

2 de mayo de 1909, plaza de la Libertad. Inauguración del monumento a
los estudiantes muertos el 2 de abril de 1903,
Foto García para ABC

Acertó sin duda Unamuno en que de los hechos quedaría un recuerdo vago y aún más vago sin el testimonio del monumento erigido en 1909. Desapareció de la céntrica plaza de la Libertad, seguramente en los inicios de la Guerra Civil, según algunos testimonios, aunque nosotros solo hemos podido constatar su existencia en 1930. Tal vez desapareció repudiado por las nuevas ideas políticas que se avecinaban o por su posible mal estado debido a la modestia de su construcción o tal vez por ambas cosas, lo cierto es que con él desapareció la poca memoria que quedaba de estos sucesos. Sucesos que al menos, en los últimos años, están encontrando un hueco en internet, erigiéndose como memoria perpetua de todos los salmantinos.








NOTAS


1  El número 1854 de El Lábaro del día 1 de abril de 1903, publicó este desafortunado comentario al narrar el encuentro entre Laita y el Inspector de Vigilancia, muy criticado por la prensa liberal:

No queremos contar otros pormenores, que aumentan la gravedad del hecho; pero si vaya por delante la protesta de El Lábaro contra semejantes procedimientos policíacos, que, reservados para la gente de navaja y taberna, serían de saneamiento popular; pero aplicados sin conciencia, y contra un escolar de buen nombre y educación, resultan salvajes...


2  La comitiva iba organizada en la siguiente forma, siguiendo la descripción de El Adelanto del día 4 de abril de 1903:
Cruz alzada.
Tres estudiantes con las banderas de Ciencias y Filosofía y Letras.
Grupo de estudiantes de estas facultades, todos ellos con lazos y crespones negros.
Banderas de Ia Unión Escolar y de ia Cámara de Comercio.
Grupo de obreros al frente de los cuales estaba el presidente de la Federación Obrera señor Maestre.
Estudiantes con cirios encendidos á los lados del Clero Parroquial.
Féretro de Hipólito Vicente, que era conducido en lujosas andas por los estudiantes de Medicina Don Lino Morales, don Antonio Galache, don Pedro Somoza, don Teófilo Antón, Sr. Conde Losada y don Luis García Alonso y obreros salmantinos, que se disputaban este honor, tenía descubierta una tapa á través de cuyo cristal se veía el rostro del joven escolar. Sobre dicho féretro estaba colocada doblada la bandera de la Facultad de Medicina.
Las cintas de este ataúd eran llevadas por los señores García Moreno, presidente de la Unión Escolar de Madrid; señor Montero, por el Círculo de Obreros; Beato (don Rafael), por la Diputación provincial señor Álvarez Medina, estudiante de Valladolid; señor Nuño Beato, por el Instituto; señor Pinilla, por la Facultad de Medicina y señor Martínez Elorza, de Madrid. Aunque tenía designada una cinta cada uno, los señores don José Manuel Bartolomé en representación del Colegio de San Ambrosio, del que es Rector, y don Basilio Maestre, presidente de la Federación Obrera, cediéronselas gratuitamente á los comisionados de la Universidad Central.
Grupo de estudiantes de Medicina con velas encendidas.
Grupo de seminaristas.
Féretro de Federico García Gómez, llevada también en hombros por alumnos de Derecho, Don Vicente Íscar Peyra. don Guillermo Aranguren, don Jacinto Angoso Durán, don Rafael González Cobos, don Enrique No Hernández y don Leopoldo Villalgordo. Sobre él la bandera de la Facultad de Derecho. Las cintas las llevaban los señores don Antonio Crespo, por la Sociedad “Hijos del Trabajo»; don Laureano Íscar, por el Ayuntamiento; señor Medina Corbalán, por el Colegio de Abogados; señor Norberto Reynoso, estudiante de Valladolid; señor Martínez, de Madrid; señor Rizo, de Valladolid; señor Requejo, por la Facultad de Derecho y señor Villalta, por la prensa de Madrid y de la capital.
Grupo de estudiantes de Derecho con velas encendidas.
Banderas del gremio de tejidos y del Círculo Mercantil,
Estudiantes del Colegio de Calatrava,
Colegiales Irlandeses,
Banda del Hospicio,
Comisión de Dominicos.
Magistrado señor Pelayo,
Maceros del Ayuntamiento, con las mazas cubiertas de gasas, y vestidos de luto.
Comisiones de la Cámara de Comercio, Colegio de Abogados, Delegación de Hacienda, Casino de Salamanca, Círculo Mercantil, Casino del Pasaje, don Luis Capdevila, director de carreteras provinciales, en representación de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, Comisiones del Clero y Basílica Catedral y de otros centros y Corporaciones.
El duelo era presidido por los señores señores Rector de la Universidad señor Unamuno, Gobernador señor Aparicio, Alcalde señor Cuesta, Presidente de la Diputación señor Alonso, Catedrático señor Rodríguez Miguel, decano de Derecho señor Peña, decano de Ciencias señor No (don Eduardo) don Valentín Cáceres y el señor García Calama en representación de la familia ele Federico García Gómez, don Tomás Rodríguez por la familia de Hipólito Vicente y D. Filiberto Villalobos por la Unión Escolar Salmantina.
Carroza fúnebre con siete coronas.
Coche del señor Motta con tres coronas.
Coche de los señores Esteban con cuatro coronas.
Coche de ia señora viuda de Iscar con cinco coronas.
Detrás cortejo fúnebre.
La Comisión de doctores, vestidos con trajes académicos, la componían los señores Iglesias García, Vázquez de Parga, Navarro, Hoyos (don Federico), Cabezas, Sánchez Gómez, Esperabé, Alonso, Jaramillo, Téllez, Martín Sánchez, García Tejado, Díaz Redondo, Díaz y Sánchez y Sánchez. En representación del Claustro de Valladolid, ios señores decano de Medicina, señor Sierra y vice-rector, señor García Amado.
Cerrando la comitiva el pueblo entero de Salamanca.



3 Los jefes y oficiales de esta Comandancia de la Guardia Civil, habiendo tenido noticia de que viene enfermo desde hace tiempo el obrero Manuel Sutil y de que la situación de éste es bastante apurada, acordaron ayer socorrerle con 150 pesetas reunidas por suscripción, como recuerdo por el buen comportamiento que observó cuando los sucesos del 2 de Abril último, acudiendo el primero a prestar auxilios al teniente señor Torrens, en el momento que cayó herido.
(Noticiero salmantino : diario imparcial de la tarde Año VI Número 1959 - 1903 agosto 8)

La Guardia Civil de la Comandancia de esta provincia, ha hecho entrega hoy, a los empleados don Luis Domínguez y don Jorge Pedráz, que auxiliaron prontamente al teniente señor Torrens al resultar éste herido la noche del 2 de Abril último, de un estuche a cada uno, con media docena de cubiertos de plata y cucharón. Cada uno de dichos estuches lleva grabada en una placa la siguiente dedicatoria, «Los jefes y oficiales de la Guardia Civil a don (aquí el nombre del agasajado.). Recuerdo de su acto humanitario con un compañero del Cuerpo, él 2 de Abril de 1903.»
(Noticiero salmantino : diario imparcial de la tarde Año VI Número 1970 - 1903 agosto 19)



fuentes:
“CRISIS ORIENTAL”, La caída del gobierno Silvela en 1903. Francisco Javier García Algarra.
Diarios de Salamanca de las fechas: El Lábaro, El Adelanto y Noticiero Salmantino
Gente Joven semanario ilustrado del 1 de abril de 1905
Diarios Nacionales de las fechas: El Imparcial, El Heraldo  y la Vanguardia
Semanario ABC 09/04/1903 pág. 7



Miscelánea

Los inicios de la fotografía en Salamanca

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Nuestros primeros fotógrafos.


A finales de 1839, el 10 de noviembre, tuvo lugar en Barcelona la primera obtención de una fotografía en España. Ocho días después se obtuvo otra en Madrid. El nuevo invento de la fotografía se extendió con rapidez y solamente 2 o 3 años después consiguió llegar a las principales ciudades del país.

El daguerrotipo, el primer procedimiento fotográfico comercial, gozó de una buena acogida a pesar de su difícil manipulación y alto costo. Tuvo su mayor aplicación en el retrato, donde suponía un abaratamiento frente al costo de la pintura, pero sus grandes tiempos de exposición suponían un gran problema de nitidez al no poder mantenerse una quietud total durante varios minutos. Para minimizar este problema se diseñaron diversos y sofisticados sistemas de sujeción de cabeza y tórax, al tiempo que la evolución técnica consiguió reducir el tiempo de exposición a “solamente” 30 segundos hacia 1842.
Estas dificultades, unidas a la de ser un sistema de positivo único sin posibilidad de obtención de copias, hicieron que pronto fuera sustituido por otro sistema, el calotipo o talbotipo en el que a partir de un negativo en papel se obtenían un número ilimitado de copias. El manejo continuó siendo muy complicado siendo necesarios conocimientos de química aplicada, además los tiempos de exposición seguían siendo muy altos, rozando los 30 segundos. A pesar de esto, para 1850 había logrado desplazar totalmente al daguerrotipo.
La vida del calotipo sería efímera pues fue desplazado rápidamente por el procedimiento del colodión húmedo creado en 1851, mucho más sensible y por tanto con tiempos de exposición mucho más cortos. Su principal dificultad estaba en el revelado que  había que hacerlo mientras el negativo, generalmente de cristal, continuaba húmedo y por lo tanto el fotógrafo debía de disponer de un cuarto oscuro junto a él. Su uso se generalizó hacia 1855 y sería el procedimiento básico usado en los siguientes treinta años hasta la aparición de las "placas secas" de vidrio al gelatino-bromuro, la instantánea fotográfica.

Carrito-laboratorio de Laurent


Los primeros fotógrafos fueron itinerantes, principalmente extranjeros y se encargaron no solo de realizar fotografías, sino que difundieron el oficio dando cursos y vendiendo material fotográfico a sus alumnos. Estos fotógrafos pioneros formaron un grupo poco uniforme en cuanto al distinto uso que hacían de la nueva técnica. Grosso modo podríamos clasificarlos en dos tipos: los fotógrafos pertenecientes a empresas editoras de imágenes fotográficas, cuya misión era producir y vender copias de imágenes de distintos lugares y de su patrimonio humano y monumental a través de extensos catálogos, y los más modestos fotógrafos retratistas ambulantes que permanecían en la localidad el tiempo suficiente hasta agotar su clientela.

El mal estado de las comunicaciones de Salamanca, los malos caminos y la carencia de ferrocarril hasta 1877, retrasó la llegada de estos fotógrafos transeúntes.
Tenemos conocimiento de las visitas de Charles Clifford en 1853 y 1858, de Jean Laurent en 1865 y 1877 y de Pedro Martínez de Hebert en 1867, entre los fotógrafos del primer grupo y también de la llegada de fotógrafos retratistas como Wehrlin y Martínez y Nieto, los primeros de los que tenemos noticias en 1851, Peribáñez, Formon, Bocconi, Marchetti, Dubois, o Juan Poujade que permanecían durante breves temporadas en la ciudad.

Anuncio de Wehrlin.
Correo Salmantino 1851

Anuncio de Poujade
Adelante 24-01-1861


La baja demografía y la penosa situación económica no permitieron la existencia de un establecimiento fotográfico permanente durante estos primeros años de la fotografía en Salamanca. No sería hasta mediados de la década de los 60, cuando Francisco Pertierra, discípulo de Hebert, se estableció en el número 48 de la Plaza Mayor. Pertierra además de fotógrafo era prestidigitador y gimnasta, llegó a abrir, en el año 1871, un gimnasio en la calle del Prior con el nombre “Academia de Gimnasia Higiénica”, el primero del que tenemos noticias en Salamanca. Pronto trasladó su gabinete "Fotografía Española" al paseo de Carmelitas.

Dorso de las fotografías de
Francisco Pertierra

En 1881 se hizo cargo del gabinete de Francisco Pertierra el madrileño Sr. José Oliván, que estaba casado con Vicenta Gombau, iniciándose la presencia de la saga Gombau en nuestra ciudad. Pertierra se había trasladado a su estudio de la calle de Arriba, pero poco duró su nueva empresa porque el espíritu aventurero de Francisco Pertierra acabó llevándole a Filipinas donde según se dice introdujo el cinematográfo.




Venancio Gombau en 1888,
fotografía de José Oliván


Tras la muerte de Oliván, el 27 de enero de 1888, dirigió el negocio Venancio Gombau, su cuñado y primer oficial, continuando bajo el nombre comercial de "Viuda de Olivan", hasta el 14 de febrero de 1890 cuando, después de quince días de obras, abrió al público el gabinete del paseo de Carmelitas con la denominación social de "Viuda de Oliván y Hermano" y así seguiría hasta que en 1904, Venancio se instaló independientemente en la calle del Prior.

Juan Poujade

Luis G. de la Huebra

Juan o Jean Poujade, fotógrafo francés establecido en España, que ya había visitado Salamanca en varias ocasiones, desde que llegara por primera vez en 1861, se estableció en 1877 en la calle Cruz Verde nº1, esquina calle Sorias. Ese mismo año preparó una catálogo de fotografías de monumentos de la ciudad que presentó en la Exposición de París de 1878 por el que obtuvo una medalla de bronce, en esa misma exposición un joven Luis González de la Huebra descubrió el todavía novedoso arte de la fotografía, del que nos dejó un espléndido legado.


El pintor, dorador y fotógrafo, Santos Tordesillas abrió, en 1887, tienda, taller y academia en la plaza de Santa Teresa nº 5, trasladándose en 1891 a la calle de Zamora 59, donde sus herederos continuaron su trabajo hasta bien entrado el siglo XX.

En 1901, "J. Poujade y Cia" se trasladó a las afueras de San Bernardo y en 1902 a la calle Toro 60, en ese lugar entraría a trabajar un joven aprendiz llamado Cándido Ansede.
En junio de 1905, Juan Poujade traspasó su negocio y se trasladó a Burgos donde, a pesar de su edad, anunció que abriría taller, sin embargo la muerte le llegó en noviembre de ese mismo año a los 92 años, antes de cumplir su objetivo.

El siglo XX trajo nuevas técnicas fotográficas y nuevos fotógrafos locales y foráneos, pero los fotógrafos mencionados en estas líneas tuvieron el privilegio de ser  los primeros en capturar la luz de Salamanca.


Estudio de Venancio Gombau - Fondo Gombau de José Luis de la Parra


Fuentes:

Periodicos salmantinos entre 1840 y 1905.

Loci et imagines. 800 AÑOS DE PATRIMONIO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA.
Capítulo VI La imagen de la Universidad en el siglo XIX. Ricardo González y Alberto Martín.

web villaalbadetormes.com

HISTORIA DE LA FOTOGRAFÍA EN ESPAÑA. UN ENFOQUE DESDE LO GLOBAL HASTA LO LOCAL. Emilio Luis Lara López.

blog de Juantxo Egaña




Los Concursos de Belleza

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Aunque se puede recurrir a otros acontecimientos históricos, e incluso a escenas bíblicas y mitológicas, lo cierto es que los concursos de belleza femenina modernos deben su existencia a la implantación de la fotografía en la prensa escrita. El Daily Graphic de Nueva York fue el primer periódico en utilizarla, este singular hecho tuvo lugar en 1880 y fue rápidamente adoptado por representar el medio conocido más objetivo de exponer las noticias.
No se tardó mucho tiempo en utilizar la imagen femenina como reclamo para la promoción periodística, objetivo que los concursos de belleza cumplían sobradamente.

Amparo Peralta, Miss Salamanca 1934
Tras algunos concursos realizados en Estados Unidos con señoritas de buena familia (Chicago, 1883), tenemos noticias sin detalles de un primer concurso de belleza europeo celebrado en Budapest en 1883, al que sucedió el realizado en París en 1885, cuyas condiciones principales de participación admitían concurrentes de entre 20 y 30 años que debían de enviar una fotografía, adjuntando el nombre, partida de nacimiento y punto de residencia, además de abonar 10 francos para los gastos de organización y premios. El jurado, compuesto por los más afamados artistas de Francia, realizaría un escrutinio de los votos emitidos por todos los visitantes de la exposición y proclamaría a la vencedora, cuyo premio consistía en un aderezo de brillantes valorado en 16.000 reales.
No tardaron en realizarse otros concursos de belleza como los de  Spa, Turín o Niza organizados por sus periódicos locales.
El turno de España llegaría en 1889 cuando la sociedad madrileña La Incógnita organizó en el teatro Alhambra un concurso de belleza seguido de baile, disputándole el privilegio la revista Madrid Alegre que organizó, ese mismo año, un concurso más en línea con los realizados en Europa.
El  primer concurso de belleza español serio e importante se celebró en 1891 en Barcelona, formando parte de los actos del cuarto centenario del descubrimiento de América. En el concurso, que recibió el nombre de Hispano-Francés, participaron señoritas mayores de catorce años que debieron presentar una fotografía de cuerpo entero y tamaño regular, en cuya parte posterior, de puño y letra de la participante, llevaría su nombre y dirección con las observaciones que creyeran convenientes. El primer premio fue de 3.000 pesetas y la reproducción de la fotografía en revistas y publicaciones importantes, además hubo otros cinco premios de 500 pts. más diploma, amén de una serie de accesit con diploma y regalo de objetos artísticos con alegorías del certamen.
No son pocas las críticas que este tipo de concursos recibieron de la recatada sociedad española de finales de siglo, sin embargo, aunque rodeados siempre de un camuflaje artístico, continuaron celebrándose.
La ocasión de estrenarse en un concurso de belleza llegó a Salamanca veinte años después, cuando, en julio de 1912, el presidente de la Sociedad Excursionista solicitó al Ayuntamiento 250 pesetas para la celebración de un concurso de belleza que iría unido a un concierto literario y musical. El concurso es aceptado, sin duda por el apadrinamiento de la princesa Pilar de Baviera y del literato Jacinto Benavente. Había de celebrarse el día 15 de septiembre y podían acudir cuantas señoritas lo deseasen de las provincias de Valladolid, Palencia, León, Zamora y Salamanca, mayores de 16 años y menores de 25, que deberían de remitir entre el 1 y el 31 de agosto  una fotografía de tamaño de plana, pegada en cartulina o passe-partout.  Los retratos, con sus datos personales y un lema escogido, se enviarían a la condesa de Crespo Rascón en la calle Conde de Romanones (Libreros), 42. El jurado elegiría a nueve de ellas como premiadas y entre estas se elegiría a la reina. El día de la fiesta, reina y damas vestidas de charras serían agasajadas en una velada literaria musical en el teatro Bretón. La presencia de los príncipes de Baviera y de Jacinto Benavente que actuó como mantenedor de la fiesta, dieron a la velada el éxito esperado, a pesar de la falta de una gran parte de la nobleza salmantina.
A pesar del éxito, el evento  no se repitió en años sucesivos.

Tras la I Guerra Mundial, la relajación de las costumbres de los felices años veinte, el éxito del cinematógrafo que estaba proporcionando sus primeros cánones de belleza femenina e incluso la propia lucha por la emancipación de la mujer, propiciaron la celebración de unos concursos de belleza muy alejados del entorno cultural mojigato de sus predecesores y mucho más cercanos al incipiente mundo del  negocio del espectáculo. En los Estados Unidos se celebró el concurso de Miss América, cuya primera ceremonia tuvo lugar en Atlantic City, Nueva Jersey, en 1921. No tardaron en llegar a Europa este tipo de concursos, impulsados por avispados empresarios interesados en concursos globales como Miss Mundo o Miss Universo. En España se encargó el diario ABC de organizar el primer concurso de belleza Miss España, celebrado en 1929, que se nutrió de participantes en los concursos de belleza organizados en provincias por periódicos u organizaciones periodísticas, como es el caso de Salamanca en la que la asociación de prensa local organizaba el concurso de Reina de las Modistas Salmantinas, Miss Prensa.
Con la Guerra Civil el concurso de Miss España dejó de celebrarse y no lo volvería a hacer hasta los años 60, llegando hasta nuestros días como un evento muy desprestigiado.



Concurso de Belleza 1912

"En la famosa capital salmantina se han organizado unos festejos notables, cuya realización va acompañada del más extraordinario éxito. Uno de los números verdaderamente simpáticos de aquellas fiestas es el homenaje rendido á la belleza femenina, de cuya importancia da idea la información que publicamos en esta página.
Bien puede ufanarse la Juventud Excursionista, iniciadora de dicho interesante Certamen, por haber tenido tan feliz idea, que repetirán, seguramente, en años sucesivos, aunque pase verdaderos apuros el Jurado al verse en la precisión de señalar como mis hermosas á varias señoritas, cuando en la histórica ciudad de Salamanca todas las mujeres gozan universal y merecida fama de bellezas.
Nosotros adelantamos esta información, ofreciendo a nuestros lectores los retratos dé las señoritas premiadas por el Jurado calificador. La fiesta se verificará el día 15 y en ella actuará como Reina S. A. R. la princesa Pilar de Baviera y de mantenedor el insigne literato D. Jacinto Renavente." Nuevo mundo (Madrid). 19/9/1912


S. A. R. Doña Pilar de Baviera y Borbón,
hija de la Infanta Paz. Nuevo Mundo 19-09-1912.

Don Jacinto Benavente, mantenedor de la fiesta literaria 
y del Certamen de belleza celebrado en Salamanca. 
Nuevo Mundo 19-09-1912.


Grupo artístico de la Sociedad de cultura Juventud Excursionista, fundada en Salamanca.
Mundo Gráfico 11-9-1912

Juntas directivas de ambos sexos, organizadoras de los benéficos festejos que se 
celebran en Salamanca, bajo la presidencia de S. A. R. la Princesa Pilar de Baviera. 
Mundo Gráfico 11-9-1912



Srta. Catalina González
Primer premio.
Mundo Gráfico 11-9-1912


Srta. María Briz
De Peñaranda de Bracamonte,
2.º premio. Mundo Gráfico 11-9-1912
Srta. Teresa Pedraza
3º Premio.
Mundo Gráfico 11-9-1912


Srta. Esperanza González
4º Premio.
Mundo Gráfico 11-9-1912


Srta. Luisa Tamargo
5º Premio.
 Mundo Gráfico 11-9-1912
Srta. Amalia Víctor
 6º Premio.
 Mundo Gráfico 11-9-1912
Srta. Teresa Llorach
7º Premio.
Mundo Gráfico 11-09-1912
Srta. Francisca Pato
8º Premio.
Mundo Gráfico 11-9-1912


Nª Extraordinario de El Adelanto 15/09/1912










Reina de la Belleza de las Modistas Salmantinas - Miss Salamanca


1929

"Durante la verbena organizada por los periodistas salmantinos en honor de las modistas salmantinas, fue elegida la reina de la fiesta y hada protectora de los chicos de la prensa. Mariano Núnez, director de El Adelanto; Fernando Iscar-Peira, presidente de la Asociación de la Prensa, Pepe Sánchez-Rojas, Bravo, Sánchez Fraile y Gabriel Hernández fueron el jurado que se encargó de elegir, de entre las asistente, a una modista, de línea escultural, Andrea Núñez Rivas, morena, muy morena, de ojos grandes, negros y de dulce mirada."

La Venus de los chicos de la Prensa, tal como 
se presentó en la Verbena organizada por los 
periodistas de Salamanca en obsequio de las 
modistas. foto Ansede y Juanes. 
La Estampa 16-07-1929

Andrea Núñez Rivas, la reina de la belleza
de las modistas salmantinas.
foto Ansede y Juanes. La Estampa 16-07-1929

Andreíta, a la mañana siguiente del día de su 
elección, parece preocupada, como si le asustasen 
los homenajes que le preparan. 
foto Ansede y Juanes. La Estampa 16-07-1929

Andrea Núñez Rivas, con la muñeca que le regalaron los periodistas,
rodeada de sus compañeras de taller.
foto Ansede y Juanes. La Estampa 16-07-1929




1930


La bella señorita Milagros Sánchez, reina de las 
modistillas salmantinas en la fiesta oiganizada 
por la Asociación de la Prensa.
La Estampa 05-08-1930


1932


La Srta. Irma Pérez elegida Miss prensa en la verbena en honor
de las modistas. Fot. Almaraz. Mundo Gráfico 28-04-1932



1933


Emilia García Sánchez,
«Miss Salamanca 1933».
Mundo Gráfico 22-02-1933
Emilia García Sánchez,
«Miss Salamanca 1933».
La Estampa 11-02-1933
Emilia García Sánchez,
«Miss Salamanca 1933».
Crónica 19-02-1933.





1934


La señorita Amparo Peralta,
«Miss Salamanca» y «Miss Prensa» 1934


Fuentes:
El Adelanto (Salamanca) 26/11/1901, 17/09/1912,25/09/12, 15/09/12
El Fomento (Salamanca) 11/06/1891
El Día (Madrid. 1881). 21/1/1883
La Discusión (Madrid. 1856). 8/11/1884,
La Correspondencia de España. 1/1/1889
El Liberal (Madrid. 1879). 7/2/1889, 11/1/1890
La Iberia (Madrid. 1868). 16/2/1889, 11/1/1890
Madrid alegre.1889-1890
La Época (Madrid. 1849). 9/2/1891
Nuevo Mundo 19-09-1912
Mundo Gráfico 11-9-1912, 28-04-1932
La Estampa 16-07-1929, 05-08-1930, 11-02-1933
Crónica 19-02-1933.








Concurso de belleza del semanario Blanco y Negro en 1906


Aunque el primer concurso de belleza celebrado en nuestra ciudad tuvo lugar en 1912, algunas de nuestras bellas conciudadanas participaron en concursos organizados en otras ciudades. Este es el caso de estas dos señoritas, fotografiadas respectivamente por Venancio Gombau y  el gabinete de Vda. de Oliván, que participaron en el concurso organizado por el semanario Blanco y Negro en 1906.

Fotografía nº9. Gombau
Lema: Fígaro

Fotografía nº10 Vda. de Oliván
Lema: La belleza está en la mujer


La vencedora después del recuento de los votos resultó ser la fotografía señalada con el número 10 y el lema "La belleza está en la mujer" correspondiente a la distinguida señorita Aureliana Mesa, hija de don Cayetano Mesa, secretario que fue de la Audiencia provincial de Salamanca. Desgraciadamente no tenemos la afiliación de la otra señorita




La Plaza de Toros de Tejares

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Plaza de Toros de Tejares. Autora Ruth M. Anderson



La plaza


En junio de 1912, un grupo de vecinos, con posibles, encabezados por D. Manuel Sánchez Tabernero,  marqués de Llen, prestigioso ganadero salmantino, declara su propósito de construir una plaza de toros en la vecina villa de Tejares (Tejares pasó a ser un barrio de Salamanca en 1963). Entre las razones para la construcción se argumenta que el menor canon de contribución que en la capital salmantina favorecerá los espectáculos taurinos. La plaza de estilo arabesco con capacidad para 6.000 personas, se inaugurará en mayo de 1913. La intención sobre su uso fue celebrar corridas por la feria de la Salud y de la Santísima Trinidad, si bien durante ciertas temporadas, en las que la contratación de ganado salmantino por parte de la empresa arrendataria de la plaza de toros de Salamanca fue baja, la plaza se utilizó como medida de presión, celebrando festejos taurinos alternativos durante las ferias de septiembre. La plaza de toros de Tejares estaba en un terreno tras el parque de la Fuente de la Salud y la derribaron, en los primeros años de la década de los 50, al ocupar parte del trazado de la variante de la línea ferroviaria portuguesa hacia la nueva estación de Tejares y el puente Pradillo. En ese tiempo la plaza ya estaba muy deteriorada y sin uso.


La inauguración


Díptico de las corridas de toros para la
inauguración de la plaza de toros de Tejares.


" Fue inaugurada el día 11 de Mayo de 1913 con una corrida de toros de D. Antonio Pérez que estoquearon los hermanos "Bombita" (Ricardo y Manuel).
La corrida fue brava y manejable, tomando las reses 34 varas. El toro que abrió plaza se llamaba "Cardinero", era un hermoso ejemplar que recibió seis varas con bravura.
La segunda corrida de inauguración se celebró el día 18 del misma mes, lidiándose seis hermosos ejemplares del Marqués de Llen estoqueados por los espadas "Torquito" y Paco Madrid, los cuales fueron cogidos resultando el primero con conmoción cerebral y el segundo sin consecuencias. Los toros fueron bravos, sobresaliendo el segundo y cuarto. Este hizo una pelea superior tomando con bravura ocho varas. Paco Madrid, brindó este toro al Sr. Marqués de Llen, haciendo en dicho toro una buena faena de muleta, despachándolo de un gran volapié."


MARABÚ (en La Fiesta Brava (Barcelona). 17-5-1929, nº. 138.)

Acompañado al texto de la revista nº 138 La Fiesta Brava,
 aparece la siguiente foto de la plaza de Tejares. Aún cuando 
su calidad es mala, aporta su testimonio



La situación


Imagen aérea obtenida en vuelo fotogramétrico entre los años 1945-1946
por el servicio cartográfico del ejercito de los Estados Unidos para el
ministerio de Defensa español. Fototeca del cnig.

Imagen aérea obtenida en vuelo fotogramétrico entre los años 1956-1957
por el servicio cartográfico del ejercito de los Estados Unidos para el
ministerio de Defensa español. Fototeca del cnig




La autoría

La plaza de toros de Tejares fue levantada con planos de Santiago Madrigal (1). Este mismo arquitecto se encargó al año siguiente de hacer los planos de la plaza de toros de Ledesma (2), una plaza existente hoy día y de un parecido considerable con la plaza de Tejares.

Plaza de toros de Ledesma. Santiago Madrigal 1915


(1)"La plaza de Tejares.
[...] La nueva plaza es una verdadera preciosidad; sólida, artística y sobre todo, de una comodidad admirable, acredita, si ya no lo estuviera, de excelente arquitecto a mi buen amigo Santiago Madrigal, director de obras."
El Adelanto del 5 de abril de 1913, en un artículo de naturaleza taurina firmado por "El Timbalero"

(2)"La plaza de Ledesma.
En la villa de ledesma se ha constituído una sociedad para la construcción de una plaza de toros, habiéndose cubierto las acciones.
De la confección de los proyectos y presupuestos, se ha encargado el competente arquitecto don Santiago Madrigal, quien ha hecho los planos, dando una cabida de 5.014 localidades y al redondel un diametro de 44 metros hasta la barrera y 48 con el callejón. La plaza, según los proyectos del señor Madrigal, ofrece la novedad de no tener columnas que sujeten la cubierta de los balconcillos y que a veces dificultan la vista del espectador. El techo será sostenido por un sencillo sistema de palomillas, colocadas a espalda del público. La construcción de la plaza comenzará en breve." 
El Adelanto del 17 de marzo de 1914, de nuevo un artículo también firmado por "El Timbalero"

Jean Poujade

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Juan Poujade

Juan (Jean) Poujade y Salsou nació en 1831 en Millau, en Aveyron (Francia). Fotógrafo con formación pictórica que se instaló, junto a su esposa Maria Castaing y su hijo, en Valladolid en 1860, procedentes de Bayona. Inició su carrera en España como fotógrafo retratista transeúnte, lo que le llevó a visitar diversas ciudades españolas. Fotografió en Martos (Jaén), Madrid, Zamora, Ciudad Real, Burgos, Salamanca y seguramente muchos lugares más. Estableciéndose, de forma estable y en distintos periodos de su vida, en Bayona, Salamanca y Burgos. En palabras de Conrad Kent "Para Poujade, Bayona y Salamanca eran los extremos de una línea personal y ferroviaria que pasaba por Burgos". Visitó por primera vez Salamanca en 1861, instalándose temporalmente en la calle del Pozo Amarillo y regresando de nuevo en los años 1867 y 1868, emplazando su gabinete, en ambas ocasiones,  en la calle Pan y Carbón.
En 1870 abrió estudio en Bayona, en la rue Lormand, 17. Con objeto de obtener prestigio profesional, inició su participación en certámenes y concursos, concurriendo a la exposición Universal de Viena de 1873. De esta etapa son muy recordados los retratos de varios voluntarios carlistas.


Regresa a Salamanca en 1877, con la llegada del ferrocarril, estableciendo su gabinete en la plazuela de la Cruz Verde nº1, esquina con la calle Sorias. Su publicidad anunciaba novedosas técnicas fotográficas como la cromotipia, impresión de láminas en color, las foto-miniaturas sobre papel y cristal y la fotopintura sobre lienzo y pintada al óleo, donde aprovechaba su formación como pintor. Ofrecía ampliaciones a todos los tamaños y sobre todo retratos a los estilos High-life, princesa o busto-escultural. Se mantuvo en contacto, a lo largo de su vida, con las novedades en la técnica fotográfica a través de los boletines de las sociedades fotográficas a las que pertenecía y con esporádicos viajes a París.
Con motivo de la visita del rey en septiembre de 1877, la comisión Universitaria encargada de la programación de actos de la institución, formada por los profesores García Amado, Portero, Onís y Huerta, encargó a Poujade una serie de fotografías para la elaboración de un álbum regalo para el monarca. Como resultado de este trabajo se obtuvieron dos álbumes. El primero, obsequio para el rey Alfonso XII, incluía reproducciones fotográficas de cartas reales y bulas papales de los siglos XIII, XIV y XV a favor de la Universidad de Salamanca además de copias litográficas de las inscripciones del patio de las Escuelas Mayores. El ejemplar entregado al rey se conserva en la Real Biblioteca del Patrimonio Nacional. El segundo álbum fue un ejemplar regalado a la princesa de Asturias, Dª Isabel de Borbón, con fotografías del edificio principal y otras dependencias de la Universidad. Dos ejemplares de este álbum, aunque menos lujosos que el entregado a la princesa, se conservan en el Archivo de la Universidad de Salamanca. La ejecución de estos trabajos permitió a Poujade incluir en sus anuncios el lema «Fotógrafo privilegiado por S. M. la Reina».
Cuando poco tiempo después, en noviembre de 1877, la Universidad de Salamanca fue invitada a participar en la Exposición Universal de París de 1878, se confeccionó un nuevo álbum formado por todas las imágenes incluidas en el  álbum del rey y quince fotografías del de la princesa, que fue enviado a esta exposición junto a otras piezas.


Retrato de D. Luis González de la Huebra por J. Poujade

Poujade no perdió la oportunidad de participar en la exposición de Paris y preparó un álbum fotográfico compuesto por treinta y una fotografías de monumentos de Salamanca, una de la fachada del convento de Carmelitas de Alba de Tormes y un traje de andaluza. Este álbum resultó premiado con una medalla de bronce en su categoría.
Completando el magnífico año del fotógrafo, el ministerio de fomento le encargó una serie de fotografías de charros para incluir en la colección de tipos nacionales que dicho ministerio se proponía también presentar en la exposición Parisina.

Costureras bajo el camerín de San Martín. J. Poujade

En 1879, Poujade publicó en el semanario La Tertulia, que dirigía Fernando Araujo, una serie de artículos, a medio camino entre ensayo académico y reportaje publicitario, en los que reclamaba para la fotografía la naturaleza de arte, dependiente más de la personalidad del fotógrafo y su concepto de belleza que de los medios mecánicos utilizados en la obtención de la imagen, declarando su admiración por fotógrafos como Charles Reutlinguer o el español Martínez de Hebert, al que admiraba especialmente, y que probablemente hubiera conocido personalmente en Salamanca.
No todo fueron parabienes en aquel tiempo para el fotógrafo francés, el también fotógrafo Francisco Pertierra fue muy crítico con su persona, su trabajo y en general con la cultura francesa, muy en boga en aquellos momentos en Salamanca. Restaurantes, tiendas o jardines lucían a la moda francesa, como cumbre del buen gusto y educación. Pertierra que se presentaba como "fotógrafo español" criticaba la fotografía de Poujade como representante de la arrogancia francesa, desaprobaba la actitud de fomentar como superior todo lo venido del extranjero y el publicitar su origen como artificio para embaucar incautos.

D. Luis González de la Huebra retratado por Poujade

En 1882, elabora un nuevo álbum fotográfico denominado "Recuerdos de Santa Teresa en Salamanca y en Alba de Tormes" con quince albúminas de ambas ciudades. En su continua búsqueda de novedades anuncia retratos Promenade y París-Portrait, además de nuevos sistemas de fotografía en color, al año siguiente publicita una fotografía más sensible capaz de captar objetos en movimiento y de retratar niños revoltosos.

Ese año, 1883, abandona la ciudad de Salamanca, dejando su estudio salmantino en manos del fotógrafo madrileño José Oliván. Se estableció en Burgos, donde en 1884 inauguró estudio en la calle San Juan, 35. Mantiene una elevadísima actividad como retratista, conociéndose datos de producción de más de 4000 retratos en el año 1893. Esta intensa actividad provocaba la saturación de negativos y periódicamente era necesario eliminarlos por razones de espacio o de economía, ya que los negativos en cristal podían ser utilizados de nuevo. Esta destrucción de archivos era común en muchos fotógrafos del siglo XIX.
Durante su etapa burgalesa, también participó en diversas exposiciones como la de Barcelona de 1888 y la de Bruselas de 1890, donde obtuvo medalla de oro.
En 1896 traslada su estudio a la calle de las avellanas,3.

En 1901 regresó a Salamanca, instalándose en la Afueras de San Bernardo, transladandose, en 1902, al número 60 de la calle Toro (Doctor Riesco), frente a la iglesia de San Juan de Sahagún. En ese lugar entró a trabajar un joven aprendiz llamado Cándido Ansede, que aunque su formación definitiva tuvo lugar en el estudio de Venancio Gombau, frecuentó otros gabinetes fotográficos como los de Pedro García en la calle Corral de Guevara, el de Viuda de Oliván y el del propio Poujade.
En junio de 1905, Juan Poujade traspasó su negocio y se trasladó a Burgos donde, a pesar de su edad, anunció que abriría taller, sin embargo la muerte le sorprendió en noviembre de ese mismo año, antes de poder cumplir su objetivo.





Repositorio Documental Gredos de la Universidad de Salamanca



https://drive.google.com/file/d/0B21txaCrMZi5MTVrM3hvNjNwd2s/view?usp=sharing



Repositorio Documental Gredos de la Universidad de Salamanca







Fuentes:
- Diarios Salmantinos de la época
     El Adelanto : Diario político de Salamanca
     El Castellano : periódico bisemanal 
     Noticiero salmantino : diario imparcial de la tarde 
     El Lábaro : diario independiente
     La Tertulia : semanario de ciencias, literatura é intereses morales y materiales
     Adelante : revista salmantina de ciencias, artes, literatura é intereses materiales 
     El Eco del Tórmes : revista semanal científico-literaria 
     El Semanario salmantino : periódico artístico-literario 
     El Fomento : revista de intereses sociales
     La Estrella de Alba : boletín del tercer centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús en Alba     de Tormes 

FOTOSÍNTESIS DE LA IMAGEN FOTOGRÁFICA EN CASTILLA Y LEÓN. José Luis Hernando Garrido. Museo Etnográfico de Castilla y León

Loci et imagines.imágenes y lugares..800 AÑOS DE PATRIMONIO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

- Luis González de la Huebra y los orígenes de la modernidad en Salamanca. Conrad Kent.

- La Plaza Mayor de Salamanca.vol III 250 años de la Plaza, Conrad Kent (Coordinador),



J. Laurent et Cie.

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La empresa

Cualquier mención a J. Laurent et Cie. no debe hacer referencia al trabajo de una única persona, sino al de una empresa fotográfica en la que desarrollaron su labor varios fotógrafos y ayudantes (sabemos de Charles Gontelle, Charles Gaumain, Charles Pepin, Théodore Hollau, Georges Maigret, Jean Daillencq y Alphonse Roswag), además de utilizar los servicios de corresponsales y adquirir imágenes de otros fotógrafos. La compañía estuvo muy activa en la década 1870-80, siendo su objetivo fundamental la elaboración de un catálogo de imágenes entre las que se incluían retratos, vistas de monumentos, obras de arte, ciudades, obras públicas, etc., con intención de ser comercializadas en copias sueltas, catálogos, álbumes, postales y publicaciones de todo tipo.
Su fundador, hombre emprendedor y creativo, fue también en cierta manera un personaje anónimo y casi desconocido como prueba la ignorancia de muchos detalles de su personalidad y de su vida, o el hecho de que, pese a ser considerado un gran retratista, las imágenes que de él se conservan son muy pocas y en su mayor parte dudosas. Esta situación es probablemente debida a que el azaroso paso del tiempo ha causado la desaparición de documentos y memorias, pero también podría ser interpretada como una intencionada norma de comportamiento que permitiera la delegación del trabajo sin perjudicar la imagen empresarial. 
La obra de Laurent et Cie. constituye un fondo de enorme valor histórico y patrimonial, su realización es en general de buena calidad pero estéticamente fría, neutra y puramente testimonial, a lo que contribuye la falta, muy frecuente, de figuras humanas. Esta ausencia puede considerarse como una característica del estilo de la empresa por encima de la diversidad en las autorías de las imágenes. La falta de protagonismo del fotógrafo y la utilización generalizada en sus obras de colodión húmedo en negativos de vidrio y positivos en papel a la albúmina son las otras dos características principales que definen su sello empresarial.
Laurent se retiró en 1881 y falleció en 1886, sus sucesores continuaron con la empresa utilizando por lo general el material original.

J. Laurent et Cie. en Salamanca

Sus catálogos comerciales incluyen tres series. La serie C, sobre vistas de ciudades y monumentos, contiene diversas imágenes de Salamanca. A juzgar por la datación de estas, puede asegurarse un primer viaje de Laurent a Salamanca en torno a 1865. El catálogo de 1867 incluye varias imágenes de Salamanca realizadas con seguridad por el propio Laurent. Más tarde fueron repetidas y sustituidas, tras la llegada del ferrocarril a nuestra ciudad en 1877 o 1878, por un equipo de fotógrafos probablemente dirigido por su yerno y brazo derecho Alfonso Roswag. No podemos descartar tampoco la autoría de alguna de las imágenes por algún fotógrafo corresponsal afincado en Salamanca durante los siguientes años.
No hemos podido constatar la visita por otros medios que no sea la evidencia del propio trabajo realizado, careciéndose de noticias en la prensa de la época y en cualquier otro documento escrito.
En el catálogo de 1879, encontramos 119* referencias (5 de ellas en los suplementos) de imágenes de Salamanca, muchas de ellas con diversas tomas de reserva. Al no disponer del catálogo de 1896, ignoramos si el número de referencias varió. En el siguiente enlace hemos recopilado y ordenado, según el catálogo de 1879, una buena cantidad de imágenes provenientes fundamentalmente de la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, IPCE, depositaria del Archivo Ruiz Vernacci, que conserva en exclusiva multitud de negativos de vidrio originales de J. Laurent.



En 1884 Fernando Araujo publicó la “Reina del Tormes, Guía histórico-descriptiva de la ciudad de Salamanca”. La obra fue editada por Jacinto Hidalgo y era habitual en esa época que este tipo de textos fuera acompañado por grabados o incluso imágenes fotográficas, sin embargo esto debió resultar bastante caro y el editor prefirió la inclusión en el libro de un añadido final denominado "Fotografías de Salamanca”, en donde se enumeraban 115 fotografías del fotógrafo francés Laurent (Las 114 del Catálogo de 1879, más la fotografía del puente romano sobre el Tormes de los suplementos). En dicho capítulo final se justifica el listado de la siguiente, manera:

Como apenas visita Salamanca ningún viajero que no se lleve algunas o todas las fotografías de la colección, queremos prestarle un servicio, publicando la lista de dichas fotografías con expresión de la página de este libro en el que pueden hallar su descripción. De esta manera nuestra GUÍA puede servir de complemento a la colección fotográfica de Laurent, y esta colección a su vez viene a servir de ilustración y complemento a nuestra GUÍA.



Notas biográficas

J. Laurent . Colección Juan Navarro
Jean Baptiste Laurent y Minier nació el 23 de julio de 1816 en localidad francesa de Garchizy. En 1847, sin que se conozcan las razones para ello, se encontraba afincado en Madrid trabajando de cajista cartonero y más tarde como maestro marmoleador o jaspeador, oficio que le dio un amplio conocimiento sobre el papel, los colores y su aplicación. A pesar de que su empresa alcanzó cierto prestigio en la fabricación de cajas y papeles, en 1856, tras idear un método para colorear fotografías, derivó su actividad hacia el negocio fotográfico abriendo gabinete en la Carrera de San Jerónimo, 39. Ese mismo año, Laurent se casó con la viuda Amalia Daillencq y Saffort (1815-1869) cuya hija Catalina Melina Dosch tuvo una relación muy cercana con el fotógrafo. Se desconoce si el matrimonio tuvo hijos.
Laurent alcanzó pronto gran notoriedad como retratista. Por su estudio pasaron las personalidades más sobresalientes de la vida política y cultural del Madrid de la época, retrató a Isabel II, Francisco de Asís y Borbón, General Prim, el Marqués de Salamanca y Giuseppe Verdi entre otros muchos. Además, al ser admitido en la Sociedad Francesa de Fotografía en 1859, su reputación creció enormemente en España. 
Sus trabajos en el exterior del estudio comenzaron al ser designado para elaborar el álbum "Camino de Hierro de Madrid a Alicante. Vistas principales de la línea", regalado por la empresa constructora a Isabel II. En 1861 firma ya como "fotógrafo de S.M. la Reina" y ese mismo año publica el primer catálogo de fotografías, "Catálogo de los retratos que se vende en casa de J. Laurent", en el que además se ofertaban reproducciones de obras del museo de Prado. La empresa de Laurent llegó a disponer de un establecimiento, en el interior del museo, en donde se vendían las reproducciones. La relación con el museo del Prado fue continuada por sus sucesores, primero por Roswag y más tarde por Lacoste, comercializando casi en exclusiva sus imágenes hasta 1912.

Retrato en papel leptográfico. J. Laurent.

Las imágenes de ciudades, sus obras de arte y sus monumentos comienzaban a ser objeto primordial de su interés empresarial, editando en 1863 el "Catálogo de las fotografías que se venden en casa de J. Laurent, fotógrafo de S. M. la Reina y de SS. AA. RR. los Sermos. Infantes de España. Celebridades contemporáneas. Trajes y costumbres nacionales. Vistas estereoscópicas de España y de Tetuán. Obras artísticas".

Caricatura de Laurent
  realizada por Aubert
(Biblioteca Nacional)
Aplicó la fotografía a la decoración de abanicos, solicitando privilegio de invención para ello, los motivos principales de decoración fueron los taurinos: toreros, suertes y trastos de lidiar. Laurent dejó un gran trabajo fotográfico sobre temas taurinos, por lo que se ha especulado mucho sobre su gran afición a los toros.
En 1865 se le encarga, junto al fotógrafo José Martínez Sánchez, la elaboración de unos álbumes de obras públicas para ser expuestos en la exposición Universal de París en 1867. De la colaboración con Martínez surgió la invención del papel leptográfico, papel que supuso la introducción de los papeles baritados de tres capas. Estos tipos de papeles, que años después alcanzarían el éxito, disponían de una capa de sulfato de Bario como aislante entre el soporte de papel y la emulsión sensible evitando que esta se disperse en el papel mejorando la nitidez de la imagen, sin embargo el papel leptográfico no fue mayoritariamente utilizado y dejó de fabricarse hacia 1870.


El número de fotografías de la empresa siguió creciendo y se publicaron catálogos en 1866, 1867 y 1872. Desde 1868 dispuso de una sucursal en París situada en el número 27 de la calle Richelieu, para más tarde trasladarse al 90. Allí se vendían las fotografías de la compañía pero nunca se instaló un estudio fotográfico. Ese mismo año, con el derrocamiento de Isabel II, Laurent retiró de sus firmas la referencia a la reina. 
En 1873 asoció a su empresa a su hijastra Catalina Melina, casada desde 1860 con Alfonso Roswag (1833-1900), principal colaborador de Laurent, comenzando la denominación “J. Laurent y Compañía”. Alfonso Roswag convierte en 1879 el catálogo de la empresa en una verdadera guía de viajes, “Guía del turista en España y Portugal”, añadiendo textos con itinerarios, descripciones y mapas. 
Laurent se retira en 1881, vendiendo su parte del negocio a Catalina Melina que dirigirá la empresa conjuntamente con su marido hasta la muerte de este en 1900.

Jean Laurent. La Ilustración Nacional revista literaria, científica y artística
Tomo V Año VIII Número 2 - 1887 enero 20

Tras la muerte de Laurent en 1886, la compañia editó nuevos catálogos (1895, 1896 y 1898) y amplió el negocio en 1889 con la fototipia Laurent para la edición de tarjetas postales, el taller se situó en la calle del Turco y luego fue trasladado a la calle Granada. 
En 1900, el archivo de Jean Laurent y Minier fue adquirido por el fotógrafo francés Joseph Jean Marie Lacoste Borde que, además de obtener copias de los negativos de Laurent, fue nombrado fotógrafo oficial del museo del Prado, incorporando su trabajo al archivo Laurent. Cuando en 1915 Lacoste fue llamado a filas, durante la Primera Guerra Mundial, vendió los fondos a la mallorquina Juana Roig Villalonga que se encargó de la administración de los mismos, comercializando positivos en papel obtenidos de los negativos en vidrio de Laurent. En 1930, Joaquín Ruiz Vernacci compró los fondos y su familia se encargó de su gestión hasta 1975, año en que el archivo fue adquirido por el Estado Español.
Actualmente esta colección se conserva en la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España donde dispone de casi 12000 negativos de distintos formatos originales de Laurent, escaneados y colgados en su página web. Los negativos fueron digitalizados en color, invertida la imagen horizontalmente, invertido en tono para positivarlo y posteriormente guardados en formato jpg, en dos tamaños y en escala de grises, razón esta por lo que ha desaparecido el tono marrón crema o caramelo característico del colodión húmedo. Existen otros archivos que conservan imágenes de Laurent siendo los más importantes el Museo de Historia de Madrid, La Biblioteca nacional de España y La Biblioteca nacional de Francia, estas dos últimas con material digitalizado de acceso por internet.


Albumes de Laurent en la red:

Obras públicas de España : Vistas fotográficas de algunas obras importantes y de algunos monumentos antiguos J. Laurent Fotog. de S.M.; J.Martínez Sánchez Fotog

Espagne : Compagnie de jeunes gardes: Vues photographiques 1878 




Fuentes:

Carlos Magariños Laguía. Toledo en la fotografías de J. Laurent. Máster universitario en patrimonio histórico:Investigación y gestión (Consulta enero 2015)

Jesús Mª Sanchidrián Gallego. Ávila romántica en la fotografía de J. Laurent (1863-1886)

Helena Pérez Gallardo. Museo nacional del Prado. Enciclopedia on line: Laurent & Cía. (Consulta enero 2015)

Wikipedia, Colaboradores de. Wikipedia, La enciclopedia libre. J. Laurent. (Consulta enero 2015)

Ana Gutiérrez Martínez, “J. Laurent, creador, innovador y maestro de la fotografía” y “Anexos” en Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid. Retratos. Tomo I. Artistas plásticos, Madrid, 2005.

P. Maynés, “Jean Laurent y el papel leptográfico” en Las fotografías valencianas de J. Laurent, Valencia, 2003

C. Teixidor Cadenas, “La fotografía en la España de Laurent” en Obras públicas de España. Fotografías de J. Laurent, 1858-1870, Ciudad Real, 2003,

150 años de fotografía en la Biblioteca Nacional : guía inventario de los fondos fotográficos de la Biblioteca Nacional coordinada y dirigida por Gerardo F. Kurtz e Isabel Ortega (Consulta enero 2015)

Martínez de Hebert

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En 1867, editado por el establecimiento tipográfico salmantino de Telesforo Oliva, se publicó el libro "Salamanca Artística y Monumental" de Modesto Falcón considerado el primer catálogo o guía de los monumentos de Salamanca. Acompañando al libro se entregó una "gran colección de vistas fotográficas" con 34 láminas fotográficas, positivos a la albúmina con el característico color marrón caramelo propio de los trabajos en colodión húmedo, que magistralmente representaban otros tantos monumentos salmantinos. La colección fue rubricada con el rótulo “M. Hebert fotógrafo de cámara de S.S. M.M. y A.A. R.R.”. 


Sobre la identidad del fotógrafo autor del magnífico álbum hemos constatado cierta confusión originada, con seguridad, por el desconocimiento de ciertos datos relevantes de su biografía. Según las distintas fuentes consultadas se le otorga el nombre de Pedro o de Julián sin que se pueda aseverar con seguridad la autoría, tanto de dicho reportaje como de otros trabajos. La confusión tiene su origen en la obra "Galería biográfica de artístas españoles del siglo XIX" de Manuel Ossorio y Bernard, publicada en 1886, en la que aparece la reseña de un tal Julián Martínez de Hebert descrito como un pintor y fotógrafo natural de Vitoria con gabinete en Madrid, y que algunos estudiosos de la fotografía han identificado con Pedro Martínez Hebert. El avance más significativo en esta cuestión se produjo en 1986 cuando el investigador Juan Pando Despierto publicó los datos de Pedro obtenidos del Padrón Municipal de Madrid. Estos datos certifican que Pedro Martínez de Hebert nació en Valladolid el 31 de enero de 1819. Además, la investigación aclara que Julián Martínez de Hebert era hermano de Pedro y había nacido en San Sebastián el 16 de marzo de 1828. Ambos hermanos figuran como fotógrafos y es muy probable que trabajaran juntos, al menos durante un tiempo, bajo la denominación de "Martínez de Hebert" o «Establecimiento fotográfico M.de Hebert» o como en el caso del trabajo de Salamanca como «M. Hebert». Según Roberto Díez Pena, en "Retrato fotográfico iluminado de Pedro Martínez de Hebert" para el Museo Cerralbo, aparecen solamente documentos y fotografías con el nombre de Pedro. Podemos, por tanto, en lo que no se produzca una alteración en la situación, atenernos a considerar a Pedro Martínez de Hebert como uno de los primeros y más afamados gabinetes de fotografía de Madrid.





Aunque se desconoce su formación artística, al iniciarse la década de los 50 del s. XIX ejercía en Madrid la especialidad pictórica del retrato miniatura, muy en boga en esos tiempos hasta que fue desplazado por el retrato fotográfico. Tras algunos trabajos para la Casa Real en 1851, fue nombrado "Miniaturista de Cámara de S.S. M.M." y tuvo instalado estudio en la calle Caballero de Gracia, 30 y 32 . Se desconoce la fecha exacta y los detalles de su iniciación en la fotografía, pero a finales de los años 50 era considerado uno de los mejores fotógrafos retratistas de Madrid. Destacó por la precisión y perfección en sus acabados y por un concienzudo trabajo de laboratorio, introduciendo el retoque a lápiz en los grandes retratos originales de 18 x 24 cm. Fue fotógrafo de la Casa Real con Isabel II y retratista de cámara con Amadeo de Saboya, Realizó la fotografías de la boda de Alfonso XII y María Mercedes de Orleáns, que se comercializaron como álbum. Se mantuvo fiel al procedimiento de negativos de colodión húmedo y positivos de papel a la albumina, ignorando los avances en gelatino-bromuro que consideró para aficionados. 
Realizó algunos trabajos en el exterior, como sus imágenes de las consecuencias del terremoto ocurrido en Manila (Filipinas, 1863) o nuestro reportaje de 34 vistas fotográficas de Salamanca en 1867, manifestándose como un gran fotógrafo de arquitecturas. También colaboró con la prensa ilustrada publicando sus fotografías en forma de grabados y litografías en la revista ‘Ilustración Española y Americana’ durante la década de los 70 y 80 del siglo XIX.

Como hemos indicado tuvo estudio en la calle Caballero de Gracia, 30 y 32. Hacia 1867 se trasladó a la Calle del Prado nº 10 , y posteriormente, a fines de los 70, a la calle del Baño nº 2. Esta madrileña calle del Baño, escenario del último estudio fotográfico de Hebert, cambió su nombre a calle Ventura de la Vega en 1888, no apareciendo esta dirección en ningún trabajo de Hebert por lo que podemos considerar, es año, como una fecha límite para el abandono de su actividad profesional. Murió en 1891.







fuentes:

Modesto Falcón. "Salamanca Artística y Monumental" 1867. Edición José Antonio Bonilla Hernández.

José Antonio Hernández Latas. “El Monasterio de Piedra y los orígenes de la fotografía de paisaje en España”. Investigador ARAID Universidad de Zaragoza

Manuel Osorio Bernard. "Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX". 1886

Roberto Diez Pena. "Retrato fotográfico iluminado de Pedro Martínez de Hebert". Museo Cerralbo

Antonio Gómez Iruela. “Las galerías fotográficas en Madrid en las primeras décadas del siglo XX”.

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