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Cruz del Sepulcro del Obispo Padre Cámara en la Catedral Nueva

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La capilla de Almansa (por el obispo don Antonio de Almansa y Vera) o de Santiago y Santa Teresa, que fue decorada en 1625 por Antonio González de Castro, tiene en su frente, en el arco de la izquierda, un retablo formado por dos cuerpos y entallado en 1628 por Antonio y Andrés de Paz, dándose la anómala circunstancia de que un día después del encargo a Antonio se encarga también a Pedro Gutiérrez lo que hace sospechar trabajaran juntos1.  El cuerpo inferior tiene cuatro columnas clásicas de fuste estriado que enmarcan la hornacina central con arco de medio punto soportado por frágiles y esbeltas columnillas con dos angelotes policromados en las enjutas y dos calles laterales con cuatro lienzos, superpuestos dos a dos.


Retablo de la capilla de Santiago y
 Santa Teresa.catedralsalamanca.org


El entablamento adornado de casetones cuadrangulares separados por triglifos. El cuerpo superior dotado de dos columnas corintias de fuste helicoidal que soportan frontón curvo sobre clásico entablamento. Bajo la cornisa arco románico soportado por dos columnas cilíndricas. Las dos calles laterales rematadas en sus extremos por pequeñas pilastras de fuste acanalado que terminan en pirámides con bolas en la cúspide. 

A todo el retablo le fue efectuada una concienzuda restauración a finales del siglo XIX que patrocinó el canónigo Doctoral don Calixto Lajas, fallecido muy poco tiempo después, el 5 de enero de 1900. 

Luce la hornacina superior una bella imagen de Santiago Apóstol, con sombrero de peregrino echado sobre la espalda, esclavina, bordón de romero en la mano derecha y vestiduras de tipo metálico que evidencian el estilo de Antonio de Paz2. Del mismo autor es la talla de Santa Teresa, de facciones algo arrugadas y la mirada en éxtasis, que preside el retablo y que hace sospechar la influencia de Gregorio Fernández3. 

Los dos cuadros del cuerpo superior son: San Antón y San Antonio. Los siguientes San Andrés y San Blas y los de abajo San Francisco y Santo Domingo, obras todas barrocas, que se atribuyen al círculo de Valentín de Aguilar.


Anteriormente se ha reseñado la ubicación del sepulcro del obispo don Francisco Frutos Valiente en uno de los lucillos de esta capilla de la Catedral Nueva. A la izquierda del citado sepulcro se alza el de otro obispo de la diócesis salmantina, entre 1885 y 1904, el padre Tomás de Cámara y Castro, quien consiguió en 1887 para las dos Catedrales la declaración de Monumento histórico-artístico.

 

 

Enterramientos del padre Cámara y del obispo Francisco Frutos Valiente. PicturesJettcom

El túmulo presenta una original composición pero es de una gran pobreza material pues está construido en blanca escayola, lo que hace pensar fuera el boceto para transformar luego en mármol el proyecto definitivo. 

Un ángel, de estilizada túnica, porta una palma en la mano derecha y con la izquierda levanta un paño con flecos y artísti­cos plie­gues, descubriendo el escudo del obispo, colocado en el frente del mausoleo. A la derecha luce una estria­da columna con capitel corintio. 

Sobre el sarcófago dos artísticos almohadones, con agremanes y borlas, acogen la mitra y báculo episcopales dejando lugar en el centro a una sencilla Cruz, de relativo tamaño y rasgos rectilíneos, que descansa sustituyendo a la efigie del prelado de los sepulcros medievales. 

El tímpano luce regular pintura con la perspectiva de un estilizado peristilo. 

El grupo funerario es obra del artista P. Barberá y París realizada al año siguiente del fallecimiento del prelado4. 

En 1901, antes de la construcción del mausoleo, se encontraba bajo este arcosolio una imagen de Santa Teresa y el tímpano lucía un lienzo de San José coronado por un ángel5.


Enterramiento del obispo Tomas de Cámara en
la capilla de Santiago y Santa Teresa 1904
Fotografía de maravillasdeespana.blogspot.com


 

 

1.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. págs. 124, 157 y 164.

2.- Juan José Martín González, Escultura barroca castellana. (2 volúmenes). Tomo II. Madrid, 1958. Pg. 26.

3.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Las Catedrales de Salamanca. León, 1979. Pg. 89, Pilar García Aguado,  ob. cit. pg. 164 y Juan José Martín González,  ob. cit. pg. 26.

4.- La Basílica Teresiana. Publicación mensual. Salamanca, 1904. Pg. 292.

5.- Id.   id.  Salamanca, 1904. Pg. 325.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00 


Crucifijo del Desaparecido Colegio Menor de San Pelayo

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Pocas son las noticias que nos han llegado del Crucifijo que se veneraba en la capilla ojival del ilustre y muy noble Colegio de San Pelayo, que el vulgo denominaba de los Verdes, por la beca y manto que lucían sus colegiales. 

Se encontraba tal Colegio menor en lo que fue el Jardín Botánico, luego campo de pruebas deportivas de la Universidad y hoy Facultad de Geografía e Historia y fue fundado por el ilustrísimo señor don Fernando de Valdés, arzobispo de Sevilla e Inquisidor General, que había fallecido en Madrid el 9 de diciembre de 1568 sin ver consolidada la fundación del Colegio, para lo que había dado los primeros pasos en 1546, pero se había topado con la oposición tenaz de los Colegios mayores. 

Su construcción era de buena arquitectura, pórtico cercado con galerías alta y baja con columnas dóricas y reminiscencias del gótico decadente, obra a cargo de Pedro de Gamboa, no habiendo llegado a nuestros días al ser destruido por los franceses cuando la guerra de la Independencia. 

Solamente se conservan: una puerta adintelada, una ventana sobre ella, dos escudos gemelos del arzobispo Valdés y una hornacina con el santo titular, hoy tapiada, labrados por Martín Rodríguez. En una esquina el escudo de Salas, Valdés, Llano y Dañapalla, todos ellos apellidos entroncados con el fundador1. De la capilla dos ventanas, las bóvedas de crucería y bellos medallones en las claves. 

Es Antonio Ponz, quien nos dice: "En la capilla hay un Crucifijo del tamaño del natural de muy buena escultura"2. Pero no sabemos más. Desconocemos, por tanto, las características y antigüedad del Cristo, que suponemos sea, al menos, la de la inauguración del Colegio, 1577. 

Por ello sería parecido a los de su época que eran: el de la sacristía de la Catedral Nueva y el de la capilla de Talavera de la Catedral Vieja, ambos de estilo renacimiento.

 

 

 

 

 

1.- Julián Álvarez Villar, de Heráldica salmantina. Historia de la ciudad en el arte de sus blasones. Salamanca, 1966. Pg. 149.

2.- Antonio Ponz, Viaje de España, 3. (4 volúmenes). Madrid, 1988. Tomos IX-XIII. Pg. 677.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00 

 


Cruz del Relieve del Descendimiento en la Sacristía de la Iglesia de Santa María de los Caballeros

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Hay pocas noticias concretas sobre el relieve de bella policromía que hoy se encuentra situado sobre las cajoneras de la sacristía en la iglesia de Santa María de los Caballeros y que refleja una abigarrada escena del Descendimiento, en el mejor estilo medieval de los existentes en Salamanca. 

Fernando Araujo habla de: "el altar en que se esculpe en relieve polícromo la Dolorosa" situándolo dentro de la iglesia "junto a otro pequeño relieve de mármol incrustado en el muro y que representa a la Virgen con Jesús en brazos, revelando goticismo en la actitud y en la composición aunque por la ejecución es digno del Renacimiento"1. 

Gómez-Moreno habla de un "relieve de la Quinta Angustia de alabastro, de O'64 cm de altura, de la primera mitad del siglo XV y de autor desconocido"2. 

Alfonso Rodríguez G. de Ceballos nos dice: "En el testero de la misma sacristía hay un excelente grupo de madera policromada del Descendimiento esculpido por el mencionado Juan Montejo"3. 

Para Juan Eduardo Cirlot y José Camón Aznar se trata de: "un tablero policromado y dorado, que representa la Deposición de Cristo, de la escuela vallisoletana de la primera mitad del siglo XVII"4. 

En tiempos debió ocupar otro sitio en la iglesia, como afirma Fernando Araujo, pues se aprecia el deterioro producido por la humedad del templo, problema todavía no solucionado en su interior, aunque en la parte externa se arreglara a finales de los años cuarenta. 

Eran constantes las inundaciones, como consecuencia de las tormentas, habiendo llegado las aguas en la del día 8 de setiembre de 1882 hasta el ara del altar mayor, hecho que se repitió sobre el año 1940, hasta que se solucionó el problema de desagües que confluyen delante de la puerta del templo. Los gruesos pilares cilíndricos y los zócalos de la iglesia presentan abundantes huellas de humedad pues no han desaparecido todavía los efectos de la "esgueva" que a cielo descubierto discurría desde la coladilla de San Marcos por Crespo Rascón, Bordadores y Ancha a desaguar en el río  a través de la Vaguada de la Palma. 

Presenta el relieve del Descendimiento nueve figuras lo que le constituye en caso único de los existentes en Salamanca pues el resto tiene como máximo seis figuras. (Relieve de la iglesia de la Vega). 

La composición, a pesar de su abigarramiento, no deja de lucir linealidad lo que hace que las figuras no sean tan agobiantes como puedan serlo las del sepulcro de Gutierre de Castro, de Juan de Juni, en el claustro de la Catedral Vieja. 

El primer plano lo ocupa, de izquierda a derecha, el Yacente inclinado, sujeto por las manos de José de Arimatea, quien le hace apoyar la espalda entre sus abiertas piernas y la cabeza desmayada sobre su pecho. 

El fondo lo ocupan cuatro personajes con las cabezas casi en línea recta, mientras en el centro, con la misma alineación, se yerguen las cabezas de otros tres personajes. El contrapunto lineal cercano lo ponen los rostros de Jesús a un lado y el de la Magdalena al otro en la misma alineación, descargante de la tensión que late en la escena. 

El Cristo, de tamaño menor que el natural, tiene una tonalidad dorada mate que destaca sobre el conjunto, quedando enmarcado por los pliegues de la amplia sábana, (del mismo color dorado) que sujetan José de Arimatea y María Magdalena. 

Tiene la cabeza muy reducida y desmayada sobre el hombro derecho, la frente amplia, el entrecejo fruncido, los ojos cerrados, mejillas hundidas, alargada nariz, labios finos, bigote abundante y barba recortada que finaliza en dos puntas, melena pegada al cuero cabelludo con raya al medio y cayendo con poca ondulación sobre los hombros, en especial sobre el izquierdo, cuello escaso de torsión difícil, pecho atlético de pronunciadas costillas redondeadas, reducida llaga en el costado que mana pequeño reguero de sangre, vientre hundido y abundosa curvatura del epigastrio, cadera derecha vista en toda su integridad pues el paño de pureza termina en la pelvis, brazo izquierdo corto y voluminoso de redondeadas curvas y mutilada la mano que sujeta el sudario en la que sólo se aprecian los dedos corazón, anular y meñique, el brazo derecho también corto y hercúleo cae desmayado sobre la sábana y la mano carece del dedo pulgar. 

Las piernas ligeramente curvadas por el descanso que los pies efectúan sobre una base prismática de apoyo, muslos redondeados, rodillas ligeramente adelantadas, pantorrillas voluminosas y pies separados en posición forzada que hace que los dedos se dispongan en forma de abanico. 

La Virgen, que en pie ocupa la posición central, presenta dolorido el rostro redondeado que se enmarca en los pliegues del vistoso manto azul colocado en forma de toca por la cabeza y que cayendo con amplitud sobre los hombros deja ver la exquisitez de una túnica rosácea de cuello abierto. 

El rostro, fiel expresión de dolor, presenta los ojos pequeños semi-cerrados con profundas ojeras, cejas apenas visibles por el plegado de la toca, amplia nariz y gruesos labios cerrados con rictus de amargura, barbilla prominente y cuello ligeramente vuelto hacia la derecha. La mano derecha sobre su pecho y la izquierda separada del cuerpo y a la misma altura, en actitud declamatoria, son de una vigorosa naturalidad. 

María Magdalena, en posición acuclillada, con la mano derecha sujeta y levanta el Sudario de Jesús y con la izquierda soporta un pequeño pomo dorado para perfumes. Viste lujosa túnica de adornado cuello y el bello manto, terciado sobre la cabeza, deja ver su rizada melena, especialmente en el lado derecho. 

Rostro redondeado de ojos grandes, muy abiertos dirigidos hacia el Salvador, cejas dibujadas y puntiagudas, nariz grande, pómulos y carrillos pronunciados, boca diminuta y mandíbula prominente. 

En la parte izquierda del relieve José de Arimatea, sentado en ligero escorzo hacia el centro, es quien soporta el cuerpo inerte de Jesús entre sus rodillas. Viste amplia túnica de tonos verdosos y se envuelve en capa color carmín, terciada sobre el hombro izquierdo y recogida sobre la pierna derecha con reducidas plegaduras, que permiten ver la sencilla bota oscura que calza. Su faz redondeada presenta acusada calvicie y luce abundosa y larga barba cana que se extiende hasta la mitad del pecho. Ojos grandes y vivarachos, cejas lineales y pronunciadas, nariz achatada, pómulos prominentes y el bigote y la barba impiden que se vean los labios. 

San Juan, en pie, ocupa la posición central detrás de la Virgen, aunque no se aprecia que la esté sujetando. Cara redondea­da, frente amplia, melena negra y rizada que deja ver las orejas, cejas redondeadas, ojos pequeños y penetrantes, nariz proporciona­da, boca pequeña, bigote y pequeña perilla triangular y mentón redondeado. La amplia túnica, del color del manto de la Virgen, deja ver su abultado cuello y por la espalda se aprecia un manto rojo sin apenas plegaduras. 

Las dos Marías, (Cleofás, la madre de Santiago el Menor y José y Salomé, la madre de los hijos del Zebedeo), ambas de pie, ocupan la posición entre José de Arimatea y San Juan, presentando sus miradas convergentes. 

La de la izquierda aparece más tapada pues el manto verde que le cae desde la cabeza lo recoge con la mano izquierda, a la altura del cuello, impidiendo con tal gesto que se vea la túnica. El rostro, enmarcado por el manto es redondeado, los ojos grandes de pronunciados párpados, nariz chata, boca de labios gruesos y la barbilla redondeada. 

La otra María, también con el manto desde la cabeza, al estilo de toca, cae sobre el hombro izquierdo y deja al descubierto una túnica dorada de pronunciados pliegues. El rostro menos redondeado que la anterior, ojos normales, nariz grande, boca pequeña y barbilla saliente. 

Al fondo y a la derecha se encuentra Nicodemo que porta, sobre su brazo derecho y sujeta con la mano, un talego donde se supone van las 100 libras de una mezcla de mirra y áloe de que nos habla el Evangelio. (Jn, 19, 39) 

De poblada y rizada larga barba negra cubre la cabeza con amplio manto de color oscuro dotado de capucha que deja ver su frente despejada, ojos grandes de pobladas cejas y profundas ojeras, nariz pequeña y fina boca. 

El último personaje, de quien no nos hablan los Evangelios, se supone sea un criado de José de Arimatea o de Nicodemo y llena la parte derecha del relieve con su descomunal figura. Rostro de gruesas facciones, carece de barba, presenta corta cabellera poco rizada, frente pequeña, ojos reducidos, enorme nariz, pómulos salientes, boca grande de pequeño bigote y mentón de acentuado prognatismo. Lleva el manto color crema terciado sobre su hombro derecho sin apenas arrugas y recogido por el rojo envés en su brazo izquierdo, dejando ver por debajo de la túnica azul una pierna de artística y adornada bota de cuero. 

Todas las figuras lucen preciosas vestiduras de rica policro­mía en colores mate lisos y estofados en oro. 

La Cruz plana, negra y no muy ancha, carece de cabecero, apenas esbozado, como consecuencia del tamaño del relieve. 

 

 

 

1.- Fernando Araujo, La Reina del Tormes. Guía Histórico-descriptiva de la ciudad de Salamanca. Salamanca, 1884. Edición patrocinada por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca en 1984. Pg. 228.

2.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 282.

3.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León,  1989. Pg.  84.

4.- Juan Eduardo Cirlot, Salamanca y su provincia. Barcelona, 1956. Pg. 19 y José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 82.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00


Santo Crucifijo en la Iglesia de Santo Tomás Cantuariense

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La iglesia de Santo Tomás no es nombrada como parroquia en el capítulo CCCXIII del Fuero de Salamanca, pese a su antigüedad y se la sitúa en el territorio de los portogaleses. Dedicada a Santo Tomás Becket, canciller real en la corte inglesa, arzobispo de Canterbury, primado de Inglaterra y mártir, canonizado en 1172 por el papa Alejandro III, ya en 1175 sus compatriotas el maestro Ricardo y su hermano Randulfo levantaron el templo a su memoria, siendo los caballeros del Temple quienes habían tomado posesión de la puebla de Santo Tomás. Fue declarada Monumento histórico artístico con fecha 22 de julio de 1983 y parroquia hasta el auto definitivo del arreglo parroquial de la diócesis de Salamanca en 1867. En 1902 era filial de la parroquia de San Pablo. 

La iglesia, de una sola nave y planta rectangular, carecía de bóveda cubriéndose con la armadura del tejado labrada en forma poco artística. 

Muy pocas son las noticias que tenemos del Crucifijo que tenía su capilla frente a la sacristía de esta iglesia. 

Entre ellas, la simple mención que hace el que fue rector de la Universidad salmantina don Esteban Madruga1, quien en el otoño de 1959 nos cuenta la creación del Colegio menor de San Ildefonso por parte de don Alonso de San Martín, beneficiado de la iglesia del señor Santo Julián de Salamanca, fallecido en 1610 y que cuatro años antes, en su último testamento, dejó y nombró por único y universal heredero de todos sus bienes a la Pía Memoria del Colegio por él fundado junto a la iglesia de Santo Tomás Cantuariense. 

En el testamento ordena que su cuerpo sea enterrado en la citada iglesia, en su capilla del Santo Crucifijo, situada frontera de la sacristía en la sepultura que está en medio de dicha capilla y efectivamente se cumplió su deseo. 

Cirlot habla de que en los ábsides hay "imágenes de Cristo y de la Virgen de la segunda mitad del XVI"2. 

Para Camón Aznar "en uno de los ábsides un retablo con una imagen de Cristo, de fin del siglo XVI y un hermoso frontal de azulejos de Talavera en el altar"3. 

Hoy el Cristo ya no se encuentra en el ábside sino a la entrada del templo, al lado de la epístola, bajo una moderna ventana, colocado sobre el muro en una especie de hornacina rectangular. 

De color oscuro brillante y de tamaño más pequeño que el natural, tiene la reducida cabeza inclinada hacia la derecha, nariz fina y pequeña, boca cerrada, cabellera abundosa de rizadas y artísticas guedejas que caen sobre los hombros e incluso se extienden ensortijadas sobre el pecho, barba larguísima que remata en dos puntas simétricas, corona de espinas tallada con hilos trenzados muy gruesos y redondos, pecho abombado con costillas bastante bien moldeadas, llaga con abundancia de sangre oscura, al igual que la del resto del cuerpo, brazos cortos y antebrazos desproporcionados con la musculatura tensa, dedos de las manos muy flexionados hacia las respectivos clavos hincándose en las palmas de la mano, piernas finas y desproporcionadas desde las rodillas hacia abajo con señalada musculatura, pie derecho que sigue la misma alineación de la pierna aunque luego apoya sobre el otro pie en posición casi perpendicular. Las rodillas separadas y adelantadas.


Santo Crucifijo de Santo Tomás Canturiense. Foto de
 Oscar García Rodríguez en La Diócesis de Salamanca (web)
 

El paño ceñidor pequeño tiene el mismo color del cuerpo y se asemeja por su forma a un pantalón corto, muy pegado al cuerpo desde muy abajo del vientre hasta la mitad de los muslos y también ceñidísimo por detrás. Los pliegues horizontales y los colgantes en ambos lados: el de la derecha más pequeño y el de la izquierda con enorme moña y amplia caída de la tela en doble curvatura hacia el centro. 

LaCruzes ancha y profunda, de color oscuro, sin cabezal y el larguero con gran distancia desde los pies hasta la base, rebuscada tablilla rectangu­lar plana de fondo blanco con dos triángulos calados que pican en los extremos y el reborde fino y dorado. 

 


 

 

1.- Esteban Madruga. El Museo - Crónicas Salmantinas, II. Artículo: Colegio de San Ildefonso. Salamanca, 1959. Pg. 39.

2.- Juan Eduardo Cirlot, Salamanca y su provincia. Barcelona, 1956. Pg. 18.

3.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 94.

 

Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00

 


Cruz del Paso de Jesús Nazareno de la Vera Cruz

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La etimología de la palabra "paso" se remonta a los hebreos. La fiesta de la Pascua que el pueblo judío celebraba por primera vez cuando pasaron de Egipto al desierto era la de "phasek" y a causa de este éxodo se ha traducido por "paso" y se celebraba a partir del 14 del mes de "nizan", primero del calendario hebreo y correspondiente a finales de marzo y principios de abril. 

Más tarde la palabra se helenizó y el concepto de Pascua recibe su nombre a consecuencia de la Pasión del Señor, con Cristo como Cordero inmolado por los primeros hebreos, al igual que hicieron en su marcha hacia la tierra prometida con el cordero pascual. 

En la acepción artística de la palabra, "paso" de las procesiones, se derivaría del latín "passus", con el mismo origen que el paso ambulante en su antigua acepción de cada tramo histórico o de un sucedido, según Lázaro Carreter1. En la forma del verbo "patior, passus sum" tiene el significado de sufrir, padecer o soportar o sea que se refiere a las escenas de la Pasión del Señor y a su representación escénica. 

El paso de Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas, de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción, su Madre, fundada en el año 15032 en el día de la Santa Cruz por el padre Diego de Bobadilla, que desfila el Viernes Santo en la procesión General del Santo Entierro, se supone que es el que ya salía a principios del siglo XVII, cuando como cofradía penitencial que era, sus hermanos denominados de sangre o de disciplina arrastraban cadenas y se iban flagelando la espalda, con la cara cubierta y desnudo medio cuerpo, en la única procesión que salía el Jueves Santo, potenciada luego por el Concilio de Trento que impulsó el movimiento de las Cofradías y en especial de las de penitencia. 

Paulo III concedió diversas indulgencias a todos los cofrades, los de disciplina y los de luz de todas las cofradías de disciplinantes, o de la Santa Cruz o de la Penitencia. 

Parece que la primera estación de penitencia se celebró hacia el año 15203 y de ella formaban parte principal los estudiantes, a través de los cuales hemos llegado al conocimiento de que eran tan fuertes los latigazos y mortificaciones que practicaban que "no conviene que hubiese disciplina general que había el Jueves Santo de los estudiantes de la Universidad... é así se habían muerto algunos, é otros enfermado seriamente"4. 

Con anterioridad y a partir de la venida a Salamanca de San Vicente Ferrer, en 1411, ya existió una compañía estable de flage­lantes que acompañaban al Santo en su periplo por Ayllón, Medina de Rioseco, Simancas, Tordesillas, Valladolid y Zamora, que aunque no constituyeron una verdadera cofradía ligada a los actos de la Semana Santa (a la que no se integran hasta 1536) dejaron la simiente para la práctica de la pública flagelación. 

Más tarde se suavizaron las costumbres para evitar las escenas de crudeza penitencial y el 2 de enero de 1616 se crearon los penitentes de cruces que desfilarían el Viernes Santo por la mañana, encaminándose al Humilladero del Cristo de Jerusalem y de allí al Calvario, a través del campo, siguiendo las Cruces de piedra del camino, ya existentes pues Gil González Dávila nos habla de la Vía Dolorosa como situada en la parte de afuera de la Puerta de San Francisco5. En 16176 se varió el recorrido y se acordó que desfilaran el Miércoles Santo para no coincidir con la hermandad de disciplinantes. Fue más tarde, en 1777, cuando desaparecieron los hermanos de sangre quedando solamente los cofrades de luz que en la citada procesión llevaban hachones encendidos de cuatro pábilos. 

La escena que tratamos constituye uno de los primeros pasos que la devoción cristiana celebra rememorando el Camino hacia el Calvario suceso que tan parcamente tratan los evangelistas. Así solamente nos dicen: "Tomaron, pues a Jesús, y cargándolo con la cruz, salió hacia el lugar llamado Cráneo, en hebreo Golgotha donde lo crucificaron". (Jn 19, 17-18) "Lo sacaron luego para crucificar­lo... Lo condujeron al lugar del Gólgota, que significa 'Lugar de la calavera'" (Mc 15, 20-22).


Nazareno de la Vera Cruz
 

El Cristo, de madera oscura, de no muy buena talla y de relativo tamaño, en los primeros tiempos vestía túnica de tafetán azul o morado y también llevaba la soga de trenza dorada al cuello, significando la predicción profética: "como cordero llevado al matadero, como ante sus esquiladores una oveja muda y sin abrir la boca". (Is 53,7). Hoy la túnica que luce es más rica, de terciopelo morado, bordada con cordoncillo en hilo fino de oro en las bocamangas, orla y cierre, soga dorada y forro visto de muselina blanca y lisa en las mangas. El primitivo Nazareno, del que hay noticias en 1626 a través de un inventario de bienes de la Cofradía, donde se dice que desfilaba el Miércoles Santo, desapareció y fue sustituido por otra imagen que sirvió de modelo al artista Pedro Hernández para el que talló con destino a la Congregación de Jesús Nazareno de San Julián.  

El desfile del Jueves Santo llevaba también otro paso de Jesús con la Cruz a cuestas según el citado inventario de bienes. 

El Cristo presenta pormenorizada talla del rostro con los ojos grandes muy abiertos, dirigiendo la mirada hacia abajo, rostro afilado, nariz fina y grande, bigote y barba de cuidados rizos, boca de finos labios entreabiertos, melena con cuidado cabello que cae sobre ambos hombros y corona de espinas vegetal grande y de tonos más claros que la melena. La mano derecha más alta sujetando la Cruz, que carga sobre el hombro derecho, sin llegar a tocarla y la izquierda apoyada en ella. 

La Cruz es grande, sensiblemente plana y lleva en exceso de pintura y barniz el veteado de la madera ejecutado sin naturalidad. Las conteras de los brazos se adornan con historiados terminales dorados. 

Las andas con faldillas que soportan la imagen, son las que el Lunes Santo lleva el Cristo de los Doctrinos con la cofradía de este nombre, de madera y de construcción simple, con casetones rectangulares de poco resalto y adornos de sencilla flor en cada uno de los centros, es portada por 32 hermanas en la actualidad (desde 1985) y hasta entonces la llevaban los dependientes de comercio. 

El desfile de los hermanos de la Ilustre Congregación de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cofradía fundada en 1668, dentro de la Cofradía de la Cruz, dio lugar a discordias y pleitos que tuvieron que ser solucionados, a lo largo de los siglos, por la autoridad eclesiástica. 

En 1708 acompañaron a esta imagen los Clérigos Menores por especial privilegio, vistiendo un traje suntuoso consistente en roquetes de anchas mangas acabadas en punta. 

En 1805 desfiló este paso por última vez en Jueves Santo pues el obispo, don Antonio Tavira y Almazán, reordenó las procesiones concentrándolas en la General del Santo Entierro, el Viernes por la tarde. No obstante, a petición de la Ilustre Cofradía de la Cruz, volvieron a salir en 1815 las tres Cofradías respetando el antiguo ceremonial, pero quedaron suprimidas de nuevo en 18217. No volvió a salir la imagen hasta un siglo después, en 1918. 

Con la crisis de la Semana Santa salmantina no pudo salir en 1977 por no reunir el número suficiente de cofrades que lo sacasen a la calle. 

En la actualidad, el desfile tiene lugar durante la tarde del Viernes Santo. El paso, tallado en madera, es llevado en andas por turno de carga femenino desde el año 1985. Este es un hecho histórico, ya que marca la primera vez en España en la que un paso procesional es llevado por mujeres exclusivamente, merecimiento compartido con la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz que también sacó en procesión ese mismo año el paso de la Coronación de Espinas en el Santo Entierro.

 

 

 

1.- José Delfín Val y Francisco Cantalapiedra, Semana Santa en Vallado­lid. Valladolid, 1990. pg. 299.

2.- La Basílica Teresiana. Publicación mensual. Artículo: Semana Santa en Salamanca. La Cofradía de la Santa Cruz y sus pasos. 29 marzo 1909. Pg. 147.

3.- La Gaceta Regional. Publicación periódica. Diario de Salamanca. Salamanca, 25 de marzo de 1986.

4.- La Basílica Teresiana. Publicación mensual. Luis Getino O.P. Artículo: Fiestas que se van. La Capilla universita­ria. Salamanca, 1909. Pg. 162.

5.- Gil González Dávila, Theatro eclesiástico de la Iglesia y Ciudad de Salamanca. Vidas de sus obispos y cosas memorables de su obispado. Salamanca, 1918. Pg. 10.

6.- La Basílica Teresiana. Publicación mensual. Artículo de Amalio Huarte. Salamanca, 1917. Pg. 68.

7.- La Gaceta Regional. Publicación periódica. Diario de Salamanca. Salvador Llopis Llopis. Artículo: Impiedad e irrespeto. 7 abril 1955. Pg. 6.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00 

Cristo de los Doctrinos

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Iglesia de la Vera Cruz

 

  

El Cristo de referencia se encuentra situado bajo el coro de la capilla, a muy baja altura, lo que permite a los fieles adorarlo besando sus pies y tocándole las rodillas, habiendo sido su denominación primitiva la de Cristo de la Fe. 

Se trata de un Crucificado de tamaño natural, con la encarnación rosácea, de una calidad indiscutible y de un conocimiento de la anatomía, por parte del autor, sobresaliente. Tiene la singularidad de que el perizoma se presenta retorcido y en aspa, lo que permite la contemplación de gran parte de la cadera a través del triángulo que forma la tela, anudado a la derecha con colgantes airosos en los dos lados, más grande el del derecho. Todo el paño va decorado en color marfil y lleva una fina cenefa en todo su largo 


Cristo de los Doctrinos en la capilla del Vera Cruz


La cabeza, no muy grande, se presenta caída sobre el pecho e inclinada hacia la derecha, con el cuello distendido por el esfuerzo, ojos casi cerrados de grandes párpados, nariz aguileña, rostro afilado, barba negra y finamente rizada que se abre en dos puntas simétricas, bigote partido, melena abundante y negra con guedejas simétricas que caen hacia el hombro derecho, si bien dejan ver la oreja izquierda, corona de espinas pequeña y natural de tres cordones, ligeramente ladeada, los brazos bastante horizontales musculosos y con las venas pronunciadas, las manos abiertas y los dedos separados, pecho movido y abombado de pectorales señalados en trapecio hacia las axilas, con las costillas marcadas y patéticas, con la llaga del costado pequeña y sin sangre, vientre contraído, con las piernas delicadas y los muslos finos agarrotados y en fuerte tensión muscular, con las rodillas contusionadas y sanguinolentas. 

LaCruzes sólida, grande y no muy plana, en tonos oscuros y cabecero reducido con artística cartela apergaminada, de volutas laterales aplastadas, con la ignominiosa inscripción en marco blanco ovalado. 

Se supone de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII y su actual nombre de Cristo de los Doctrinos lo debe a que pertenecía al Colegio de tal nombre, pía memoria fundada en 1566 por don Pedro de Santibañez "en donde los que quedaban sin padres se refugiaban enseñándoles a leer, escribir, y Gramática a los que querían; asistían a los entierros llevando el Estandarte de Nuestra Señora de las Nieves milagrosa imagen que se venera en la capilla de dicho Colegio, que al presente está suprimido"1, según nos dice don Bernardo Dorado en 1776. Lo que no dice es que una de las metas era la enseñanza de la doctrina cristiana, de ahí el nombre de los educandos como "doctrinos", pues el título correcto era Colegio de niños huérfanos de la doctrina cristiana del hábito pardo. Los entierros citados eran los de las personas que socorrían con limosnas a la Institución.

Para Gil González Dávila el Colegio fue fundado en 1577, en tiempos del obispo don Francisco de Soto Salazar2. 

Santo Cristo del Monte.
Imagen de La Asociación del Santo
Cristo del Monte de Alaraz

    

Estuvo situado el Colegio, donde se veneraba el Cristo, en la calle de las Páteras, luego calle Nueva de Bordadores y que hoy, por haberse encontrado en ella esta Institución se llama de los Doctrinos. El Colegio fue suprimi­do en 1779 y agregado al Seminario de Salamanca por el obispo don Felipe Beltrán y Casanova. 

Por las citadas fechas debió pasar el Cristo a propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz, que lo incorporó a sus desfiles proce­sio­nales de Semana Santa, en los que ha tenido diversas vicisitudes que merecen comentario. Don Manuel Gómez-Moreno dice del Cristo: "Entre ellas [varias figuras en tamaño natural] un Crucifijo que recuerda al del santuario de Alaraz"3. 

Efectivamente el paño de pureza es parecidísimo al que lleva el Santo Cristo del Monte, de Alaraz, pese a la rareza del plegado lo que indica que alguien lo copió.

La talla ya no es tan parecida pues la del Cristo de Alaraz es más refinada, reputándose de algún alumno de Gregorio Fernández y del entorno de Bernardo Pérez de Robles, (que bien pudiera ser Jerónimo Pérez, padre de éste) aunque tal hecho no se compagina con que la devoción hacia el Cristo en el pueblo data del siglo XVI y que Jerónimo Pérez se obligó a hacer un Cristo en la Cruz para Alaraz en 16274. De este último autor es el Cristo de la iglesia parroquial de los Villares de la Reina el cual presenta de nuevo la misma disposición del paño suprafemoral en aspa. 

Acompañaban al Cristo de los Doctrinos los religiosos de la Orden de San Agustín y dos seminaristas, como recuerdo de los colegiales de los Doctrinos, a cuya desaparición, las rentas de este Colegio se agregaron a las del Seminario Conciliar en 1779.

Unos años más tarde, al desaparecer de Salamanca la Orden agustina, fueron los religiosos dominicos quienes daban escolta al paso, costumbre que continuó hasta 1931. 

Hay noticias de que en 1806, con la nueva organización de la Semana Santa que había hecho, por Auto de 28 de marzo, el obispo de la diócesis don Antonio Tavira y Almazán, desfiló el Cristo denominado Jesús en la Cruz, que es el que nos ocupa, entre el paso de Jesús Nazareno con la Cruza cuestas y el Santo Sepulcro. 

Se da la circunstancia curiosa de que el Cristo de los Doctrinos nunca pudo entrar en el claustro de la Universidad en la Procesión General del Santo Entierro, como hacen otros pasos siguiendo una muy antigua costumbre, dado que es el paso de mayor altura de los que desfilan en la Semana Santa salmantina. 

En 1977 no pudo desfilar el Cristo de los Doctrinos por su deficiente estado de conservación y en 1985, una vez restaurado por el artista Gerardo Sánchez Cruz, clérigo e imaginero salmantino5 salió en procesión por partida doble: el Viernes Santo en la General del Santo Entierro y el Lunes Santo como titular de un nuevo desfile procesional, llamado del Santísimo Cristo de los Doctrinos, para llenar un hueco que se produjo en 1974 cuando dejó de salir en este día de Semana Santa la Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Promesa. 

Forman este desfile hermanos de la Cofradía de la Santa Cruz y la de la Oración en el Huerto de los Olivos, que aportan los mismos elementos procesionales con los que desfilan el Viernes Santo. 

El Cristo sale a la calle sobre andas descubiertas, de madera tallada con molduras de adorno, soportadas por 32 herma­nos. Estas mismas andas son las que el Domingo de Resurrección transportan a Jesús Resucitado, obra atribuida a Alejandro Carnicero y en este día la carroza luce además cuatro angelotes músicos en las esquinas.


Figuras del paso del Calvario. Imagen del blog Jesusario

En la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo el paso del Cristo de los Doctrinos se completa con otras tres figuras de vestir que desentonan bastante y que no parecen del mismo autor que el Cristo. Son estas figuras: la Virgen, con manto amplio negro de terciopelo y corona de las de peineta, a la derecha del Cristo, con toca blanquísima que siluetea el manto como si se tratara del forro, melena de cabellos naturales, perfiladas cejas, ojos muy abiertos, nariz respingona, manos en actitud de oración con los dedos entrelazados, dejando ver los puños de la camisola blanca destacando sobre el negro del manto y rosario, también negro, anudado a las muñecas.

Se cubre además la cabeza con pañuelo de encaje blanco a modo de sobremanto. 

San Juan, al otro lado, con cara totalmente aniñada y redonda, halo de santidad, hábito también negro, con galón dorado en las mangas, manto de terciopelo morado con broche al cuello y abierto desde los hombros, la mano izquierda sobre el pecho y la derecha extendida en actitud declamatoria, con los puños blancos y calados y cíngulo trenzado de hilo de oro, con la mirada baja y al frente en actitud dolorida y María Magdalena, enfrente, con túnica de terciopelo negro, sin capa ni velo, con los brazos abiertos hacia el Cristo, en dramática actitud y luciendo peluca natural de cabellos muy largos y sueltos que le llegan a la cintura. 

Las manos de todas las figuras son grandes y talladas bastamente. 

Este día la carroza de madera, con molduras doradas, va sobre ruedas en lugar de ir soportada por los hermanos cofrades. 

Durante los años en que no pudo salir en procesión el Cristo al que nos estamos refiriendo (entre 1981 y 1983) fue sustituida su imagen por el Cristo de la Promesa, de la iglesia de San Esteban y por el Cristo de la Buena Muerte, también de esta iglesia, en 1984. 

La imagen de la Virgen del paso de los Doctrinos, a partir de 1991, desfila también en solitario el Lunes Santo sobre unas sencillas andas de madera portadas por 22 hermanas de la Cofradía de la Santa Cruz. Hubo que buscar precipi­tadamen­te las andas y fueron prestadas las de la Virgen de la Alegría que desfila en la procesión del Resucitado el domingo por la mañana, también portada por 22 hermanas de la misma Cofradía. 

Dadas las vicisitudes por las que ha pasado el Cristo de los Doctrinos, entrando y saliendo en la Procesión General del Santo Entierro, vamos a dar algún detalle de cómo desfilaba esta  procesión a principios del siglo XIX. 

Acompañaban al paso de la Oración del Huerto, seis religiosos del convento de Padres Calvaristas; al de los Azotes, lo escoltaban seis Frailes Capuchinos; al Ecce Homo o de la Caña, le daban guardia los Padres Carmelitas Descalzos; el Nazareno de San Julián solamente iba acompañado por sus cofrades; el Cristo de los Doctrinos ya hemos dicho que lo escoltaban dos seminaristas, que disfrutan las becas del antiguo Colegio de los Doctrinos, los religiosos de la Orden de San Agustín y dos filas de seis colegiales alumbrando; el Santo Sepulcro portado por cuatro Frailes Franciscanos revestidos de alba y estola y alumbrando los Clérigos de las Congregaciones de Nuestra Señora de la Paz, San Pedro y San Pablo y por fin la Dolorosa acompañada de una representación de Religiosos Dominicos6.

1.- Bernardo Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. Su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas   que la ilustran.  Salamanca, 1985. Edición facsímil de la de 1776. Pg. 425.

2.- Gil González Dávila, Theatro eclesiástico de la Iglesia y Ciudad de Salamanca. Vidas de sus obispos y cosas memorables de su obispado. Salamanca, 1618. pg. 162.

3.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 283.

4.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. Pg. 166.

5.- La Gaceta Regional. Publicación periódica. Diario de Salamanca, 25 de marzo de marzo 1986.

6.-      Id.    id. Salvador Llopis Llopis. Artículo: La Semana Santa de 1806. Salamanca, 9 abril 1955. Pg. 6.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00 

Cruz de Nuestra Señora del Gran Dolor

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Parroquia de San Juan de Sahagún

 

 

El tema de la Piedad, el misterio de la Virgen con el Hijo muerto sobre sus rodillas, que tanta atracción tuvo sobre los artistas, no se trata en los textos evangélicos y tiene su origen en la literatura mística de la iglesia de Oriente, pasando a Occidente a partir del siglo XIV, a través, sobre todo, de los ambientes de los monasterios femeninos y desarrollándose con mayor intensidad en el XV. 

Es Santa Brígida en sus Revelaciones, -que escribió a mediados del siglo XV-, quien narra en palabras de la Virgen que: "cuando lo bajaron de la cruz... sus yertos brazos no pudo doblarlos para que descansaran sobre el pecho, sino sobre el vientre. Las rodillas tampoco pudieron extenderse, sino que quedaron dobladas como habían estado en la cruz". 

En 19441 los ex-combatientes salmantinos de la guerra civil, a los que se añaden algunos feligreses de la parroquia de San Juan de Sahagún fundan la Cofradía del Santísimo Cristo de las Batallas, Nuestro Padre Jesús del Consuelo y Nuestra Señora del Gran Dolor, haciendo referencia a las tres imágenes que desfilarán procesionalmente el Miércoles Santo.


    

Nuestra Señora del Gran Dolor a la izquierda
fotografía de Jandri Martín 2023-03-04 y sobre
estas líneas una fotografía de Pablo Julián

 

Las dos primeras imágenes ya se han descrito con anterioridad, quedando solamente por dar noticia de la talla de Nuestra Señora del Gran Dolor. 

Se trata de un grupo escultórico, de tamaño natural, cuyo autor se desconoce, situado directamente sobre la mesa de un altar, al lado de la epístola, junto al altar mayor, sin retablo ni adorno alguno, sobre pedestal de piedra. La Virgen se encuentra al pie de la Cruz, recostada sobre ella y acoge en su regazo el cuerpo de su Hijo muerto. Al tener sobre el pecho un corazón de plata, traspasa­do con siete espadas del mismo metal, se parece a la Dolorosa de Felipe del Corral, de la Vera Cruz y por la disposición de las figuras se asemeja a la Piedad de Carmona, de la Catedral y algo menos, por la posición de Cristo, a Nuestra Señora de las Angustias de la parroquia de San Pablo. 

La Virgen luce sencilla diadema de trabajada chapa de plata con ocho ráfagas en grupos de a tres y nueve rayos lisos que terminan en estrella, tipo peineta y el largo y amplio manto negro de terciopelo que luce desde la cabeza está bordado en hilo fino de plata y adornado con encajes blancos. Sobre la frente y en el cuello luce un tocado de paño blanco hecho de encaje de seda que se confunde con la amplia mantilla de blonda en que recoge el cuerpo del Señor. La mano izquierda, en ademán de acariciar a su Hijo, sujeta un pañizuelo blanco. El rostro sereno, redondeado y sin lágrimas, con los ojos abiertos contemplando el cuerpo de Cristo. La barbilla fina, con hoyuelo en el centro, dota al rostro de un gesto delicado que se acusa aún más por la pequeñez de los labios carnosos de la cerrada boca. 

La imagen de Cristo, estucada y policromada de tonalidad poco brillante, lleva, en plata, los típicos rayos o potencias (que significan la plenitud de gracia, de ciencia y de potencia) sobre la cabeza desmayada hacia atrás, barba puntiaguda y el cabello abundante y ensortijado cae sobre el hombro derecho llegando a tocar la axila. El torso con costillas prominentes muy bien dibujadas y la llaga abierta con reguero de sangre abundante que moja el paño de pureza. 

El brazo derecho de formas pronunciadas y arqueado se apoya en la pierna de su Madre con la mano flácida y el dedo pulgar enfrentado y casi tocando al resto. El brazo izquierdo, al aire, con el hombro descoyuntado y la mano desfallecida tocando delicadamente los dedos de la Virgen. El pie izquierdo bastante adelantado con las piernas muy musculosas y las rodillas tumefactas, aunque con poca salpicadura sanguinolenta. Todo el cuerpo en tensión a pesar de la muerte. Lividez y poca sangre en el cuerpo maltrecho. El perizonium no ondea sino que va recogido entre los muslos con pliegues casi horizontales, sin anudamiento. 

Tiene el Cristo como característica singular que su caja torácica puede girar, sobre el costado izquierdo, por medio de charnela, hacia la Virgen y dejar al descubierto un dorado sagrario para contener la Eucaristía. 

La Cruz plana, no muy grande, de madera en su color, con sencillos adornos prismáticos de plata en las conteras de los brazos. Cartela con la condena, también de plata, muy ramajeada y de abundantes curvas y contracurvas en su perímetro barroco. Uno de los sudarios que a veces exhibe sobre la Cruz consiste en preciosa tela de lienzo con adornos de encaje en sus extremos. 

Se supone que la imagen procede de la capilla dedicada a los Dolores de Nuestra Señora, que estaba construida en 1745, aunque no llegara a terminarse la iglesia del convento de San Antonio el Real, en la plaza del Liceo, perteneciente a los padres francisca­nos de la Provincia de San Miguel2. 

 



1.- Juan José Andrés Matías, Semana Santa en Salamanca. Historia de una tradición. Salamanca, 1986. Pg. 114.

2.- Jaime Pinilla González, El arte de los monasterios y conventos despoblados de la provincia de Salamanca. Salamanca, 1978. Pg. 137.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00 

Cristo de la Expiración

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Iglesia de la Clerecía

 

 

Se encuentra el Crucificado en el centro del retablo de la denominada capilla del Cristo, de la iglesia de la Clerecía, que es la tercera según se entra, en el lado de la epístola. 

La hornacina en que se aloja el Cristo, de arco trilobulado y gran tamaño, con marco de guirnaldas y festones, constituye el eje central del retablo prechurrigueresco ensamblado por Manuel Saldaña, el joven1, quien contrató la obra en 1690 y autor también del retablo de San Francisco Javier de la misma Clerecía y del de la iglesia del Hospital de Santa Margarita y los Mártires San Cosme y San Damián, hoy capilla de las religiosas Siervas de San José. Para Camón Aznar y para Antonio García Boiza el retablo es obra de Joaquín Churriguera2.

Retablo de la Capilla del Cristo. foto Mas

    

 fotografía actual de Ramón Gómez


Al ser la hornacina de tan considerable tamaño, desapare­cen las calles laterales y son sustituidas por cuatro columnas salomónicas, de fustes retorcidos y recargadas de ador­nos vegeta­les: hojas de parra y vides. Avanzan las de los exte­riores y se retrasan las próximas a la hornacina. 

El cuerpo superior del retablo luce una hornacina acabada en arco superior y dotada de cuatro columnas, adornadas con guirnaldas y festones. En el hueco la imagen de un santo jesuita. 

El banco del retablo presenta un relicario compuesto por un grupo de alabastro, que representa a Cristo yacente, al que acompañan angelitos que portan los atributos de la Pasión.


Detalle de la capilla del Cristo en la Clerecía 
Fotografía de Ramón Gómez.


La talla del Cristo, de tamaño menor que el natural, algo mediocre para algunos, una buena escultura para otros y de excelente factura para los de más allá, se atribuye a Pedro López Rainaldo, hacia 1690 y a juicio del padre Alfonso Rodríguez G. de Ceballos3, se trata de una réplica del Cristo de la Agonía de Bernardo Pérez de Robles, muy imitado en Salamanca desde que, en 1670, se colocara la imagen en la capilla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. También lo atribuye a López Rainaldo y lo hace imitación del Cristo de la Agonía, Ramón Otero4. 

Es un Cristo de coloración violácea que agoniza, por lo que carece de llaga en el costado, clavado sobre cruz de tronco natural grande y corteza de pronunciados nudos, con el rostro implorante hacia la derecha, ojos muy abiertos inyectados en sangre, la boca entreabierta, barba negra de abundantes rizos, bigote partido y melena rizada que cae sobre los hombros. 

El tronco, considerablemente alargado y vertical, los brazos bastante horizontales de muy pronunciados músculos y venas y los dedos de las manos flexionados sobre los clavos, las piernas juntas, finas y largas, ligeramente vueltas hacia el lado contrario la derecha y las rodillas adelantadas con escoriaciones abundantes. Busto delicado con las costillas poco apreciables y el vientre ligeramente hundido sin contracción trágica. Paño de pureza, de amplios movimientos y quebrados pliegues, muy abierto, deja ver perfectamente junto a la cuerda roja que lo sujeta, la cadera y muslo derechos, con anudamiento y caída en barrocos pliegues por detrás de la cadera derecha, circunstancia propia de los Cristos tallados a partir del último tercio del siglo XVII. 

LaCruzlleva enorme cartela rectangular sobre el largo cabecero con la inscripción trilingüe: hebreo, griego y latín. 

La parte de atrás de la hornacina, donde se aloja el Cristo, consiste en una pintura -atribuida a Alejandro Rodríguez5- representando la ciudad de Jerusalem al fondo y un primer plano donde destacan jinetes, mercaderes y sacerdotes. 

Parece ser que, acompañando al Cristo de la Expiración, debió existir un San Juan, hoy perdido, y la Dolorosa, que luce en el altar, escultu­ra de época anterior, concebida para ser colocada en alguna hornacina por lo que no hace mucho juego con la imagen del Crucificado y que venía atribuyéndose a Luis Salvador Carmona, cuando en realidad es obra del mencionado Pedro López Rainaldo6. 

Esta imagen es la de Nuestra Señora Madre de la Sabiduría que desfila en el mismo paso del Santísimo Cristo de la Luz en la noche del Martes Santo.


  

 

 

1.- María Teresa IgartuaMendia, Desarrollo del barroco en Salamanca. Madrid, 1972. Pg. 58.

2.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 66 y Antonio García Boiza, Salamanca monumental. Salamanca, 1959. Pg.102

3.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Estudios del barroco salmantino. El Colegio Real de la Compañía de Jesús de Salamanca. Salamanca, 1985. Pg. 100.

4.- Ramón Otero, Enrique Valdivieso y Jesús Urrea, HISTORIA DEL ARTE HISPANICO. Artículo: El barroco y el rococó. (6 volúmenes). Tomo IV. Madrid, 1978. pg. 195.

5.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. Pg. 116.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00 


Cruz del Paso de la Caída de la Vera Cruz

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Ninguno de los evangelistas habla de las caídas de Jesús en su camino hacia el Calvario, pero la tradición cristiana ha querido que sean tres las ocasiones en que el Nazareno da con sus huesos en tierra. Son lógicas las caídas si tenemos en cuenta el agota­miento de Jesús en el huerto de Getsemaní, durante los sucesivos interrogatorios y los vejámenes sufridos hasta ser cargado con la pesada Cruz, suplicio que, entre los romanos, era reservado especial­mente para los esclavos, según nos asegura Cicerón. 

Tras haber sido maltratado en el pretorio de Pilato a golpes de caña, bofetadas y puñetazos, hay que tener en cuenta que no se libraría del sistema judío para los reos de Cruz que mandaba fuesen azotados con 39 golpes, recibidos desnudo, al menos de medio cuerpo para arriba, mientras caminaba hacia el lugar de la crucifixión.


Grupo escultórico la Caída desfilando en 1898


La ciencia moderna ha detectado más de 120 golpes de flagelo, propinados con el flagrum taxilatum romano de dos y tres cuerdas, terminadas en "pesitas de gimnasia" para provocar desgarros en la piel1. Sin embargo Jesús apenas si presenta desgarros y sí hematomas porque fue vestido en su camino hacia el Calvario. 

Se demuestra su debilidad cuando le buscan ayuda para llevar el madero santo, prueba indudable de que Él solo ya no podía. 

El episodio de la Verónica tampoco merece tratamiento en los textos evangélicos pero la piadosa tradición oral tiene reflejo en relatos y leyendas de apócrifos neo-testamentarios, a partir del siglo XIII, destacando La leyenda de AdgaroLa muerte de Pilato y La Venganza del Salvador. 

El personaje que sí se conoce a través de los evangelios es el Cirineo. El único evangelista que lo ignora es Juan, mencionán­dolo el resto y sobre todo Marcos que abunda en los detalles: "y obligaron a llevar la cruz de Jesús a uno que pasaba por allí, Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo". (Mc 15, 21-22).

El grupo escultórico denominado La Verónica o La Caída pertenece a la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción, su Madre, vulgo, la Vera Cruz y desfila dentro de la Procesión General del Santo Entierro, en la tarde del Viernes Santo, entre el paso de Jesús con la Cruz a Cuestas y el Santísimo Cristo de los Doctrinos.


El paso de la Caída por la Plaza Mayor, 29 oct 2015 fotografía de Heliodoro Ordás


El paso atribuido a Alejandro Carnicero, con poco fundamento, lo ocupan cinco figuras barrocas: Jesús que cae abrumado por el peso de la Cruz, la Verónica, bella mujer judía del pueblo que, vestida con túnica rojo tostado de largas mangas, con ceñidor, amplio manto verde azulado terciado sobre el hombro izquierdo, recogido bajo el brazo y mantilla blanca sobre la cabeza, en su delicadeza pasiva, de rodillas, se apiada y enjuga el rostro con un paño en el que queda retratada la Santa Faz; un sayón que vistiendo a la usanza del siglo XVII luce coleto amarillo de visos plateados, solapas con amplias hombreras rojas, botas altas que acogen pantalón bombacho de tono verdoso, sujetando con las dos manos la delgada cuerda anudada al cuello de Jesús, no está retratado con la saña habitual en estos persona­jes y la típica ferocidad de los verdugos procesionales, pues su cara es normal, de nariz prominente, ojos pequeños, frente arrugada, cuello distendido, melena corta y oscura con ondulaciones, barba tupida, los brazos arremangados hasta por encima del codo e inclinado el cuerpo hacia delante; Simón de Cirene, el hombre humilde, que le ayuda a llevar la Cruz, tiene la barba negra y abundante con un rostro que denota la desolación del momento, va vestido con amplio jubón de cinturón rojo y ancho, luciendo bombachos y polainas y soporta la Cruz con las dos manos, la izquierda un poco adelantada y un soldado romano, que apremia con su lanza al Salvador para que se levante y siga caminando, viste casco romano con adornos dorados, coraza azul metálica sobre corta túnica morada, cinturón que ciñe pequeña espada y del que penden tiras de cuero que hacen de faldellín, calza media bota verde y porta una lanza enhiesta con la mano izquierda abajo y la derecha encima. 

El Nazareno, que viste túnica de terciopelo morado con pequeños adornos de dorada cinta, presenta la cabeza -caída hacia el lado izquierdo- ceñida con corona de espinas metálica, símbolo de tribulación y sufrimiento, rostro dolorido con la mirada hacia el suelo, tupida barba negra que apenas deja entrever los amorata­dos labios y cabellera ondulada que cae sobre los hombros. 

La Cruz que porta sobre el hombro izquierdo no es de dimensiones exageradas ni presenta excesivos adornos como la mayoría de las de la época. 

Desfila sobre carroza de madera con sencillo adorno en toda su circunferencia de cenefa dorada, pobre imitación de una corona de espinas. 

Entre el paso de la Caída y el Cristo de los Doctrinos antiguamente iban los novicios del convento de San Francisco y luego, años más tarde, lo hicieron los niños del Hospicio por­tan­do los atributos de la Pasión. Así: la soga, los 30 dineros, el paño de la Verónica, la columna, los látigos de la flagela­ción, la corona de espinas, la túnica, la cruz, los clavos, el martillo, la esponja, la lanza, la escalera, la cartela con la inscripción INRI, los dados, la caña, las cadenas o el farol, que hoy portan varios niños. En tiempos debie­ron ser estos atributos elementos de gran valor pues existe constancia del celo en su custodia en el recinto de las insig­nias. 

El papa Urbano II, en el año 1099, repartió estos instrumentos de la Pasión del Señor entre los príncipes cristianos, existiendo constancia documental de la entrega. La soga a Portugal, los 30 dineros al príncipe de Taranto, el paño de la Verónica y la columna a Castilla, los juncos o ramales de la flagelación a Portugal, la corona de espinas a Francia, la túnica inconsútil al Delfín de Inglaterra, laCruza Roma donde hoy se conserva con la columna y la escala, los tres clavos a Inglaterra, el martillo a Hungría, la esponja a Escocia, la lanza a Aragón, la escalera a Chipre, la cartela a Roma, los dados al Duque de Calabria, la caña a Britania, las cadenas a Navarra y el farol al Duque de Milán2.


La Caída expuesta. fotografía de www.lahornacina.com


En 1947 el grupo de la Caída fue restaurado por don Francisco González Macías3 quien solamente respetó las cabezas y las manos de las figuras, que son de tamaño natural, pues el resto, que en algunas zonas llevan ropas de trapo encolado, se encontraban en un estado deplora­ble. 

Actualmente, el paso procesiona el Viernes Santo en el Santo Entierro sobre una carroza de ruedas que se estrenó en el año 2008. Coincidiendo con la introducción de la carroza, se inició un exhaustivo proceso de restauración. En 2009, las figuras de Cristo y el Cirineo ya habían sido completamente restauradas, y para 2011, las tres imágenes restantes también habían sido restauradas. Todos estos trabajos fueron realizados por la restauradora Isabel Pantaleón.

 

 

1.- Julio Marvisón Preney, La Sábana Santa. (¿Milagrosa falsificación?). Sevilla, 1996. Pg. 44.

2.- Laboratorio de Arte. Revista del patronato de Historia del Arte. Juan Miguel González Gómez. Artículo: Imagineros del siglo XVIII en la Semana Santa de Ecija. Sevilla, 1989. nº 2. Pg. 152.

3.- Francisco Javier Blázquez y Luis Monzón, Semana Santa Salmantina. Historia y Guía ilustrada. Salamanca, 1992. Pg. 121.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00

Crucificados, Cruces, Calvarios y Cruceros

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-Tallas de la Ciudad de Salamanca-


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00



             
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Índice:

CRUCIFICADOS



SIGLO XI





SIGLO XII




SIGLO XIII





SIGLO XIV






SIGLO XV





SIGLO XVI








SIGLO XVII












SIGLO XVIII






SIGLO XX





Fecha sin determinar








CRUCES




SIGLO XIII




SIGLO XVI





SIGLO XVII




SIGLO XVIII







SIGLO XX







CALVARIOS




SIGLO XIII




SIGLO XIV




SIGLO XV




SIGLO XVI






SIGLO XVII






SIGLO XVIII






CRUCEROS




SIGLO XV




SIGLO XVI




SIGLO XVII






YACENTES



SIGLO XX






modelo

SIGLO XIII


Bibliografía

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- Archivo español de arte y arqueología - nº 16 - Manuel Gómez-Moreno y Martínez y Elías Tormo Monzó - Tomo VI - Madrid, 1930.

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- Guía de Salamanca - Madrid, 1990.

- Historia del arte de Castilla y León - (6 volúmenes) - Vallado­lid, 1994.

- Historia del arte español - (9 volúmenes) - Barcelo­na, varios años.

- Historia del arte hispánico. (6 volúmenes) - Madrid, varios años.

- Historia de Salamanca - Salamanca, 1996.

- Homenaje a Don Luis Maldonado - Salamanca, 1962.

- Laboratorio de arte - Sevilla, varios años.

- Las edades del hombre. El arte en la iglesia de Castilla y León - Salamanca, 1988.

- Las edades del hombre. El contrapunto y su morada - Salamanca, 1993.

- Las edades del hombre. En torno a la exposición iconográfica- Valladolid, 1993.

- Libro de los lugares y aldeas del obispado de Salamanca. (Manuscrito de 1604-1629). Salamanca, 1982.

- Monumentos españoles. Catálogo de los declarados Histórico-Artísticos. (1844/1953). (4 volúme­nes) - Madrid, 1984.

- Museo Arqueológico Nacional - Madrid, 1985.

- Revista de archivos, bibliotecas y museos - Manuel Gómez-Moreno y Martínez - Madrid, 1902.

- Revista salmantina - Salamanca, 1851 y 1852.

- Salamanca - Ayer y hoy - Salamanca, 1992.

- Salamanca - Castilla y León - Salamanca, 1990.

- Salamanca en las rutas turísticas - Salamanca, varios años.

- Salamanca. Patrimonio de la humanidad - Salamanca, 1994.

- Salamanca. Revista provincial de estudios - Salaman­ca, varios años.

- Salamanca y su proyección en el mundo - Estudios históricos en honor de don Florencio Marcos - Salamanca, 1992.

- Salamanca y sus costumbres - Publicación mensual ilustrada - Salamanca, 1993 - Edición facsímil de la de 1928.

- Santa Biblia - Madrid, 1978.

- Semana Santa en Castilla y León - León, 1993.

- Summa artis. Historia general del arte - Volúmenes XVII - XVIII - XXIV - XXV - XXVI - XXVII - Madrid, varios años.

- Tesoros artísticos de España - Madrid, 1984.

- Todo Salamanca y su provincia - Barcelona, 1985.

 

 

Crucificados, Cruces, Calvarios y Cruceros

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-Tallas de la Ciudad de Salamanca-


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00



             
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CRUCIFICADOS



SIGLO XI





SIGLO XII




SIGLO XIII





SIGLO XIV






SIGLO XV





SIGLO XVI








SIGLO XVII












SIGLO XVIII






SIGLO XX





Fecha sin determinar










CRUCES




SIGLO XIII




SIGLO XVI





SIGLO XVII




SIGLO XVIII







SIGLO XX









CALVARIOS




SIGLO XIII




SIGLO XIV




SIGLO XV




SIGLO XVI






SIGLO XVII






SIGLO XVIII








CRUCEROS




SIGLO XV




SIGLO XVI




SIGLO XVII








YACENTES



SIGLO XX







Article 2

Informe Cartográfico de la Diócesis de Salamanca durante el Obispado de Francisco Barbado Viejo O.P. (1943-1964)

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En el presente informe cartográfico, basado en el trabajo “La vida consagrada en Salamanca en la época de Barbado Viejo (1943-1964)” de Eduardo Javier Alonso Romo, queremos recordar para todos los que vivimos en esos años y para los presentes que quieran informarse de cómo fue una parte de la vida consagrada en la diócesis de Salamanca, regida a lo largo de veintiún años por el obispo dominico Fr. Francisco Barbado Viejo, promoviendo una gran riqueza de la ciudad, tan pobre en otras cosas, interviniendo y configurando nuevas fundaciones y muchos cambios en la vida religiosa de su diócesis, en definitiva, dejando una marca perdurable en este ámbito, convirtiendo a nuestra ciudad charra en una especie de “Roma la chica”, en suma un pequeño Vaticano con 69 órdenes y congregaciones y 24 comunidades de religiosas de vida contemplativa.

Tal crecimiento de conventos, institutos religiosos y casas religiosas en la ciudad y alrededores, cuya disposición llegó a otorgarle el apelativo no oficial de "cinturón del incienso", podría a ser considerado como una "contra desamortización" de los bienes religiosos  perdidos a finales del siglo XVIII, durante todo el XIX y principios del XX. La ciudad en pleno siglo XX recuperaba parte de su aspecto conventual que durante los siglos anteriores perduró en ella.

Dicho esplendor surgido, en un ambiente muy arraigado de la época, asociado a un optimismo vocacional potente, se fue revelando como poco realista a los pocos años de su inicio, y toda esa ciudad que visualizábamos día a día, cuajada de hábitos talares, sotanas y bonetes de todo tipo y colorido, no podíamos hacernos a la idea que, en torno al año 1968 estaba anunciada su desaparición de forma paulatina, hasta nuestros días, en varios sentidos y múltiples motivos que dan opción a otro estudio interesante, sobre las causas de su escisión.




Francisco Barbado Viejo O.P.


Como es de rigor, detallaremos un breve perfil de este obispo dominico, tras 59 años de su fallecimiento. 


Francisco Barbado Viejo O.P.


Francisco Barbado Viejo O.P., asturiano nacido en La Cortina (parroquia de Santa María de Telledo, perteneciente al concejo de Lena) el 9 de junio de 1890 y fue hermano del también dominico Manuel Barbado Viejo, figura de referencia en los estudios de Psicología experimental. En1905 ingresó en Almagro en el noviciado de la Orden de Predicadores (provincia Bética), donde profesó el 18 de noviembre de 1906. Tras cursar Humanidades y Filosofía, pasó a estudiar al “Angélico” de Roma y allí se licenció en Sagrada Escritura y se doctoró en Teología. Recibió el presbiterado en Roma, el 25 de julio de 1913. 

Vuelto a España, en el Estudio General de Almagro Fr. Francisco enseñó Filosofía, Apologética, Teología dogmática y Sagrada Escritura, además de desempeñar varios cargos como superior.

Al mismo tiempo, llevó a cabo intensas campañas de Acción Católica por los pueblos de La Mancha.

Obispo de Coria desde julio de 1935, el 30 de diciembre de 1942 fue preconizado para la diócesis salmanticense, para sustituir a Pla y Daniel. Entró en esta diócesis el 11 de abril de 1943 y la rigió durante veintiún años, hasta su muerte, ocurrida el 29 de abril de 1964. En 1953 fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. El 29 de junio de 1960 con motivo del veinticinco aniversario de su episcopado se le rindió un homenaje en el que se le concedió Título de Hijo Adoptivo e Ilustre de Salamanca y Medalla de Oro de la Provincia.

Es digno de destacar que fray Francisco, el 8 de diciembre de 1943 consagró la diócesis al Corazón de María. En 1946 realizó la creación del Colegio Mayor “El Salvador” para la formación de vocaciones tardías al sacerdocio. También instituyo la coronación canónica de la Virgen de la Peña de Francia en la Plaza Mayor de la capital, el 4 de junio de 1952, fomentando la devoción a la patrona Charra Virgen de la Vega. El 21 de septiembre de 1957 fundó el Seminario Menor de Linares de Riofrío, del mismo modo fue gran canciller de la Universidad Pontificia que la internacionaliza incrementando el alumnado extranjero y se amplía con un nuevo pabellón en 1950, creando la Facultad de Filosofía, con las secciones de Humanidades Clásicas y Pedagogía. Cabe destacar como hecho muy importante que, el Seminario Mayor de Calatrava, tras el gravísimo incendio, cuando albergaba 113 seminaristas, sufrió un grave incendio durante la madrugada del día 11 de febrero de 1960, y fue el obispo Barbado Viejo quien inició de inmediato la reconstrucción del mismo, donde volvieron los seminaristas a poder cursar sus estudios. Un edificio, actualmente multiusos y completamente reformado y transformado en Casa de la Iglesia, perteneciendo a la Diócesis de Salamanca.



Sepulcro del obispo Barbado Viejo en la Catedral Vieja de Salamanca


Tras despedirse de sus diocesanos con un emotivo testamento (29 de abril de 1964), yace en la nave del Evangelio de la Catedral Vieja de Salamanca, a la altura del crucero en un sepulcro exento con su efigie y la inscripción mariana “Dignare me laudare te -in aeternum- Virgo sacrata” (“Merezco alabarte -por siempre- Virgen Santísima”).



Durante su etapa surgen:

Colegios mayores, escuelas e institutos: Colegio de la Inmaculada Concepción de la orden militar de Calatrava, Colegio Mayor de Santiago, el Zebedeo (Colegio del Arzobispo Fonseca o de los Irlandeses), Colegio Mayor de Estudios Orientales, Nuestra Señora de Guadalupe, edificada por la fundación Inés Luna Terrero; Colegiode Agustinos Ermitaños (Agustinos Calzados) y Recoletos (Agustinos Descalzos), Carmelitas Calzados y Descalzos, Escolapios, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Franciscanos, Josefinos, Marianistas, Mercedarios, Misioneros del Corazón de María, Redentoristas, Opus Dei, Dominicas de Santo Domingo, Colegio Mayor para vocaciones tardías: el Hispano-Americano de San Vicente “Nuestra Señora de Guadalupe” construido en el Teso de San Vicente, el de El Salvador, el de San Efrén de los Maronitas Libaneses, Residencia Sacerdotal “Casa de Betania”, en la avenida de Mirat, nº 14, la Escuela de Magisterio de la Iglesia, Escuela Sacerdotal “San Pío X” en la calle Espoz y Mina del centro de la capital charra, el Instituto de San Raimundo de Peñafort.

Religiosos con actividad apostólica en templos: Dominicos, Jesuitas, Carmelitas descalzos, Capuchinos y Paules.

Órdenes femeninas de clausura: Clarisas, Benedictinas (en Alba de Tormes), Franciscanas de la Tercera Orden Regular, Dominicas, Trinitarias (en Villoruela), Cistercienses, Carmelitas Descalzas, Agustinas Recoletas (en Salamanca y en Vitigudino) y Salesas.

Colegios masculinos: Salesianos, Agustinos y Maristas.

Colegios femeninos: Hijas de Jesús (Jesuitinas), Siervas de San José, Esclavas delSagrado Corazón, Salesianas y Compañía de Santa Teresa.

Congregaciones femeninas benéfico-asistenciales: Hijas de la Caridad, Adoratrices, Hermanitas de los Pobres, Siervas de María e Hijas de María Inmaculada (Servicio doméstico).

Institutos femeninos: Hijas de San Camilo (en Santa Marta de Tormes), Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (en Linares), Agustinas de la Preciosa Sangre, Esclavas de María Inmaculada, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Misioneras Verbum Dei, Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón, Hermanas de María Reparadora (en Valdejimena) e Hijas de Santa María de la Providencia.



Estudio cartográfico

Ahora intentaremos realizar, de forma resumida el estudio cartográfico de una parte del plan propuesto y llevado a cabo por el dominico Barbado Viejo en su época que estuvo como obispo de la Diócesis de Salamanca, comenzando por los religiosos, dejando para una segunda parte a las congregaciones femeninas. 



COLEGIO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA ORDEN MILITAR DE CALATRAVA

Paso del Vía Crucis o Camino del Calvario

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Iglesia de las Mm. Bernardas

 

 

El Domingo de Ramos la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón, desde hace pocos años ha incluido en su desfile procesional un nuevo paso que acompañe al Cristo titular. 

Se trataba de una gran Cruz de estilo moderno, construida con planchas de acero, soldadas, de excelente bruñido, larguero y brazos prismáticos rectangulares sin apenas adornos, que flameaba un precioso Santo Sudario de tela blanca con adornos bordados, confeccionado primorosamente por las religiosas del convento de las Mm. Úrsulas. 

La Cruz procedía de la Escuela–taller de Peñaranda de Bracamonte e iba alojada en lujosa carroza de madera barnizada luciendo las 14 estaciones del Vía Crucis en polícromos relieves, embutidos en marcos dorados de vistosa filigrana barroca, haciendo de sus banzos un soberbio retablo horizontal 

Fue reformada por Leopoldo García González en 2000 para reducir su peso. Su iluminación interior ocasionó que fuera conocida con el sobrenombre de “microondas”. 

Posteriormente fue sustituida por una cruz de madera


Antiguo paso del Camino del Calvario
desfilando con la Cruz metálica
    

Paso del Camino del Calvario en 2006
Imagen de Danisd75 Wikimedia Commons

En 2022 la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdónademás de estrenar lugar de salida, la Catedral Nueva, estrenó su nueva imagen de la Dolorosa que acompañará a su Crucificado, María Santísima de Gracia y Amparo, del escultor sevillano Juan Manuel Montaño Fernández. Retirando de desfilar el paso del Camino del Calvario.


María Santísima de Gracia y Amparo con la Cruz en 2022
Imagen de Danisd75 Wikimedia Commons


Se trata de una Imagen de vestir que desfiló en 2022 junto a la Cruz del anterior paso pero con distinto sudario y distinta carroza. En 2023 la Cruz fue de nuevo sustituida por otra de madera y brazos prismáticos rectangulares.


María Santísima de Gracia y Amparo con la Cruz en 2023
Fotografía de David Sañudo en Salamancartvaldía


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00

Calvario en Relieve Gótico de Marfil en el Monasterio de las Mm. Franciscas Descalzas

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Las religiosas Franciscas descalzas fueron fundadas en Salamanca el 24 de agosto de 1601 por doña María (para otros doña Jerónima) esposa del mariscal don Luis Núñez de Prado, ocupando tres monjas una humilde casa en lo que hoy es la parte más elevada de la calle Azafranal, en terrenos de los Monroy, señores de Garriel. 

En 1614, con las dotes de varias religiosas, adquirieron unas casas contiguas al convento, edificando la iglesia y extendiéndose hasta ocupar los terrenos que daban a las calles del Cristo de los Milagros, Azafranal y Corrales de Monroy. 

Tanto el convento como la iglesia han sido demolidos en 1962 para dar lugar a la construcción de bloques de viviendas. Las religiosas viven actualmente en el paseo del Rollo, en un nuevo monasterio, obra del arquitecto salmantino Antonio Fernández Alba. 

El monasterio carecía de valor arquitectónico y la capilla poseía dos retablos barrocos, originales de Gregorio Fernández, hoy propiedad del Patrimonio Nacional, ubicados en el Museo Diocesano de Valladolid.


Calvario en relieve realizado en marfil del convento de las
Franciscas Descalzas. Imagen del “Catálogo monumental de España.
Provincia de Salamanca”, Manuel Gómez-Moreno



Las pinturas del retablo mayor, así como las de los laterales, fueron terminadas en 1756 por José Enríquez en colaboración con Francisco Hernández. 

La primera noticia sobre este pequeño relieve nos la aporta don Manuel Gómez-Moreno y Martínez quien habla de tres pequeños relieves en marfil, procedentes de Galicia1. 

De los tres pequeños relieves nos vuelve a hablar Margarita M. Estella Marcos, quien a propósito de ellos dice: "Dentro de un grupo de plaquetas de escasa calidad artística y fuerte sabor local son de interés las dos plaquetas y un óvalo de marfil con relieves que poseyeron las monjas Franciscas Descalzas de Salamanca, repetición artesanal de viejos modelos que en pequeños detalles dejan percibir el paso de los años y el cambio de estilo"2. 

Gómez-Moreno, sin embargo, afirma que su estilo es arte francés del siglo XIV. 

Representan a Jesús en la calle de la Amargurael Calvario y el Entierro de Cristo.

El primero que presenta forma de óvalo, formato casi inédito, mide 0,04 m de ancho y muestra el encuentro de Jesús con las Santas mujerespor las calles de Jerusalem, camino del Calvario y por una figura a la derecha con calzón, jubón y carmañola data la obra a finales del siglo XV, Margarita M. Estella Marcos. 

El Calvario, en plaqueta rectangular de 0,072 por 0,05 m, con friso de triple arquería, está coronado por arquillo con gablete. El Cristo tiene la anatomía natural sin tanta contorsión como en otros ejemplares góticos del siglo XIV. La Virgen, sostenida por las otras Marías, presenta rasgos bastante irregulares, mientras San Juan aparece retratado en imagen manierista. 

La tercera placa, también rectangular de 0,072 por 0,05 m, representa el Entierro de Cristo, a quien portan sobre una sábana José de Arimatea y Nicodemo, acompañándoles otro hombre, que derrama ungüento sobre el cadáver de Jesús, mientras varios personajes contemplan la escena.

 Las figuras de las tres plaquetas se encuentran burdamente talladas, policromadas en tonos duros con fondos azules, el pelo dorado y los ojos y la boca en su color. La composición se inspira en antiguos modelos, excepto la primera que lo hace en un modelo de la época, según pone de manifiesto el atuendo de la figura masculina a que se ha hecho referencia anteriormente. 

 


 

1.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 291.

2.- Margarita M. Estella Marcos, La escultura del marfil en España. Románico y gótico. Madrid, 1984. Pg. 218.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00

 

Misioneros Claretianos – Hijos del Inmaculado Corazón de María

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Ubicación: Calle Silencio, 5-7. 37008 SALAMANCA.

Telf.: +34 923 218 111

E-mail: silencio5@telefomica.net



La congregación de los Claretianos lleva en Salamanca desde el año 1945 en que fundó la casa de la Cuesta de Sancti Spiritus, como casa de estudios y ministerios.

En 1849, Antonio María Claret, un sacerdote catalán muy preocupado por el anuncio del Evangelio a la gente, reunió a varios sacerdotes que compartían su sensibilidad misionera. Así nació dicha Congregación, que hoy es conocida de dos maneras: “Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María” y “Misioneros Claretianos”.

Congregación religiosa extendida por los cinco continentes y en la actualidad son algo más de 3.000, misioneros todos, cuya vocación puede vivirse de tres formas a saber, como hermanos (religiosos laicos), como diáconos y como presbíteros (sacerdotes), cada uno de los cuales vive y expresa su condición de religioso claretiano a través del don específico que ha recibido.

La primera presencia en Salamanca de los Hijos del Inmaculado Corazón de María se localizó en un principio en la cuesta de Sancti Spiritus, nº: 24, donde primero en una casa antigua y después en un piso moderno, han permanecido algunos claretianos que ejercían como profesores en la Universidad Pontificia de Salamanca, desde los años cuarenta hasta fechas recientes.


Teologado Internacional Claretiano hoy Facultad de Psicología y Bellas Artes


En segundo lugar, esta congregación contó en la capital charra con el Teologado Internacional Claretiano “Corazón de María” situado en la carretera de Fuentesaúco, frente al barrio de la Ciudad Jardín e inaugurado en 1960, siendo atendidos, durante algunos años, los servicios domésticos por una Comunidad de Misioneras Claretianas. Tras 11 años de eficaz funcionamiento se clausuró en 1971, dejando tras de sí un prestigioso grupo de profesores y alumnos de varios Organismos formados en los estudios teológicos y en el carisma claretiano.

En tercer lugar, tuvieron un piso en la calle Bordadores, en principio para los estudiantes de la provincia de Aragón y después también para los de León. Duró aproximadamente unos 15 años (hasta 1990).


Edificio Claretiano en la calle del Silencio

En cuarto lugar, en 1991 se trasladaron al moderno edificio actual en la calle del Silencio, 5-7 (junto a la catedral).


Por Dr. Ángel Sánchez Sánchez
18/11/2023 Rev. 00




Artículo principal y fuentes: Informe Cartográfico de la Diócesis de Salamanca durante el Obispado de  Francisco Barbado Viejo O.P. (1943-1964)

Informe Cartográfico de la Diócesis de Salamanca durante el Obispado de Francisco Barbado Viejo O.P. (1943-1964)

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En el presente informe cartográfico, basado en el trabajo “La vida consagrada en Salamanca en la época de Barbado Viejo (1943-1964)” de Eduardo Javier Alonso Romo, queremos recordar para todos los que vivimos en esos años y para los presentes que quieran informarse de cómo fue una parte de la vida consagrada en la diócesis de Salamanca, regida a lo largo de veintiún años por el obispo dominico Fr. Francisco Barbado Viejo, promoviendo una gran riqueza de la ciudad, tan pobre en otras cosas, interviniendo y configurando nuevas fundaciones y muchos cambios en la vida religiosa de su diócesis, en definitiva, dejando una marca perdurable en este ámbito, convirtiendo a nuestra ciudad charra en una especie de “Roma la chica”, en suma un pequeño Vaticano con 69 órdenes y congregaciones y 24 comunidades de religiosas de vida contemplativa.

Tal crecimiento de conventos, institutos religiosos y casas religiosas en la ciudad y alrededores, cuya disposición llegó a otorgarle el apelativo no oficial de "cinturón del incienso", podría a ser considerado como una "contra desamortización" de los bienes religiosos  perdidos a finales del siglo XVIII, durante todo el XIX y principios del XX. La ciudad en pleno siglo XX recuperaba parte de su aspecto conventual que durante los siglos anteriores perduró en ella.

Dicho esplendor surgido, en un ambiente muy arraigado de la época, asociado a un optimismo vocacional potente, se fue revelando como poco realista a los pocos años de su inicio, y toda esa ciudad que visualizábamos día a día, cuajada de hábitos talares, sotanas y bonetes de todo tipo y colorido, no podíamos hacernos a la idea que, en torno al año 1968 estaba anunciada su desaparición de forma paulatina, hasta nuestros días, en varios sentidos y múltiples motivos que dan opción a otro estudio interesante, sobre las causas de su escisión.


Francisco Barbado Viejo O.P.

Como es de rigor, detallaremos un breve perfil de este obispo dominico, tras 59 años de su fallecimiento. 


Francisco Barbado Viejo O.P.


Francisco Barbado Viejo O.P., asturiano nacido en La Cortina (parroquia de Santa María de Telledo, perteneciente al concejo de Lena) el 9 de junio de 1890 y fue hermano del también dominico Manuel Barbado Viejo, figura de referencia en los estudios de Psicología experimental. En1905 ingresó en Almagro en el noviciado de la Orden de Predicadores (provincia Bética), donde profesó el 18 de noviembre de 1906. Tras cursar Humanidades y Filosofía, pasó a estudiar al “Angélico” de Roma y allí se licenció en Sagrada Escritura y se doctoró en Teología. Recibió el presbiterado en Roma, el 25 de julio de 1913. 

Vuelto a España, en el Estudio General de Almagro Fr. Francisco enseñó Filosofía, Apologética, Teología dogmática y Sagrada Escritura, además de desempeñar varios cargos como superior.

Al mismo tiempo, llevó a cabo intensas campañas de Acción Católica por los pueblos de La Mancha.

Obispo de Coria desde julio de 1935, el 30 de diciembre de 1942 fue preconizado para la diócesis salmanticense, para sustituir a Pla y Daniel. Entró en esta diócesis el 11 de abril de 1943 y la rigió durante veintiún años, hasta su muerte, ocurrida el 29 de abril de 1964. En 1953 fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. El 29 de junio de 1960 con motivo del veinticinco aniversario de su episcopado se le rindió un homenaje en el que se le concedió Título de Hijo Adoptivo e Ilustre de Salamanca y Medalla de Oro de la Provincia.

Es digno de destacar que fray Francisco, el 8 de diciembre de 1943 consagró la diócesis al Corazón de María. En 1946 realizó la creación del Colegio Mayor “El Salvador” para la formación de vocaciones tardías al sacerdocio. También instituyo la coronación canónica de la Virgen de la Peña de Francia en la Plaza Mayor de la capital, el 4 de junio de 1952, fomentando la devoción a la patrona Charra Virgen de la Vega. El 21 de septiembre de 1957 fundó el Seminario Menor de Linares de Riofrío, del mismo modo fue gran canciller de la Universidad Pontificia que la internacionaliza incrementando el alumnado extranjero y se amplía con un nuevo pabellón en 1950, creando la Facultad de Filosofía, con las secciones de Humanidades Clásicas y Pedagogía. Cabe destacar como hecho muy importante que, el Seminario Mayor de Calatrava, tras el gravísimo incendio, cuando albergaba 113 seminaristas, sufrió un grave incendio durante la madrugada del día 11 de febrero de 1960, y fue el obispo Barbado Viejo quien inició de inmediato la reconstrucción del mismo, donde volvieron los seminaristas a poder cursar sus estudios. Un edificio, actualmente multiusos y completamente reformado y transformado en Casa de la Iglesia, perteneciendo a la Diócesis de Salamanca.



Sepulcro del obispo Barbado Viejo en la Catedral Vieja de Salamanca


Tras despedirse de sus diocesanos con un emotivo testamento (29 de abril de 1964), yace en la nave del Evangelio de la Catedral Vieja de Salamanca, a la altura del crucero en un sepulcro exento con su efigie y la inscripción mariana “Dignare me laudare te -in aeternum- Virgo sacrata” (“Merezco alabarte -por siempre- Virgen Santísima”).



Durante su etapa surgen:

Colegios mayores, escuelas e institutos: Colegio de la Inmaculada Concepción de la orden militar de Calatrava, Colegio Mayor de Santiago, el Zebedeo (Colegio del Arzobispo Fonseca o de los Irlandeses), Colegio Mayor de Estudios Orientales, Nuestra Señora de Guadalupe, edificada por la fundación Inés Luna Terrero; Colegiode Agustinos Ermitaños (Agustinos Calzados) y Recoletos (Agustinos Descalzos), Carmelitas Calzados y Descalzos, Escolapios, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Franciscanos, Josefinos, Marianistas, Mercedarios, Misioneros del Corazón de María, Redentoristas, Opus Dei, Dominicas de Santo Domingo, Colegio Mayor para vocaciones tardías: el Hispano-Americano de San Vicente “Nuestra Señora de Guadalupe” construido en el Teso de San Vicente, el de El Salvador, el de San Efrén de los Maronitas Libaneses, Residencia Sacerdotal “Casa de Betania”, en la avenida de Mirat, nº 14, la Escuela de Magisterio de la Iglesia, Escuela Sacerdotal “San Pío X” en la calle Espoz y Mina del centro de la capital charra, el Instituto de San Raimundo de Peñafort.

Religiosos con actividad apostólica en templos: Dominicos, Jesuitas, Carmelitas descalzos, Capuchinos y Paules.

Órdenes femeninas de clausura: Clarisas, Benedictinas (en Alba de Tormes), Franciscanas de la Tercera Orden Regular, Dominicas, Trinitarias (en Villoruela), Cistercienses, Carmelitas Descalzas, Agustinas Recoletas (en Salamanca y en Vitigudino) y Salesas.

Colegios masculinos: Salesianos, Agustinos y Maristas.

Colegios femeninos: Hijas de Jesús (Jesuitinas), Siervas de San José, Esclavas delSagrado Corazón, Salesianas y Compañía de Santa Teresa.

Congregaciones femeninas benéfico-asistenciales: Hijas de la Caridad, Adoratrices, Hermanitas de los Pobres, Siervas de María e Hijas de María Inmaculada (Servicio doméstico).

Institutos femeninos: Hijas de San Camilo (en Santa Marta de Tormes), Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (en Linares), Agustinas de la Preciosa Sangre, Esclavas de María Inmaculada, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Misioneras Verbum Dei, Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón, Hermanas de María Reparadora (en Valdejimena) e Hijas de Santa María de la Providencia.


Estudio cartográfico


Ahora intentaremos realizar, de forma resumida el estudio cartográfico de una parte del plan propuesto y llevado a cabo por el dominico Barbado Viejo en su época que estuvo como obispo de la Diócesis de Salamanca, comenzando por los religiosos, dejando para una segunda parte a las congregaciones femeninas. 

COLEGIO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA ORDEN MILITAR DE CALATRAVA
COLEGIO MAYOR DE SANTIAGO, EL ZEBEDEO, ARZOBISPO FONSECA O DE LOS IRLANDESES
Colegio Mayor de Estudios Orientales Maronitas Inés Luna Terrero
Agustinos Ermitaños (Agustinos Calzados). Colegio San Agustín
AGUSTINOS RECOLETOS (AGUSTINOS DESCALZOS) COLEGIO SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA
COLEGIO DE CARMELITAS DESCALZOS. SANTA TERESA DE JESÚS. COLEGIO RESIDENCIA SAN ELÍAS
CONVENTO CARMELITAS CALZADOS DE SAN ANDRÉS
CASA DE FORMACIÓN DE LOS PADRES CARMELITAS DE LA PROVINCIA DE ARAGÓN, CASTILLA Y VALENCIA
MISIONEROS CLARETIANOS – HIJOS DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
COLEGIO DE LOS ESCOLAPIOS – SAN JOSÉ DE CALASANZ
HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS DE LA SALLE. INSTITUTO PONTIFICIO DE CATEQUÉTICA Y CIENCIAS SAGRADAS “SAN PÍO X”
ORDEN FRANCISCANA”

Orden Franciscana

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Ubicación: Escultor González Macías, 1. 37003 SALAMANCA Telf.: +34 923 180 765E-mail: mpsu23@yahoo.es


Los franciscanos conocidos, lato sensu, como Orden Franciscana, conforman en un sentido estricto un conjunto de órdenes religiosas mendicantes relacionadas entre sí, en el marco de la Iglesia Católica y según el ideario de San Francisco de Asís. Dichas órdenes están formadas por:


- La Primera Orden (1209) que incluye a su vez:

                        La orden de Frailes Menores, conocidos anteriormente como “observantes”

                        La orden de Frailes Menores Conventuales

                        La Orden de los Hermanos Menores Capuchinos


- La Segunda Orden, que incluye entre otras a la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara (1212), la Orden de las Clarisas Capuchinas, las Clarisas Descalzas, las hermanas franciscanas de la Inmaculada y las Clarisas Adoradoras.


- La Tercera Orden (hacia 1221) en sus ramas:

                        Orden Franciscana Seglar

                        Orden Franciscana Regular (Franciscanos TOR) 


Cada una de estas órdenes presenta características propias, todas ellas se adhirieron a las enseñanzas y espiritualidad de San Francisco de Asís, junto con los seguidores tales como Santa Clara de Asís, San Antonio de Padua o Santa Isabel de Hungría.

El primer franciscano que vino a Salamanca fue un biblista llamado P. Luis Arnaldich Perot, (1909-1974), de la orden de Frailes Menores Conventuales, siendo profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Pontificia, instalándose de forma temporal en el convento de los Padres Dominicos del Convento de San Esteban, instaurándose de un modo relativamente modesto. 

Sobre los años 1950 los Franciscanos abrieron un Colegio Residencia “San Pedro Regalado” en una casa con huerto de la calle Milicias Nacionales, 8 (actual Primero de Mayo).

Posteriormente en los años 1970 se trasladaron a dos pisos en el Paseo del Rollo de Salamanca, llegando otros Franciscanos como profesores de la Universidad Pontificia. 

Residencia Franciscana en la calle Escultor González Macias,1

    




Parroquia de San Francisco y Santa Clara



En la actualidad desde 1992 los Franciscanos residen en la Calle Escultor González Macias,1 (en el barrio del rollo) regentando la parroquia de San Francisco y Santa Clara.





Por Dr. Ángel Sánchez Sánchez
18/11/2023 Rev. 00




Artículo principal y fuentes: Informe Cartográfico de la Diócesis de Salamanca durante el Obispado de  Francisco Barbado Viejo O.P. (1943-1964)

Calvario en Relieve Gótico de Marfil en el Monasterio de las Mm. Franciscas Descalzas

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Las religiosas Franciscas descalzas fueron fundadas en Salamanca el 24 de agosto de 1601 por doña María (para otros doña Jerónima) esposa del mariscal don Luis Núñez de Prado, ocupando tres monjas una humilde casa en lo que hoy es la parte más elevada de la calle Azafranal, en terrenos de los Monroy, señores de Garriel. 

En 1614, con las dotes de varias religiosas, adquirieron unas casas contiguas al convento, edificando la iglesia y extendiéndose hasta ocupar los terrenos que daban a las calles del Cristo de los Milagros, Azafranal y Corrales de Monroy. 

Tanto el convento como la iglesia han sido demolidos en 1962 para dar lugar a la construcción de bloques de viviendas. Las religiosas viven actualmente en el paseo del Rollo, en un nuevo monasterio, obra del arquitecto salmantino Antonio Fernández Alba. 

El monasterio carecía de valor arquitectónico y la capilla poseía dos retablos barrocos, originales de Gregorio Fernández, hoy propiedad del Patrimonio Nacional, ubicados en el Museo Diocesano de Valladolid.


Calvario en relieve realizado en marfil del convento de las
Franciscas Descalzas. Imagen del “Catálogo monumental de España.
Provincia de Salamanca”, Manuel Gómez-Moreno



Las pinturas del retablo mayor, así como las de los laterales, fueron terminadas en 1756 por José Enríquez en colaboración con Francisco Hernández. 

La primera noticia sobre este pequeño relieve nos la aporta don Manuel Gómez-Moreno y Martínez quien habla de tres pequeños relieves en marfil, procedentes de Galicia1. 

De los tres pequeños relieves nos vuelve a hablar Margarita M. Estella Marcos, quien a propósito de ellos dice: "Dentro de un grupo de plaquetas de escasa calidad artística y fuerte sabor local son de interés las dos plaquetas y un óvalo de marfil con relieves que poseyeron las monjas Franciscas Descalzas de Salamanca, repetición artesanal de viejos modelos que en pequeños detalles dejan percibir el paso de los años y el cambio de estilo"2. 

Gómez-Moreno, sin embargo, afirma que su estilo es arte francés del siglo XIV. 

Representan a Jesús en la calle de la Amargurael Calvario y el Entierro de Cristo.

El primero que presenta forma de óvalo, formato casi inédito, mide 0,04 m de ancho y muestra el encuentro de Jesús con las Santas mujerespor las calles de Jerusalem, camino del Calvario y por una figura a la derecha con calzón, jubón y carmañola data la obra a finales del siglo XV, Margarita M. Estella Marcos. 

El Calvario, en plaqueta rectangular de 0,072 por 0,05 m, con friso de triple arquería, está coronado por arquillo con gablete. El Cristo tiene la anatomía natural sin tanta contorsión como en otros ejemplares góticos del siglo XIV. La Virgen, sostenida por las otras Marías, presenta rasgos bastante irregulares, mientras San Juan aparece retratado en imagen manierista. 

La tercera placa, también rectangular de 0,072 por 0,05 m, representa el Entierro de Cristo, a quien portan sobre una sábana José de Arimatea y Nicodemo, acompañándoles otro hombre, que derrama ungüento sobre el cadáver de Jesús, mientras varios personajes contemplan la escena.

 Las figuras de las tres plaquetas se encuentran burdamente talladas, policromadas en tonos duros con fondos azules, el pelo dorado y los ojos y la boca en su color. La composición se inspira en antiguos modelos, excepto la primera que lo hace en un modelo de la época, según pone de manifiesto el atuendo de la figura masculina a que se ha hecho referencia anteriormente. 

 


 

1.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 291.

2.- Margarita M. Estella Marcos, La escultura del marfil en España. Románico y gótico. Madrid, 1984. Pg. 218.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00

 

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